Huellas en la Piel ©

By MileMoony

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La tragedia que marcó su vida y el casi perderlo todo, hizo de Pepper una chica fuerte e independiente, ademá... More

Prólogo
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41. Parte 1
41. Parte 2
41. Parte 3
41. Parte 4
41. Parte 5
41. Parte 6
Epílogo
Agradecimientos
Descargalo!!! :D
Primer borrador de Huellas en la Piel

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By MileMoony

Dastan 

No sé cómo mierda llegamos aquí. Sólo recuerdo tomar entre mis brazos a mi ángel y dirigirme hacia un jodido auto que ya estaba esperando. Thomas iba condiciendo y diciendo ordenes de que ejerciera presión para que no siguiera saliendo sangre. Pero no servía de nada. Sangre salía a chorros del estomago de Pepper. Pero nunca dejé de presionar. 

Ella de repente abría los ojos, pero estaba completamente ida. Yo sólo le decía que aguantara. Y muy egoístamente, que no podía dejarme. 

Al llegar al hospital, un montón de paramédicos nos recibieron con una camilla, y cosas para reanimar a mi ángel. La coloqué en la camilla y una mujer se subió encima de su cuerpo y empezó a romperle la ropa mientras todos se la llevaban y le hacían no se cuantas cosas más. Intenté seguirlos, pero el idiota de Thomas me detuvo. 

–¡Déjame, Thomas! –le ordeno, intentando zafarme de él. 

–Güey, tranquilízate –dice Lex a mi lado, también intentando detenerme. 

–¡¿Tu que haces aquí? Deberías estar allá adentro! 

–No puedo atender a familiares. Tienes que calmarte. 

–¡Ella no es tu familia. Ve allá adentro y haz algo! 

–Pero tu sí, Dastan. No puedo hacer nada. No lo tengo permitido y si intento algo, me sacarían y complicaría más las cosas. Cálmate ahora mismo. Sólo estás complicando todo. 

–Dastan, cálmate –me dice mamá tomándome del rostro para que la mire–. Esto no ayuda en nada. No quieres estar allí adentro tú también. 

La verdad sí, quiero saber a donde se la llevaron. 

Todos están aquí, incluso Will pero él es porque también trabaja aquí. Las únicas que faltan son Nikky y su tía. No sé como es que todos llegaron pero no sé si en realidad quiero que estén aquí o quiero que desaparezcan y que alguien me diga a donde demonios se llevaron a mi ángel. 

Me giro hacia el auto, hago mi brazo hacia atrás y descargo toda mi ira en un puñetazo que hunde un poco el costado del auto. El dolor me penetra hasta los huesos, pero no me importa. Nada de esto importa. Sólo quiero que mi ángel esté bien.

~ · ~ · ~ · ~ · ~ · ~ 

Estamos en la sala de espera. Todos están sentados excepto yo. 

Kaa está bien. A ella también la atendieron, pero no tiene nada, gracias a Dios. Está sentada con mamá y papá. Y con la policía. Les está contando todo lo que pasó. 

Yo ya expliqué lo que vi. 

A mí también me revisaron los puñeteros médicos. Me lastimé un poco los nudillos y la muñeca, así que tengo vendada la mano. Dijeron que no la moviera, pero su jodida venda está tan floja que es imposible. O tal vez yo la aflojé. Da igual. 

Mí ángel está en la sala de operaciones y nadie ha salido a decir nada. Mamá dice que son buenas noticias, pero yo no entiendo que tienen de buenas. ¿Por qué nadie sale a decirme que pasa? 

–¡Dastan! –escucho su dulce voz. 

Cuando volteo, está corriendo hacia mí con los brazos abiertos. 

–Oh, Nikky –me aproximo a ella, la levanto y la rodeo con mis brazos con todas mis fuerzas. 

Es la única persona que hasta ahora ha podido darme un poco de consuelo. 

Por el rabillo del ojo veo que Kristeen se aproxima a su esposo y hunde la cabeza en su pecho en un abrazo. Está llorando. 

–¿Dónde está mi mamá? –pregunta Nikky en mi hombro. 

Le dijo mamá. 

El corazón se me parte en mil pedazos. 

La separo un poco de mí para verla a los ojos. También están llenos de lagrimas. 

–Ella va a estar bien, Nikky –aseguro limpiándole sus lagrimas–. Podremos estar con ella en un rato más. 

–¿Me lo prometes? 

Daria mi vida por decirle que sí, pero no puedo mentirle. La verdad es que no sé como están las cosas. 

–Ella siempre va a estar contigo –afirmo–. Lo sabes, ¿no? 

Ella asiente con la cabeza y vuelve a recargarse en mi hombro. 

Entonces Kristeen se acerca con los brazos extendidos. 

–No –murmuro. No pienso dejar que me la quiten. 

Ella se me queda viendo, baja sus brazos y luego asiente con la cabeza. Luego se va con los demás junto con Will. 

–Te quiero, papi –escucho a Nikky. 

Mi corazón vuelve a armarse de nuevo. Al menos un poco.

~ · ~ · ~ · ~ · ~ · ~ 

No se cuantas horas llevamos esperando. Pepper ya salió de cirugía y está en cuidados intensivos. Pero aún no nos dejan verla. 

Nikky está dormida recargada en mi pecho y la sostengo con mis brazos y un poco con mis piernas. Estoy sentado a lado de sus tíos. 

Ella es la única que ha logrado calmarme un poco. Tengo que estar bien por ella. 

–Me gustaría hablar contigo, muchacho –dice Will a mi lado. 

Volteo a verlo–. ¿Sobre qué? 

–Aquí no. ¿Tal vez la cafetería? –sugiere. 

–No quiero moverme de aquí. 

–No será mucho tiempo, las cosas no van a cambiar en un rato –insiste. 

A regañadientes, acepto.

Kristeen se levanta y me extiende los brazos para cargar a Nikky. Yo se la entrego y Will y yo nos levantamos rumbo a la cafetería. 

Nos sentamos en la primer mesa que se me puso en frente. No quiero perder tiempo buscando lugares agradables. Will se sienta en frente de mí. 

–¿Qué pasó en Nueva york? –pregunta. 

Me pongo tenso. No quiero hablar de eso. Pero no estoy en posición de guardarme nada. 

–Conocí a un ex novio de Pepper. 

–¿A Jared? 

–Realmente no recuerdo su nombre. 

–Bueno, a juzgar por como trataste a mi ahijada últimamente, apuesto que fue él. 

No digo nada. No estoy en posición ni con ánimos de alegar nada. 

–¿Pepper te había hablado de él? 

Niego con la cabeza. 

Y el asiente–. No me sorprende. Un mes es poco tiempo para conocer realmente a alguien. Pero también te adelantaste a los hechos. 

No estoy seguro de querer saber nada. Sin embargo, no lo interrumpo. 

–Te voy a contar una historia, muchacho. Creo que debes saberla. No por ti. Pero la verdad siempre es mejor. 

Asiento con la cabeza, animándolo a que continúe. No me queda de otra más que escuchar. 

–Había dos hermanas que eran muy unidas. Dicen que eso es usual en los gemelos. Hacían todo juntas. Iban a la escuela juntas, a las mismas fiestas, compartían la habitación... Todo. Pero comenzaron a crecer y como toda persona, empezaron a buscar su independencia. Se mudaron a habitaciones separadas, empezaron a salir con chicos idiotas y todas esas tonterías de adolescentes. Lamentablemente, una de ellas tomó el mal camino. Conoció las drogas y los problemas a temprana edad. Tiempo después abandonó la escuela y entró a trabajar en un bar que ofrecía espectáculos de bailes eróticos. Sus padres trataron de ayudarla y reubicarla en un camino más sano, y lo consiguieron, pero les costó  trabajo. Mientras lo hacían, en una de tantas peleas, la chica confesó que tenia celos de su hermana, porque a los ojos de ella, su gemela tenía la vida perfecta. Novio perfecto, amigos perfectos, calificaciones perfectas. Ella quería un poco de eso, así que se acostó con el novio de su gemela. Y se embarazó. 

Alto, ¿qué?

Frunzo el ceño y miro a Will, extrañado. 

El asiente con la cabeza y continua–. Jared era el novio de Pepper. Era el chicho popular de la escuela, me parece. El novio perfecto, como decía Emma. Ella fue la que dejó la escuela, conoció las drogas y bailó para que hombres de mala muerte le dieran algunos billetes. Emma fue la que engañó a su hermana con su novio. 

Me quedo pasmado. Un vacío abismal se instala en mi cuerpo y luego es sustituido por la culpa. 

¿Qué mierdas hice? 

–Pepper los encontró en su habitación –continúa Will–, y como es de esperarse, se enfureció. Se sintió traicionada y dolida por lo que su hermana le hizo. No quiso saber nada de ambos, dejó a Jared y él dejó de existir para ella. Sin embargo, todavía estaba su hermana a un lado y aprendió a vivir con ello. Emma se disculpó, pero fue difícil para Pepper. Tiempo después se enteraron de que Emma había quedado embarazada. Cuando nació Nicole, Pepper finalmente pudo perdonar a su hermana. Amó de inmediato a la pequeña y se prometió a sí misma que sería la mejor tía para ella, y que a pesar de que era hija del hombre que le rompió el corazón, la pequeña no tenia nada que ver con lo que pasó, no tenía la culpa. 

La exposición de Pepper empieza a tomar sentido en mi cabeza, es su historia y lo que pasó entonces. Sólo un momento sigue sin quedarme claro. 

–Emma recuperó el camino durante su embarazo, termino la escuela y logró entrar a la universidad. Como te abras dado cuenta, esas gemelas tienen un don para el arte. Emma lo tenia para el baile, Pepper para la pintura. Pero Pepper se aseguro de que no fueran a las mismas escuelas. A pesar de que perdonó a su hermana, todavía tenía una pequeña semilla de dolor en su corazón. Y entonces pasó el accidente. 

Estoy temblando, deseando que Will pare, pero no lo puedo detener. No merezco que se detenga. 

–Pepper sufrió mucho y se arrepintió de no haber perdonado a su hermana por completo. Lloró por su familia durante mucho tiempo. Cómo es de esperarse, Jared se enteró de su perdida y quiso aprovecharse de ella. Regresó alegando que quería la patria potestad de Nicole. Pero lo que en realidad quería era el dinero. No podía tomar el de Pepper, pero Nicole también es heredera. Pepper casi pierde a Nicole en el proceso. Estaba mal por la perdida y Jared le estaba haciendo mucho daño. Pero como sabes, al final lo logró. ¿Te has dado cuenta que Pepper casi no baila? ¿Sólo cuando realmente es necesario o como forma de ejercitarse? 

No había caído en la cuenta sobre eso. Pero tiene razón. Sólo la he visto bailar esa vez en el cumpleaños de Kaa y fue por trabajo, y sólo una vez me la encontré practicando.

–Pepper empezó a vivir por su hermana –murmuro. 

Will asiente–. Así es. Pero cambió todos los hábitos negativos que Emma tuvo en su vida. Como si intentara curarla. Pepper nunca ha probado droga alguna y tomó el baile como un deporte, haciendo de lado lo morboso de ese baile. Es su forma de recordar a Emma y mantenerla viva de cierta forma. Ahora, te haré una pregunta. ¿Por qué la juzgaste antes de conocer la historia? 

Por imbécil. Por ser un miertero imbécil hijo de puta. 

Puedo decir por cómo se veían las cosas. Por cómo se puso cuando lo vio. Por como se ve ella. 

Siento como un balde de agua fría invade mi cuerpo. 

–Las apariencias engañan, ¿no, muchacho? –dice Will–. Ver a una persona llena de tatuajes y agujeros y modificaciones en el cuerpo te hacen apuntarla de inmediato. Se supone que tú deberías saber eso. Incluso entre ustedes el tabú a veces los ciega. El hecho de que cubras tus tatuajes, los muestres o el que no los tengas, seas dueño de todo el dinero del mundo, tengas la vida más humilde o incluso estés en la calle, no te hace mejor o peor persona. Tus acciones, tu educación, tu astucia y tu moral son los que definen quién eres. No dibujos sobre tu piel o dinero y cosas materiales. 

–Para, Will –suplico–. Por favor, sólo para. 

–No estoy juzgándote muchacho, sólo te estoy diciendo la verdad. 

–Lo sé. 

–Ahora, dime una cosa, ¿quién eres tú? –pregunta mirándome fijamente a los ojos. 

Sé que no quiere una respuesta con palabras. Sé que esa respuesta no la quiere para él. La quiere para Pepper. 

Will se pone de pie y empieza a retirarse. 

–¿Puedo hacerte una pregunta? 

Él se detiene detrás de mí–. Claro.

–¿Sabes por qué el fénix que hizo Pepper es azul? 

–Me lo dijo mi esposa, Pepper se lo contó a ella. Dice que en cierta forma eres tú. Pepper se inspiró en tus ojos. No sé que les ve –dice con humor. 

Sonrío sin ganas, aunque él no me ve. 

–¿Una pregunta más? 

–Adelante. 

–¿Por qué no tienes hijos? 

Escucho que suelta una risa–. Porque lo que saca mi aparatito no sirve. Kristeen es una gran mujer. Pudo haberse ido con alguien que le diera una familia y sin embrago, me escogió sobre todos.

Entonces escucho sus pasos y me doy cuenta que se marchó. 

Me pierdo entre los pasillos del hospital. No sé por cuanto tiempo estuve vagando y no sé cómo termine afuera de la habitación Pepper. Will, Kristeen y Nikky están adentro con ella. Están frente a la ventana, de espaldas a mí, impidiéndome la vista a mi ángel. 

–Dastan –escucho a papá y cuando volteo me doy cuenta que se aproxima a donde estoy–. Hijo, perdóname. Soy un imbécil. Dejé que esa mujer arruinara mi familia. Perdóname hijo. 

No puedo más. La desesperación y la impotencia se apoderan de mi cuerpo.

–Dios, papá, ¿qué hice? 

–¿De qué hablas? –pregunta asustado. 

Me dejo caer de rodillas al suelo y agacho mi cabeza. Siento como mi padre me rodea con sus brazos y por primera vez después de la muerte de mi hermano, siento un nudo enorme en mi garganta y lagrimas correr por mi rostro. 

Sólo me queda desear que Dios y a la vida que me den la oportunidad de arreglar esto.

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© Huellas en la Piel por Michelle Acero. Todos los derechos reservados.

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