"para así mañana ir a la escuela y ver tan agradable niña."
"para así mañana ir a la escuela y ver tan agradable niña."
"para así mañana ir a la escuela y ver tan agradable niña."
Jessica no paraba de repetir esa frase en su cabeza mientras caminaba hacía el instituto. Estaba arreglada, mas que de costumbre, sus ojos verdes resaltaban con el delineado y rimel negro que había aplicado en ellos. Ella estaba emocionada, el era como una canción rota, la mas hermosa, simplemente era arte. Hay personas que son arte y no lo saben, van paseando por el mundo cuando deberían de estar en un museo para ser admiradas, el era arte, pero aun no se si el lo sabe.
Ya estaba llegando, solo quedaba un par de cuadra para llegar y un grito la detuvo.
-¡Jess!.-gritó Danna,Jessica se dió vuelta y se detuvo para que Danna pudiera alcanzar sus pasos.
-Hola.-saludó de un beso Jessica a Danna.-¿Que tal?.-esa simple palabra podía hacer hablar a Anne todo el camino, Danna era una parlanchina .
-¡No te imaginas! ¡Ya estoy estresada! ¡y es el segundo día de clases!.-exclamo fuertemente.-¡Oh! ¡Adivina Jess!.-decía mas que emocionada, Danna era una persona muy risueña y feliz, todo la emocionaba.
-¿Adivino? ¿No prefieres decirme tu?.-su habla era baja y sin animo.
-¡Jessica! ahg.-mascullo enojada.-Bueno te diré.-su voz cambio automáticamente a nuevamente la chillona y emocionada.-¡El viernes se viene la fiesta de comienzo de año! ¡Woo!.-levanto su brazos y luego los puso en los hombros de jessica para sacudirla con emocion.
-Jajaja.-rió un poco fuerte.-Llevamos dos días de clases y ya hay fiesta¿Que onda su abstinencia?.-rió y ambas adolescentes entraron al instituto.
-A ver agua-fiestas.-le dijjo Danna fingiendo un enojo.-Vamos a ir, y la pasaremos genial.-marcó la frase y la resalto con sus manos. Hubo unos segundos de silencio, pero aquello no duro, estabas con Danna Scully, saca tema de conversación de lo que sea, todo lo contrario a Jessica.-¡Y aún no te digo la mejor parte! ¡Ay! ¡Ay! ¡¿Quieres saber cual es la mejor parte Jess?!.-pareciera que su corazón fuera a tener un ataque cardíaco de lo emocionada que estaba.
-¿Cual es la mejor parte?.-dijo mientras llegaban a sus casilleros y sacaba sus libros.
-¡Ay! ¡Ay!.-reía mientras tapaba su boca, como si estuviera guardando el secreto mas grande del mundo.-¡Es en la casa de...!
-¿De...?
-¡Dylan!.-al escuchar ese nombre Jessica cerró la puerta de su casillero y miro al pasillo, y como si fuera por arte de magia, allí estaba el, Dylan O'brien, su perdición.
Dylan era moreno, ojos y cabello marrón, su estatura era alta y su sonrisa, esa era la perdición de Jess. Podrían apagar el mundo entero y ella se quedaría a vivir en el brillo de sus ojos cuando el sonríe. El tiene una cuarta parte del cielo en su rostro, un tercio de estrellas en su sonrisa, y una segunda parte del sol en sus ojos.
Solo bastó un segundo para Jess y ver su sonrisa y se dió cuenta que nunca le había dejado de querer, que aunque la vida le separara una y mil veces siempre iba a tener el poder, de hacer que cada espacio de su cuerpo se revolviera, y que todos sus sentimientos entraran en guerra.
Rinn,Rinn,Rinn, el sonido fuerte de la campana la saco de sus pensamientos.
-Jess,la clase.-Danna hablo.
-Oh... si,si.-dijo por debajo y se digno a seguir a su amiga.
Ambas entraron al salón acompañada por al menos veinte chicos mas. El curso de Jess lo componían veintidós personas, pero ahora serían veintitrés.
Thomas estaba sentado al fondo del salón, justo un asiento atrás del que acostumbraba Jessica, la suerte estaba de su lado. El bello chico del parque se había trasladado a su escuela, no solo eso, al asiento de sus espalda, se sentía como si el fuera para ella. Jessica dejó su bolso en el respaldo de la mesa y evito mirarle.
-¿Así que actuaras como si no me conocieras chica?.-sonrió el rubio y Jess le regalo su atención.
-¿No te parece que "chica" es una manera ordinaria de dirigirte a mi?.-dijo la pelirroja repitiendo las palabras que alguna vez habían salido de la boca de Thomas.
-¡Hey! No robes las frases de mi personaje, es mi sustento.-rió por debajo, pero Jess le quito un poco de atención al ver entrar al maestro.
Todo el curso lo saludo para luego cada estudiante seguir en lo suyo,hasta que aquel maestro interrumpió, diciendo una pequeña actividad acerca anatomía, aquella se trataba de leer y analizar un texto, algo fácil para Jess,así que comenzó en lo suyo.
-Estoy enojado.-exclamo el rubio sumiéndose en los pensamientos de jess.-¿Aquí no presentan al alumno nuevo? Me siento desprestigiado.
-¿Tu jamas guardas silencio?.-dió la vuelta para poder mirarle el rostro, ese bello rostro.
-No querida Jessica, pero ya que eres tan grosera asumo que no quieres escucharme.-dijo para luego callar el resto de la clase.
Así se mantuvo todo el día, eso hacía dudar a Jessica en si realmente había sido grosera, ¿Habría jodido todo con solo una frase?. Se sentía enojada, y frustrada por sobre todo,¿Como es posible arruinar algo en dos segundos? "¿algo?,que mas da", pensó Jessica, eso no era algo, ella misma le puso ese sustantivo en la misma nada existente.
-Jess.-el moreno la sacó de sus pensamientos.
-¿Ah?.-Jess estaba despistada pero rápidamente se concentro en el rostro de Dylan, el rió.
-¿Que tal las vacaciones?.-lo único que pensó Jess fue que apenas quedaba media hora para salir del instituto y el recién pretendió en hablarle, a pesar de todo lo que paso entre ellos, o por lo menos para Jess.
-Bien,estuvieron bien.-dijo bajo, era magnifico como Jess podía disimular todo lo que siente, moría por un beso de el, pero no quería entregarse nuevamente a las bruscas manos de O'brien.
-Me alegro,supiste de la fiesta del viernes supongo.-le sonrió, y listo, allí es cuando jess cayó al piso sucumbida por la sonrisa de Dylan O'brien.
-¡Si!.-ella sonrió.
-Espero que vayas, podríamos hablar más en privado, o simplemente...-el se acercó a su oído y susurro algo que hizo a Jess sonreír, luego se alejo de su oído para sonreirle, era como si O¿brien supiera de la debilidad de Jess, ella le asintió ante su susurro y el se fue a sentar.
El timbre de salido sonó, y una persona apareció en la mente de Jessica, el rubió. Rápidamente se dio vuelta y hablo fuerte. Muy fuerte y chillón, mas de lo que acostumbraba el volumen de Jess.
-¡Hey!.-El rubio se detuvo y la observo.-Perdona.-al decir esas palabras el chico se rió.
-Wow... Parece que nos agradamos.-le regaló una sonrisa burlona y tomo su mochila.-Me gustan las que se preocupan de mi estado emocional.-rió fuerte.
-No me preocupo de tu estado emocional ridículo.-Jessica se puso después y tomo su bolso.-Solo me disculpe por un trato que pude haber evitado.
-Me gusta.-dijo y se acerco a ella. El era muy alto,demasiado, su persona era como si minimizara a la de Jessica.-¿Sabes que también me gusta de ti?.-dijo y se acerco mas, Jessica podía sentir un poco de su respiración.Tenía una parte del cielo puesta en frente y es como si el tocarlo estuviera en una especie de manual de lo prohibido.-Tu cabello.-dijo antes que jess pudiera decir cualquier palabra.-¿Y sabes otra cosa bella dama?.-rió y levanto el mentón de Jess.
-¿Que cosa?.-dijo la pelirroja en un susurro.
-Me encanta la reacción que generamos en aquel chico de allá.-eso le extraño a Jessica, no era algo que esperaba escuchar, pero así fue. Miro a la derecha y allí estaba el tal chico, o mas bien los tales. Había un grupo de seis chicos riendo, mas bien cinco de ellos reían y compartían bromas mientras observaban la escena que hizo Thomas para Jessica, solo cinco, por que uno no reía, O'brien estaba enojado, recibiendo e impacto de las burlas de cinco de sus amigos al mismo tiempo.
Jessica se separó rápidamente de Thomas y el rió.
-Wow,diste un gran saltó cariño,creo que te asustaste,mejor larguemosnos de esta cárcel.-dijo Thomas para luego tomar la mano de Jessica y arrastrar de ella hacía fuera del salón e instituto.
Cuando los dedos del rubio se entrelazaron con los de la pelirroja, ella se dejo llevar. Era como si su mano hubiera estado hecha para ella, se sentía bien, podría recorrer todo el mundo sin miedo teniendo ese soporte. Las manos grandes del rubio la habían tomado y sacado en un instante. Aún afuera del establecimientos, ella no quería soltar esas manos que sin ningún permiso la habían hecho suya.
-¿Donde vives princesa?.-dijo e hizo nuevamente alucinar a Jessica- El era un príncipe, un príncipe sacado de un cuento de hadas y puesto en su vida, sin ninguna razón en particular.