Penúltimo capítulo.
Jungkook.
No había podido pegar el ojo en toda la noche, el hecho de que hoy Donnie fuera a ayudarme para sacar a mi familia de aquí me tenía en alerta.
No paraba de dar vueltas de un lado a otro hasta que la puerta se abrió sigilosamente.
—Tío, Jungkookie, ven, acércate. —Susurró Donnie, apenas se podía escuchar Para él mismo. No le contesté solo con pasos cortos fui acortando la pequeña distancia que nos separaba. —Le he robado esto a TaeTae, son unos juguetes muy bonitos. —Estiró el par de pistolas negras hacía mi, abrí los cartuchos y vi que apenas y tenían unos cuantos tiros. —Hoy en la noche te dejaré salir para que saques a muñequita y a bebé.
Antes de que pudiera protestar, Donnie ya había corrido escaleras arriba, debía pensar en un plan pero es que parecía algo imposible, no conocía siquiera la maldita casa.
...
Taehyung.
Todos son unos idiotas, no podía reprimirme este sentimiento de burla hacía ellos; sienten que van dos pasos delante de mi cuando yo ya di cinco.
No saben que todo este jodido tiempo he estado observándolos por las cámaras.
Tu papel de súper héroe se te acabará pronto, hermanito.
...
Mía.
El dolor en mi entrepierna no me había podido dejar dormir en toda la noche, la lluvia y los relámpagos que caían hacían de este martirio un castigo peor.
¿Qué he hecho mal para merecer todo esto? —Me repetía una y otra vez dándome bofetadas mentales, todo hubiera sido más fácil si desde el inicio Jungkook hubiera acabado conmigo.
Esos tres golpecitos en la muerta de nuevo se hicieron presentes:
—Muñequita, hoy mismo saldrás de aquí con bebé. —Dijo mientras trataba de recuperar el aliento, como si hubiera corrido un maratón. —Tío Jungkookie te va a sacar de aquí en la noche.
—Do-Donnie, muchas gracias —Repliqué mientras sentía cómo las lágrimas saladas empezaban a caer en mis mejillas. —Te vamos a sacar a ti también, sé que n-no eres feliz con el.
—No llores muñequita —Dio un pequeño suspiro —No puedo dejar solo a mi papá.
Había podido escuchar como Donnie se tapaba de un manotazo la boca, ocultando lo que ya era evidente.
Taehyung es su padre.
—¿Tu-tu padre? —Pegué ambas manos a la maltratada madera —¿Taehyung es tu padre, Donnie?
—Si muñequita, TaeTae es mi papá pe-pero tengo que irme, adiós.
Se paró tan rápido como pudo y escuché sus pisadas alejarse rápidamente por el pasillo.
Comencé a llorar aún más ¿cómo Taehyung había podido ocultarme tanto en todo este tiempo?
—¡Eres una estúpida, Mia! —Me dije hundiendo mi cara entre mis rodillas llorando como si no hubiera un mañana.
En eso escuché un tumulto de llaves detrás de la puerta: era el.
—Nos iremos, ponte de pie. —Dijo detrás de mi, yo aún no podía dejar de llorar, incluso, ni siquiera podía verle. —¿¡Me has escuchado!? —Gritó soltándome una patada en la espalda que hizo que mi cara quedara contra el frío piso.
Se puso de cuclillas y jaló de mi cabello echando mi cara hacía atrás.
—Pregunté si me has escuchado. —Susurró dejando un beso húmedo en el lóbulo de mi oreja, yo solo asentí, era mejor si le seguía el juego.
—Ta-Taehyung-ssi... Yo-yo me preguntaba si podías darme otra oportunidad. —Me eché a llorar —Te hice mal, lo sé pero quiero remedar las cosas.
—Por eso nos vamos a ir de aquí. —Dijo con esa voz llena de recelo. —He conseguido que nos saquen de Asia hoy mismo.
—¿Y mi hijo? —Pregunté aún hecha un mar de llanto.
—El no vendrá, se quedará con Donnie. —Se aclaró la garganta —Tu y yo tendremos nuestros propios hijos, a ese bastardo no lo quiero ni ver, me da asco.
Mi boca formó una "O" gigantesca aunque yo ya sabía que Jungkook iba a sacarnos antes de que algo más suceda.
Entonces él se puso de pie, sacudió su ropa y dijo:
—Tengo que hacer algo antes de irnos, así que, te llevaré a mi cuarto, te lavarás, he dejado ropa limpia ahí.
No rechisté, incluso, no me daba tiempo de hacerlo, el ya había dado el portazo antes de que las palabras salieran de mi boca.
Escuché cómo bajaba corriendo las escaleras, di sancadas al baño y puse la regadera; el baño con agua caliente era o único bueno que me había pasado hasta entonces, sequé mi cuerpo y vi que en el pequeño ropero carcomido por el tiempo había un vestidillo blanco, me lo puse y salí aún con el cabello goteando.
Me acerqué a la ventana y vi que Taehyung traía entre ambas largas manos unos galones blancos; no quería pensar lo que estaba pensando.
Vi también cómo empezaba a regar el líquido transparente por doquier: en las ventanas, en las puertas, en la entrada, en la parte trasera...
Comencé a entrar en pánico y lo único que pude hacer es golpetear la puerta y tratar de girar de un lado a otro la manija, intentando abrir de una la puerta.
—¡¡Donnie!! ¡Donnie, por favor! —Chillé sin dejar de golpear la puerta, de hecho, la sangre empezaba a brotar pues las astillas de la madera empezaban a atravesar mi piel —¡Donnie, saca de donde tengas a Jungkook!
—¿¡Qué dices muñequita!? —Preguntó con claro nerviosismo.
—¡¡Saca a Jungkook, Taehyung va a echarle fuego a la casa!!
Los sentidos de Donnie se activaron y bajó tan rápido como pudo las escaleras.
Me asomé de nuevo por la ventana y aquella escena que presencié fue tan fría que me había paralizado el corazón; Taehyung estaba riendo a todo lo que sus pulmones daban, encendiendo y apagando la llama de aquel encendedor plateado que alguna vez en un cumpleaños le regalé.
A mis oídos llegaron las pisadas de dos personas subiendo las escaleras:
—¡Mia, Mia, amor! —Pegoteó Jungkook detrás del muro que nos separaba —¡Te voy a sacar de aquí, maldición!
Me alejé de la ventana y esperé a que JK botara la jodida puerta.
—A la cuenta de tres la golpeamos ¿bien Donnie? ¡Uno...Dos...Tres!
Al "tres", ya podía ver a Jungkook mallugado de tantos golpes y claramente las ojeras que tenía debajo de los ojos era porque no había comido ni dormido; sus labios mostraban una clara falta de agua.
Corrí a sus brazos y besé con fuerzas sus labios.
—Jungkook... —Pegué mi cara a su pecho. —Tengo muchísimo miedo.
—Lo sé Mia...
Ambos vimos como Donnie corría a su cuarto y como le echaba seguro, volteamos la mirada a donde Donnie le había echado un último vistazo y ahí estaba Taehyung de pie, apuntándonos.
—Pero qué escena tan romántica —Rió echando su cabeza hacía atrás. —Oh vamos hermanito, no me dirás que te has enamorado de esta perra.
Jungkook no dijo nada solo le aguantó la mirada mientras me echaba poco a poco detrás de su figura pero antes de ponerme por completo atrás de su figura, Taehyung soltó un disparo dándome en la pantorrilla.
Caí chillando de dolor, viendo como él se acercaba a la habitación de Donnie abriéndola de una patada.
—Vas a estar bien ¿escuchaste, Mia? —Jungkook se agachó quitándose el cinturón de su cadera haciendo un torniquete en la herida.
—No dejes que le haga daño a Jiminie...
Jungkook se acercó y Taehyung gritó diciendo que era Jiminie o era Donnie, Jungkook le pidió que dejara a nuestro hijo...
—Entonces dispárale. —Sonrió victorioso Taehyung viendo cómo Jungkook alzaba tembloroso la pistola hacía Donnie.
Mi cuerpo se contrajo cuando el retumbar del balazo en la frente de Donnie inundó toda la casa.
Jungkook se quedó ahí parado, petrificado viendo cómo aquel líquido carmesí escurría y formaba un charco en sus pies.
—Bien hecho, hermanito, era solo una maldita carga para ambos. —Rió Taehyung dándole una palmadita a su hermano en el hombro.
—Hasta nunca, perra. —Sonrió de lado —Este maldito martirio nunca va a acabar para ti. —Dijo Taehyung mientras se llevaba en brazos a mi hijo.
Entonces Jungkook gritó:
—¡Das un maldito paso más y te disparo, hijo de perra!
—¡Bah pero qué divertido sería ver como me disparas mientras matan también a su hijo! —Casi de queda sin respirar del fuerte ataque de risa que le dio —He bañado a su hijo de gasolina —Rió más fuerte.
Y antes de cualquier acción éste ya se encontraba corriendo escaleras abajo, Jungkook me echó en su espalda y corrió detrás de el, Taehyung obviamente era más rápido y pronto se encontraba hundiéndose en el bosque.
Corrimos detrás de el, el día era gris y ya estaba comenzando a caer la lluvia sobre nosotros, Jungkook me dejó en un tronco, parecía que lo habíamos perdido.
—Mia, necesito que te quedes aquí, volveré con Jiminie y te llevaré a un hospital, quédate esto —Me tendió un arma —Si viene no lo pienses, dispárale.
—Ju-Jungkook no me dejes sola —Tartamudeé, mi cuerpo empezaba a enfriarse y a temblar. —Pero prefiero que vayas por nuestro hijo.
—He avisado ya a la policía, Mia. —Dijo agachando la cabeza. —Vendrán por ti y te sacarán de este jodido infierno, seguro no nos volveremos a ver nunca pero escúchame bien... siempre estaré cerca de ti.
Jungkook apretó mi mano y se internó aún más en el bosque, me dejé caer sobre el tronco abrazándome a mi misma para mantener el poco calor que aún quedaba en mi cuerpo.
La lluvia se intensificaba, entonces me puse de pie y no se siquiera de dónde saqué fuerzas, no me importó que en cada zancada que daba de mi pierna brotara sangre; corrí tratando de descifrar el camino de vuelta a la cabaña y en menos de lo que pensé ya me encontraba frente a ésta.
La figura de ambos hombres se hizo presente, se estaban golpeando con tanta saña que creí que te un golpe alguno moriría y casi fue así cuando Taehyung noqueó de un golpe en la mandíbula a Jungkook quien cayó de espaldas haciendo que las gotas de lluvia retumbaran en su cara.
Taehyung metió a Jiminie en la parte trasera de su auto y arrastró el de Jungkook hasta la parte del copiloto.
Encendió el auto, iba un poco rápido pero eso no me impidió que los persiguiera.
Entonces todo acabó, cuando llegó a carretera, en una vuelta el auto se patinó, Taehyung no pudo mantener firme el auto y vi como el carro se iba barranca abajo, corrí hasta la orilla de la carretera solo para ver como el auto explotaba en llamas.
—¡NO, MALDITA SEA, NO! —Grité sin importar el ardor en mi garganta. —¡NOOOO!
Caí de rodillas sobre la carretera, apunté la pistola en la sien y jalé el gatillo.
Pero Jungkook le había quitado las balas a ésta; me quedé en la misma posición hasta que las luces rojas y azules de las patrullas alumbraban el oscuro del bosque, policías y paramédicos corrían a mi dirección mientras otros tantos intentaban alumbrar la barranca.
—¡Señorita, señorita! —Me decía un policía pero simplemente yo no podía reaccionar.
Lo hice sino hasta que la voz de mi madre se hizo presente, giré mi cabeza y vi su figura correr hacía mi.
—¡Mia, mi niña! —Se tiró a un lado de mi y me envolvió entre sus brazos. —Todo va a estar bien, todo ha terminado.
Entonces, caí en un profundo sueño.