FRDZ: Friendzone |J.Jungkook

By MJGozz

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―¿Que se siente saber que la única persona que te conoce mejor que nadie en el mundo no sabe todo lo que sien... More

.•Booktrailer•.
00.•El principio de todo•.
01.•Una mirada al pasado•.
02.•El primer dia•.
03.•Fiesta del ingresante•.
04.•La boca del lobo•.
05.•Ratas de biblioteca•.
06.•Nuevas Estrategias•.
07.•La verdad de la mentira•.
08.•Primera jugada•.
09.•Subidas inesperadas•.
10.•Planificación•.
11.•Hora del juego•.
12.•Bajadas peligrosas•.
13.•Arrepentimientos•.
14.•Reemplazo•.
15.•Nuevo rumbo•.
16.•Cuerdas flojas•.
17.•Estragos•.
18.•Transparencia•.
20.•Inefable•.
21.•El otro él•.
22.•Encrucijadas•.
23.•Antes de la tormenta•.
24.•Ojos abiertos•.
25.•Silencio•.
26.•Un mal chiste•.
27.•Balance•.
28.•¿Mala persona?•.
29.•Por ti•.
30.•Ni vaso ni vacío•.
31.•Punto de quiebre•.
32.•Dualidad•.
33.•La otra cara•.
34.•Donde debo estar•.
35.•El jardin sin retorno•.
36.•Fondo•.
37.•Malas decisiones•.
38.•Sube y baja•.
39.•Caricias de día•.
40.•No todo lo es brilla es oro•.
41.•El final de todo•.
01.•Epílogo•.
02.•Epílogo•.
.•Agradecimientos•.
Extra00.•JiEun•.
Extra01.•Amigos con derechos•.
Extra02.•Lazos de sangre•.

19.•Cara a cara•.

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By MJGozz

Los enfrentamientos cara a cara pueden ser, por lejos, una de las cosas más atemorizantes y peligrosas del mundo, pero, al fin y al cabo, son necesarias.

Si no enfrentamos las cosas con la frente en alto, ¿Cómo podríamos pretender ir por la vida sin temerle a nada? Pero uno de los enfrentamientos que, en mi experiencia, más temor me causaba era enfrentar mis sentimientos.

No era enfrentar a mis superiores, ni a mi madre, mucho menos enfrentar a mi enemigo, era enfrentar mis propios sentimientos lo que tanto me hacía temblar del miedo. Porque una vez que lo enfrentaba, no había vuelta atrás.

Después de todo, lo malo a veces es necesario, el miedo me detenía a hacer cosas estúpidas.

Como, por ejemplo, volver a enamorarme.

***

Estaba nerviosa.

Tamborileaba mis dedos sobre la mesa de la cocina, solo porque no podía controlar mis extremidades. Era presa de mis nervios.

La semana había pasado volando, la primavera ya había comenzado a notarse y hoy el sol ya estaba brillando en el cielo, con todo su esplendor. Podría comentarles sobre cómo fue mi semana, pero para resumirla solo era necesaria una palabra: mocos.

Toneladas y toneladas de ellos. Me había visto obligada a faltar los dos primeros días de la semana a la universidad porque si podía permanecer despierta por dos horas era un milagro, todos los medicamentos que me habían recentado las colegas de mi madre me mantenían en un constante efecto Blanca Nieves.

Claro que ningún príncipe vino a rescatarme.

Desvié mi vista del reloj que estaba en una de las paredes de la cocina para poder concentrarme en el plato de galletas que había dejado mi madre para mi junto con una nota que se disculpaba por tener que dejarme sola hoy.

Justamente hoy.

Mi estómago daba vueltas y vueltas, no podía sacar mi mente del reloj, de manera tal que el ruido que producían las manecillas retumbaba en mi cabeza como un golpe fuerte hacia el vacío.

Tomé mi celular por octava vez en un lapso de menos de 10 minutos y comprobé mi casilla de mensajes del Kakao, pero lo único que podía ver era ese mensaje que Taehyung me había dejado temprano.

"Disculpa, no podré llegar a tiempo, juro que te lo compensaré, no me odies, te quiero"

Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que lo había leído y siempre me provocaba ese mismo tirón en mi corazón, estrujando cada una de mis ilusiones. Sin embargo, ahí me encontraba chequeado a cada minuto el celular, esperando con desesperación su mensaje diciendo que todo se trataba de una broma y que jamás le fallaría a nuestro acuerdo.

Cuando se hicieron las 2 en punto no pude aguantar más. Tomé mi celular y lo llamé.

Fue recién en el 5to timbre, cuando estaba a punto de abandonar aquella absurda idea, que él contestó.

―¿Hyennie? ―preguntó su voz, sonaba más ronca que de costumbre a causa del micrófono del celular y, a pesar de que sabría que sería así, no pude evitar el vuelco que dio mi corazón.

Me puse de pie inmediatamente, consumida por los nervios y mientras me mordisqueaba una de mis uñas, comencé a caminar por toda mi casa.

―TaeTae―mi voz fue un suspiro, sentía que vomitaría en cualquier instante―Yo...me...me preguntaba, ¿Cuándo vendrás?

No obtuve una respuesta inmediata como a mí me hubiese gustado, como en realidad anhelaba. A cambio, lo único que obtuve fue un suspiro, de esas largas bocanadas de aire que soltaba cuando realmente se encontraba presionado y ciertamente nervioso.

Maldita sea, incluso podía reconocer sus suspiros.

―Hyennie...―comenzó, su voz era un profundo lamento que alimentó la desesperación en mí.

―No―lo corté rápidamente, podía escuchar mi corazón golpeando mi pecho, rompiéndose poco a poco con cada impacto―Ni se te ocurra dejarme sola hoy.

―HyeMin―me interrumpió, más firme y con cierta seriedad, pero en los segundos siguientes volvió a soltar un suspiro lamentoso―¿No has leído mi mensaje?

Algo en mi quiso llorar hasta la inexistencia en ese mismo instante.

―¿Me-Mensaje? ―pregunté, fingiendo ignorancia. Claro que no pude evitar impregnar mi tristeza en cada palabra que soltaba―¿Qué mensaje?

―No voy a poder llegar hoy―soltó―¡Pero mañana a primera hora llegaré y podemos...

Siguió hablando, soltando excusas y planes vacíos. Pero no lo escuché. El ruido de mis ilusiones rompiéndose y cayendo a pedazos resultó ensordecedor.

¿Qué tan lejos llegaría con esa broma? ¿Cuándo llegaría?

¿Por qué tenía que ser tan difícil afrontar la verdad?

―¿Qué dices? ―inquirí cargando toda la decepción que había sobre mí y poniéndola bajo sus hombros. Podría sonar egoísta, pero lo único que quería en ese preciso momento era que se sintiera al menos la mitad de miserable que yo.

―EunJi amaneció descompuesta y...

Y no escuché nada más.

En el momento en el que escuché el nombre de ella todo encajó tan perfectamente que colgué la llamada con tanta rabia que hice un esfuerzo por no estampillar el celular contra la pared.

Se suponía que debería llegar de su maldito viaje hoy en la mañana. Me lo había prometido. No solo hace una semana atrás, sino que desde que éramos niños

"Jamás te dejaré sola este día"

Cuando vi a mi alrededor me di cuenta de que había terminado en la sala, dejé mi celular sobre la mesita ratona en el momento en el que llegaba una llamada de Tae. Llamada que ignoré.

Las palabras de su promesa vacía resonaban en mi cabeza como un constante recordatorio que picaba sobre la herida y no la dejaba cicatrizar. Dejé caer mi cuerpo sobre el sofá mientras me hundía en un suspiro de decepción, quizás el más grande que había soltado en mi vida.

Desde la llegada de EunJi todo se había convertido en un constante desorden en mi vida, de alguna forma, todo lo que creí eterno comenzó a tornarse efímero y aquello que ayer pensaba con seguridad hoy lo dudaba terriblemente.  

Y, por supuesto, al fondo de esa lista de "cosas que han cambiado" se encontraban mis sentimientos, tema que había agregado recientemente en base a los acontecimientos recientes. Ni siquiera era capaz de explicarme a mí misma la razón por la cual lo había agregado, solo estaba segura de que debía ser así.

Levanté levemente mi cabeza cuando escuché un ruido detrás de la puerta, había estado tan ocupada lloriqueando en mi mente que no había podido ser capaz de escuchar más allá del insoportable ruido que hacía mi celular al vibrar por las constantes llamadas de estaba dejando Taehyung, si tan poco le había importado como para fallarme hoy, ¿Por qué se desesperaba para que le atendiera una llamada?

Eché un último vistazo a la pantalla de mi celular cuando comenzó la sexta llamada y con un gran bufido volví a hundir mi cabeza entre las almohadas del sofá. Pero entonces, lo escuché claramente.

¡Alguien realmente había tocado la puerta!

Sin pensarlo dos veces, quizás, ni siquiera pensándolo una sola vez, me puse de pie de un salto con un impulso de adrenalina y emoción tan grande que mi cuerpo era incapaz de contenerlo como una persona normal. Fui corriendo entre muecas de alegría hacia la puerta, envuelta en una sensación tan grande de alivio y alegría.

Al final, todo se trataba de una broma.

―¡Sabía que no serías capaz de dejarme sola hoy! ―exclamé con una risita cargada de alegría mientras abría la puerta.

Pero entonces, no fue a Taehyung a quien vieron mis ojos, sino que a un Jungkook destilando preocupación por cada poro de su rostro.

Al verme frunció el ceño y entonces su mirada posó en mi de manera curiosa, solo que, sin abandonar ese aire de preocupación, incluso me estaba poniendo terriblemente nerviosa, ¿Qué ocurría?

No pude evitar que mi sonrisa desapareciera en la medida en la que una involuntaria mueca de desilusión aparecía en mi rostro, al verme, tragó saliva evidentemente incomodo por la forma en la que lo miraba y entonces sacudí mi cabeza levemente mientras me hacía a un costado para invitarlo a pasar.

Quiero decir, el que Jungkook haya venido no era algo malo para mí, incluso me alegraba. Es solo que la alegría que había atravesado al haberlo confundido con Tae había sido tan alta que caer en la realidad nuevamente me había desestabilizado.

―¿Qué haces aquí? ―pregunté cuando el finalmente entró en mi casa y pude cerrar la puerta.

―Sí, no hace falta que dejes en claro que esperabas a alguien más―comentó en voz baja, aunque con la clara intención de que yo también escuchara. Blanqueé los ojos―Déjame adivinar―anunció mientras tomaba una de las galletas que mi madre me había dejado―¿Taehyung?

Sabía que era uno de sus juegos y que no lo hacía con ninguna intención de ofenderme ya que siempre que lo hacía yo solo reaccionaba con insultos o un simple golpe que para él no era nada. Pero hoy simplemente no estaba bien.

―Jungkook, te hice una pregunta―dije seriamente, cruzándome de brazos―¿No te había dicho que contestar una pregunta con otra era de mala educación?

Él le dio un mordisco a su galleta y dejó la otra mitad sobre la mesa. Avanzó lentamente hacía mí, fijando su mirada sobre la mía de manera acechadora. Se detuvo cuando las puntas de sus pies tocaron las mías y entonces, con su lengua recorrió todo su labio inferior, para quitarse aquellas migas que habían quedado sobre él.

Madre mía.

―¿Acaso tú no lo acabas de hacer también?

Esto se había convertido en una conversación por medio de preguntas.

―¡No cuenta! Yo pregunté primero, Jungkook―dije con cierto tono de enfado, esforzándome por ignorar la manera en la cual sus labios habían quedado brillantes luego de que el los haya remojado con su lengua―Ahora dime.

―¿Estas bien? ―preguntó a cambio. Estuve a punto de contestar con algún insulto ya que él se negaba a contestarme una simple pregunta. Pero entonces vi su rostro, toda la preocupación que había visto en el cuándo abrí la puerta pareció multiplicarse.

Un frío gélido se coló por mi columna, provocando que temblara horriblemente. ¿Qué sucedía?

Decidí que merecía la verdad, pero el simple hecho de recordar lo que tanto hacía peso sobre mi corazón aguó mi mirada en par de segundos.

―No―dije en un susurro antes de que mi voz de corte.

Observé su rostro en silencio. Pero no reaccionó como supuse que lo haría, no hubo sorpresa o empatía en él, a cambio, solo hubo una mueca. El tipo de mueca que uno hace cuando confirma algo que temía. Abrí mi boca con la clara intención de pedirle que se fuera, si iba a ser de esta forma, entonces prefería estar sola este día, sin embargo, todas las palabras quedaron atoradas en mi garganta cuando sentí como enredaba los brazos en mi cintura y se aferraba a mí en un abrazo que gritaba desesperación y anhelo. Se acurrucó sobre mi como si en realidad fuese el quien se encontraba mal, dejándome perpleja. Olía a una extraña combinación entre cigarrillo y esa colonia tan adictiva que solía usar. La mezcla, por muy insana que pareciese era lo que definí como el aroma de la perdición.

Realmente se sentía así cuando lo olía.

Aun así, ni el aroma más seductor del mundo pudo evitar que me rompiera como el ser más frágil del mundo en sus brazos. Necesitaba llorar y quizás no había elegido el mejor lugar de todos para hacerlo, pero luego de unos minutos, cuando comenzó a pasar su brazo de arriba a abajo por mi espalda, me sentí tan a gusto, tan contenida. Incluso me atrevía a decir que me sentía querida. Finalmente, colé mis brazos por debajo de los suyos, siendo esta vez yo quien me aferraba a él. Hundí mi rostro sobre su pecho y ahí ahogué mis sollozos por lo que consideré media hora. Incluso luego de todo ese tiempo, él no se apartó ni se mostró molesto.

―Es hoy―dije sin apartarme un solo centímetro de él. No quería. Sus brazos me habían cubierto de tal manera que me sentía protegida.

Siempre odié el concepto de la dama en apuros que debe ser salvada por el príncipe azul, y aunque la vida me había demostrado que a veces no era capaz de enfrentar mis propios demonios, siempre traté de hacerle frente. Aunque callara mi dolor y luego lo plasmara en una hoja, sin esperar nada de nadie. Aunque a veces sea mucho para soportar y simplemente rompía en lágrimas a mitad de la madrugada. Aunque se suponía que tenía a Taehyung...últimamente estaba tan sola que solo buscaba ventajas dentro de esa soledad... pero luego estaba Jungkook y estas actitudes que me hacían pensar que, después de todo, merecía ser protegida de vez en cuando.

―¿Qué quieres decir? ―preguntó, puso ambas manos sobre mi cadera e intentó apartarme un poco de él para ver mi rostro. Al descifrar lo que planeaba hacer simplemente negué con la cabeza apegándome aún más a su pecho y el pareció entenderlo claramente porque volvió sus manos a mi espalda.

Solté un largo y pesado suspiro.

―Mi aniversario de amistad con Taehyung...

Pude sentir como tragó saliva con dificultad, detuvo el trayecto que su mano por mi espalda y poco después escuché una sonrisa nasal, que en mi opinión, tenía una pizca de falsedad.

―No te preocupes por eso, ¿No llegan mañana? Seguramente podrán hacer todo lo que tenían planeado―comentó con el típico tono consolador que lo último que hacía era consolar.

Volví a negar con mi cabeza, solo que esta vez más fuerte, para que lo notara.

―Eso no es lo importante―susurré, juntando fuerzas para poder seguir adelante con lo que estaba por decir―En realidad, hoy también es el aniversario de la muerte de mi padre.

Ciertamente, con el paso de los años, había aprendido que ni siquiera había tono en el cual eso sonara menos crudo. Diga como lo diga la gente siempre se impactaría al principio y Jungkook no fue la excepción.

Su pecho se detuvo abruptamente, como si hubiese congelado su respiración por unos segundos y sin importarle que recién me había negado a despegarme de él esta vez puso sus manos con más firmeza sobre mis caderas y me apartó lentamente mientras se agachaba para que nuestras miradas quedaran en la misma altura.

Me observó de todas las maneras posibles: sorpresa, pena, incredulidad, empatía, lastima y, finalmente, seguridad.

Luego de unos segundos chasqueó su lengua con cierta molestia.

―Ese maldito―rechistó mientras negaba de manera completamente desaprobatoria―Cada vez se me hace más difícil fingir que no lo detesto, de todas formas, ¿Cómo han llegado a eso? Si se puede saber―agregó.

Me encogí de hombros, sin saber que contestar. Jungkook era la primera persona en la que me había permitido abrirme sobre este tema y cada paso resultaba más complicado que el otro. Sin embargo, lo tomaba como algún tipo de superación personal.

Le dediqué una pequeña mirada fugaz al sofá doble de la sala y tomé la mano de él junto con el plato de galletas mientras caminaba hacía mi objetivo. Una vez que me dejé caer sobre el sofá ataqué en silencio el plato de galletas y no fue hasta que devoré la cuarta que comencé a hablar.

―Nos conocimos en el funeral de mi padre―comenté luego de tragar. Todo el tiempo mantuve una mirada apartada de la suya, aunque supiese que él no despegó un ojo de mi un solo segundo. No me creía capaz de soportar el peso de su mirada―Desde entonces, él se ha encargado de hacer estos días divertidos. Ya sabes, para que el recuerdo de esta fecha sea una sonrisa y no un mar de lágrimas.

En su momento había sido una buena acción, algo que, cuando éramos unos niños, había resultado una simple coincidencia y poco a poco él lo fue cambiando para que en estos tipos de día, mientras mi madre estaba de turno, no estuviese sola. Sin embargo, con el paso de los años me había vuelto tan dependiente de estos días que ahora no sabía exactamente por quien lloraba más. Por aquel padre que había perdido cuando era apenas una niña o por aquel mejor amigo que había convertido en mi todo y que ahora poco a poco lo iba perdiendo de la misma manera en la que el agua se escapa de las manos.

Sin poder frenarlo. Sin poder evitarlo.

En otras palabras, me sentía ahogada. Totalmente acorralada por la situación. Por alguna razón sentía que estaba en algún tipo de competencia contra EunJi y ni siquiera sabía qué hacer. Solo podía observar como tomaba ventaja sobre todo lo que quería, sin poder hacer absolutamente nada para evitarlo.

―¡Hey!―Jungkook llamó mi atención.

Puso ambas manos sobre mi rostro, acunándolo suavemente. De cierta manera me obligó a verle el rostro y no pude reprimir hacer una mueca de vergüenza al verlo. Desde que nos habíamos conocido, siempre había tenido que pasar por esta situación conmigo una y otra vez, ¿Qué imagen podría tener de mí? Siempre lloraba sin inhibiciones cuando estaba con él.

¿Por qué me preocupaba la imagen que él tenía de mí?

Sonrió levemente al ver mi mueca, daba por hecho que sabía que pasaba por mi mente, de todas formas, él siempre sabía leerme tal cual un libro abierto. Parpadeé levemente y aquello provocó que una lagrima cayera por mi mejilla de manera lenta y tranquila. Pude ver, gracias a la cercanía que se había formado entre nuestros rostros, como la siguió con su mirada hasta que estuvo por caerse por el filo de mi barbilla. Entonces él se acercó a mí, de manera sigilosa y calmada y besó levemente ese espacio de piel donde se encontraba la lagrima, matándola entre sus labios. Llevándola directamente al paraíso.

Un pequeño suspiro se escapó de mis labios cuando todos mis músculos se paralizaron por completo. Jamás me habría esperado algo así en mi vida y mucho menos encontrarlo extremadamente provocativo, nunca sabría a que jugaba Jungkook cuando hacía este tipo de cosas, pero la sensación que causaba en mi era tan adictiva, que no quería que parara.

Se alejó levemente de mí, las puntas de nuestras narices estaban a menos de dos centímetros de distancia por lo que pude ver con sumo detalle como pasaba la lengua por labios para saborear levemente aquella salada y triste gota. Dejando sus labios levemente rojos y húmedos.

¿Era raro encontrar aquello condenadamente sexy? Solamente saboreaba una simple gota. Una parte de mí.

Me obligué a bajar la mirada.

―No estás sola―me recordó en un susurro que me permitió sentir su cálido aliento cargado de nicotina.

¿La nicotina tendrá su efecto adictivo incluso en alientos? Todo en el me resultaba terriblemente tentador hoy y el solo pensar en probar aquella nicotina o probar mi propia lagrima de la mano de los labios de Jungkook hizo que se me erizaran los pelos de mi espalda.

Necesitaba un respiro o un balde de agua fría.

―No seré Taehyung, pero puedo hacerte compañía hoy.

Su voz sonó a una promesa muy tentadora y completamente difícil de rechazar. Jungkook tenía un aura bastante encantadora y peligrosa. Podía hacerte olvidar de cualquier malestar con tan solo unos segundos y aquello me parecía completamente alarmante.

Si olvidaba todo lo malo, todo el sufrimiento...si curaba todas mis heridas y ocultaba mis cicatrices, ¿Qué me detendría para que no cometa el mismo error? ¿Qué me impediría volver a lastimarme? Si no tenía un recordatorio de lo que sufrí, una lección, podía cometer nuevamente el mismo error.

Podía volver a enamorarme de un hombre que ama a otra mujer.

***

Vivir en la ignorancia era malo. Pero a veces necesario, sobre todo cuando no estás preparado para afrontar la verdad.

Mucha gente tilda a la verdad como lo único correcto, ¿Pero nadie se ha puesto a pensar que la ignorancia también nos protege? Hay golpes de realidades que nos afectan mucho más que los golpes de ignorancia.

Pero, ¡Qué irónico tono! ¿no? Uno no sabe que se encuentra en plena ignorancia hasta que recibe el primer golpe de realidad.

Cuando se enfrenta cara a cara con la verdad.









🔸🔸🔸
Este capítulo va dedicado a Burn The Stage que ha sido mi gran golpe de realidad, me he llorado no solo esta vida entera, sino que también la que sigue.

Gracias a todos ustedes he llegado a los 600 seguidores en Wattpad💖.

Y ya que hablamos de seguidores, les dejó mis otras cuentas:
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