[Lugar: Seúl, Casa de Veraneo]
Dentro de la residencia yace alojado el pesado y fatigoso ambiente. Viéndose como un lugar totalmente abandonado con aires de haber sido un campo de batalla luego de haber sufrido un violento enfrentamiento. Luce muy descuidado, mugriento y revuelto, con la simple iluminación de una tenue luz que ingresa por algunos espacios abiertos de las cortinas, atravesando también la intensa nube de humo que se extiende a cada rincón de la vivienda, humo que proviene de la chimenea donde reside el fuego. Incontables botellas de barato alcohol se encuentran dispersas por todo el suelo y sobre varios muebles deteriorados, algunas yacen solo en piezas. Las paredes muestran signos de fuertes impactos, apreciándose largas curvas serpenteantes de alcohol que están plasmados sobre la pintura.
El segundo piso tiene un aspecto similar al de la planta baja, sin embargo los charcos de alcohol mezclados con el agua son más grandes en comparación. El baño individual al final del corredor se encuentra completamente inundado por el agua que desborda de la tina blanca de cerámica, donde la regadera deja fluir libremente el agua, produciendo un único agudo sonido que resuena desde la lejanía. En la primera habitación del pasillo, se aprecia una figura masculina tendida sobre las fría baldosas, quien se halla boca arriba con un brazo sobre los ojos que lo resguarda de la sutil luz que atraviesa la ventana, cerca del otro brazo que se encuentra extendido, a solo unos centímetros se halla una botella de soju a medio beber. Tiene el torso desnudo, el elástico negro de su bóxer azul se encuentra expuesto, estando poco más debajo de su ombligo, y su pantalón negro a la altura de su cadera.
Él se encuentra profundamente dormido luego de haber bebido una cantidad impresionante de alcohol. Park Jimin tuvo una implacable y feroz confrontación consigo mismo tras decaer de nuevo en otra de sus desbordantes crisis de ansiedad e ira, que lo dejo enteramente abatido y agotado, al punto de casi desfallecer. Su flameante cuerpo busco el frio de la cerámica, y entre jadeos logro quedarse dormido.
¬ Sueño. ¬
Una ligera brisa entra por la ventana entre abierta, las cortinas blancas se mueven a su ritmo suave y sutil. La fragancia de los tallos secos que trae consigo el céfiro, inunda la habitación de un aroma natural y único, una esencia pura.
Jimin siente un ligero haz de brillo sobre los parpados, siendo una molestia decide abrir los ojos y ver de donde proviene tal resplandor. Se incorpora hasta quedar sentado y entonces se percata de que se encuentra sobre una cama cubierto por unas ligeras sábanas blancas con el cuerpo a medio vestir. Extrañado inspecciona rápidamente el lugar con la mirada, se ve limpio y ordenado, nada deteriorado o alcohol esparcido por el suelo, la atmosfera que lo rodea es como un día de verano. Decide ponerse de pie y dar un leve vistazo hacia el exterior, pero luego de unos pasos sus oídos se agudizan y escuchan el sonido de la regadera del baño de la recamara. Él gira, el ruido culmina, pero al cabo de unos segundos alguien abre la puerta y sale del baño con el cuerpo envuelto en una toalla de color hueso. Su garganta se seca al instante, permanece quieto al mismo tiempo que una energía fría recorre cada parte de él. La observa desconcertado.
—Oh, Jimin. Veo que ya despertaste. — dice ella en un tono suave mientras frota con otra pequeña toalla su pelo húmedo. — Tome una ducha. El agua esta dulce y refrescante. — sonríe cálidamente. Él no consigue decir nada o hacer algo. — ¿Sucede algo? ¿Hay algún problema? — deja de hacer lo que hacía y se aproxima hacia él. A solo centímetros extiende la mano con la intención de tocarlo pero él en un acto de instinto la toma de la muñeca, y entonces sus labios comienzan a temblar, retiene inconscientemente el oxígeno en sus pulmones, sus ojos se abren hasta su límite, mirándola pasmado y estupefacto,
—Tú... tu mano... es cálida. — murmura totalmente incrédulo, mientras desliza sus dedos con los de ella al poder sentirla.
—Mmm... ¿Qué sucede? ¿No te sientes bien? ¿Te duele algo? — pregunta preocupada ante la actitud extraña de Jimin. — Quizá sea fiebre. —masculla al notar una capa de brillo sobre su frente junto con algo de pelo plasmado sobre esté. Él repentinamente la toma de los hombros atrayéndola hacia su cuerpo, y de forma casi desesperada la rodea con sus brazos consiguiendo abrazarla. Sonríe de forma estúpida al sentir su aroma peculiar y calidez, se aferra a ella como nunca antes lo había hecho. — ¿Tuviste otro mal sueño? — cuestiona ella afligida y levemente consternada tratando de deducir la causa de tal comportamiento. El asiente como un niño moviendo solo la cabeza sin dar respuesta de palabras. Luego de unos segundos deja que ella respire, no obstante continua admirándola con la mirada al mismo momento en que la yema de sus dedos la acarician el rostro, rosando cada delicada facción como si estuviera tatuando en su mente la sensación suave, sedosa, blanda y agradable, más el calor de su sangre que fluye por sus mejillas coloreándolas de un suave tono rosa. Una imagen digna de conservar, nunca antes la había visto de tal manera, serena e irradiante con una sonrisa cautivadora. —Tranquilo.
—Soñé que te habías muerto y yo...
—Shh. Estoy aquí junto a ti. No me iré a ningún lado. No fue más que una simple pesadilla. — toma las manos de Jimin y las estrecha con las suyas para luego plasmar cálidos besos en ambos dorsos, tratando de apaciguarlo. — Iré a traerte algo de agua, ya vuelvo Jimin. — Soltándolo, se dispone a ir a la cocina pero él la detiene de inmediato. No pudiendo contenerse más así mismo, posa ambas manos sobre su cabeza y se inclina hacia ella deseoso de su boca, la besa. Un beso que resulta dulce como un éxtasis. Posee su boca encantado por la exquisita sensación. Ella lo rodea con sus brazos y permite que la toalla deslice por su cuerpo cayendo entre sus pies. Mientras el beso continua, él baja las manos de su cabeza hacia su cuello, y luego llega a su desnuda espalda, donde sus dedos se hunden en su suave piel aun húmeda, La coge con ímpetu de la cintura, la apegan tanto a él que ella siente que está temblando además de la erección.
Ambos caminan hacia la cama, donde juntos se recuestan sobre el colchón. Él no llega a aplastarla. Ella hecha la cabeza hacia atrás fascinada; Jimin al ver que lo disfruta y tener acceso a su cuello baja su húmeda lengua por su garganta.
Calor, excitación, locura frenética.
Vuelven a besarse con un auténtico frenesí mientras se tocan. Después de unos largos segundos, él recorre con la comisura de sus labios por el cuerpo que tiene a su merced, comienza succionando un pezón como si de un dulce se tratase, prosigue con el otro de la misma manera, una vez termina con sus senos continua bajando plasmando uno que otro beso sobre la piel de su vientre, desciende hasta llegar a la altura de su cadera. Deja el borde de la cama y se pone de pie solo para quitarse el pantalón plomo que trae y el bóxer negro G3, liberando su grueso miembro. Tiene una vista perfecta de su adorada chica, una vista magnifica de su anatomía, de su delicado sexo. Ella se ruboriza, a lo que Jimin simplemente sonríe encantado. Él le abre las piernas, al mismo compas que besa sus muslos. Posicionado entre sus piernas, acerca su gran erección a su entrada húmeda. Se agacha para robarle el aliento con otro beso lleno de pasión, y lenta de manera exquisita se hunde en ella completamente. Jimin siente como el cuerpo debajo del suyo se retuerce de entero placer y gime. Ella jadea entre sus labios siendo para él una melodía fascinante.
Él retrocede su cuerpo y vuelve a penetrarla lentamente, siente como las paredes vaginales aprietan su pene de forma tan alucinante, retrocede nuevamente y se introduce en ella, esta vez en una sola y certera embestida. La oye gritar.
Poco a poco ambos sacian su sed de lujuria con sus cuerpos, con vigor, con gran ímpetu. Él la toma por la cintura y maneja cada movimiento, ella dichosa le sede el control. Jimin la oprime una y otra vez contra él mientras aprieta los dientes. Ella gime dispuesta a abrirse más y más para él. Jimin la levanta de la cama entre sus brazos y la apoya contra la pared.
Sus penetraciones se hacen cada vez más intensas, más posesivas. Los gemidos de placer se hacen oír por toda la casa. Las manos de Jimin la sujetan, le aprietan las nalgas, la inmovilizan contra la pared. Ella recibe gustosa una y otra vez su maravilloso y asolador arremetida.
El calor se vuelve flameante e infernal, jimin siente la aproximación a un delicioso y explosivo clímax, apunto de echar un grito roco, él intensifica sus embestidas, hundiéndose hasta el fondo en ella, quien disfruta exaltada. Sus gargantas dejan salir un hueco grito de liberación que callan con un beso. Instantes después, él arquea la espalda, y ella lo aprieta contra su cuerpo decidida a que él se libere dentro de su sexo. Cuando los estremecimientos del maravilloso orgasmo comienzan a desvanecerse, ambos se miran uno al otro, completamente exhaustos y satisfechos.
—Te amo...— susurra ella con un brillo resplandeciente en sus ojos, una sonrisa cálida. De pronto, antes de que él pudiera decirle alguna palabra o besarla nuevamente, todo repentinamente se apaga ante sus ojos, cae en completa oscuridad.
[...]
El lago los envuelve en sus heladas aguas, el cielo gris se posa sobre sus cabezas advirtiéndoles de otra posible llovizna, el frio viento impacta contra la superficie de sus cuerpos expuestos, estremeciéndolos desde lo más profundo, provocándoles un ligero temblor. Viento que además sacude a los árboles y arbustos a sus alrededores, levantando las hojas secas del suelo y obligando a otras a caer de sus ramas, siendo distintivo de la estación de otoño. Las ráfagas de aire llevan consigo una esencia fresca y pura de la naturaleza, una propiedad única y reconfortante.
Él la tiene entre sus brazos e inevitablemente se pierde en sus ojos haciendo que de nuevo su pulso cardiaco acelere, y la temperatura de su sangre aumente. La sensación que tanto quiso evitar, de nuevo se apoderan de su alma y acciones, siendo imposible controlarse así mismo.
—¿Qué es lo que piensas? — pregunta curioso.
—La manera de huir. — responde ella sin despegar su mirada de la suya, sin dudar o titubear, siendo honesta.
—Sabes que no lo permitiría.
—Jimin, no siempre te perteneceré, mi cuerpo no será eternamente tuyo. — dice recordándole que no era el único que podía someterla o poseerla, había quienes aguardaban su regreso ansiosamente. Él apago su mirada, hundiéndose en un céfiro de confusos colores, pues no estaba solo molesto con la respuesta que le había dado, sino también triste y afligido.
—¿Podríamos olvidarnos del resto por un momento?... Ahora te encuentras junto a mí. Déjame vivir en la burbuja donde pueda tenerte sin preocuparme, donde pueda tocarte sin quemarme, donde tú no seas algo prohibido, donde quererte y ...amarte no sea un pecado.
—Jimin yo...
—Sé que todo esto simplemente luce como un sueño vacío, pero no importa donde corra siempre termino en el mismo lugar, no puedo escapar de esto. Eres como un sol que a pesar de que me haces sentir sediento, no puedo estar sin ti. Incluso si siento que me seco te quiero cerca.
—Perdiste la cabeza. Sabes que nada de esto está bien.
—Lo sé. Solo quémame, está bien eso para mí, si caigo y me lastimo poder soportarlo.
—Jimin por favor, no digas más.
—Empújame lejos tanto como quieras, puedo correr tanto como me exija tratando de alejarme y escapar de lo que siento por ti, de todos modos volveré al mismo sitio porque lo que ves ahora, esté es un tonto enamorado corriendo en círculos.
—Dime que estas realmente ebrio, por favor.
—Lo estoy y quiero seguir estándolo por un tiempo más para poder amarte. — dice por ultimo en un susurro, para luego hundir sus labios sobre los de ella en un apasionado beso, pero al cabo de unos segundos, su boca siente solo algo frio y la textura muy diferente, seca y áspera. Extrañado, Jimin abre los ojos, al mismo instante se queda desconcertado y pasmado al observar solo una rosa blanca posada entre sus manos, marchita, quebrada, maltratada, con el tallo llena de cicatrices como si alguien le hubiera arrebatado las espinas con afilados navajas. La rosa resbala entre sus dedos y cae al lago donde se hunde ante sus ojos. Él se sumerge en el agua para poder sostenerla, sin embargo, esta toma más distancia y se va volviendo menos visible ante sus ojos. Jimin vuelve obligado a la superficie por oxígeno, pero entonces divisa con la mirada el delicado cuerpo de ___________ siendo arrastrada hacia lo profundo. Sorprendido y asustado, inmediatamente vuelve a zambullirse impulsandose con todas sus fuerzas hacia el oscuro abismo, extiende las manos hacia ella e intentar alcanzarla se convierte en su mayor prioridad, pero le resulta inútil porque una fuerza inexplicable no le permite avanzar, en cambio ella continua alejándose siendo lentamente devorada por la oscuridad abismal.
"No dejare que te ahogues, lo prometo." Dijo una vez él, y ahora las mismas palabras resuenan dentro de su cabeza.
¬ Fin del sueño.¬
Jimin despierta y deja salir el aire que inconscientemente su cuerpo retenía, dibuja luego una línea en sus labios ante la sensación de presión en su pecho y garganta, trata de abrir los ojos pero siente un peso que lo impide. Levanta levemente su brazo derecho y ve en el mismo momento, una desalineada figura fémina a la altura de sus pies. Intensifica la mirada.
—Suzy... — murmura con un tono de voz carrasposo. No recibe respuesta inmediata. Él incorpora parte de su cuerpo, quedándose sentado. Soba sus ojos adormilados y bosteza.
—Eres un desastre. —masculla ella.
—No esperaba recibir visitas a estas horas. — se excusa él, flexiona las rodillas y apoya ambos codos sobre estos. Inclina la cabeza y sus manos empujan su pelo hacia atrás mientras un dolor torrencial invade su cabeza, dolor por el cual protesta y entrecierra fuertemente los ojos por varios segundos.
—No me extraña que solo tú hayas hecho todo este desastre. ¿ No eran todas esas botellas las conservas de tu abuelo?
— Supuse que vendrías.
—¿Así que estabas esperándome?
— ¿Vas a continuar aborreciéndome o vas a matarme?— pregunta repentinamente, volviendo la mirada hacia ella.
—¿Eso es lo que crees?
—Creo que es una perfecta escena para cometer cualquier crimen. Probablemente este sería el último lugar donde se atreverían a buscarme, para entonces tú ya habrías limpiado cualquier rastro que te vinculara, y mi cuerpo ya estaría en descomposición imposibilitando la autopsia, volviéndose mi caso en otro de los miles de archivos sin resolver.
—Aunque hoy te odie con toda mi alma y mis ganas de matarte sean incluso más grandes que mi cuerpo, no está en mis planes asesinarte porque sería tan fácil acabar contigo ahora ¿Cierto?... — Traga saliva con gran dificultad.
—Entiendo, prefieres verme sufrir en agonía, en un maldito infierno mientras aún sigo vivo. — Ella asiente. Ambos se observan fijamente. Tras unos eternos segundos de silencio, él decide hablar.— Suzy... No debí colgar. Nunca debí decirte esas palabras. No voy a darte pretextos acerca de aquella noche, o voy a justificar mis acciones, fue culpa mía. Sé que aunque intente remediarlo nunca será posible, aun así cumpla mi promesa de acabar con todos los involucrados.
—Nada volverá a hacer lo que era antes, creo que será fácil para ti, ya que nunca hubo un algo entre nosotros.
—En eso te equivocas.
—Aja, claro. — dice sin tomarle importancia mientras rueda los ojos. Jimin se pone de pie y se aproxima hacia ella. — Explícame ¿Cuando hubo un tu y yo? Nunca ha sido así, y tu más que nadie lo sabe, así que no intentes inventar cosas que no existieron.
—Eso no es verdad. — se apresura a decir él. — ¡No hables por mí!— Molesto, endurece la mirada y la mandíbula, escupiendo en cada silaba. — Nunca he sido de las personas que se explayé ante los demás, por lo cual confesar algo es realmente muy difícil para mí, y más si tiene que ver con sentimientos o emociones que trato duramente de evitar, ya sea por lo que soy o por lo que implica estar conmigo. También porque mi mente y mi alma, corazón, como demonios quieras llamarlo, nunca coinciden y luego simplemente provocan un caos irreparable.
—¿Qué significa eso?
—Las veces que me atreví a decirte o confesarte algo respecto a mis sentimientos eran ciertos, te he sido honesto de una u otra forma, así mis acciones hayan mostrado lo contrario, pero cuando te dije que sentía miedo es porque así me sentía, o cuando te dije que estaba empezando a quererte es porque realmente lo hacía. Sé que soy una basura, un vil y desconsiderado, alguien de lo peor, y créeme que no hay persona que me odie más de lo que lo hago yo, mis incontables errores han marcado mi sentencia y aunque aún no conozca el juicio final de mi vida, no habrá día en el que no me lamente de todo lo que te he causado. Te juro que daría cualquier cosa, ya sea mi alma, mi cuerpo, todo de mí, por tan solo poder retroceder en el tiempo y evitarlo todo... ¡Todo maldición! — pega un grito ronco y golpea la pared a un costado del cuerpo de Suzy, quien contrae su cuerpo ante el repentino acto y voltea levemente la cabeza al otro lado por la impresión. Él entrecierra los ojos mientras solidifica sus pómulos y sus dientes rechinan, la ira acumulada en su cuerpo es la causa de su creciente calvario. Ella vuelve a desviar su mirada hacia él, lo observa fijamente afligida, y ve que él ya no es capaz de verla a los ojos. —Lo siento...— se disculpa Jimin en un diminuto susurro. Luego gira y camina en dirección a la ventana, donde permanece quieto simulando observar el ya oscuro horizonte, pero lo que en verdad él ve es el reflejo del cristal, donde se manifiesta una sutil imagen de ___________. <<Daria todo para evitarlo desde un principio.>>
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➳ Hi, My perverted sweets
-Los sueños son muy confusos y a veces sumamente extraños, pero siempre significan algo.- (La primera parte del sueño, es un deseo reprimido; la segunda parte es mas como un recuerdo.*ref: 49*)
»❋Saludos ❋«
Lo prometido es deuda. Gracias mis dulces pervertidas.