¡Hola! Quiero compartir con ustedes este pensamiento acerca del afán.
Podemos llamar afán a lo que anhelamos, pero que al no llevarse a cabo nos desanima. Por ejemplo, cuando buscamos desesperadamente que se lleva algo a cabo, pero cuando no sucede nos sentimos preocupados por lo que sucederá después, o inseguros porque lo que queríamos que sucediera no se llevó a cabo. ¿Te has afanado?
Actualmente podemos afanarnos por muchas cosas, y podemos cometer el error de apoyarnos en cosas que solo calmaran nuestro afán momentáneamente.
En Mateo 7:7-8 dice:
7》Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá. 8》Porque el que pide, recibe, el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre.
Este pasaje es claro, pero debemos tener fe para que sea real en nuestras vidas. Dios es un padre muy especial, sumamente amoroso, que aun cuando pedimos sin fe él nos provee, que aun cuando buscamos sin fe él nos permite encontrarlo, y aun cuando llamamos a su puerta sin fe él nos la abre y nos permite entrar.
Si Dios hace todo eso aún por encima de nuestra fe tambaleante... ¿Cuánto más no hará Dios si tenemos fe?
Es fácil leer el pasaje, pero es difícil aplicarlo a nuestra vida y justamente el afán es algo que nos frena por completo. No dudes del poder de Dios. Tal vez hace mucho tiempo estas pidiendo por algo y aún no ha llegado, o incluso has estado esforzándote por alcanzar algo pero aún no lo logras.
No tener algo que deseamos puede llegar a desesperarnos, pero por sobre eso debes confiar en Dios y su voluntad para tu vida. Él tiene todo bajo control y te dará lo necesario a su debido tiempo.
Quizá tu afán no vaya por algo de largo plazo, sino por algo que realmente necesitas ahora, por ejemplo, una oportunidad laboral o un examen de admisión aprobado. Sé que es complicado permanecer firme durante una etapa de afán, porque tu mente no se centra en Dios sino en tu propio afán.
No te apoyes en cosas ajenas, has que tu centro sea Dios, nunca lo olvides. Puedes olvidar todo lo demás, pero tu confianza en Dios no.
Mantente agradecido, y a pesar de la circunstancia que pases recuerda que Dios es fiel, el jamás te dejara solo, el siempre estará contigo.
Espera el tiempo de Dios, sus planes son perfectos y tú eres uno de ellos, así que confía en su voluntad. Él va a proveer, tanto una oportunidad laboral, como un examen aprobado e incluso un logro alcanzado.
Solo confía en tu proveedor, que es Dios.