Huellas en la Piel ©

By MileMoony

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La tragedia que marcó su vida y el casi perderlo todo, hizo de Pepper una chica fuerte e independiente, ademá... More

Prólogo
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41. Parte 1
41. Parte 2
41. Parte 3
41. Parte 4
41. Parte 5
41. Parte 6
Epílogo
Agradecimientos
Descargalo!!! :D
Primer borrador de Huellas en la Piel

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By MileMoony

Pepper 

Bravo, Kristeen. Lo bueno es que no lo iba a encontrar aquí. Pues bien, déjame decirte una cosa: ¡el jodido mundo es malditamente pequeño! 

Sus horribles ojos azules se quedan atorados en mí. 

–¿Pepper? –su voz se oye horrorosamente sorprendida. 

¿Todavía tiene el jodido descaro de sorprenderse? ¿De hablarme? 

–¿Qué haces aquí? –mi voz sale temblorosa, pero no por miedo. El miedo que sentí hace unos segundos es sustituido por una rabia enorme. 

–Trabajo aquí –dice como si lo ofendiera. 

No pude evitar sentirme traicionada. 

–¿Le diste trabajo? –le reclamo a Dastan. 

Él frunce el ceño y luego voltea a ver a Jared. 

–¿Y Nicole? –pregunta Jared. 

¿Cómo se atreve? Ni si quiera tiene el jodido derecho de decir su nombre. 

La rabia cada vez invade más mi cuerpo y siento que estoy a punto de explotar. 

Me acerco a su estúpida carota–. No te vas a acercar a ella –murmuro, diciendo palabra por palabra claramente y vertiendo mi alma en ellas, mirándolo directamente a los ojos–. Nunca más. Y me importa una mierda lo que tenga que hacer para impedírtelo. 

Me pongo de pie y me alejo de la barra, echando humo a mi espalda. 

–Tú te quedas aquí, y no intentes nada –le ordena Dastan detrás de mí. 

¿Cómo pudo contratarlo? ¿A él? De entre las millones de personas que hay en el mundo, ¿a él? 

Siento que alguien me toma del brazo y me detiene. 

–¿A dónde vas? 

–¿Cómo pudiste contratarlo a él, Dastan? 

–Pepper, no tengo ni la mas remota idea de quién es ese idiota. 

–¿O sea que contratas al primero que se pasa en frente? –lo acuso, cruzándome de brazos. 

Él se pasa las manos por la cabeza, frustrado–. Millones de personas trabajan para mí, nena. No puedo conocer a todos personalmente. Yo no contrato a todos, le pago a gente para eso. 

Niego con la cabeza y suelto un bufido. Tiene razón. Estoy actuando como una loca desquiciada, pero no estoy de ánimos para admitirlo, así que me doy la vuelta y retomo mi camino. 

Y de nuevo me detiene. 

–Pepper, no puedes escapar de todo siempre de esa forma, no puedes hacerme a un lado siempre. Estoy aquí para ti. 

En sus ojos se ve una enorme necesidad de que deje de alejarme así de él. 

Vuelvo a tomar mi camino. 

–Nena... 

–Sólo necesito... Necesito ir al tocador un segundo. 

Él me mira cono si quisiera seguir luchando, pero sólo asiente con la cabeza–. Está bien –dice frustrado. 

Lo paso por un lado y sigo mi camino. 

Cuando entro al tocador, me encuentro con la hermosa y horrorosa figura de Raiza. 

La paso de largo y abro el grifo para lavarme las manos y luego me mojo la cara. 

Tengo que calmarme y pensar con la cabeza fría. 

¿Cómo es posible que Jared y yo termináramos en el mismo lugar? 

–¿Estás bien? –pregunta Raiza. 

La miro a través del espejo y me sorprende darme cuenta que su pregunta es sincera. 

Como no contesto, ella vuelve a lo suyo, pintándose los perfectos labios de un rojo intenso. 

Miro mi reflejo en el espejo. No puedo dejar que Jared arruine mi vida otra vez. Estoy exagerando las cosas. Y sí, tengo a Dastan conmigo. Y a Kaa, y Lex, y los padres de Dastan. Me estoy comportando como una completa perra con él. 

¡Jódete, Jared! 

–Él te quiere –murmura ella, mientras guarda su labial en su bolso de mano. 

–¿Qué? 

Ella señala con la cabeza hacia afuera–. Dastan. Jamás lo había visto así por alguien. Ni siquiera por mí. 

Frunzo el ceño. No tengo idea de por qué me está diciendo esto. Ni siquiera de por qué me está hablando. 

–No seas idiota y no lo arruines, ¿de acuerdo? –me dice–. Y cuídate de ese palo. 

–¿Palo? 

–Su madrastra. La cara de bruja. 

La miro extrañada, pero siento que una leve sonrisa se planta en mis labios. En este instante decido que ella me cae bien. 

–No hablas mucho, ¿no? –dice mientras se recarga en el lavamanos. 

Pongo los ojos en blanco y vuelvo a lavarme las manos. 

Ella se encoge de hombros–. Te diría que lamento haberme entrometido, pero no me gusta mentir. La verdad, tenía esperanzas de recuperarlo. Pero sé cuando me tengo que retirar. 

La miro de nuevo con curiosidad. 

–¿No te ha contado lo de nosotros? 

No contesto. El hecho de que me caiga bien no quiere decir que tenga ganas de hablarle. 

Ella levanta una de sus perfectas cejas–. No me sorprende –continúa–. Fue hace mucho. Y fui una idiota. Pero él viaja mucho y me sentía algo olvidada, y lo engañé. 

Bien, ahora ya no me agrada. 

–Oye, júzgame si quieres, pero él se dio cuenta y me dejó. Después fui a buscarlo y lo encontré con esa. 

Me di cuenta que cuando dijo esa, lo hizo con gran desprecio. 

–Supongo que era lo que merecía –continúa–. Pagué lo que hice. Pero de todas maneras me dolió y decidí alejarme de él. Y sí, me quedé con Roy, el chico con él que lo engañé. 

No pude evitar poner una cara de asco. No estoy segura de que parte de la historia es la buena. Lo que hizo es muy cruel. 

–Pero ya no estamos juntos. Somos amigos, sin embargo. Aunque Dastan no me cree, pero supongo que ya no importa. 

–¿Y me estás contando tu vida por...? –le digo alzando las cejas. 

Pone los ojos en blanco–. No lo sé. Sé que no te importa. Supongo que trato de quedar bien contigo y ser amigas. 

Bueno, no estoy segura de querer ser su amiga. 

–De todas maneras no importa –agrega, mientras toma su bolso y se dirige a la salida–. Sólo no tendrás que preocuparte más por mí –dice mientras sale por la puerta. 

No entiendo muy bien que acaba de pasar. Tal vez sería buena idea buscar a uno de mis agentes y pedirles que me pasen esa luz con flash para olvidarme de que esto pasó. 

Bueno, al menos sirvió para distraerme de mi rabia de hace un momento y olvidarme de Jared. 

Genial, lo acabo de recordar otra vez. 

Será mejor que supere esto. No tengo ganas de pasármela en el baño el resto de la noche. 

Vuelvo a mojar mis manos por tercera vez, mas que nada para armarme de valor y volver a la fiesta. 

Justo antes de abrir la puerta, ésta se abre sola y entra Dastan. 

–¿Tu ex? –pregunta. Mas bien creo que está gritando. 

–¿Eh? 

–¿Estuviste con el papá de Nicole?

El alma se me cae al suelo. 

Siento que el lugar cada vez se hace mas pequeño, pero nada de eso me importa. 

–Contéstame –me exige. 

–¿Quién te dijo eso? 

–Tardabas mucho en salir y fui a asegurarme que ese idiota no se marchara. 

–¿Así que lo investigaste por él? 

–No me decías nada, Pepper. Si ese idiota te había hecho daño, no iba a dejar que se fuera de aquí. Pero en lugar de eso me entero que te acostaste con el novio de tu hermana. 

Cierro los ojos y agacho la cabeza. Estaba segura de que se iba a enojar cuando se enterara. 

–¿Es verdad? –pregunta. 

Me doy cuenta que está tratando de controlarse, pero se nota que la rabia lo carcome por dentro. 

–Yo... –de mi boca no sale nada más. 

–Joder, Pepper. Eso es tan retorcido –se pasa las manos por la cabeza y cuando miro sus ojos, una oscuridad abismal se planta en ellos–. ¿Pensabas decírmelo alguna vez? 

De mi boca sigue sin salir respuesta. ¿Pensaba decircelo? No lo sé. 

Lo único que hago es abrazarme a mí misma, tratando de entrar en una jodida burbuja de protección que no encuentro. 

Mi pasado está volviendo y está arrasando con todo lo que tengo ahora. ¿Cómo mierda es que esto está pasando? 

–Tal vez sí no te conozco en lo absoluto –dice con una voz mortalmente neutra. Luego se gira y sale del lugar. 

Sus palabras calan en mi interior.

Cualquiera diría que no tiene por qué enojarse. Pero Dastan no es cualquiera. Es alguien que tiene unos valores y principios muy fuertes sobre la familia. ¿Quién va a querer estar con alguien que traiciono a su familia, como pasó conmigo? 

Sé que nunca voy a dejar de lamentarme por lo que pasó. Pero por un instante, tuve la pequeña ilusión de que podía hacer las pases con mi pasado. Un instante en el que Dastan iluminó mi existencia. 

Pero ahora se había ido, dejándome en la oscuridad de nuevo. 

No podía dejar que esa oscuridad invadiera mi vida otra vez. Tengo a una pequeña que necesita de mí. 

Salgo del barco. Lo bueno es que nunca zarpamos. Ni siquiera sé cómo es que llegue aquí afuera. 

–También te gritó a ti –me dice Jared. 

–¿Por qué mierda le dijiste? 

Él se encoge de hombros–. Oye, lo lamento, pero tu noviecito hizo preguntas y no quería perder mi empleo, pero no sirvió de nada. 

–Y perderás más que tu empleo si te acercas a mí y a mi familia otra vez –lo amenazo y lego lo empujo. 

¡Por fin un poco de justicia divina! 

Estaba muy cerca de la orilla y cae al agua. Ojalá muera ahogado, no me importa. Lastima que sabe nadar. 

–¿Pepper? –alguien me llama. 

Al voltear me doy cuenta que Kaa y Lex se acerca a donde estoy. Luego dirigen su vista al agua y en su cara se dibuja la sorpresa. 

–¿Por qué hiciste eso? –pregunta Kaa, sonriendo, pero cuando me ve, su sonrisa se borra de su rostro–. ¿Estás bien? ¿Qué haces aquí afuera? 

–¿Qué hacen ustedes aquí? 

–Salimos a tomar aire. ¿Estás bien? 

Sé que por tomar aire se refiere a hacer cositas con Lex. Pero sinceramente no tengo cabeza para pensar en ellos y lo que hacen.

–Me voy –contesto. 

–¿A dónde? 

–A casa. 

–Voy a buscar a Dastan –dice Lex. 

–No quiero molestarlo. 

Ambos fruncen el ceño y se quedan callados. 

No estoy de humor para explicar nada. Así que me doy la vuelta para marcharme. 

–Espera, voy contigo –me dice Kaa. 

Por el rabillo del ojo veo que se despide de Lex, y él vuelve al interior. 

–No quiero molestarte a ti tampoco. Vuelve con él.

–Lex puede esperar. Voy contigo. 

No replico. Tampoco tengo ganas de pelear. 

 ~ · ~ · ~ · ~ · ~ · ~ 

Estamos en el aeropuerto. Ya es hora de abordar el avión. 

–Kaa, en serio no tienes que hacer esto. 

–No, pero quiero hacerlo. 

–¿Pero y Lex? 

–Ya te dije que él puede esperar. Además lo veré en casa, cuando todos vuelvan allá. Tú estás mal ahora y no puedo dejarte sola. 

–No necesito que me cuides. 

–En estos momentos sí. 

–¡Kaa! 

–Además soy tu amiga. 

No pude evitarlo, empiezo a llorar como si de mis ojos se derramaran cascadas.

Siento como sus brazos cálidos me rodean y apoya su cara en mi cabeza.

–¿En serio no quieres hablar? –pregunta por encima de mi cabeza. 

–Me vas a odiar también. 

–Oye, que seamos de la misma familia no quiere decir que los genes idiotas de mi hermano también los tenga yo. 

Una risita sin ganas sale de mí. 

«Vuelo 6357. Última llamada» dice la voz mecánica del aeropuerto. 

–Vamos, es hora de abordar –me dice Kaa. 

–Pero es un vuelo comercial, de turistas. 

–¿A que será divertido? Nunca me he subido en esa sección –me dice con una sonrisa. 

Yo se la devuelvo, tomamos nuestros bolsos y abordamos el jodido avión.

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© Huellas en la Piel por Michelle Acero. Todos los derechos reservados.

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