Nuestra Segunda Oportunidad...

By Lynsori

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Si tu hermano te afirmara que se acostó con tu prometida. ¿Le creerías? El mundo de Ehan Hilton se vino abajo... More

Reseña
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
REDES Y PLATAFORMAS
Capítulo 42
Capítulo 43
La Carta De Sebas.
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Epílogo
Mellizos
Marco
NOTA IMPORTANTE (Nick y Olivia)

Capítulo 54

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By Lynsori

Al día siguiente, la feliz pareja se encontraba aun dormida cuando el teléfono del magnate comenzó a sonar y fue precisamente ese ruido lo que despertó a Hanna.

Al inicio estaba un poco desorientada pero al recordar la noche anterior una sonrisa surco sus labios, pero el ruido molesto del teléfono no la dejaba disfrutar su momento. 

Giro entre los brazos de Ehan y comenzó a moverlo para despertarlo. 

—Cariño. Despierta. Es tu teléfono. 

—Déjalo sonar— respondió adormitado, envolviendo sus brazos alrededor de Hanna para continuar durmiendo. 

Ella trato de ignorarlo hasta que dejo de sonar, pero al minuto continúo sonando. 

—Ehan, contesta.  Tu teléfono no deja de sonar y estoy a dos minutos de tirarlo por el balcón. 

El gruño con fastidio y se levantó de la cama para ir a buscar su chaqueta y sacar su teléfono. Aprovecho el viaje para tomar su bóxer y colocárselo. 

— ¿Qué ocurre papá? —contesto entre bostezos— espero que sea un buen motivo para despertarme a esta hora. 

— ¿De qué hora hablas? Te llamaba para saber si vendrán almorzar a la mansión. ¿Acaso siguen en la cama a esta hora? 

Ehan separo su teléfono para ver la hora. Y efectivamente. Faltaba poco para el almuerzo,  con Hanna habían dormido casi la mitad del día. 

—Si papá. Iremos a almorzar. Solo despertare a Hanna para... 

— ¿Todavía siguen en la cama?  — Pregunto Stephen con diversión. De seguro habían celebrado su reconciliación. 

Estaba feliz por su hijo,   escucharlo tan alegre era un gran alivio. Pero se sentida entusiasmado por que ellos llegaran a casa. En su despacho se encontraba una noticia increíble.

— No responderé eso. Adiós papá— dijo Ehan colgando la llamada mientras la risa de su padre se escuchaba al otro lado.

Realizó rápido otro par de llamadas  asegurándose de que su auto fuera llevado a esa casa.  

Se acercó a la cama y observo como Hanna se había colocado boca abajo. La sabana le cubría desde la cintura hasta parte de sus muslo donde se había enrollado dejando parte de sus piernas al descubierto. 

Su cabello se encontraba rodo enredado sobre su rostro pero su espalda quedaba totalmente al descubierto.  

Se subió a la cama y coloco las piernas a los lados del cuerpo de su prometida,  antes en inclinarse y comenzar a besar la línea central de su espalda mientras le acariciaba la cintura subiendo sus manos para rozarle el costado de sus senos.  

Hanna comenzó removerse en sueños hasta que noto lo que estaba pasando. Se apartó el cabello del rostro y giro a observar a Ehan antes de volver a recostarse para seguir durmiendo.  

—Cariño, ya es hora de levantarse— susurro Ehan contra su piel. 

—Quiero dormir. Ayer me dejaste molida; así que no pienso levantarme de la cama— se quejó Hanna abrazando más a su almohada.

Ehan soltó una carcajada antes de girar a Hanna para tenerla cara a cara. 

—Cariño, ya casi es medio día. Debemos levantarnos, nuestros hijos nos esperan para almorzar.

Hanna abrió los ojos y observo el rostro alegre de Ehan que se cernía sobre ella, levanto la mano y le acaricio la mejilla antes de sonreírle. 

—Tengo agujetas en todo el cuerpo— susurro Hanna con un mohín colocando sus brazos alrededor del cuello de Ehan. 

—Pero si nos quedamos en la cama— susurro enterrando su rostro en el cuello de ella— podríamos descontrolarnos un poco y terminarías peor. 

Hanna rio al sentir los besos de Ehan en su cuello y se abrazó a él sintiendo una increíble paz en su interior. Esa solo era la primera mañana de muchas en las cuales despertarían juntos. 

—Ven, vamos a la ducha— dijo Ehan tomando a su mujer en brazos antes de llevarla al baño. 

Cuarenta minutos después y aun con la ropa de gala, Ehan y Hanna se encontraba dentro del Audi con dirección a la casa de los Kelly. Por suerte, Hanna tenía ropa de Ehan y así evitaban tener que ir hasta el departamento del empresario y así salir directamente a la mansión Hilton. 

Hanna se colocó unos jeans color azul junto con un suéter de punto gris debido al clima frio de la ciudad. Ehan se colocó un suéter de lana de color blanco junto unos jeans negros. 

Salieron hacia la mansión de los Hilton con la alegría de ver a sus hijos. Hanna sentía extraño ya que era posiblemente la primera noche en la que no pasaba junto con sus hijos y se sentía ansiosa por verlos. 

Y al parecer los gemelos estaban igual porque una vez la pareja entro por la puerta, los gemelos salieron corriendo a abrazar a sus padres. 

—Como los extrañe— dijo Hanna besuqueando a sus hijos. Ella tenía a Dony en brazos y Matt estaba riendo desde los brazos de su padre. 

—Ya mamá— se quejó Dony ante los besos de su madre. 

Stephen y Scarlett los observaban desde el recibidor con diversión.  

— ¿Se han portado bien con los abuelos, chicos? — pregunto Ehan a sus hijos, acercándose a sus padres para saludarlos. 

— ¡Si, papá!— contestaron al unísono los pequeños.

—Muchas gracias por cuidarlos— agradeció Hanna a sus futuros suegros. 

—Nada que agradecer. Sabes que nos ha encantado tenerlos una noche con nosotros. 

Ehan abrazo a Hanna por la cintura acercándola a él. Gesto que no pasó desapercibido para sus padres. 

Todos salieron a la terraza para poder ver a los gemelos jugando con una pelota. 

—La energía de estos pequeños es inagotable— se quejó Stephen tomando asiento junto a su esposa. 

—Son niños, mi vida. Recuerda cómo eran Ehan y Marco—comento Scarlett con nostalgia— y en un abrir y cerrar de ojos, crecieron. Cuando menos se lo esperen, los gemelos ya les estarán dando problemas.

— No creo que los problemas estén tan lejos, querida— dijo Stephen con un tono serio— quería hablar con ustedes sobre algo que me tiene preocupado— les dijo a la joven pareja— una gran cantidad de tabloides y todas las secciones de sociedad de los diarios del país, están hablado sobre ustedes y los gemelos. Lo que más me preocupa es lo que esto puede representar para la seguridad de los niños. 

— ¿Que se ha mencionado en los periódicos? — pregunto Ehan frunciendo el ceño y adelantando el cuerpo.

Hanna lo observo con preocupación y se abrazó a su brazo para apoyar su barbilla en el hombro de él. 

—Nada de lo que no esperáramos. Han dado a conocer un compromiso entre ustedes que al parecer tú confirmaste y el reconocimiento de los gemelos como tus hijos. Lo que me preocupa es lo que esta noticia puede afectar la seguridad de los pequeños.

Ehan asintió consiente de todo eso. Desde un inicio, él sabía que sus hijos representaban una gran oportunidad para oportunistas y estafadores para conseguir dinero fácil. Ya lo había hablado en otra ocasión con su madre y con sus amigos.  

—Estoy consciente de ello. Mamá  ya había hablado con nosotros sobre ese tema— dijo enredando su mano con la de Hanna— he contactado con la agencia de seguridad que contratamos hace años. Pero eso lo arreglaremos la próxima semana. Y...ahora, quiero darles una noticia— declaro girando su rostro para observar a su mujer. 

—Creo que ya se sobre que se trata— dijo Scarlett con una sonrisa—Pero no veo ningún anillo en esa mano— enarco una ceja y cruzo los brazos sobre su pecho. 

Hanna lanzo una pequeña risa mientras Ehan miraba a su madre con una mueca. 

—No importa el anillo, lo importante es que estamos juntos – dijo Hanna con alegría.  

—Claro que importa querida.  Sin un anillo en tu dedo, cualquiera puede pensar que estas soltera. Y estoy segura que a mi hijo no le gustaría eso.

Ehan comenzó a reír dándole la razón a su madre.  

—Para evitar eso, nos casaremos lo antes posible. Y exactamente sobre eso queríamos hablar contigo mamá,  queremos casarnos dentro de mes y medio... 

— ¡¿Qué?! Ehan... ¡Por Dios! Es...es muy poco tiempo para planear la boda de ustedes como es debido. Debemos reservar la Iglesia, el salón de recepción, mandar a hacer el vestido de Hanna, hablar con el oficiador, sin contar con las invitaciones, las pruebas de bufete y las de vestuario... 

—Tenemos tiempo suficiente— Ehan se encogió de hombros. 

Al escuchar todo el listado de cosas por organizar, Hanna se sintió un poco ansiosa, sabía que su boda no  sería sencilla pero no sabía que tan grande podía llegar a ser. 

—Cariño— llamo la atención de su prometido – tal vez deberíamos esperar, tu madre tiene razón; son muchas cosas que planear y organizar.  

— No estoy dispuesto a esperar más Hanna. Estoy consciente del poco tiempo que tenemos pero nada es imposible.  Martha Harrison es amiga de una excelente organizadora de bodas.  Hasta donde sé,  ella ha planeado las dos bodas de Alexander y la primera la ha planificado en menos de una semana. Nosotros tenemos más tiempo. 

— ¿Estás seguro que ella podrá organizar nuestra boda?— pregunto con curiosidad Hanna. 

— Dudo que se niegue a organizar la boda de un Hilton— Respondió Stephen con una sonrisa. En esos casos, tener nombre y poder, traía sus ventajas. 

—Esta tarde le hablaré a Martha para obtener el contacto con la organizadora— aceptó Scarlett con ansiedad.  Las próximas semanas serian una locura.  

— Tranquila cariño— la abrazo Stephen— Ehan tiene razón,  se puede lograr... 

— Pero...pero la boda de Alexander fue una ceremonia pequeña.  

Hanna abrió los ojos y se mordió la lengua, había leído ciertos artículos hace meses sobre la primera boda de Alexander Ambrosetti, y de todo el diccionario, la palabra "Pequeña" no era su primera opción para describir una ceremonia con cientos de invitados y exclusiva para revistas nacionales.

Pero... 

Si eso era una ceremonia pequeña en el mundo de los Hilton... ¿cómo sería la boda de Ehan y ella? 

—Son menos detalles que afinar y de asegurar que salgan de la manera correcta— continuo Scarlett. 

—Tenemos un hijo cabeza dura. —Afirmo Stephen— Es imposible convencerlo sobre esperar más tiempo para la boda. 

Una sonrisa sabedora surco los labios de Ehan. 

—Tienes razón— concedió Scarlett al recordar la desesperación de su hijo por estar con su mujer— No me daré de cabezazos el día de hoy, a primera hora mañana me encargare de todo—  Hanna al escuchar eso regreso su atención a la conversación tratando de mantener su ansiedad a raya. 

—Gracias mamá. Prometo no faltar a ningún ensayo— le giño un ojo a su madre, bromeando en referencia a la boda de su hermano donde nunca fue a ningún ensayo. 

—Eso espero Ehan.  

—Bueno, antes que nada— interrumpió Stephen observando a su esposa— hay algo que debemos mostrarles.

Ehan y Hanna compartieron una mirada confundida. Stephen se colocó en pie y entro a la casa,  saliendo momentos después con un sobre en mano. 

—El abogado trato de contactar contigo el día de ayer por la tarde sin éxito alguno,  así que se comunicó conmigo para entregarme esto.

Ehan tomo el sobre de las manos de su padre con una emoción increíble. El,   ya se imaginaba sobre que se trataba al igual que Hanna. 

Saco los papeles y comenzó a examinarlos junto a su mujer. Eran la carta del laboratorio clínico junto con el documento de reconocimiento de paternidad. 

Para hacer todo el proceso, la ley lo obligaba a realizar el examen de ADN para determinar la legitimidad de paternidad,  pero como era de esperarse, la prueba dio una certeza del 99,99% demostrando que lo gemelos son sus hijos ante la ley de la ciudad de New York. 

—Me explico que solo deben firmar los documentos de reconocimiento para ser presentados ante un juez que dará el aval para extender los nuevos registros de nacimiento de los gemelos.

— ¿Solo tenemos que firmar?— pregunto Hanna emocionada por la noticia. 

Stephen asintió con una sonrisa.  

— ¿Tienes un bolígrafo?— pregunto Ehan a su padre que ya le estaba extendiendo uno. Comenzó a reír sin poder creer lo que estaba a punto de hacer. 

Una firma lo separaba de poder darles su apellido a sus hijos. Busco el apartado donde debía firmar pero cuando apoyo el bolígrafo en el papel, la risa de uno de los pequeños lo detuvo.

Levanto la mirada y observo  a sus hijos correr mientras la mano de Hanna se apoyaba en su hombro.  Levanto su mano y entrelazo los dedos con la de ella. 

— ¿Quieres que nuestros hijos estén aquí cuando firmes?— susurro. 

—Sí,  pero quiero explicarles que significa esto, y que representa para todos nosotros. 

Ehan giro su rostro para darle una pequeña sonrisa a Hanna. 

—Iré por los pequeños— dijo Scarlett colocándose en pie y caminando hacia los gemelos. 

— ¿Crees que ellos quieran tener mi apellido?— le pregunto Ehan en un momento de debilidad cuando las dudas comenzaron a acrecentarse en su mente. 

Hanna se acercó y lo beso de forma dulce en los labios. 

—Ellos te aman, Ehan. No solo porque eres su padre sino porque has sabido ganarte un lugar en sus corazones.  Los entiendes y los corriges de ser necesario,  juegas con ellos, les ayudas con sus tareas y a ellos les guste que los arropes para dormir. 

Ehan la miro agradecido y dejo salir el aire de sus pulmones. 

—Aquí están los pequeños—intervino Scarlett llegando de la mano con sus nietos. 

El observo a sus hijos llenos de tierra pero con sus sonrisas llenando sus rostros.  Se alejó de Hanna y se acercó a los pequeños.  

—Chicos...hay algo que quiero preguntarles.  ¿Recuerdan aquella tarde donde una doctora les quito un poco de sangre?  — les dijo recordando en día de la toma de muestra para los análisis. 

— Si papá. Tú y mamá nos llevaron ahí— aceptó Matt.  

— Esas muestras eran necesarias para esto – Ehan les mostró el documento – En este papel, se reconoce que soy su padre, pero también se establece que el apellido de ustedes debe ser cambiado.

— ¿Cambiado? ¿Cómo papá?

—Como apellido principal, ya no tendrán Kelly, si no que ahora será Hilton, y es eso lo que quiero preguntarles. ¿Quieren llevar el apellido Hilton, chicos? 

Los gemelos se observaron entre ellos un  poco confundidos y luego observaron a su madre.

— ¿Y mamá también se cambiaría de apellido?— pregunto Dony curioso.  

— Si, mi amor. También me cambiaré mi apellido, solo que tardare un poco más en hacerlo— les dijo Hanna con una sonrisa—  ¿Entonces? ¿Qué dicen chicos? 

—Yo quiero tener el apellido de papá – grito Matt emocionado. 

—Yo también— lo secundo Dony. Ehan les regalo una sonrisa y los abrazo rápidamente antes de alzarlos haciéndolos reír. 

Bajo a los pequeños y tomo el bolígrafo para firmar esos papeles tan importantes para él y para su familia. Después, Hanna coloco su firma y con eso todo estaba finalizado.   

— ¡Listo! Ahora tiene el apellido de su padre. Matthew y Donovan Hilton— les dijo Hanna con cariño. 

— ¡Oh que cool! Ahora tenemos el mismo apellido que papá. 

—Pero... ¿Y si lo olvidamos?— pregunto Dony preocupado.  

—No lo olvidarán chicos,   solo tienen qué acostumbrarse. 

—Entonces, Ahora cuando nos regañes... ¿Nos dirás Hilton? — Cuestionó Matt— Porque siempre que estas enojada nos llamas por nuestro nombre completo.  

Hanna hizo una mueca mientras los demás reían.  En ese momento, una de las chicas del servicio se acercó para notificar que el almuerzo ya estaba servido y que podían pasar a tomar asiento. 

Los gemelos fueron los primeros en salir corriendo a lavarse, para sentarse cerca de sus abuelos y fueron seguidos por sus padres. 

La comida paso sin ningún percance y la conversación entre todos era muy amena y divertida. Ehan y Hanna estaban disfrutando mucho al escuchar a sus hijos narrar las cosas que habían hecho con sus abuelos como nadar en la piscina o enseñarles a sus abuelos sus caricaturas favoritas.  

Pero antes de que el postre fuera servido. Gerard,  el mayordomo,  notifico a la familia de la llegada de los últimos invitados.  

— ¿Quiénes son papá?— pregunto Ehan molesto imaginando la respuesta de su padre. ¿Quién más podría ser si no su hermano y la arpía de Giselle? 

—Llévalos al salón Gerard, iré en un momento— Stephen espero hasta el mayordomo se había alejado para responderle a su hijo— tenía planeado que se presentaran después de que ustedes se hubieran retirado. 

— ¡Quiero estar presente! — Demando Ehan – tengo muchas cosas que hablar con ella. 

—Ehan...no creo que sea buena idea— dijo Scarlett compartiendo una mirada con su esposo— Hay...hay un tema que debemos hablar con ustedes, pero...— les dio una mirada rápida a los gemelos y ellos comprendieron que era por los gemelos que no podían hablar. 

—Chicos...— los llamo Hanna— van a tardar un poco en traer el postre. Si quieren pueden ir al jardín un momento, pero no vayan a correr para que no les duela el estómago. 

— ¡Si mamá! — dijo Matt bajándose rápidamente de la silla y jalando a su hermano junto con él. 

—Eso nos dará como 10 minutos — afirmo Hanna— explíquenos que es lo que ocurre.

Stephen observo a su mujer y le tomo la mano antes de comenzar a hablar. 

—Ayer por la tarde, después de llevar a los gemelos a almorzar, empleé el tiempo para llamar a Giselle, pero no respondía mis llamadas, así que me vi en la necesidad de contactar a Marco para averiguar dónde estaba su esposa— respiro profundamente— Giselle estaba en una consulta semanal de Terapia de Pareja. Desde hace meses atrás, después del accidente de Marco, Giselle ha presentado muestras de depresión y Marco estaba muy preocupado por ella así que han comenzado estas terapias juntos. Él no había querido comentarlo con nadie para respetar la intimidad de Giselle, pero una vez se enteró de lo ocurrido con la prensa...las cosas no están muy bien entre ellos. 

— ¿Cuánto tiempo llevan las terapias? — pregunto Hanna. 

—Un par de semanas, según lo que me comento Marco. 

— ¿Qué ha dicho el analista? — pregunto Ehan serio. Comprendía que era un tema serio, pero le molestaba que las acciones de Giselle quedaran inmunes. 

—No lo sé. Es sobre eso que hablaremos ahora con ellos. Pero les prometo que, Giselle deberá rendir cuanta sobre lo que hizo independientemente del criterio sobre su salud mental. Recuerden que hace años, ella no midió las consecuencias al mentir sobre ti, Hanna. 

—Tenemos eso muy presente papá.  

Scarlett llamo a una de las limpiadoras y le pidió que cuidara de los gemelos mientras ellos ingresaban al salón.  

Hanna tomo la mano de Ehan entrelazando sus dedos. Ese era un enfrentamiento que había esperado mucho tiempo para ver.

Entraron en el salón después de sus suegros y las miradas de odio no se hicieron esperar por parte de Giselle. Era obvio que ella no esperaba encontrarla en la mansión y menos de la mano de Ehan. 

Giselle no era del tipo de mujer que presta atención a los tabloides y encabezados si no hablaban de ella,  así que era imposible que hubiera leído la noticia de su compromiso con Ehan. 

— ¿Qué hacen acá?— pregunto marco sorprendido por la presencia de su hermano.

—Papá y mamá cuidaron a los gemelos el día de ayer— dijo serio observando a su hermano tratando de comprender que ocurría con ellos.

Ehan noto como Giselle se encontraba alejada de su esposo y este no le daba ni la más mínima mirada. Conocía a su hermano, y sea lo que sea que estaba ocurriendo con ellos,  no era nada bueno. 

—Le he pedido a papá que nos permita estar aquí para hablar con ustedes, como ya sabrás, tengo un par de temas pendientes con tu mujer.

Marco observo de reojo a Giselle y negó con la cabeza.

—No creo que sea el momento Ehan. Sé que estas muy molesto y estas en todo tu derecho de estarlo, pero lo que tenemos que hablar es algo muy personal...

—Hanna y yo también formamos parte de esta familia, hermano. 

—Estoy consciente de eso pero... 

—Déjalos que se queden, de todas maneras, se enterarán de que nos estamos divorciando— dijo Giselle sin expresión alguna dejando a todos sin nada que decir. 

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