Night » horan.

By heamixn

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"Un alma triste siempre está despierta después de media noche". ✿ heamixn More

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01. Peligro.
02. Seguro.
03. Débil.
04. Fuerte.
05. Triste.
06. Feliz.
07. Oscuro.
08. Claro.
09. Llorar.
10. Sonreír.
11. Caliente.
12. Frío.
13. Seco.
14. Húmedo.
15. Amargo.
16. Dulce.
17. Odio.
19. Lluvia.
20. Sol.
21. Detener.
22. Seguir.
23. Sueño.
24. Realidad.
25. Distorsión.
26. Bizarro.
27. Hablar.
28. Callar.
29. Susurros.
30. Gritos.
31. Rayos.
32. Relámpagos.
Epílogo
Un vistazo al pasado

18. Amor.

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By heamixn


El autobús me deja en la entrada de mi casa y bajo dando zancadas, al entrar percibo risas y murmullos, extrañada comienzo a caminar hacia la cocina donde se puede escuchar más clara las platicas y observó a mi hermano y mamá frente a mí junto con una chica dándome la espalda.

Dan me mira y emboza una sonrisa.

—¡Dawn! —chilla Dan captando la atención de las dos mujeres. La segunda se da la vuelta y me mira con un sonrisa igual que la de mi hermano.

Miro a la pelinegra de tez morena con una sonrisa y esta camina hacia mí para proporcionarme un abrazo.

—Hola, es un gusto poder conocerte, Dawn —ella se separa para verme mejor y le dedico una sonrisa tensa—. Tú hermano siempre me está hablando de lo bonita que es su melliza y tiene razón, eres muy bonita.

—Oh, gracias —agradezco un tanto aturdida por saber por qué mi hermano le habla de mi—. Tengo que decir que estoy perdida. ¿De qué me he perdido? —miro a Dan en busca de una explicación razonable.

—Uno; la belleza la saco de mi —ruedo los ojos inevitablemente—. Dos; veras, Daisy —mi sonrisa se borra y no por el hecho de que odie que me llame así, sino que me recuerda a Calum y lo borde que se a comportado conmigo estos días.

Me repongo dibujando una sonrisa falsa en mi rostro y veo como mi hermano frunce el ceño.

—Bueno, pequeña Dawn —hace un ademán restándole importancia—. Esta hermosa chica aquí presente —señala con sus dos manos a la chica pelinegra y esta ríe—, ella es Sammantha. Mi novia.

Mi cara seguramente expresa sorpresa y desconcierto ante aquellas palabras. Mi hermano con novia, quien lo diría. Muchas veces cuando teníamos catorce años decíamos que ambos viviríamos juntos después de terminar el instituto como mellizos que somos y por alguna razón queríamos ser como aquellos gemelos en las películas que vivían juntos.

Eso ya no podrá ser.

Y de la nada un bombillo se prende en mi mente haciendo que entienda los acontecimientos pasados por qué Dan desaparecía y a veces no llegaba a dormir a casa. Él se quedaba con su novia.

—Bien, eso no me lo vi venir —digo un tanto aturdida—. Pero, estoy muy feliz de ti Dan, estoy feliz por los dos.

(...)

La mirada atenta que tenía sobre Dan y Sammantha no sé apartaba sobre la pareja de enamorados. Es raro ver a mi hermano con chicas que no sean sus amigas es muy raro desde mi punto de vista. Pero también hay que ver el lado positivo al asunto, la sonrisa en el rostro parecido al mío no se borra y desde el sillón a seis pasos de la pareja puedo notar el brillo en los ojos grises de Dan al ver a la chica que tiene frente suyo.

Realmente estoy muy feliz de Dan.

Siento como el sillón se hunde y rápidamente vuelvo a ver a mi lado, mamá se sienta a la par mía con una sonrisa, pasa un brazo por mi espalda y el otro lo posa en mi regazo, por auto-reflejo poso mi cabeza en el hombro de la mujer que me ha dado la vida.

El solo tacto con ella es muy cómodo.

Hace tiempo que no sentía un tacto cariñoso de mamá.

—¿Estás bien? —su tono maternal abarca sus palabras.

Suspiro y me acomodo en sus brazos.

—Bien, mamá —respondo cerrando mis ojos al sentir como ella acaricia mi cabello.

—¿Por qué miras tanto a Dan y a Sammantha?

Espero unos segundos antes de contestar su pregunta.

—Cuando Dan y yo teníamos catorce, estábamos hablando en la habitación sobre nuestros futuros y lo que queríamos ser —el recuerdo de aquella platica se extiende en mi mente—. Ese mismo día hablamos sobre qué pasaría cuando termináramos el instituto y ambos dijimos que rentaríamos un apartamento y viviríamos ahí. Ahora él tiene a Sammantha y seguramente él vivirá con ella, no es por qué la odie, solo que Dan y yo... ya no somos tan unidos como antes —musito.

Ella sigue acariciando mi cabello.

—Dawn, sé que no he estado muy seguido en casa y son pocas veces que los veo y me duele en el corazón no ver a mis bebes crecer, pero Dawn, tú y tu hermano son muy unidos aunque no lo parezca —cuenta y me acurruco en sus brazos—. A veces me daba miedo cuando eran pequeños. Los dos se quedaban viendo por minutos diciéndose cosas con la mirada, hablaban al unsonio y a veces me quedaba sorprendida como se comunicaban, eso era raro y divertido, ustedes son muy unidos, cariño.

[...]

La oscuridad ya a hecho su trabajo y la luz del día a desaparecido, para que la luna adorne el cielo y las estrellas le den un toque maravilloso.

Hoy fue un día muy alegre tengo que admitir, nunca pensé decir esas palabras ya que la mayoría de mis días son una total mierda. He visto la sonrisa en cada persona que se acercó a que le diera un abrazo, reí, disfrute del momento, sonreí como nunca lo había hecho, conocí personas. Fue un día muy alegre.

Ahora he visto como a cambiado mi vida, hace unos meses atrás me atormentaba a mí misma, las voces aparecían constantemente, sufría pesadillas, lloraba por las noches, daba sonrisas falsas, pero he cambiado y la gente también, mi mejor amigo se a alejado de mí y aunque quisiera decir que me da igual no podré. Calum en nuestros dos años de amistad él fue el hombro en el cual lloraba. Él me abrazaba en esos momentos que los recuerdos me invadían, pero la vida sigue adelante y tengo que decir que él siempre estará en mi corazón por qué fue una persona muy especial para mí.

Y no he tenido ataques de pánico.

Creo que ahora estoy un poco preparada para poder aguantar uno, pero como hace horas atrás creo que no del todo ya que la inseguridad de perder el control de la situación me aterroriza.

La ventisca fría choca con mi rostro sacándome de lo más profundo de mis pensamientos para ponerme en la realidad. Contempló la oscuridad de las calles sintiendo la nostalgia al recordar que esta fue la primera calle que pise en mi primera caminata nocturna.

La larga calle es igual que la primera vez que la pise, no a cambiado nada, los edificios son altos y se ven perfectamente alineados, tres farolas iluminan ya que cuatro de ellas está rotas o el bombillo ya no sirve. El crujir de unos cuantos árboles llega a mis oídos, todo es igual que la primera vez, tan... tétrico y macabro en varios aspectos.

Así que decido caminar un poco y sentarme en el borde de la acera para poder apreciar las constelaciones y poder relajarme.

Siempre tuve la curiosidad por saber todo el universo, responder mis dudas si hay más planetas de los que ya están en nuestro sistema solar, si hay vida aparte de nosotros. Siempre quise tener todas las respuestas a mis preguntas, por eso cuando salga del instituto estudiare astronomía, para revelar los misterios del espacio y descubrir nuevas cosas.

El resonar de la suela de unos zapatos atrajo mi atención para girar un poco mi cabeza y diferenciar la figura de él caminar hacia mi. Mire atentamente su sombra tomando asiento en el borde de la acera y su rostro girar para encontrarse con el mío.

—Niall —pronunció su nombre dibujando una sonrisa en mis labios.

Dawn —su voz grave con su acento es simplemente maravilloso.

Pasan minutos en los cuales ambos estamos es silencio y solo el azotar del viento con el crujir de los árboles se escucha, levanto la vista para seguir apreciando el cielo teñido de negro con toques brillantes de las estrellas.

Un tacto cálido hace que frunza el ceño, bajo la mirada del cielo estrellado a mi mano y me doy cuenta que él tiene su mano sobre la mía, fijo la vista en él para darme cuenta que en toda la inmensa oscuridad a nuestro alrededor, lo único que brilla es el azul de sus ojos que apenas es perceptible ante los míos.

Entrelazo nuestras manos.

—Si tuviera un deseo, tan solo un deseo en mi miserable vida... —aprieta levemente nuestras manos entrelazadas—, sería que nunca volvieras a estar triste.

La dulzura con que lo dice hace que mi pecho se oprima.

—Yo también quisiera eso, pero lamentablemente siempre estoy triste —él me abraza y yo me acurruco en sus brazos.

El viento vuelve azotar en la calle solitaria y busco un poco de calor en los brazos de Niall, él me aferra más a su cuerpo y su maravilloso perfume viaja por mi fosas nasales.

Era como mi segunda casa.

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