Al llegar a mi pueblo, ya había olvidado completamente el hecho de que había una mujer esperándome para poder contarme algo importante.
Llegué tan cansado que, no podía pensar más que en que jamás podría descansar tranquilo, ya que, al día siguiente de nuevo debía llegar más temprano de lo normal al trabajo. Todas las fotografías que había tomado durante el día debían recibir su respectiva posproducción. Tenía que retocar cada una de ellas con el estilo acostumbrado en la revista y, además, debía agregar descripciones detalladas a cada una para realizar un trabajo verdaderamente bien hecho.
A la mañana siguiente, no me di cuenta en qué momento sucedió, pero aparecí en la alfombra de mi sala sin motivo alguno, tirado ahí sin más, ¿En serio estaba tan cansado?
Rápidamente, me levanté y puse en marcha mi rutina diaria, tomé una ducha y con una taza de café en mano preparé mi maletín de todos los días, y al acabar la bebida me marché directo a la oficina.
Como ya tenía el leve presentimiento, el día estaría completamente de locos. Papeles volando por todas partes, compañeros gritándose entre sí, los editores quejándose de secciones faltantes... esto último, era en parte culpa mía, pues aún algunas fotografías no estaban listas. Creo que nunca en mi historia trabajando en ese lugar, había experimentado tanta tensión y presión sobre mí, estaba a punto de correr gritando como niño y llorar en un rincón de cualquier sitio, menos de ahí.
A costos y penas, la revista quedó terminada el propio viernes, ninguno de los empleados logramos entender como fue posible, era todo un milagro. Es decir, aún quedaban detalles por afinar, pero los compañeros que trabajan sábados se encargarían.
Había sido un día tan atareado, que, estoy seguro qué, ninguno de nosotros tuvo tiempo de pensar en otra cosa, y esto implica que olvidé por completo a Mel y su noticia importante.
En la hora de salida, me esperé a tomar el autobús que me lleva cerca de mi casa, cosa que nunca hacía, me encanta caminar. La mayoría de los empleados de la revista, esperan el autobús al salir, yo decidí hacerlo por primera vez. En lo que el autobús llegaba, me puse a conversar con mi compañero Juan José, o cariñosamente llamado "Tato", y yo estaba realmente sorprendido por el aura de paz y tranquilidad que tenía este hombre.
-Te ves demasiado tranquilo como para haber estado en la oficina hoy, ¿cómo lo haces? -le pregunté.
-¡Hola Alex! -respondió-. Pues sí, fue un día descabellado y por poco muero en el intento, pero, no es nada que una buena lectura no pueda arreglar.
Efectivamente, Tato tenía en sus manos un pequeño libro que parecía inspirar a todo aquel que lo leyera, iluminaba su cara en una escena casi de película.
-¿Un libro? -repliqué asombrado -. ¿En serio un libro te quita el estrés?
-Ya me ves, todo es mejor con unas cuantas palabras escritas que mejoren tu humor cada que lo necesites. -respondió con una enorme sonrisa.
Ya con esto, todo el viaje a casa analicé si realmente debería apegarme al hábito de la lectura, que se veía realmente mágica e influyente en mi amigo Tato.
Sin dudarlo, al llegar a la parada de autobús en la que debía bajarme, desvié mi camino y me dirigí a la librería "Francis Books", a unos cien metros de mi apartamento. Le tomé la palabra a Tato y me embarqué en la búsqueda de un buen libro, estuve cerca de quince minutos rondando los pasillos del lugar hasta que uno de los empleados se dirigió a ayudarme.
-¡Buenas noches amigo! ¿Puedo ayudarte? -me preguntó-. ¿Qué buscas?
-¡Buenas! Vengo a buscar un libro.
-¡No! ¿En serio? ¿Un libro? ¿Aquí en una librería? Ay, pues, que pena, no tenemos -la mente de ese hombre después de escucharme decir eso.
Afortunadamente, me percaté rápido de la redundancia de mi frase y continué:
-Pero, el problema es que, jamás he leído más allá del periódico. ¿qué me recomiendas? -pregunté.
-¡Oh! Genial, me parece excelente que quieras empezar en el mundo de la lectura, y no te preocupes, yo te daré la asesoría que necesitas -dijo amablemente y sin sarcasmo alguno.
Me llevó a un pasillo lleno de libros con portadas llamativas, uno de ellos me llamó especial atención, así que decidí preguntarle al hombre.
-Disculpa, este de aquí, ¿es una buena elección? -pregunté.
-Pues... si eres romántico, ¡elegiste el indicado mi amigo! -replicó.
Curiosamente, lo elegí principalmente por eso, me gusta bastante el romance.
El libro se llamaba: "Vivir de Amor" por Francesca Olivares, y básicamente hablaba del amor que dejó de ser, y de cuanto se debe luchar por un amor real. Mientras el vendedor hacía mi trámite de compra, logré ojearlo un momento y deseé quedarme ahí mismo leyéndolo completamente. La historia me atrapó con unas cuantas líneas, así que no iba a demorarme mucho en terminarlo.
Cerca de una semana me llevó completar su lectura, antes de dormir, al despertar, mis días libres, antes, durante y después del trabajo, cualquier momento libre podría utilizarlo para centrarme en el libro y olvidarme de todo lo que me rodeaba. Tato tenía razón, no había nada en el mundo que no se pudiera arreglar con una buena lectura.
Sí, pasó una semana completa en la cual liberé mis cargas, solté la presión y me quité todo estrés que me estaba matando. No hice más que leer y leer, me olvidé de todo, incluyendo la fotografía y el diseño digital, que practicaba como hobbies aún fuera del trabajo.
Llegado el sábado de la semana siguiente, dispuse la madrugada para leer un poco más del libro. Una de las páginas del mismo tenía una cita que decía algo así:
"Te has convertido en mi luz, si, esa luz que me ha hecho ver con claridad la cercanía con el amor, ver todo en un mundo, no irreal, pero muy parecido a la realidad, sin cuentos baratos, ni palabras de amor, algo más bello que mirar la luz de la luna, porque en tus ojos encuentro todo mi universo, en esos ojitos de color miel, puedo ver más allá".
Al terminar esas líneas, hice una pequeña pausa, y en la alfombra de mi sala me recosté boca arriba a pensar en todo esto. Cree un pequeño universo en el que me vi a mi mismo de la mano con una persona ficticia y perfecta, compartiendo pasiones juntos. Mi sueño en cuanto al amor era un tanto imposible, siempre fue viajar a un hermoso país con una mujer que tuviera la misma pasión que yo, la de tomar fotografías. Estar con ella en los lugares más increíbles y capturar momentos inolvidables en imágenes que guardaríamos para siempre.
Imaginar esto era simplemente hermoso, pero mientras lo hacía, se clavaba en mi pecho una espina, tenía el sentimiento de que estaba olvidando algo con respecto a esto, y efectivamente...
-Un momento... ¡MEL!
Dios mío... realmente me había olvidado por completo de aquella chica que me tenía enamorado a más no poder, y, además, ¡ella tenía algo que decirme! ¿Qué tal si era algo de vida o muerte? ¡Tal vez necesitaba un favor urgente de mi parte, tal vez estaba en problemas!
Estaba tan relajado en ese momento que rápidamente me tranquilicé y pensé en que tal vez era algo relacionado a la tienda o no era nada grave, y tomé la decisión de ir a la mañana siguiente con el primer rayo de sol.
Una semana entera había pasado y había olvidado por completo varios aspectos y partes importantes de mi vida, tal vez me estaba volviendo adicto a eso de la lectura, y, era tan sustanciosa y entretenida, que lograba captar el cien porciento de mi atención y me provocaba seguir leyendo más y más sin parar.
Había terminado ya el libro y caí en cuenta de que no podía seguir la vida tranquila si no conseguía pronto algo similar. Lo más pronto posible, iría a la misma librería a buscar más de esta brillante escritora o de ese brillante género literario del romance.
¿No es increíble como unas páginas pueden cambiar tu rutina? Es asombroso todo lo que sucede cuando descubres un universo nuevo, cambia tu forma de pensar, tu forma de ver tu ambiente, la forma de estar en contacto con tu medio y hasta tu manera de caminar y hablar pueden verse modificadas por el hecho de encontrar una nueva pasión para tu vida.
En aquellas palabras aprendí muchísimo acerca del romance, si bien es cierto, nunca metí mano en temas del amor, nunca había puesto atención a esos pequeños detalles en ese sentimiento tan amplio y misterioso aun considerándome alguien romántico, pero conforme leía cada línea de aquel libro, me inspiraba a conocer más y más de ello, y fue lo que me catapultó a pensar en quien despertaba este sentimiento en mí, la mujer de aquella tienda a pocos metros de mi apartamento, la más hermosa vendedora que el mundo haya conocido. ¿Qué sería aquello tan importante que se estaba guardando para mí?