ROCK NIGHTS AND METAL DREAMS...

By JessyKillerWriter

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Cinco años antes Beka era una fan, que se mudó a Finlandia para conseguir sus sueños y hacer locuras, mientra... More

Prólogo
Capítulo I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO VI
Presentando a los personajes
CELEBRANDO LOS 100 VISTOS Y LOS 22 VOTOS

CAPÍTULO V

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By JessyKillerWriter

ATENCIÓN!! El siguiente capítulo contiene sexo explícito, por lo que estás siendo avisado. Si eres una persona que no le gusten éste tipo de contenido o eres menor de edad: NO lo leas. Si lo haces será bajo tu responsabilidad. Mediante este escrito me desvinculo totalmente de posibles y futuras explicaciones, represalias, llamadas de atención... Gracias. 

CAPÍTULO V

La semana había sido una completa locura. Nervios, reuniones inesperadas, maletas, fiestas de despedida y, sobretodo, evitar encontrarse con el grupo más de lo que consideraba oportuno o profesional. Así recordaba los últimos días mientras se mordía las uñas, en espera del concierto que daría el pistoletazo de salida a la gira.

Apoyada en una de las paredes del backstage podía observar como Tavastia, una de las mecas del rock, se llenaba de fans, periodistas, técnicos de sonido... La sala se encontraba en su mayor esplendor, disfrutando de su nuevo sold out.

Beka había acudido a la cita dos horas antes de lo previsto. Siempre le gustaba ir con tiempo para familiarizarse con el lugar, algo crucial aquella noche. Allí estaba, con su cámara, captando las primeras instantáneas, haciendo pruebas antes del concierto y comprobando que todo funcionara correctamente. Quería fusionarse con el entorno, acoplarse a él y formar parte de aquel todo vibrante, tenso y que casi se podía mascar.

Desde donde se encontraba espiaba como algunos fans hablaban, se hacían fotos y charlaban con sus amigos, en espera de que el grupo saliera, mientras ocupaban los mejores sitios, según el lugar que ocupaba su miembro favorito. Se recordó haciendo lo mismo, de hecho, era algo que había aprendido a hacer en Finlandia, cuando había podido asistir a sus primeros conciertos y festivales.

Mucho más allá, en la entrada, lejos de su mirada, podía imaginar a las groupies, intentando hacerse con algún pase que les asegurase unos pocos minutos de diversión o, en el mejor de los casos, una noche con alguno de los miembros del grupo. Iba a tener que recurrir a todo su aguante para soportarlas, pero sobre todo para evitar que sus recuerdos la asaltaran cuando menos lo esperase. ¿Estaría preparada? Suspiró.

No hacía mucho había decidido escribir un artículo sobre el fenómeno groupie. En un intento de conciliar sus demonios internos. No estaba segura de que lo hubiera conseguido, pero al menos había aprendido mucho sobre ellas y su historia, una constante desde los años 50, cuando los primeros grupos habían dado sus primeros pasos.

Eran personajes tras los que existía una extensa mitología. Mientras para algunos eran adolescentes que habían aprovechado su relación con los grupos y su influencia para alcanzar sus propias metas, en un mundo marcado por el machismo; para otros, se trataba de chicas fáciles, a las que les gustaba acostarse con músicos, sin mayor aspiración. En cierto modo, hasta había llegado a empatizar con el primer grupo. Después de todo, ¿no había vivido algo similar? Incluso compartía con ellas su vida intensa, llena de luces y sombras y su triste final.

En cualquiera de los casos, debía reconocer que el mundo del rock no habría sido lo mismo sin ellas. Más allá de las críticas y posibles hipótesis, eran las que habían conseguido los sueños húmedos de cualquier fan: una noche salvaje con una estrella del rock. Muchas habían sido como las meretrices o amantes de siglos pasados, sólo que, mientras unas desarrollaban su arte y movían sus hilos en los grandes salones europeos, ellas lo habían hecho en un backstage o la parte trasera de un autobús. Tenía que reconocerles su mérito.

Sus favoritas habían sido Lori Maddox, Bebe Buell, Pamela Des Barres, Cynthia Plaster y Penny Lane. Todas ellas habían desempeñado un papel que iba desde madre a enfermera improvisada, ocupándose del grupo en sus momentos más bajos, haciendo que la banda funcionara, aun estando hasta el culo de drogas y alcohol.

No podía dejar de sentir admiración por aquellas chicas que habían quedado en el recuerdo, siendo inmortalizadas en canciones, películas o libros, dejando tras ellas un halo de gloria y, en muchos casos, consiguiendo enamorar, casarse y tener hijos con algunas antiguas glorias.

Beka no se equivocaba, aquella noche también había groupies en la sala, sólo que las actuales poco tenían que ver con aquellas chicas en las que se centraban sus pensamientos, las actuales solían ser niñas de papá, que perseguían a los músicos y a los no tan músicos, para meterse en su cama y presumir ante las cámaras, les gustaba usar el sexo para hacerse famosas y chantajear, no para crear bonitos recuerdos con los que adornar sus solitarias noches. Habría sido difícil que alguna de ellas consiguiera una canción en su honor y, lo que era peor, la mayoría ni siquiera eran fans del grupo, mientras tuvieran una guitarra en las manos, les bastaba. Eran chicas que tenían las palabras fama y dinero en sus ojos. Los músicos no las respetaban, es más, las odiaban y sólo se acercaban a ellas con un objetivo: sexo fácil.

Eran chicas como Samantha, quien había sido groupie desde antes que pudiera recordar. Era algo que consideraba sencillo, no tenía inconvenientes en ofrecerse como carnaza a quien pudiera ayudarla a conseguir sus objetivos y se había marcado uno muy claro: atrapar a Jason "Cherokee", el batería de Dark Knights. Se encontraba en el momento justo y el instante exacto, cuando escuchó la conversación que Speed había mantenido con uno de los chicos de seguridad, mientras le extendía varias invitaciones para el after party.

Desde su escondite tras una de las puertas del local, Samantha había escuchado la conversación con atención, al parecer el guitarrista necesitaba a alguien para aquella noche, quería alejar a Jason de la "pelirroja", ni le importaba quién era, ni quería saberlo, si el guitarrista quería alejar a alguna tía de su presa, iba a luchar con garras y dientes por conseguir el trabajito, aunque para ello tuviera que follarse al segurata algo que había sido sugerido. Bien, ella estaba más que preparada para someterse a la prueba.

Así era como funcionaban las cosas en el negocio. Si un músico necesitaba algo, sólo tenía que pedirlo. El caso de las drogas era especial, sino había algún colega que se las facilitara, solían pedirlas a los managers, aunque éstos también se las pasaban sin ser pedidas –era el mejor modo de controlar al grupo–. Desde luego, ya no era como en los viejos tiempos, donde un contrato se firmaba con una raya, pero las drogas seguían estando ahí. Si se quería algo especial, bueno, si ése era el caso, siempre había alguien que se lo proporcionase, por ejemplo el promotor, pero antes debían haberlo acordado. Hasta la fecha lo más raro que habían solicitado eran: tres chicos para una orgía personal de Baby y un par de scorts durante su estancia en Los Angeles, un año antes.

Cuando Speed desapareció, Samantha salió de su escondite, no sin antes ajustarse el sujetador y dejar bien a la vista la mercancía. Ésa era su oportunidad.

- ¡Hola! No he podido evitar escuchar vuestra conversación. –dijo, acercándose seductora– Y creo que soy justo lo que necesitas.

- ¿Y cómo estás tan segura? –La señaló de arriba abajo.

- ¿Por qué no dejamos de perder el tiempo? Sé lo que hay que hacer –dijo la chica, estaba claro que estaba dispuesta a lo que fuera con tal de entrar en la fiesta. Era idónea para el puesto–. Y por lo que veo, ahí escondes algo realmente grande –Comenzó a acariciarle la hebilla del cinturón–. Así que, ¿dónde quieres probarme?

El chico de seguridad desapareció con ella en uno de los baños, una vez allí se apropió de su boca y comenzó a devorarla. En sus años como groupie había podido comprobar que esos momentos, en los que tenía que acostarse con quien no deseaba, no solían ser agradables, más bien todo lo contrario: solían ser violentos con ella y usarla peor que a una muñeca. Por eso, quería hacer las cosas rápido, cuanto antes pasara, mejor. Metió una de sus manos en los pantalones y comenzó a masturbarle.

- ¡Joder! No pierdes el tiempo. –Cerró los ojos mientras contenía la respiración.

- Me gusta ponerlo fácil. ¿Cómo te llamas?

- Iván.

- Bien, espero que disfrutes de esto tanto como yo.

Iván no solía hacer aquello muy a menudo, aunque en las pocas semanas que llevaba como chico de seguridad en Tavastia, había pasado por aquello algunas veces. Si bien no era el prototipo perfecto de belleza, su puesto le permitía atraer a chicas monas y nunca podía negarse a una dosis de buen sexo, sobre todo cuando quien se lo ofrecía era una chica que escondía una 120 en el sujetador y tenía unos increíbles ojos negros.

- A mí también me gusta jugar... ehhh...

- Samantha –susurró mientras sentía su lengua paseando por uno de sus pezones. Se estaba preguntando cuándo comenzaría a ponerse violento.

- Bien. Date la vuelta. –Ahí estaba.

Para su sorpresa al chico se agachó y acarició uno de sus muslos, sintió como recorría su pierna con sus labios, sobre una media que le llegaba a la altura superior del muslo, mientras la apoyaba contra el lavabo y hacía que la levantara.

Iván solía ser agradable siempre que podía y quería escucharla chillar de placer antes de penetrarla, una cosa era que le gustara el sexo fácil y otra es que tuviera que ser violento, por la actitud de la chica, se dio cuenta que no era lo normal. Bien, le gustaba que fuera así.

Dirigió su mano hacia los rizos de su entrepierna y comenzó a acariciarla sobre las bragas, sintió como la respiración de la chica se aceleraba. Cuando se cansó de jugar, deslizó el trozo de tela que se encontraba entre sus piernas y jugó con su sonrisa vertical, se agachó lo suficiente como para introducir su lengua en su sexo, estaba mojada y sabía a sal.

- ¿Quieres más, Samantha? Porque yo, sí. –murmuró. Ante el gemido de asentimiento que dejó escapar aprovechó para introducir uno de sus dedos en su interior. Estaba tan mojada y se estaba poniendo tan cachondo que no sabía cuánto más podría aguantar. Samantha comenzó a balancearse –. Así me gusta.

- Jo... der... Creo... que voy a correrme.

Ante su aviso comenzó a estimularla con mayor intensidad, introduciendo su lengua y sacándola, mientras con sus dedos estimulaba su clítoris, sintió como se tensaba. Cuando la chica comenzó a sollozar y perder el control sobre su cuerpo, se desabrochó los pantalones con la otra mano, sacó su polla y la penetró con fuerza, provocando que otro gemido quedara silenciado en la garganta de la chica. Samantha se sujetó a su cuello con uno de sus brazos y comenzó a balancearse contra él, clamando por un orgasmo que estaba a punto de llegar. Sintió cómo la chica se corría, salió de ella y alcanzó su propio clímax. Samantha se preguntó por qué no se había quedado hasta el final.

- Gracias. –Acertó a decir.

- El placer es mutuo –respondió Samantha, aun jadeando y riéndose. Sí, definitivamente, no había resultado como de costumbre.

Tras hacerse con el teléfono de Iván, con el que esperaba verse en un futuro para disfrutar de un segundo round, se dirigió al interior de la sala. Tenía una entrada para el after party y un gran plan en mente. Se acercaría aquella noche a Jason e intentaría engatusarle por las buenas, pero, si no funcionaba recurriría al Plan B: metería un par de pastillas en una copa y simplemente se haría con el control. Por supuesto, ya lo había probado antes, no quería matar a nadie, sólo tener las riendas de la situación. Había podido comprobar cómo aquellas pastillas mágicas desinhibían al personal, volviéndolos cariñosos, muy cariñosos. Tenían un par de efectos secundarios: al día siguiente existían algunas lagunas, pero hasta la fecha había podido taparlas con otra ración de sexo y no había tenido quejas. Por otro lado, necesitaba hablar con Speed, conocía su plan y sacaría tajada del mismo. Si los chicos se iban de gira, ella también.

Para cuando Dark Knights salió a escena, el público estaba sobreexcitado, en una sala a oscuras y detrás de un telón que caería en el momento adecuado. Se colocaron en sus puestos, listos para ofrecer el mejor concierto de sus vidas.

Beka se situó en el foso, desde ésa noche y como periodista estrella y especial designada para cubrir la gira, tendría oportunidad de variar su lugar hasta la parte trasera del escenario e incluso podría moverse sobre éste, algo que no había hecho hasta el momento y motivo por el que se encontraba algo nerviosa.

Comenzó a sonar la música de introducción que anunciaba la apertura de sus conciertos: "Psicosis" de Bernard Hermann, justo en el momento que se escuchaba el chillido de la sintonía, el telón calló, solapándose con los gritos de los fans. Las luces comenzaron su juego, acompañadas de los primeros sones de la música y Beka sufrió un intenso flash back. Hacía 5 años desde la última vez que les había escuchado.

Durante ese instante miles de recuerdos anegaron su mente: ella con sus antiguas amigas en uno de sus encuentros de fans, su primer concierto, la primera vez que vio a Jason. Su corazón se detuvo. Su ilusión ayudándoles durante dos años. Sus recuerdos felices comenzaron a dar pasos a aquellos que le seguían haciendo daño y que la hicieron volver a la realidad. Estaba llorando.

Se repuso lo mejor que pudo, aquello era el pasado, ahora estaba en el presente, todos habían cambiado y tenía trabajo por delante. No iba a dejar que su mente jugara con ella. Echó un vistazo para comprobar que nadie se había dado cuenta de su momento de flaqueza, se arrodilló frente el escenario y comenzó a disparar con su cámara.

 Los chicos se retiraron para hacer su segundo bis, mientras su público comenzaba a chillar, vitoreando su nombre, Beka podía sentir su vibración, era como un oleaje intenso que la sacudía, llenándola de adrenalina.

Jason salió a escena, animando a que todos chillaran con más fuerza, le encantaba retar a los fans, siempre pidiendo un poco más. Beka se dejó llevar y comenzó a animarles, entonces Jason, quien se encontraba justo delante de ella, observando al público, bajó la vista hasta sus ojos y la devoró con su mirada. Beka se quedó sin aliento, su corazón se saltó un latido y todo desapareció a su alrededor mientras se perdía en el verde de sus ojos, hacía mucho tiempo que no veía aquella mirada. Intentó controlar los latidos de su corazón, acabó por sonreír y disimuló su turbación tomando su cámara fotográfica. Entonces él volvió a desaparecer y a los pocos segundos el concierto se reanudó. Había estado una semana evitándolo y se había perdido en un instante.

Jason no había tenido su mejor semana, a los sucesivos esquinazos que le había dado Beka cada vez que se había intentado acercar a ella para dirigirle la palabra, se tenían que unir las continuas charlas paternalistas que había tenido que sufrir por parte de sus compañeros de grupo, en especial de Speed, con quien había discutido aquella misma noche. Creía haberles dejado claro que había tomado una decisión, aunque no le estaba resultando nada fácil llevarla a cabo. No necesitaba que se lo recordaran como si fuera un niño.

Se sentía tenso, casi como una cuerda a punto de romperse, estaba irascible, como bien habían podido sufrir todos y se había pasado el día en una continua lucha consigo mismo, sobre todo desde que había visto aparecer a Beka en el local. Le estaba volviendo loco el que no quisiera casi dirigirle la palabra, consideraba que sería más sencillo si hablaran como si nada ocurriese, además le cabreaba que le tratara como si fuera un apestado. Pero su enfado se acababa de esfumar hacía una hora, en el escenario, cuando no pudo evitar mirarla. Su intento por transmitir su malestar se había acabado transformando en deseo en el mismo momento en que sus miradas se cruzaron. ¡Había sido un estúpido!

Tras aquello había estado adoptando su habitual pose egocéntrica, muy lejos de quien realmente era, intentando mostrar un lado frío y calculador que sólo conseguía engañar a quienes no le conocían. Pero que era su mejor arma cuando estaba a la defensiva, una máscara usual durante la mayor parte del tiempo desde que se hizo famoso. Lo que menos le apetecía en aquellos instantes era irse de fiesta tras el concierto.

Su hilo de pensamientos le condujo a la última noche que la había mirado de aquella manera, había sido en Madrid, en una noche fría de finales de octubre de hacía cinco años. Recordaba a la perfección la música que salía del local, su intento frustrado de hablar con ella, su mirada de odio cuando intentó explicarle todo lo que sabía sobre los rumores y cómo su intento de disculpa quedó en otro gran malentendido. También recordaba lo arrebatadora que estaba con aquel vestido negro ajustado y la cazadora roja que llevaba aquella noche, nunca fue celoso, pero había querido matar a todos y cada uno de los hombres que la habían mirado, estaba seguro que ella quiso vengarse con su actitud de: "Puedes ver, pero jamás vas a tocar". Lo había conseguido. ¡Ya estaba bien! Habían pasado demasiados años, tenían una gira por delante y tenía que apartarse de ella como fuera, aunque ello supusiera comportarse como un capullo.

Estaba a punto de entrar en el camerino cuando vio que Shy, quien estaba de espaldas a la puerta de entrada, hablaba con una chica que quedaba prácticamente cubierta por el 1,80 de su compañero de equipo, no quiso interrumpir, por lo que se detuvo para dejarles intimidad.

- ... pensando en la primera vez que nos conocimos.

- ¡Ha pasado mucho tiempo! –Jason reconoció la voz de Beka.

- Sí, todos hemos cambiado mucho. Pero sigue siendo un buen recuerdo.

Jason también lo recordaba, él había estado allí, había sido durante un evento en una antigua fábrica de zapatos, en compañía de varias fans a las que conocía y que asistían a cada concierto del grupo. Antes de eso ya se había fijado en ella, de hecho, se había pasado todo aquel día observándola y viendo cómo actuaba con el resto de chicas. Sí, había actuado como un mirón, no tenía escusas, pero aquella chica tenía algo que le atraía y que le hacía no despegar los ojos de ella. Su actitud entre inocente y pícara, especialmente cuando habían puesto una canción un tanto sensual y ella, que se estaba comiendo un perrito caliente, había insinuado algo que no debería haber hecho en público y que le hizo contener una sonrisa.

Durante su actuación la había visto entre el público, recordaba que la había mirado de un modo muy poco adecuado lo que se tradujo en una mirada cargada de sorpresa, timidez y vergüenza, se preguntó si no la habían mirado así nunca y descubrió que tendría que ir con pies de plomo, no era alguien a quien tratar como un bruto y, por último, su acercamiento al backstage con las demás fans y su presentación.

- Jason, ¿conoces a Beka? –preguntó Vessi. Jason miró a la chica que se encontraba a su lado, con unos pantalones negros rotos, una blusa de Mötlëy Crüe, su pelo rojo revuelto y una chupa de cuero. Pensó que sería divertido mentir para ver su reacción.

- No. No la conozco. –La cara de resentimiento y sorpresa que obtuvo, fue más de lo que podía esperar, además descubrió que estaba aún más preciosa si se enfadaba. Tras el abanico de emociones que había visto pasar por ella durante aquel día, aquello sólo lo completó.

- ¡Oh! Es una fan española.

- Sí. ¿Puedo hacerme una foto contigo? – Asintió con la cabeza.

Mientras esperaba a que la chica colocara la cámara sintió que alguien le llamaba, se giró y vio a Sonja, otra de las fans fieles al grupo, quien le dijo: "Es española, así que dile: Hola". Sintió que Beka hablaba con la persona que les haría la foto.

- Hola – dijo alargando las palabras, en un gesto que buscaba ser chulesco y a la vez sugerente, mientras se giraba. Paseó su mirada desde sus ojos a su boca y vuelta, para finalmente dirigirle la mejor de sus sonrisas.

La reacción natural cuando hacía eso, era que la chica en cuestión se derretía, más si, como era el caso, se encontraba atrapada por uno de sus brazos. Algo normal que, no ocurrió. Para su sorpresa, aquella chica se retiró, le miró de arriba abajo con cara de sorpresa, como si no supiera en quién se había convertido y, para acabar de completar la escena, se rio, se rio tal y como la había visto hacer unos días antes, cuando había reparado en su presencia. Como consecuencia su ego quedó fuera de juego y acabó por atraparle. Desde luego era diferente y eso le gustó. Lo que había comenzado como una broma que buscaba hacer que cayera en sus redes, terminó con él liado en las de ella y lo mejor de todo es estaba seguro de que ella ni siquiera se había dado cuenta del efecto que había conseguido.

- Hola. ¿La foto? –preguntó la chica. Tras hacerla ni se molestó en despedirse de él. Simplemente se dirigió hasta donde estaba Shy.

Vessi volvió a hacer las presentaciones, sólo que en ésta ocasión la chica obtuvo un más que seguro reconocimiento, lo que la sorprendió y a la vez la alegró, Jason no perdió ni un instante de todo lo que ocurrió, desde su posición observó como Shy se mostró igual de contento y feliz de saber que se encontraba en el país y que había ido a verles. Intentaron hablar, pero las fans no les dejaron y acabaron por desistir.

Sí, eran buenos recuerdos y, por lo tanto no podría elegir un mejor momento para entrar en escena y tratar de hablar con ella, parecía de buen humor y con Shy presente quizás las cosas resultaran más fáciles.

- ¡Hola! –Se giraron cuando notaron su presencia.

- ¡Hola!

- ¿De qué habláis?

- Del primer día que nos conocimos –respondió Shy.

- ¿Del día en la fábrica de zapatos? ¿El día en que mentí cuando me preguntaron si la conocía? –La señaló.

- ¡¿Qué?! –dijo Beka sorprendida.

- Bueno...

- ¿Qué es eso de que mentiste? –preguntó Shy intrigado.

- Esta señorita –la señaló sonriendo– Había estado casi dos años en nuestros facebooks, hablándonos todos los malditos días y tratándonos como personas normales, pero cuando se presentó aquí no tuvo la confianza para venir a saludarnos, tan normal como cuando hablábamos en la red y me dije... Si ella se está portando así, ¿por qué tengo que ser yo diferente? Así que, decidí gastarte una pequeña broma –La miró, parecía bastante avergonzada.

- Eso es cierto. Nunca llegué a entender por qué nos trataste así. De hecho, yo estaba bastante enfadado por eso –comentó Shy.

- Bueno, yo... –comenzó–. En aquellas fechas era muy tímida. Insegura. –Se escusó–. Aunque para mí siempre habíais sido personas normales lo cierto es que, cuando os vi, quedé bastante deslumbrada por todo vuestro mundo. No sabía cómo comportarme o si era buena idea acercarme o no a vosotros. Siento que os sintierais así. Supongo que no me porté muy bien.

- Ha pasado mucho tiempo, tranquila –dijo Shy, sonriendo y satisfecho por tener finalmente respuestas a una pregunta que se había estado formulando durante mucho tiempo–, pero no vuelvas a hacerlo.

- No, no. Debería hacer algo para repáralo. –Al parecer su coraza se estaba rompiendo– ¿Qué me dices si te vienes al after party? –Le propuso Jason. Era la ocasión perfecta para comenzar a ganarse su confianza.

- Bueno, me gustaría, pero...

- ¡No se aceptan peros por respuesta, señorita! –dijo sonriendo, Shy pareció comprender sus tretas, por lo que se apresuró a secundarle–: ¡Exacto! Nada de peros.

La situación se le estaba complicando, dos contra una y no es que no le apeteciera salir de fiesta o empezar a conseguir buenos recuerdos de nuevo. Beka pareció dudar unos instantes antes de dar una respuesta y, cuando finalmente iba a decir algo, Baby apareció chillando y todos se giraron.

- Tíos, ¡lo vamos a pasar genial! He conseguido 5 gramos y os tengo que presentar a unas tías que lo vais a flipar –comenzó a reír como un loco, entonces reparó en que no estaban solos – ¡Ups!

- Nos vemos en el aeropuerto, chicos. ¡Pasadlo bien!

Beka, salió de la habitación tan rápido como pudo. La entrada de Baby la había devuelto a la realidad, sacándola de la pequeña burbuja en la que había entrado mientras charlaba con Jason y Shy, una burbuja que se rompió haciendo que se sintiera culpable por haber pensado que todo se podría resolver tomando un par de copas y charlando. Por su parte, tanto Jason como Shy, querían matar a Baby, había roto la pequeña chispa de entendimiento que parecía haber nacido por unos segundos, acabando de nuevo con sus esperanzas.

Dos lonkeros, 5 chupitos de Jagger y un par de pitillos fue el tiempo que tardó Samantha en ambientarse, mientras esperaba en la Green Room, la sala que habían reservado para celebrar la fiesta de despedida del grupo. Situada en la parte superior del Bar Bakkari, uno de los mejores pubs de rock de la ciudad, era el lugar ideal para celebrar todo tipo de conciertos y fiestas y una especie de complemento a su sala hermana, en la sala de abajo, en donde se podía comenzar la noche tomando algunas copas para luego subir arriba y darlo todo en la pista de baile o disfrutar de un buen concierto, muchos de ellos gratuitos.

La Green Room estaba dividida en varios espacios: zona de fumadores (una sala al fondo del local, cerrada y un buen sitio para mantener una buena conversación), la larga barra que ocupaba el local (frente a la puerta de entrada y en uno de los extremos), zonas con sofás y mesas (rodeando el local), un pequeño backstage/almacén (para los grupos), el escenario y la gran pista, llena durante aquella noche. En cuanto a su decoración se movía entre colores negros y rojos, con frases pintadas en las paredes y cuadros en los que aparecían grupos de música.

Samantha se había marchado tan pronto como había terminado el concierto. Quería asegurarse el mejor sitio de la sala: la zona de la barra, a un nivel más alto que el resto del local. A consecuencia de su espera había acabado bebiendo más de la cuenta, pero no lo suficiente como para olvidar cuál era su objetivo aquella noche. Tras ver entrar a todo el mundo, dar varias vueltas por el local y desistir en su intento, optó por ir a la sala de fumadores una vez más, al menos allí había otros grupos fumando y eso le aseguraba no marcharse sola a casa. En cuanto a la gira, llamaría a su padre y le pediría dinero, la primera parada era Londres, una vez allí buscaría al guitarrista y seguiría adelante con su intento de chantaje. Tenía dinero de sobra para pagarse el gasto que suponía seguirles por Europa, algo que se le había ocurrido justo aquella noche, pero desde luego sería mucho más divertido si lo conseguía gratis. Mientras buscaba una nueva presa, descubrió una figura delgada de pelo negro y largo: Speed.

- Hola –Su voz sonó más rasposa y ronca de lo que le hubiera gustado.

- Mmm... –No iba a ser tan fácil como había esperado.

- Mañana me voy de viaje por Europa.

- Guay.

- Sí. Y a que no adivinas quién paga el viaje.

- Pues no – "Tampoco es que me importe", pensó.

- ¡Tú! – La miró interrogante, como si no la hubiera visto hasta aquel momento.

- ¡Desde luego! –Tras la primera impresión comenzó a reír, estaba claro que aquella chica estaba borracha.

- ¡Te escuché!

- ¿Perdón? –Dejó de reír y pensó que se estaba perdiendo algo.

- "Quiero quitarme del medio a la pelirroja, necesito una groupie. Si es necesario prueba la mercancía". –Recitó sus palabras–. Eso fue lo que dijiste. Bien. ¡Pasé la prueba! ¿Dónde está Jason?

- Cierto. Lo dije. Pero para tu suerte y la mía... No ha venido –levantó los brazos y los dejó caer, a modo de disculpa.

- ¿Qué? –Parecía contrariada–. Bueno. Éso da igual, he pasado la prueba y supongo que me sigues necesitando así que, vas a...

- ¡Alto ahí! No voy a nada –Tiró al suelo el cigarrillo y se separó de la pared para enfrentarla. ¿Quién era ésa chica?

- Yo creo que sí, porque tengo una grabación muy interesante donde se ve tú "maravilloso" plan. –Adoptó una postura cínica–. No creo que...

- ¿De verdad crees que me importa una mierda que Jason se entere? ¿O crees que eres la primera que intenta una jugada así?

- Bueno...

- Bueno nada. –Pocos eran los que habían visto cabreado a Speed, pero también muy pocos los que habían querido repetir la jugada y Samantha lo había conseguido hasta límites insospechados–Para tu información: Uno, Jason me conoce desde hace más de seis años. Estoy seguro que espera alguna así, por lo que, puedes contarle lo que quieras. No lo negaré. –Siguió enumerando–. Dos, no eres la primera que recurre a una treta como ésta para meter las narices en el grupo y tratar de acercarse a nosotros. Las groupies son basura y os trato como a tal. Me habrías venido muy bien ésta noche, no lo niego, pero para tu mala suerte Jason no ha venido y te has follado a otro tío para nada. Tres, aunque te hubiera necesitado, ¿quién coño piensas que eres para venir aquí e imponer lo que crees que necesito o no? Y, cuatro, si tengo que elegir entre una tía como tú –La miró como a un chicle pegado en un zapato– o Beka, desde luego que la elijo a ella. Ni se te ocurra acercarte al grupo o...

- ¿O qué? – Le retó. Si Speed pensaba que sólo tenía una groupie ante él, estaba dispuesta a demostrarle que también podía ser una víbora dispuesta a lo que fuera por conseguir lo que se proponía.

 - Aléjate de mí grupo. –Inició su marcha, pero antes añadió–: No es un aviso. 

Hola!!

Nuevo año, volvemos a la carga. Sí, he estado bastante tiempo fuera de Wattpad, pero creo que ha merecido la pena. Al menos, eso espero. Este capítulo hace hincapié en un factor que considero determinante en el mundo en el que me muevo: las groupies, por lo que recojo algo de información al respecto, fruto de documentación y de mis vivencias en primera persona y como espectadora. También me gustaría avisar que, a partir de ahora, no sólo elegiré temas, sino que también os daré algo que pensar. Lo pondré al final del capítulo. Así os ahorráis leer sino queréis.

¡Ah! Con éste capítulo me despido del ranking, Wattpad es tan majo que las historias calificadas para +18 deben estar con ésa etiqueta, sino te las borran y, para colmo no tienes derecho a aparecer en ranking... En fin, ¡dejo de quejarme y paso a lo importante!

¿Temas para éste capítulo?

- Kiss- Plaster Caster. Deberíais buscar info sobre Cynthia Plaster Caster, famosa groupie que hacía copias artísticas de falos de rockstar de los 70's.

- Kate Nash- Mansion Song. Nadie mejor para hablar de éste tema que Nash: 

"Estaban estas chicas estúpidas que me estaban rompiendo los nervios. Me sentí realmente molesta. Ellas creían que lo que estaban haciendo las hacía ver tan cool y modernas, pero todos pensábamos que eran unas idiotas. Nadie las respetaba, acostándose por ahí en las giras, siendo recogidas en un lugar para ser abandonadas en el siguiente.

No es una carrera. No es una buena ambición, eso de tener sexo con un tipo que toca guitarra. Es casi como beber alcohol cuando estás deprimido. ¿Sabes? Cuando estás muy triste y piensas cosas como 'Me voy a beber tres botellas de vino', y luego te andas lamentando al final de la noche. Es un causante de depresión. Y usar el sexo como una herramienta para hacerte sentir mejor, o más cool, no va a funcionar tampoco.

Necesitas sentirte bien, y luego, una vez te tengas confianza en ti misma y estés feliz y quieres ser promiscua, o lo que sea, hazlo, pero en tus propios términos. No dejes que alguien más te use, porque a estos chicos no les interesa".

- Kings of Leon- Sex is on fire. Ejem...

- 3 Days Grace- Over and Over. Realmente creo que es la canción que mejor define la relación de Jason y Beka durante ésta parte. Una constante lucha por alejarse, pero viéndose perdidos en sus sentimientos sin que ninguno haga nada por atraer al otro. Sólo dejando que ocurra a pesar de la lucha.

- Simple Plan- Jet Lag. Este tema siempre me hace pensar en dos personas que, aunque les encantaría entenderse, no encuentran el nexo de unión.

- Buckcherry- Crazy Bitch. Tema que siempre me ha hecho mucha gracia y que el grupo escribió inspirado por todas las groupies locas que se habían ido encontrando durante su carrera.

Hasta el próximo capítulo y post!!! 

-JessyKiller- 

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