Louis y Harry llevaban ya un buen rato limpiando mesas en silencio, un silencio bastante incómodo para ambos. La tensión casi podía respirarse en el aire junto con el olor a productos de limpieza.
Cada uno se mantenía encerrado en sus propios pensamientos intentando evitar las miradas o las palabras entre ellos. Durante todo el rato que llevaban pasando de un aula a otra para limpiar apenas habían compartido un par de palabras. No era para nada como Harry se lo había imaginado en un principio.
Ya se encontraban en la última clase y en cuanto terminaran serían libres para irse de allí, cosa que ambos deseaban. Tenían que limpiar todas las mesas, las cuales parecían una gran sopa de palabras y garabatos; también las pizarras y barrer el suelo. Los dos estaban ya agotados para esos momentos y se limitaban a hacer las cosas con desgana.
—¿Me pasas la bayeta? —preguntó el chico de rizos rompiendo el silencio.
Louis cogió el trapo amarillo que se encontraba a su lado y se lo lanzó al ojiverde. No solía tener muy buena puntería, y la bayeta fue a parar justamente a su cara. Harry se la quitó de encima molesto mientras el otro chico soltaba una sonora carcajada.
—Idiota —masculló.
—Amargado —contraatacó Tomlinson.
—Friki.
Louis prefirió no seguir contestando y en su lugar cogió otro trapo de limpieza y se lo lanzó al ojiverde.
—Eso ha sonado a declaración de guerra, ¿me equivoco? —Harry alzó una ceja.
—¿Aún no has tenido suficiente guerra? —interrogó Louis divertido.
Harry le dedicó una mirada desafiante y cogió la bayeta para tirarla de nuevo contra él. Y, como había predicho, ese fue el inicio de su segunda batalla del día. Aunque esta vez, al menos, sólo se dedicaban a lanzarse cosas entre risas persiguiéndose como dos niños alrededor del aula.
El chico de rizos jamás había visto esa faceta en su compañero de equipo. Tomlinson no era una persona que acostumbrara a reir pero, por alguna razón, ese día lo estaba haciendo y él tenía el privilegio de poder verlo. No podía comprender como era capaz de no reir todos los dias con esa preciosa sonrisa de dientes perfectos que tenía y su contagiosa risa a carcajadas.
«Para de pensar eso.» le dijo una voz en su conciencia «Es Tomlinson, ¿recuerdas? Él no va a ser tu amigo y mucho menos algo más.»
Él prefirió sacudir su cabeza e ignorar aquellas palabras.
—Eres idiota, ¿sabes? —dijo Louis aún riendo mientras intentaba recuperar el aire que pedían sus pulmones.
—Un poco de respeto ¿eh?, que soy tu capitán —contestó el ojiverde en el mismo tono.
—Y yo soy mayor que tú.
—Por un mes, ¿cuánto es eso?
—Treinta y un días.
Ambos estallaron en carcajadas. Quizás nada de aquello tenía mucho sentido. Unas horas antes estaban peleándose en el suelo del patio y de un momento para otro se estaban riendo entre conversaciones estúpidas. Definitivamente Harry estaba feliz con el resultado de su plan.
—Creo que deberíamos terminar de limpiar e irnos —sugirió Louis.
El ojiverde estuvo de acuerdo y en poco tiempo terminaron sus tareas, esta vez de una manera más relajada. La tensión entre ellos parecía haberse esfumado tras las risas y eso hacía que fuera menos incómodo. Cuando hubieron dejado todas las cosas de limpieza y el profesor encargado comprobó que habían cumplido con su castigo se dirigieron a la puerta de salida del instituto.
—¿Vuelves andando a casa? —preguntó el chico de rizos mirando a Louis.
Él simplemente cabeceó asintiendo.
—Si quieres... Puedo llevarte en moto —dijo dubitativo. Tenía miedo de asustar al chico con su proposición—. ¿Vives muy lejos?
El ojiazul se quedó asombrado, ¿de verdad Harry acababa de decir aquello? Nunca en su vida había montado en moto y le picaba la curiosidad por saber que se sentía pero... No quería ser una molestia para Harry y mucho menos que él viera el edificio, si se podía llamar así, en el que vivía.
—Vivo... A las afueras de la ciudad —contestó Louis con la vista fija en el suelo.
Realmente sentía vergüenza de vivir en esa zona, llena de gitanos y gente que sólo buscaba problemas, pero por desgracia no tenía dinero para vivir en otro sitio.
—¿En serio vas andando hasta allí? —Harry se asombró de aquello, el tramo que tenía que caminar era de varios kilómetros.
—Suelo ir en autobús pero... Este mes tendré que acostumbrarme a caminar, no me vendrá mal.
—Bueno, caminar un día está bien pero, ¿de verdad pretendes hacer todo ese camino cada día durante un mes? —Louis se encogió de hombros, ¿que opción tenía?—. Yo puedo llevarte en moto, en serio.
Harry cruzó sus dedos rogando por que dijera que sí.
—No pasa nada, no quiero molestar.
Louis cruzó sus dedos rogando por que no insistiera.
—No es molestia, Tomlinson, de verdad.
El pequeño angelito del hombro de Louis le decía que se negara y se fuera de allí, mientras el demoniejo de su otro hombro le incitaba a que accediera a montar con Harry en su moto. Le apetecía demasiado la segunda opción y quería llegar a casa pronto con Elizabeth. Al final estás razones pesaron más que su vergüenza.
—Um... Está bien —dijo haciendo que la sonrisa se iluminara en el rostro de Harry—. Pero sólo si tienes casco.
—Puedes ponerte el mío.
El ojiverde estaba demasiado feliz como para preocuparse por nada. Cada vez estaba ganando más puntos con Tomlinson y eso le hacía no poder borrar la sonrisa de su cara.
—¿Y tú irás sin él? No.
Harry simplemente se dirigió a la puerta de salida del instituto esperando que el ojiazul le siguiera. Cuando salió fue hacia donde había dejado su moto y cogió el casco que guardaba en la caja de la parte de atrás.
—Toma, póntelo.
—Ya te he dicho que no —Louis negó con su cabeza de nuevo.
—Venga, Tomlinson, no va a pasar nada. ¿Confías en mí? —Harry extendió su mano hacia el mayor.
A Louis le pilló por sorpresa aquella pregunta dejándole atónito. ¿Confiaba en Harry? Él nunca había tenido a nadie en quien confiar, un amigo a quien contarle sus cosas o alguien que se verdad le conociera a parte se su hermana. Pero lo que sentía con Harry era totalmente diferente a todo lo anterior. Por alguna razón sentía seguridad al lado del rizado, sentía que no le iba a defraudar a la primera de cambio... Aunque no podía confiarse.
Finalmente tomó la mano de Harry asintiendo. Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de ambos al sentir ese simple roce, algo que nunca antes habían experimentado. Harry sonrió con la mayor sonrisa que había puesto en su vida y Louis simplemente no supo como actuar. Se limitó a observar los brillantes ojos verdes del chico que tenía frente a él intentando descifrar su contenido.
Pasados unos segundos ambos se dieron cuenta se lo que estaba ocurriendo y se separaron sonrojados. No hubo más palabras a partir de ahí. Harry arrancó la moto y quitó el apoyo que la hacía mantenerse en equilibrio. Se montó sobre ella y miró a Louis que se encontraba abrochándose el casco.
Lo peor fue cuando el ojiazul se montó detrás de él y apoyó sus manos suavemente en su cintura. Ahí estaba de nuevo la corriente eléctrica que terminaba con cosquillas en su estómago.
—Agárrate fuerte —dijo cogiendo con suavidad las manos de Louis y haciendo que rodearan su cintura completamente.
El chico se alegró de llevar puesto el casco y de que Harry estuviera de espaldas a él. Estaba seguro de que sus mejillas se habían tornado de un color rojo fuerte ante el acto del ojiverde. Esa situación era extraña y nueva para él. ¿Qué era eso que sentía en su tripa cuando Harry tocaba sus manos?
—¿Listo? —preguntó el chico de rizos colocando sus manos en el manillar.
—Listo —contestó Louis emocionado.
El ojiverde aceleró y comenzó a conducir alrededor de la ciudad. Louis se aferraba a él con miedo a caerse cada vez que tomaban una curva, pero realmente le estaba gustando la sensación que producía la moto y aún más la sensación de cercanía con Harry. Por una parte le asustaba pensar eso pero por otra le emocionaba saber que tenía a alguien por primera vez en su vida.
Louis fue guiando a Harry a través de las calles llenas de coches y de gente hacia su casa. Aún seguía sintiendo vergüenza por el sitio en el que vivía pero tendría que aceptarlo tarde o temprano. Cuando llegaron a su calle Louis le indicó que se parara.
Harry contempló el edificio de arriba abajo. Estaba lleno de grietas y la pintura se caía a pedazos. Los balcones de madera se veían antiguos y parecían a punto de desplomarse. No pudo evitar girarse hacia el ojiazul preguntándole sobre aquello con la mirada. Louis simplemente se encogió de hombros y se bajó de la moto.
—Gracias por traerme —dijo dedicándole una especie de sonrisa.
Harry sonrió también enseñando todos sus dientes y haciendo que sus adorables hoyuelos se marcaran a ambos lados de su boca. El ojiazul prefirió irse de allí antes de pensar cosas que no debía. Se giró y se encaminó hacia la puerta.
—Louis —oyó a sus espaldas, y se sorprendió, ya que era la primera vez que el chico de rizos le llamaba por su nombre de pila.
—¿Qué? —contestó girándose.
—Pídele disculpas a Elizabeth de mi parte, por favor.
El chico asintió sonriendo. Ya ni siquiera se acordaba de aquello pero... que Harry se disculpara le parecía un bonito gesto de su parte.
—Lo haré —respondió justo antes de entrar al portal y cerrar la puerta tras él.
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Hello lovely readers!!
Como siempre lo siento mucho por la tardanza, estaba con mis exámenes finales pero mañana me gradúo por fin ^^
Quería dedicarle este capítulo a @zanahorio que me pasó la foto de los chicos en la moto, pero aun no he descubierto como hacer dedicatorias (si alguien lo sabe que me lo explique por favor)
Y eso es todo, comentad y votad :) Kiiisses
-Faty