Enfermizo

Per Hope_AR

55.2K 3.9K 670

Leonardo Miller es un empresario reconocido: Arrogante, soberbio, atractivo, prepotente y controlador ¿todo u... Més

Enfermizo
Prólogo
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho

Uno

8.7K 437 102
Per Hope_AR

Capítulo Uno

"-El no es como los demás niños Evan.- los gritos de la mujer de cabellos castaños se escuchaba por todos los rincones de la casa, incluyendo la habitación del pequeño Leonardo. El niño ya estaba acostumbrado a las habituales discusiones que siempre hacían sus padres a lo que nunca se acostumbraría era el motivo de las mismas: el.

-Es nuestro hijo.

-¡Pero el no está bien! ¿cuando lo entenderás?... tu lo viste, viste lo que le hizo a ese pobre niño.

-Sólo fue un accidente.

-Ambos sabemos que no lo fue, Leo tiro a un compañero por las escaleras, y no, no fue un accidente, el ni siquiera está arrepentido de sus actos. Peter se fracturó ambos brazos Evan...

Un sonido en seco se escuchó en el lugar. La pareja se giró para ver a su hijo en las gradas con gruesas lágrimas corriendo de por sus ojos, unas tijeras en sus manos. 

-¿yo soy la manzana de la discordia, cierto mami?- incluso la vos del niño era tétrica"

-Señor Miller- el hombre fue interrumpido de sus espeluznantes recuerdos que a menudo lo visitaban. Con cara sería se giró- llamaron de la clínica para confirmar su cita con la nueva psiquiatra- informó la secretaria con los nervios de punta, siempre que hablaba con su jefe era la misma situación. El arrogante individuo no hizo más que asentir. Leonardo sabía cuál era la reacción que causaba en el género contrario, su secretaria no era la excepción así que vio ese momento como su oportunidad para obtener un poco de diversión.

-Amber- la llamó con voz ronca. Era una mujer joven máximo unos veinticinco años con un peculiar atractivo era alta, delgada, de figura esbelta, chillantes ojos de un profundo color miel y larga cabellera rubia. Amber temerosa se volteó hacia su patrón.- Acércate- Demandó. Ella obedeció acercándose.

-¿S-si se-señor?

Leonardo río con altanería.

-¿Siempre eres tartamuda o sólo lo eres en mi presencia?- las mejillas de la joven se tornaron de un tono carmesí. Lo que provocó satisfacción en el.

Con paso seguro rodeo el gran escritorio que los separaba. Dio dos pasos más para acortar la pequeña distancia que entre ellos había. Poso sus labios sobre los de la joven, comenzó a besarla con desenfreno y pasión mientras sus manos exploraban su cuerpo, su lengua recorría cada rincón de su boca. Leonardo dirigió sus labios al cuello de Amber trazando un delicado camino hasta sus senos, succionando, besando y mordiendo llenaron el lugar de gemidos y jadeos. En cuestión de segundos las camisas de ambos fueron despojadas de sus cuerpos entre besos.

El sonido de un teléfono hizo presencia provocando que se separaran, era el móvil de Amber. El cabello de la joven estaba alborotado y sus mejillas muy sonrojadas.

-Vístete y sal de mi oficina- la decepción inundó el sistema de la joven, no era primera vez que las cosas se salían de control con su jefe. Siempre se prometía a si misma que pondría fin a eso, que Leonardo ya no jugaría más con ella pero cuando estaba en presencia de ese hombre las palabras y el valor brillaban por su ausencia.

Amber salió de la oficina dejando un sepulcral silencio. Leonardo nunca aceptaba un no por repuesta, no había existido una mujer aún que fuese capaz de rechazarlo y eso lo hacía sentir a un mas poderoso.

*******

Estaba ya aburrido de ver el monótono paisaje de grandes edificios pero estando encerrado en ese automóvil no había nada más interesante que el pudiera hacer. Ni siquiera era el quien conducía, siempre había tenido un chófer con una disponibilidad total.

Tomo su móvil, lo encendió. Las tres de la tarde menos quince minutos indicaba el reloj de su teléfono. Iba a tiempo para su cita con la nueva psiquiatra. Siempre era un hombre puntual. A lo largo de sus veintiséis años había visita tantos psicólogos y psiquiatras que había perdido la cuenta. Todos hacían y decían los mismo: "No existe una cura, pero si sigue las indicaciones al pie de la letra y toma estos medicamentos podrá vivir una vida común y corriente" esas palabras ya se las sabía de memoria. Pero esta vez tenía un presentimiento diferente, no entendía el motivo pero el creía que está nueva psiquiatra sería... especial. Minutos después se encontraban aparcando en el estacionamiento del gran hospital central de Londres.

-¿Leonardo Miller?- pregunto una enfermera con vestimenta Blanca. Leonardo dio gracias mentalmente, todas y cada una de las mujer (incluyendo pacientes y enfermeras) no eran capaces de despegar sus ojos del atractivo hombre. Y si era cierto que a el le gustaba la atención pero esa escena era demasiado incomoda incluso para el.

Leonardo se puso de pie, la descarada enfermera se había dado el lujo de lamerse los labios en obvia señal de coquetería. Aumentando si era acaso posible el ego de semejante personaje.
La enfermera condujo a Leonardo por un estrecho pasillo hasta una puerta blanca con el letrero:

"Psiquiátria
Dra: Willians"

Sin tocar antes, se adentró en el consultorio. Se giró, su mirada estaba fija en los pechos de la doctora su imaginación comenzó a hacer de las suyas, se imagino ¿como se veria sin esa camisa? también imagino desvistiendola lentamente sus pensamientos se estabas volviendo demasiado así que levanto la cabeza. Por primera ves podía decir que estaba anonadado al ver una mujer. Y en su vida había visto de todo prototipo: Rubias, pelo negro, castañas, pelirrojas, ojos verdes, cafés, azules, grises.. pero ninguno se comparaban con el color de los zafiros de la mujer que tenía al frente, si cabellera era larga y caía a un lado. Sonrió provocando que unos adorables hoyuelos hicieran su aparición. Leonardo había quedado sin palabras y eso no veía todos los días. su respiración estaba tan alocada como cada parte de el.

-Puede tomar asiento señor Miller- el hombre se recompuso volviendo a su expresión prepotente, aun impactado por la belleza de su nueva doctora hizo lo que está le pidió.

La Dra. Willians comenzó a hojear el expediente de su nuevo paciente, para tener una idea acerca de a lo que se enfrentaba. El expediente era claro: un niño de diez años diagnosticado mediante tres ejes:
*Esquizofrenia (como el eje principal) *Bipolaridad
*Y ligado de esta última el trastorno de identidad disociativo, más conocido como trastorno de doble o mas personalidades.
Se mantuvo equilibrado y estable durante los seis años siguientes. A la edad de los 16 años tuvo una recaída donde atacó con arma blanca a dos de sus vecinos al tener alucinaciones nuevamente, estuvo interno en el hospital psiquiátrico en Londres, en terapias intensivas. Lugar del que intentó escapar en reiteradas ocasiones. Un año después fue dado de alta con un aumento en la dosis de medicamentos. Se ha mantenido hasta la actualidad de una manera estable y normal.

Ese era el resumen del expediente de Leonardo. De inmediato la Dra supo que sería un paciente complicado.

-Y bien cuénteme ¿como se a mantenido con los medicamentos ?

Leonardo estaba sentado en un posición sumamente recta y seria, sin inmutarse. Se tomó unos segundos para meditar su respuesta.

-Estable con uno que otro pensamiento impulsivo, pero puedo seguir con mis labores diarias ¿eso es lo que importa no? ¿Mantenerme controlado?- se inclinó un poco para ver nombre inscrito en la bata blanca de la Doctora- ¿o me equivoco Señorita Willians?

-En realidad lo hace, nuestro mayor propósito es su bienestar.

-¿ Y quien sabe cual es el bienestar de los demás? ¿Un sistema mediocre que gira atravez del dinero o los corruptos que hacen las leyes y no quieren "locos" rondando cerca de ellos?- Arqueo la ceja derecha.

-Preferiría hablemos de usted y no de política ni sociedad.

-Lo supuse, a las personas no les gusta hablar de la realidad, prefieren seguir viviendo o fingiendo ignorancia.

-¿Me contaría el motivo de su cambio de psiquiatría aquí dice que fue atendido por el Dr Morris en el mes anterior cierto señor Leo? ¿Le puedo decir Leo cierto?

El hombre sonrió con picardía tomaba esas palabras como un acto de coquetería lo que el no sabía era que esa era una usual táctica de Kara para ganar la confianza de sus pacientes.

-Claro que puede, y deje de verlo porque era un doctor mediocre, como la mayoría. Espero y usted no sea del montón- Le guiño un ojo.

-¿Cuáles han sido sus últimos pensamientos?

-Cuando la vi pensé, diablos esta mujer tiene unas bellas tetas también me imagine muchas maneras en las que se vería sin esa fea camisa que cubre gran parte de ellas, al igual que las maneras en las que podía despojarla de esa camisa. Pero luego subí la cabeza y quede aún más impactado por esos increíbles zafiros.

Un sonrojo apareció en el rostro de Kara. A ella también le pareció un hombre atractivo pero debía mantener la ética profesional ante todo.

-Me refería a una manera literal.

-Usted no especificó Doctora.

La consulta trascendió como estaba establecido en la rúbrica de la doctora. Ella realizó un estudio completo, escribió una receta de los medicamentos ya conocidos por Leonardo.

-Bueno hemos acabado, nos veremos dentro un mes.- informó entregandole la receta.

-¿Hasta en un mes Dra? Yo que usted no estaría tan segura.

-Tengo que informarle que nuestra relación es estrictamente Doctor-Paciente.

Kara tomó una posición sería, que causó todo el efecto contrario en Leonardo.

-Sabrá pronto de mi... hasta luego.

Salió del consultorio decidido, esa mujer caería por el así como lo había hecho todas y cada una de las mujeres que había conocido en su pasado, Kara Willians no sería la excepción... Esa mujer sería su perdición, literalmente. Ella sería suya a toda costa de eso estaba seguro.




*****

-Señor aquí está el informe de las cuentas que me pidio- Amber le entregó el sobre manila al imponente hombre al cual se entrega cada vez que este la solicitaba aunque debía aceptar que está semana había algo diferente en Leonardo para ser más específico desde la cita con su psiquiatra, no la besaba, no la tocaba ni siquiera la miraba. La indiferencia que este presentaba era sumamente hiriente para Amber, tanto que estaba considerando presentar la renuncia tirar su horrible café encima de esa impecable camisa y escupirle lo terrible jefe y sobre todo persona que era. La única razón para no hacerlo era que tenia una familia que tristemente dependía de ella. Y es que una mujer enamorada, ahora despechada podía ser un problema para Leonardo.

Amber camino hacia la puerta de la oficina cuando una voz varonil la llamó ocasionando que la susodicha se girará y caminata de regreso, la alegría y emoción era notable en el rostro de la joven pues se hacía una idea del motivo por el cual su jefe le había llamado. Seductoramente se acercó a él, con su mejor sonrisa plasmada en el rostro. El semblante de Leonardo no cambiaba, estaba serio como de costumbre.

-Necesito que me traigas una carpeta con todos los datos personales de la Doctora Willians, la quiero para hoy- la decepción hizo presencia en el rostro de Amber, nunca imagino que le pediría algo como eso, pero debió sospecharlo se reprendió mentalmente por ser tan ingenua. Era obvio que el se había interesado por su nueva psiquiatra, desde que la vio había estado mas distante y frió de lo usual. Los celos la consumieron. Las mejillas se le comenzaron a pigmentar de un rojo carmín, era una intensa combinación de sensaciones: Vergüenza, celos, irá.

-¿Que acaso ahora eres sorda también?- pregunto Leonardo molesto al ver que después de unos minutos no dijo ni hizo nada más que literalmente hechar humo por las orejas. Amber se recompuso fingiendo que no le afectaba su presencia y se preparó para contraatacar.

-Son las tres veinticinco de la tarde señor, mi hora laboral termina a las cuatro, no podré tenerla lista en tan poco.

-No me interesa no es ese mi problema. E dicho que la quiero para hoy y así será ¿a menos que quieras perder tu trabajo?

-Pero- fue interrumpida por Leonardo.

-Nada de peros, aunque sabes. Para que veas que soy comprensivo sólo te pediré su dirección... por hoy, mañana deberás traerlo completo.

Amber al ver que no tenía escapatoria asintió. Luego se retiró tomando los pedazos de su dignidad. 

Leonardo comenzó a pensar. Tenia todo específicamente planeado iría a su casa con flores y chocolates así como se supone que le gustan las cosas a las mujeres, la seduciría como primera fase. Tenia una respuesta para cada respuesta que fuese valida como un no, cuando el la invitara a salir. La enamoraría lentamente hasta que ella fuese suya. Todo saldría a la perfección, o a menos eso era lo que el pensaba. 

Se paso los siguientes minutos revisando que no hubieran anomalías en sus cuentas bancarias y en las de la empresa. Su padre murió cuando el tenia veinte años, era hijo único. Por ley la empresa pasaba automáticamente a sus manos. Habia estudiado administración de empresas tanto en la secundaria como en la universidad por lo que no tuvo problema en hacerse cargo de los negocios de la familia. Era su deber velar por el patrimonio. Su abuelo había heredado a su padre y así seria consecutivamente de generación a generación.

A las cinco menos diez minutos Amber atravesó la puerta. Entrego en una carpeta la dirección de Kara a Leonardo. Sin decir nada se retiro, la expresión de Amber era fría, estaba muy dolida.

Leonardo emocionado reviso la carpeta. Kara vivía en una buena zona eso lo alegro, ella se merecía lo mejor. The city era el barrio, casa numero dieciocho.

Salio inmediatamente de la empresa, se subió a su auto, esta vez no llevaba chófer ya que si todo salia como lo planeado tardaría un buen tiempo en la casa de Kara.  Solo se detuvo en la floristería y en la dulceria donde una linda pelirroja no perdió oportunidad y le entrego en una tarjeta su numero a Leonardo. Acelero como pocas veces lo hacia. Extrañamente para el, estaba nervioso. Nunca antes le había sucedido algo así, normalmente era un hombre sumamente seguro y confiado en si mismo. 

Llego al barrio,  varias casas de gran tamaño empezaron a aparecer en su campo de visión. Dio la vuelta en la siguiente calle. Aparco frente a una casa de dos pisos color purpura y ventanas color blanco. Salio de su auto dispuesto a conseguir su objetivo: El amor de Kara.

Toco el timbre, arreglo la corbata que hacia juego con su perfecto traje, Las flores y chocolates estaban en su mano derecha. Volvió a tocar el timbre, no era posible que ella no estuviera, tenia que estarlo se dijo así mismo para tratar de calmarse. Un "ya voy" se escucho desde el interior, era una mujer, era ella. Tan solo oír su voz provoco una extraña y desconocida sensación en el. Después de unos segundos la puerta fue abierta. Kara llevaba un short jean, una camisa verde sin mangas y unas zapatillas negras. se veía hermosa pensó Leonardo. 

La cara de confusión se hizo presente en ella pues no comprendía que hacia su paciente ahí y mucho menos como diablos consiguió su dirección. Leonardo dio un paso al frente y con su galardona sonrisa le extendió las flores junto a los chocolates. Kara se cruzo de brazos, no tomo los obsequios sin embargo negó con la cabeza. Frunció el ceño. Leonardo por su parte estaba ofendido pero no lo demostraría, la perseverancia siempre lo caracterizo y esta no seria la excepción.

-¿Que hace aquí? ¿ como conseguio mi dirección?- pregunto lo que tanto le confundía.

-Cuando eres alguien tan influyente como yo conseguir una dirección es algo insignificante. 

-No debería estar aquí.

-Quizás. Pero no puedes negar que te alegra que lo este.

-Ética profesional- reprocho Kara.

-Nadie se enterara- elevo una ceja picaramente.

-Yo me entare. Lo siento pero debe retirarse.

-Esta bien pero acepta las flores y los chocolates.

-No me gustan las flores y soy alérgica al chocolate.

Los hombros de Leonardo decayeron. Sin duda seria un hueso difícil de roer.

-Una cita, solo es- Su cara se volvio una terrible imitación de un cachorro suplicante.

-Lo siento.

-Oh vamos deja la maldita ética profesional a un lado.

-No solo se trata de ética profesional Leonardo- Que pronunciara su nombre había causado que el se estremeciera. Levanto su mano mostrando un anillo en su dedo angular, pero no cualquier anillo sino de compromiso. Leonardo sintió una opresión en el pecho...

-¿Quien era cariño?

Levantó la mirada un hombre apareció al lado de Kara. Estaba tocando a su Kara eso lo enfureció.






****La hermosa Dra: Kara Willians en la foto de multimedia****

Continua llegint

You'll Also Like

30.6K 1.2K 16
𝐽𝑒𝑜𝑛 𝐽𝑢𝑛𝑔𝑘𝑜𝑜𝑘 𝑙𝑖́𝑑𝑒𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑓𝑖𝑎 𝐽𝑒𝑜𝑛 𝑑𝑒𝑐𝑖𝑑𝑒 𝑖𝑟 𝑎 𝑢𝑛 𝑝𝑟𝑜𝑠𝑡𝑖́𝑏𝑢𝑙𝑜 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑒́ 𝑎 𝑡𝑎�...
12.6K 1K 43
Llegará un nuevo integrante a los smiling critters el cual pondría de cabeza todo.
33.7K 2.3K 43
Esta historia pasa en el mundo de hh (hazbin hotel) pero Alastor no es aroace, solo asexual. La historia es después de la batalla contra Adam.
29.4M 2.3M 43
Emily Malhore es hija de los perfumistas más famosos del reino de Mishnock. Su vida era relativamente sencilla, pero el destino le tenia otros planes...