La hija de Zeus y Hera [1.2]

Oleh DannyBaladon

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La princesa del olimpo comienza a explorar los sentimientos del amor, nuevas amistades y realidades la hacen... Lebih Banyak

Prólogo🌩| Heredera
Capítulo 1| Corona
Capítulo 2| Entrenamiento
Capítulo 3| Una princesa...
Capítulo 4| Cabeza de uva
Capítulo 5| Niño bonito
Capítulo 6| Friendzone
Capítulo 7| ¿Amigos?
Capítulo 8| La cabaña de Morfeo
Capítulo 9| Cita de dos
Capítulo 10| Las Oρατή
Capítulo 11| California
Capítulo 12| Romeo y Julieta
Capítulo 13| ¿Papá lo sabe?
Capítulo 14| Ancestros
Capítulo 15| Un ángel
Capítulo 17| Negación
Capítulo 18| ¿Quién es Damián?
Capítulo 19| Depresión
Capítulo 20| Cargas eléctricas
Capítulo 21| Reina del drama
Capítulo 22| Ataques
Capítulo 23 | Aceptación
Capítulo 24| Aún duele
Capítulo 25| Enamórala
Capítulo 26| Tártaro
Capítulo 27| Por mi causa
Capítulo 28| Ser mala es bueno
Capítulo 29| Sonríe rayito
Capítulo 30| Ronda de Shots
Capítulo 31| Emma's coffe
Capítulo 32| Pay de limón
Capítulo 33| ¡Voy a superarte!
Capítulo 34| La casa de los sustos
Capítulo 35| Rubia oxigenada
Capítulo 36| Estoy bien
Capítulo 37| Intentamos
Capítulo 38| Aléjate
Capítulo 39| Resaca
Capítulo 40| Pasado
Capítulo 41| ¿Dónde está ella?
Capítulo 42| A salvo
Capítulo 43| Siempre Juntos
Capítulo 44| Perfecta Esposa
Capítulo 45| No en mi boda
Epílogo| Familia Passion
Agradecimientos
Capítulo Especial | El Corazón de Anteros
Capítulo Especial | Nuestra pequeña
Serie "Hijos de Dioses"
Saga "Criaturas Bestiales"
Preguntas de Lectores
Respuestas para lectores

Capítulo 16| Una pesadilla

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Oleh DannyBaladon

A I L E E N
⚡️⚡️⚡️

El silencio del cementerio era eclipsado por el sonido del viento pasar entre las tumbas y los árboles, viendo los nombres de grandes héroes caídos. Caminando con lentitud para retrasar el momento que cada mañana repetía y me hacía sentir cada vez peor, nunca nada me había dolido tanto como el recuerdo de Damián. Su falta dolía tanto que me daban ganas de arrancarme el corazón, no quiero seguir sintiendo esto, pero por más que intento no pensar en ello algo siempre me trae a colación sus recuerdos. Me sentía tan culpable por todo lo que pasó, el hecho de haber propuesto ir al campamento fue mi idea y me arrepiento tanto de eso. Las personas que me quieren convencer de que no fue mi culpa, que fue un accidente, que desconocíamos que los monstruos estarían en el campamento. Alysa fue la única que me gritó a la cara que toda la culpa era mía, no me dejo entrar a su cabaña a ver a Penny que sabía estaba completamente destrozada. Me cerró la puerta en la cara dejándome con un mar de lágrimas y esa culpa creciendo con fuerza en mi interior.

Ahora las historias donde dejaban a mi padre como un monstruo se vieron opacadas por mi culpa, yo era el verdadero monstruo por pensar que sería diferente a mis padres.

Mi palma dolió y un pequeño hilo de sangre, al abrir mi mano, noto como las espinas de la rosa atravesaron mi piel y se quedaron incrustadas en esta. Con paciencia me quité espina por espina, dejando la rosa manchada en la tumba de Damián, me temblaban las manos y comencé a llorar manchando mi falda con la sangre de mi mano. Mis protectores no parecían notar nada de lo que estaba pasando, tampoco me importó, sospecho que ellos también debían estar hartos de venir a la tumba de Damián conmigo. No les dirijo la palabra desde lo que ocurrió, en realidad no hablo con muchas personas salvo con mis primos y alguna que otra ninfa para que vaya por mí a dar recados.

Secando mis lágrimas leo una vez más la inscripción de la lápida.

Damián Passion

Inolvidable la huella que dejaste en nuestros corazones. Siempre te recordaremos, con amor, tu familia, amigos y novia.

Las lágrimas se acumulan empañando mi vista, no las dejo salir, quiero dejar de sentir este dolor, pero es casi imposible. Todas las noches me duermo llorando porque no puedo dejar de repetir en mi mente lo que pasó con Damián, no puedo apagar ese dolor. Se supone que debería verme fuerte, pero en la realidad me siento completamente destruida, sin fuerzas y un fracaso como princesa. Mi deber era protegerlos a todos y no pude hacerlo, perdí a mi novio por un error que fue mi culpa.

—Princesa Aileen —llamó mi atención Artemis apretando mi hombro —No puedes seguir lamentando la muerte de Damián, no volverá, pero aquí tienes un amigo.

—Sé que no volverá, no soy estúpida entiendo lo que es la muerte. Mi problema es que siempre me han aislado de ese dolor, cada que tenía una mascota y algo le pasaba desaparecía porque mi padre se los llevaba a sus misiones. Cuando aprendí lo que es la muerte con Apoli, me di cuenta que esos animales murieron, pero no dolió porque esas heridas estaban curadas. Lo de Damián es diferente, está herida cada que intento cerrarla se abre y sutura dolor, no puedo olvidar esto como si fuera nada. Mi novio está muerto y todo es mi culpa —sollozó sin ya poder contenerme, las lágrimas caen y me aferro con las dos manos a esa lápida. Necesitaba recordarme que estaba en el mundo real y no en una pesadilla.

—No puedes derrumbarte, Damián no permitiría verte llorar. Eres la hija de Zeus y Hera, los dioses más importantes del panteón —para mi sorpresa quien habló fue Alex, mi otro protector, con él nunca intercambiamos palabras más de lo necesario.

—Que sea la hija de Zeus y Hera no me convierte inmediatamente en su copia, sabes, todos esperan que explote como mi padre o que sea una rencorosa como mi madre. Pues lamento decepcionarlos porque si tengo genes de ambos, pero eso no quiere decir que sea su copia —finalmente explotó con rabia, todos esperan algo de mí que no puedo cambiar y que lo traigan a colación en un momento como este me enoja. —Esta será la última vez que vendré a ver a Damián, es momento de que retome mis tareas, me voy a casa —limpie las escasas lágrimas que quedaban por mis mejillas, intente poner una sonrisa en mi rostro. Toda mi vida fingí que todo estaba bien, hasta cuando nada estuvo bien y hoy volverá esa Aileen. La princesa perfecta.

Envuelta en un rayo viajé hacia el olimpo, terminando por caer en el estanque de los dioses, mi falta de concentración cualquier día me hará caer desde muy alto y me estrellaré contra el suelo. En el agua cierro los ojos dejándome flotar, necesitaba desconectar por un segundo y el agua me estaba dando cierta paz en ese momento. Me gustaría poder dejar todo a un lado, no preocuparme de nada y vivir como una mortal más, sé que si mi madre me viera, toda mojada con el maquillaje corrido, el cabello hecho un desastre y el olimpo sin supervisión, me mataría. No es lo que una princesa debe de hacer, pero el tener tantas responsabilidades en mis hombros está siendo muy pesado de llevar.

Pero no son momentos de quejas, tengo una responsabilidad y solo una, cuidar del olimpo. Es hora de arreglarme para comenzar a trabajar, hace tanto que vengo supervisado por encima que me sorprende que el olimpo aún se encuentre en pie. Risas en el pasillo llaman mi atención hasta que veo los causantes de estas Ylenia y Adonis jugando a atraparse el uno al otro. Dos almas gemelas que al verse a los ojos se les iluminan como nunca antes había visto, supongo que todos tenemos una forma de mirar especial.

—Yo también lo extraño mucho —una voz femenina me saca de mi estupor, al girarme vi a Agatha, me dedicó una mueca que no llegó a sonrisa y el motivo de eso me dolió.

—No somos las únicas, ayer fui al campamento y Penny sigue empeorando. Eros me dijo que no ha querido comer nada en seis días —comentó con culpa. La joven chica apenas salía de su habitación para ir al baño. No deja de llorar día y noche, su novio Alex está muy preocupado por ella, la ve muy delgada. Se intentó de todo para que saliera de su reclusorio de cuatro paredes, pero al único lugar que va es al baño y a la habitación de su difunto hermano.

—Si, Penny y Damián eran muy unidos, se conocieron desde antes del campamento y eran inseparables —la capitana de la cabaña agacho la cabeza para esconder su tristeza, a ella también le afecta demasiado.

—Me gustaría volver el tiempo atrás y cambiar tantas cosas Agatha —mis brazos la rodearon buscando darle consuelo, aunque para qué mentir yo también buscaba sentirme mejor.

—Lo sé Aileen, mi hermano jamás me perdonaría que te deje llorar por su causa. No fue tu culpa, esos monstruos iban por todos, era algo inevitable —se separó forzando una tímida sonrisa que temblaba por mantenerse.

⚡️⚡️⚡️

Mi cama nunca se había sentido tan gigante como ahora, viendo el techo de mi habitación, la soledad comenzaba a jugar con los recuerdos de mi memoria y mi mente comenzaba a replantearse el sentido de la vida. El sentido de mi vida. Mi prima Ylenia se cansó de repetirme que tengo que comenzar a superar lo que pasó, que debo continuar con mi camino que ya nada más se puede hacer por Damián y que tengo que seguir con mi vida y no ponerla en pausa. Pero ¿Cómo puedo continuar?

Perdí mi voz interior mucho tiempo antes de que esto pasara con Damián o en verdad jamás tuve una, porque siempre me dijeron que debía hacer y ahora que me dejaron sola, estoy perdida. Mis párpados caen, comienza una lucha por mantenerme despierta, siguiendo con mi análisis de mi vacía vida. Esa guerra fue interrumpida por unos golpes en la puerta de mi habitación y el sueño se esfumó de mí por completo.

—¡Adelante! —gritó sin moverme de la cama.

—¿Princesa Aileen? —una voz masculina me responde a la par que la puerta es abierta, tan despacio que termina haciendo un chillido espantoso. Se asoma la cabeza de Artemis, con una sonrisa tan grande que se notaba que quería contagiarme, pero no funcionó.

—¿Necesitas algo? —consulto volviendo mi mirada al techo, no tenía ánimos de moverme.

—¿Quería saber cómo te encuentras? —pregunto. Escuché sus pasos acercarse a mi imponente cama, lo siguiente que supe fue que el colchón se hundió en una esquina.

¿Cómo me siento? Déjame decirte, hijo de la diosa de la sabiduría, que yo en estos momentos no sé cómo sentirme. Triste o no sentir nada, porque mi necio corazón parece querer dejar de latir por segundos y luego quiere volver a ser como era antes. Pero nada de eso salió de mis labios, muy por el contrario.

—Mejor supongo, lo extraño mucho a decir verdad es difícil aceptar que él se fue para siempre. Apolión intentó comunicarse con él, pero aún no lo encuentra en el río de las almas —respondo con voz calmada. Mi pobre primo había buscado sin descanso, día y noche por todo el inframundo hasta que le pidió ayuda a las Moiras y aún no aparecía nada ni rastro del alma de Damián.

—¿Qué extraño?, un semidiós destaca de entre las demás almas —contesta el castaño, podría jurar que su expresión por un segundo fue de repulsión al escupir las últimas palabras. Aunque a decir verdad no creo que eso pasara, Artemis es mi amigo y lo fue de Damián, ¿porque habría de odiarlo?

—Él aún no aparece o no quiere comunicarse con nosotros —alegó girando sobre mi cuerpo para darle la espalda, estaba decepcionada de que la segunda opción sea la razón de que su alma no aparezca.

—Aileen, mi madre me dijo una vez todo tiene un propósito, solo debemos confiar —tomó mi mano dándole un leve apretón para indicarme que él estaba allí para cuando lo necesite, como un verdadero amigo.

—Gracias Artemis, eres un gran amigo —me giré sentándome en la cama para darle un abrazo fuerte. Duró solo unos minutos, pero pareció satisfecho.

—Aileen eres una gran persona hermosa por dentro y por fuera. No me gusta verte llorar —susurró el castaño. Apartando un mechón de mi cabello que había caído en mi rostro, ese gesto solía hacerlo Damián.

—Ya es hora de ir a la cama —comentó rompiendo nuestro contacto de manera súbita.

—Sí, está bien, eh... buenas noches, princesa Aileen —dudo si darme un beso en la mejilla o solo despedirse y para mi alivio solo se despidió con la mano.

—Buenas noches, Artemis —me acomodé en la cama y en cuanto escuché la puerta cerrarse y pude dormir en paz.

Los cánticos de los descendientes de Apolo me anuncian el inicio del amanecer, los recuerdos a las palabras de mi mamá vienen a mi mente, una princesa despierta junto con el sol. Apresuro mis pasos para darme una placentera ducha, hace muchos meses que no solicitó a las ninfas que me asisten para mi rutina diaria y por ende siempre termino llegando tarde al desayuno. Me visto con un elegante vestido, me maquillo cubriendo las señales de que dormí mal y deje que una de las ninfas peinara mi cabello antes de ponerme la corona. Necesito volver al trabajo, comenzar a sanar por mí y buscar el sentido a mi vida, no quiero solo ser la princesa del olimpo.

En el olimpo la biblioteca es enorme, está llena de libros antiguos y muchos artilugios de los dioses, además de pergaminos y distintas cosas demasiado viejas para saber que son. Busco el libro que rondaba en mi cabeza día y noche "Magia Antigua". Lo encuentro rápido al resaltar su tapa negra entre los demás libros en tonos viejos. Sobre una de las mesas más cercanas a la salida visualizo un libro que en su tapa tiene inscrito "Cómo superar una pérdida" lo tomó por simple curiosidad. De camino a mi taller me cruzo con Agatha que también camina apresurada.

—Buenos días, Agatha —finjo una sonrisa a pesar de que me estoy muriendo por dentro.

—Buenos días, princesa —ella se inclinó haciendo una reverencia, al parecer la diosa del amor no se percató de la falsedad de mi sonrisa. Después de todo, fingir parece la mejor opción para que todos dejen de preocuparse por mí.

En mi taller dejé los libros sobre mi escritorio tomando mi tablilla para comenzar con mis trabajos atrasados. Al tomar asiento mi estómago rugió, exigiendo alimentos, llamé a una ninfa para solicitar que alguna de las descendientes de Hestia que me preparara algo para el desayuno. La tablilla con mis notas que por tanto tiempo la deje abandonada comienza a brillar. Hora de que comience a trabajar o seré expulsada del olimpo. La tablilla me muestra que últimamente hay muchos problemas en los matrimonios y tendré que pedir ayuda a Agatha. Hablaré con ella en cuanto... El olor a sándwiches calientes inunda mi oficina junto al olor a café.

—Buenos días, princesa Aileen, aquí está su desayuno —una de las ninfas ayudantes de Hestia deja la bandeja en un espacio libre de mi escritorio

—Buenos días, Ada, muchas gracias.

—¡Aileen! —escuchó el grito de Apolión.

—Por los dioses ¿Cuándo será el día que Apolión me busque como una persona normal? —apoye mis codos sobre el escritorio dejando caer mi rostro en ellas. Ada se rio marchándose de mi oficina y dejando pasar a mi primo.

—Te estaba buscando —se sentó frente a mi escritorio con tanta naturalidad que no parecía que hace unos minutos parecía loco gritando por los pasillos del Olimpo.

—No lo había notado, tus gritos asustaron a todos —espetó mirando el reloj de la pared, abriendo mucho los ojos, me alarmó al ver que son las ocho de la mañana —Apolión son las ocho de la mañana, no puedes estar gritando algunos trabajan en la noche. Desconsiderado —lo regaño sería, muchos llegan realmente agotados al olimpo luego de arduas horas de trabajo en la noche.

—Lo siento Aileen, pero lo que tengo que decirte es muy importante —alega el pelinegro robando uno de mis sándwiches.

—¿Qué noticias? —interrogó tomando un sorbo de mi café y mordí un trozo de mi sándwich, si no me apresuro Apolión se comerá mi desayuno solo.

—Estuve hablando con Ylenia y Adonis para organizar una broma en honor a Damián —respondió acercando su mano a mi plato intentando tomar otro de mis sándwiches, pero le di una palmada evitando que se robe mi comida.

—¿Hablas en serio? —la idea me parecía muy buena, quería hacer esto por Damián, pero una broma fue lo que nos puso en este punto en primer lugar.

—Si, Aileen sabemos cuánto lo extrañas. Todos en el olimpo y en el campamento están pasando por lo mismo. Damián sabía hacerse querer.

—Él tenía su carisma —comentó sonriendo ante el recuerdo de su sonrisa, como hablaba con todos los campistas, siempre dejándolos a todos contentos. Esta vez sonreí de verdad.

—Aileen te aseguro que estoy trabajando para encontrarlo, en cuanto lo haga te avisaré —mi primo se levantó de la silla, vino hacia mí dándome un fuerte abrazo.

—Gracias Apolión, te quiero mucho primo.

Bueno mis semidioses y semidiosas. Que les pareció el capítulo.

Besos

De

Danny

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