La hija de Zeus y Hera [1.2]

By DannyBaladon

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La princesa del olimpo comienza a explorar los sentimientos del amor, nuevas amistades y realidades la hacen... More

Prólogo🌩| Heredera
Capítulo 1| Corona
Capítulo 2| Entrenamiento
Capítulo 3| Una princesa...
Capítulo 4| Cabeza de uva
Capítulo 5| Niño bonito
Capítulo 6| Friendzone
Capítulo 7| ¿Amigos?
Capítulo 8| La cabaña de Morfeo
Capítulo 9| Cita de dos
Capítulo 10| Las Oρατή
Capítulo 11| California
Capítulo 12| Romeo y Julieta
Capítulo 13| ¿Papá lo sabe?
Capítulo 14| Ancestros
Capítulo 15| Un ángel
Capítulo 16| Una pesadilla
Capítulo 17| Negación
Capítulo 18| ¿Quién es Damián?
Capítulo 19| Depresión
Capítulo 20| Cargas eléctricas
Capítulo 21| Reina del drama
Capítulo 22| Ataques
Capítulo 23 | Aceptación
Capítulo 24| Aún duele
Capítulo 25| Enamórala
Capítulo 27| Por mi causa
Capítulo 28| Ser mala es bueno
Capítulo 29| Sonríe rayito
Capítulo 30| Ronda de Shots
Capítulo 31| Emma's coffe
Capítulo 32| Pay de limón
Capítulo 33| ¡Voy a superarte!
Capítulo 34| La casa de los sustos
Capítulo 35| Rubia oxigenada
Capítulo 36| Estoy bien
Capítulo 37| Intentamos
Capítulo 38| Aléjate
Capítulo 39| Resaca
Capítulo 40| Pasado
Capítulo 41| ¿Dónde está ella?
Capítulo 42| A salvo
Capítulo 43| Siempre Juntos
Capítulo 44| Perfecta Esposa
Capítulo 45| No en mi boda
Epílogo| Familia Passion
Agradecimientos
Capítulo Especial | El Corazón de Anteros
Capítulo Especial | Nuestra pequeña
Serie "Hijos de Dioses"
Saga "Criaturas Bestiales"
Preguntas de Lectores
Respuestas para lectores

Capítulo 26| Tártaro

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By DannyBaladon

A I L E E N
⚡️⚡️⚡️

Oscuridad me rodeaba, no podía ver más allá de mi nariz y caminando con miedo de caerme avance, no sabía donde me encontraba ni tampoco recordaba porque me encontraba allí. Las voces de mis primos y mis amigos se escuchaban como ecos lejanos, pero la voz que más me desconcertó escuchar fue la de Damián, sonaba triste, roto y melancólico. Hubiera creído que estaba muerta, pero es imposible, siendo una diosa no estaba muerta solo en estado de sueño profundo. ¿Me estaría volviendo loca? Una corriente eléctrica recorrió mi mano que estaba fría. Alguien me había tomado la mano. Esa voz otra vez rogando e implorando que regrese. El prometió aparecer si yo volvía a sus brazos.

Una luz comenzó a verse quebrantando el velo oscuro de aquel sitio y una gran puerta apareció a escasos metros delante de mí. Camine con cautela hasta aquella puerta enorme de madera, con dudas acerque mi mano apoyándola sobre la superficie oscura y esta se abrió. Una luz me cejo, tarde unos minutos en acostumbrarme al exceso de luz y contemple un enorme y hermoso jardín. Árboles gigantes, flores de muchos colores con aromas exquisitos estaban a mi paso, estaba maravillada por tanta belleza, pero al poner un paso dentro una voz en mi interior me dijeron que no lo hiciera. Gire para regresar a la oscuridad, pero una voz profunda y áspera me detuvo.

—¿Quién osa adentrarse a mis dominios? —aquella voz quebrantó el silencio mágico en aquel jardín, al girarme nuevamente vi a un enorme gigante, un titán con una corona de oro sobre su cabeza y una hoz en su mano, el dios del tiempo estaba frente a mí.

—Aileen, Aileen Ray —pronunció con firmeza.

—Hija de Zeus, ¿entonces tú eres mi nieta? —preguntó con tranquilidad mi abuelo, había escuchado tantas historias malas de él por parte de mi padre que no sabía si escapar o quedarme a escucharlo.

—Sí, pero no soy tu única nieta, tienes más. Somos una enorme familia y algo confusa de analizar — comenté mirando al gigante delante de mí. Jamás había visto de tan cerca a uno de los titanes.

—Tienes los mismos ojos de tu padre —se echó a reír. Se agachó a mi altura para luego decir algo —Yo sé cómo sacarte de aquí, ¿si quieres pequeña? —su mano la puso enfrente de mí. Era enorme, me subí a su mano y él me comenzó a elevar hasta que me dejó enfrente a una puerta.

—¿Si abro esa puerta volveré a casa? —pregunte con algo de dudas, mire la puerta para saber si de verdad abriendo esa puerta regresaría al mudo real. ¿Y si era una trampa?

—Tranquila princesa no es una trampa si la abres y te vas volverás a despertar —respondió con calma mi abuelo, me gire a verlo por un segundo viendo en sus ojos azules tranquilidad.

—¿Por qué me ayudas si odias a mi papá? —interrogue con dudas, mi padre siempre me contó historias malas acerca de mi abuelo y mis tíos solo confirmaban sus palabras.

—No soy real pequeña, soy producto de tu mente —respondió dándome tranquilidad —Te trató como quisieras que lo haga tu abuelo de verdad —comentó haciéndome entender que en realidad esto es un deseo subconsciente que tengo desde que la niñez y ahora que estaba en este sueño profundo mi mente lo trajo a colación.

—Eso explica todo —respondo analizando sus palabras. Pero tenía mucho sentido, la última vez que mi papá decidió visitar a mis abuelos, volvió cerrando el portal del tártaro por unos trescientos años. Y si esto era producto de mi imaginación, quería aprovecharlo —¿Puedo darte un abrazo? —consulto en voz baja. Siempre quise poder abrazar a mis abuelos, pero jamás tuve la oportunidad, mi padre no permitía que mis hermanos o yo visitáramos el tártaro.

—Claro princesa —alegó mi abuelo. Con cuidado me apoyo sobre su hombro y lo abracé como pude, fue una sensación agradable, aunque ficticia. Separándome del titán, el me elevo hasta una puerta cerrada.

—Adiós abuelo —me despedí con la mano, girando a la puerta que se abrió despacio, respire hondo dando una última mirada hacia atrás y atravesé el marco.

Al abrir mis ojos lo primero que note fue el techo cubierto de nubes, estaban arremolinadas encima de mi cabeza esperando a que despierte. Apenas moví mi mano llamando la atención de mi acompañante, frente a mi rostro apareció Artemis que sonrió al verme despierta y pocos segundos después apareció mi prima Ylenia que nada más verme despierta corrió a abrazarme.

Hablamos de mi pelea con Demi y Alida, les conté todo lo que recordaba y que no quería lastimarlas, todos merecemos una segunda oportunidad y yo no quería repetir la misma historia que mi padre. Somos diferentes y yo no seguiré sus pasos, ni los de mi madre, la venganza no me parece la mejor solución para nada. Ellos aceptaron mi pedido y siguieron escuchando, pero si me guardo la parte donde creí que Damián me hablaba.

Lo que pasó con Demi y Alida me hizo entender que las consecuencias de mi padre estaban siendo pagadas conmigo y aunque no es mi deber enmendar sus errores lo haré por el bien de mi familia. Es momento de que los secretos comiencen a salir a la luz y en cuanto pude salir de la cama le pedí ayuda a las ninfas para alistarme, tenía que ir a buscar a Diomenes, el hermano menor de Demi. El pequeño niño se encontraba recluido en un campamento especial para niños, mi padre lo tenía recluido en ese lugar como un castigo hacia la gorgona por intentar dañarme a mí. Fue muy cruel por parte de mi progenitor el arrebatar a su hijo a una madre que ya había perdido a su marido por la mano de mi tío Poseidón, quien fue el culpable de que castigaran a la gorgona. Viaje con mucho dolor todavía al campamento de niños, encontrando a mi pequeño amigo almorzando y una espina se me enterró en el corazón. Jamás debí permitir que lo alejaran de su familia.

⚡️⚡️⚡️

—¡Gané otra vez!, esto es muy divertido, prima deja de quejarte —gritó Apolión volviendo a acomodar las piezas en el tablero, Ylenia se quejó de que no ganaba porque no entendía el juego de Grioses.

—¿Pasa algo malo Aileen? —indaga Artemis mirándome con una sonrisa un poco preocupada, desde que desperté todo había sido una cuesta arriba por buscar hacer lo correcto.

No pude contestarle de inmediato, mi mente seguía divagando en todo lo que había vivido mientras estuve en ese sueño profundo. En la forma de cómo desperté, ¿en verdad fue mi abuelo quién me ayudó a salir de ahí o fue mi imaginación? También había oído la voz de Damián, en medio de esa oscuridad, me hacía sentir acompañada. La idea de querer verlo de nuevo me invadió, pero esta vez también deseaba ver a alguien más. Necesitaba conocer con mis propios ojos a mi abuelo, saber su historia, entenderlo de alguna manera y aunque a mi padre no le agrade necesitaba verle. Debía de empezar a usar algo del carácter de mis padres, algo que muy en el fondo tenía, pero que ocultaba y es que todos esperaban que fuera de carácter fuerte y explosivo. Una vengativa y amargada princesa que nunca podía estar en paz con nada. Soy un poquito diferente a mis padres, pero igual dentro de mí está ese carácter explosivo que identifica tanto a mis progenitores. Por eso estaba tan decidida a lo que iba a hacer. No importaba si los demás no estaban de acuerdo, ya soy bastante mayorcita para hacer lo que quiera.

—No, solo quiero ir al tártaro a ver a mi abuelo Cronos —confieso con seguridad, nada de lo que me dijeran me haría cambiar de opinión. Los tres estaban en silencio, Apolión comenzó a toser escupiendo su bebida encima de Ylenia. Mi prima no se quejó, de su mano se resbaló su copa cayendo al suelo con un sonido que hizo eco en la sala, el ambiente jovial que reinaba se había esfumado con un chasquido de dedos.

—¡¿Qué?! —gritaron los tres a coro.

—Lo que oyeron, quiero conocerlo —aseguró cruzándome de brazos, como si de esta manera ya no me pudieran disuadir de no hacer lo que estaba planeando. No me detendrán.

—Primero Apolión eres un asqueroso —hace hincapié Ylenia, agarrando de la mesa unas servilletas para limpiar el agua que le escupió mi primo al toser —Y segundo, ¿cómo quieres conocer al abuelo Cronos? —inquiere mi prima sin perder la calma, se adaptó tan bien a nuestro mundo que ya no parece asombrarse de casi nada.

—Iré al tártaro, es donde está encerrado junto a los demás y él fue el que me ayudó a salir del coma —añado moviendo una pieza en el juego de Grioses de Ylenia y miré a mi primo para que hiciera la próxima jugada.

—¿Cómo? —pregunta Apolión confundido por mis afirmaciones. Sus dedos se movieron encima del tablero eligiendo bien qué pieza tomar y finalmente movió una, comiendo una de mis piezas. Pero lo que no se dio cuenta es que se quedó justo enfrente de mi hídra, por lo cual perdió un turno para jugar.

—Durante mi sueño estuve encerrada en oscuridad, podía escucharlos a todos, pero no podía ver nada. Hasta que apareció una puerta la cual atravesé y me encontré en el tártaro con el abuelo y me libero —explique para que comprendieran mejor, pero mis primos me miraron extraño.

—¿Estás segura de que no fue producto de tu imaginación? —sondea mi prima viéndome confusa. Yo lo negué con la cabeza a lo que ella guardó silencio hasta que habló —El abuelo Cronos te ayudó a despertar y por eso lo quieres ir a ver —afirma la menor y asiento con una sonrisa moviendo otra ficha en el tablero.

—Me apunto Aileen, esto será una aventura —exclama alegre Apolión, de un salto se levantó de su silla y se acercó a nosotras metiéndose en medio de ambas y con su celular lo alzó para tomarnos una foto los tres. Sonreímos ampliamente para la primera foto. Luego Apolión hizo otra, poniendo caras graciosas. Ylenia tomó el rostro de Apolión con una mano y le dio un beso en la mejilla. Mi primo puso cara de estar asombrado y yo hice un gesto de sorpresa.

—Muy bien enviaré la foto normal a nuestros padres y la foto loca a ustedes chicas —asegura el pelinegro tecleando con destreza en su celular y tras unos minutos lo guardo —Para mañana puede que encuentre la manera de viajar al asilo digo al tártaro —se burla haciéndonos reír a todos, viendo a mis primos los abrace, sin ellos no sabría qué sería de mí.

—Gracias, gracias por acompañarme —hablo contenta porque al fin conocería a mi abuelo de verdad. Ambos sonrieron y continuaron con su partida de Grioses.

—¿Están seguros de ir al tártaro? —interrumpe la voz de Artemis, el silencio tan agradable que había quedado en el ambiente, mi sonrisa se borró, la manera en que hizo su pregunta me resultó un tanto negativa. El castaño siempre me apoyó en todas mis decisiones, ¿porque ahora me salía con esto?

—¿Quién pidió tu opinión?, a mí nadie me dice que puedo o no hacer, soy bastante mayorcito para que me digan que hacer —escupe con rabia Apolión, su tono duro me dio escalofríos. Sus ojos grises cambiaron al color negro, las venas se marcaron en su esclerótica en un color rojizo carmín. —Ten más respeto con las princesas y conmigo no te olvides que aún somos hijos de los tres grandes, que te dejemos ignorar el protocolo, no significa que puedes faltarnos el respeto —rezonga poniéndose en pie. La silla cae contra el suelo haciéndonos saltar con mi prima por el ruido y la sorpresa. Nunca lo había visto hablarle tan mal a una persona y pude notar que Ylenia se encontraba igual de azorada que yo.

—Apolión tranquilízate —balbucea Ylenia levantándose despacio, con temor de que el menor ruido estalle la mecha de Apolión y se tire en contra de Artemis. Con sus manos acunó su rostro y él empezó a calmarse. Sus venas antes muy visibles empezaron a perder el color carmesí que tenían. Sus ojos volvieron a la normalidad, mi prima lo abrazo fuerte. Mire a Artemis que estaba pasmado ante lo que había pasado. Yo imité la acción de mi prima y los abracé a los dos. Apolión nos rodeó con sus brazos a ambas y nos acomodó para que el abrazo fuera un poco más cómodo para los tres.

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