Nuestra Segunda Oportunidad...

By Lynsori

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Si tu hermano te afirmara que se acostó con tu prometida. ¿Le creerías? El mundo de Ehan Hilton se vino abajo... More

Reseña
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
REDES Y PLATAFORMAS
Capítulo 42
Capítulo 43
La Carta De Sebas.
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Epílogo
Mellizos
Marco
NOTA IMPORTANTE (Nick y Olivia)

Capítulo 49

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By Lynsori

Caos.

Esa era la casa de Hanna en esos momentos. Un total caos. Desde que los gemelos se levantaron, no se han desplegado de ella.

Desayunaron en la sala mientras veían las caricaturas favoritas de ellos. Hanna se sentía feliz por ese maravilloso día.

Después de esa noche... todo se resolvería. El padre de sus hijos y ella tendrían que aclarar muchas cosas pero si de algo estaba segura es que no dejaría que ese hombre se le escapará.

Amaba a Ehan y él la amaba lo suficiente como para luchar por ella y por sus hijos. Pero debía de esperar un par de horas así que se dedicó a ordenar la casa. Limpio las habitaciones y ordenó el recibidor y la cocina mientras los gemelos jugaban entre ellos.

Fue a recoger el periódico de la puerta y lo dejó sobre la mesa antes de comenzar a hacer el almuerzo.

Ese día haría macarrones con queso, a los gemelos les encantaban y era algo rápido de hacer.

Pero el sonido de la puerta siendo tocada interrumpió en la estancia.

Los gemelos corrieron a la ventana para ver quién era ya que tenían prohibido abrir la puerta.

— ¡Abuelos! — gritaron al unísono al ver a Scarlett y a Stephen afuera de su casa.

Hanna se apresuró a abrir la puerta un poco extrañada. Los Hilton eran de esa clase de personas que siempre notificaban su visita. Nunca aparecían sin avisar a no ser que algo hubiera ocurrido.

— Hola Hanna— dijo Scarlett— disculpa por aparecer sin avisar— menciono mientras ingresaban a la casa.

—Abuelos— Gritaron los pequeños mientras se abalanzaban contra Scarlett y Stephen a modo de saludo.

—Chicos. ¡Tengan cuidado! —los reprendió Hanna.

— Esta bien mamá — cedió Dony con una sonrisa.

Todos pasaron a la sala y los gemelos les mostraron sus juguetes a sus abuelos. Les enseñaron los carros que el tío Alex y el tío Nick les habían regalado.

—No me extraña que los pequeños vean como tíos a Alexander y a Nick— dijo Scarlett riendo — esos tres son prácticamente inseparables.

—Desde que los conozco son así. En la universidad siempre estaban juntos— récord o Hanna con nostalgia, en ese instante su mirada se encontró con el reloj y se asustó al ver que ya era la hora de la comida— Si me disculpan. Debo de preparar el almuerzo. Estaré en la cocina por si necesitan algo.

Ella se levantó y se alejó dejando a Stephen y a Scarlett con los gemelos. Ninguno de ellos estaba seguro si Hanna había leído el artículo o no, pero debían de hablar con ella antes que sucediera.

—Quédate aquí con los pequeños— dijo Stephen — iré a hablar con ella.

— ¿no crees que es mejor que yo hablé con ella?

—No. Debo hacerlo yo. Sólo espero no empeorar las cosas.

Stephen se colocó en pie y camino hacia la cocina. Se sentía ansioso, no sabía cómo iniciar esa conversación. Pensar en todo el odio que le tenía ha sido basado en una mentira es algo difícil de asimilar.

El observó con detenimiento el espacio y debía reconocer que a pesar que la casa era pequeña, Hanna le había da su un toque acogedor que evitaba que se sintiera tan reducido el espacio.

Pero en ese instante, él se sentía encerrado en esa pequeña cocina.

— ¿Necesitas algo? — le preguntó Hanna cuando se percató de su presencia.

—No. Gracias. Yo... quería hablar contigo— Hanna fruncido el ceño al escucharlo, ella sabía que nada bueno podía esperar de alguien como Stephen.

—Claro. Dime sobre qué es.

—Es sobre tu relación con mi hijo. Sé que en estos momentos no están atravesando un buen momento.

Hanna asintió con cuidado. Estaba sorprendida de que Ehan les hubiera confesado a sus padres sobre la pelea entre ellos.

—También nos comentó sobre el baile de esta noche.

Está bien. Eso tampoco se lo esperaba. ¿Qué tan unido estaba Ehan a sus padres para contarles todos esos detalles? Esa se lo preguntaría esa noche.

—Eh... si. Es un baile de parte de la empresa— dijo Hanna aclarándose la garganta.

—Si quieres, Scarlett y yo podemos cuidar a los pequeños está noche. Para que ustedes no se preocupen sobre con quien dejarlos.

Hanna lo observó extrañada. Stephen no era del tipo de personas desinteresadas que hacía las cosas simplemente por ayudar a los demás, a pesar que estos fueran sus nietos.

Lo observó con cuidado y a pesar que su rostro se encontraba igual que inexpresivo que siempre, ella notaba que tenía la mandíbula apretada y el cuerpo rígido.

—Gracias pero no creo que sea necesario, no planea quedarme hasta muy noche en la fiesta así que mi vecina no tendrá problemas con cuidarlos unas horas.

Stephen asintió con cuidado si saber que decir ahora. El jamás se había disculpado con nadie excepto con su esposa. No sabía cómo iniciar esa conversación. Pero en ese instante observó el periódico sobre la mesa de la cocina.

— ¿Ese es el periódico de hoy?

Hanna siguió su mirada hasta la mesa.

—Eh... si. Este es, ¿Quieres leerlo...

—No me gusta leer ese tipo de basura.

Ella lo observó extrañada. Ella y Stephen jamás habían tenido una buena relación pero esa era posiblemente la conversación más extraña que jamás ha sostenido con una persona.

—Está bien... — comenzó a decir Hanna con el ceño fruncido.

—Eh...yo... lo siento. No quería soñar grosero. Es sólo que el periódico del día de hoy es especialmente más amarillista que de costumbre— dijo como una pobre explicación por sus palabras, pero sólo lograba confundir más a Hanna que lo observaba.

—Eh... si. Claro, entiendo. Pero dime lo que querías hablar conmigo sobre mi relación con tu hijo— Dijo Hanna un poco sería.

—Tienes razón. Jamás he sido un hombre que se anda con rodeos y no pretendo hacerlo hoy. Sólo espero que entiendas que lo que estoy a punto de decirte no es fácil para mí.

Esa fue todo lo que Hanna necesito para ponerse alerta de cualquier cosa que saliera de la boca de ese hombre.

—Esta mañana. Se ha publicado un artículo hablando sobre Ehan y una chica que también trabaja en la empresa. Su nombre es Sarah...

— ¿Un Articulo? ¿En ese diario...

—Si. En el artículo se habla sobre un supuesto compromiso de Ehan y esta chica. Además de unos rumores de embarazo por parte de ella...

—Pero eso no es cierto —aseguró Hanna furiosa. Ya sabía de qué iba eso. De seguro Stephen vio el artículo y había ido hasta ahí para demostrarle que Ehan la engañaba.

Pero ella sabía que era mentira.

—No sé qué pretendes con todo esto Stephen pero ten por seguro que no lograrás nada. Amó a tu hijo y sé que lo que dice ese periódico es una vil mentira. Entre Ehan y Sarah jamás pasó nada y jamás pasará nada.

Los dos se quedaron en silencio un momento mientras se observaban pero lentamente una sonrisa se asomaba en los labios del empresario.

—Sé que esa información es falsa Hanna. Pero me alegra ver la pasión con la que defiendes tu amor por mi hijo— suspiro— por ese mismo motivo... quiero pedirte perdón.

Y con esas palabras ella se desmayó.

Bueno casi.

Hanna estaba segura que su cara era un poema.

Stephen Hilton. El mismo hombre que le había destruido la vida se encontraba en ese momento pidiéndole perdón en su cocina.

— Hace años te juzgue muy mal y me dejé llevar por mi arrogancia. Sé que te cause mucho daño...

Una risa cínica salió de los labios de Hanna— ¿Mucho Daño? Usted me arruino la vida. Por su culpa, mis hijos conocieron a su padre hasta apenas hace unos meses sin contar que me pidió que abortara— dijo dejando salir todo ese rencor que llevaba adentro.

—Y me arrepentirme de eso todos los días que me quedan— le dijo con la voz tensa— sé que un perdón no cambiará el pasado pero lo que quiero es cambiar el presente.

Hanna lo observó aún con enojo. Pensar en todo lo que había vivido por culpa de ese hombre...

—Un par de semanas después que mi hijo y tú llegarán a la mansión, Giselle me confesó que había escuchado una conversación donde tú estabas hablando sobre los millones que ganaste sólo con comprometerte con un Hilton. No era la primera vez que me encontraba con una cazafortunas y no sería la última.

—Pero... pero eso es mentira— declaró Hanna con los ojos abiertos de la sorpresa— Yo jamás me he jactado sobre casarme con un Hilton.

—Yo confiaba en Giselle. No Tenía ningún motivo por el cuál desconfiar de ella.

—Pero es una mentirosa. Yo jamás he hecho algo así.

—Ahora lo sé— dijo Stephen dejando a Hanna sin saber que decir— Fue ella la que dio la información falsa a la prensa sobre el compromiso de Ehan y esa chica. No sé todavía cuál era la finalidad pero estoy seguro que buscaba separarlos. Ella fue la que ingresó a un fotógrafo al edificio para que capturara a mi hijo en una situación comprometida y así lograr que la relación de ustedes terminara o al menos eso creemos.

Hanna se acercó hasta la mesa y tomo el periódico con furia mientras buscaba el dichoso artículo. Pero no tuvo que buscar mucho; la foto de Ehan y Sarah besándose cubrió casi toda la página en la sección de farándula.

Sentía como su sangre hervía al ver esa imagen, era una mujer celosa y no podía ver a su chico besando a otra. Lo peor es que Hanna sabía que en esa foto, fue Sarah la que lo beso; ella distinguía como Ehan la estaba empujando por los hombros para alejarla de él.

Comenzó a leer el artículo y sus sentimientos iban variando entre la furia y la indignación. Giselle era una idiota. ¿Enserio creía que ella se tragaría toda esa basura amarillista?

—Es una vil embustera. Todo esto es falso; Ehan y Sarah no tienen nada...

—Lo sé, por la mañana cuando mi esposa se topó con ese artículo, se levantó rápidamente y me obligó a ir al departamento de Ehan. — sonrió con melancolía al recordar el rostro de tristeza se su hijo— cuando llegamos el pobre estaba desesperado, no sabía qué hacer. Si venir a hablar contigo o ir y quemar la imprenta del periódico. Ha amenazado a toda el área de redacción ya que no le daban información sobre la persona que había dado las declaraciones.

— ¿Ehan hizo que...

—Amenazo con levantar una demanda contra la escritora y su informante si no le decían quien había inventado toda esa parafernalia. Pero Giselle los obligó a callar asegurando de que yo estaba de acuerdo con todo eso; obviamente ellos sabían que Ehan no haría nada en contra de su padre por lo cual no le dieron la información y se arriesgaron a las repercusiones legales que tomaría.

Hanna escuchaba todo sin poder creerlo. Sabía que Giselle la odiaba pero todo eso era demasiado. ¿Qué tan desesperada tiene que estar una mujer paras actuar de esa forma?

— ¡Es una perra!— se quejó Hanna sin medir sus palabras.

— Estoy de acuerdo contigo — contesto Stephen con el rostro serio pero con diversión en sus ojos — Te prometo que me encargaré de ella pero de momento necesito pedirte un favor.

— Si quieres pedirme que no le arranque las extensiones a tu nuera favorita lamento decirte...

— No eso Hanna; de todos modos no me molestaría que lo hicieras. Lo que quiero pedirte es...— las palabras no salían de su boca. No estaba acostumbrado a hacer eso—...quiero...pedirte un perdón sincero.

Caballos, cerdos hasta vacas cayendo del cielo hubiera sido menos impresionante para Hanna.

Fueron varios segundos en los que Hanna no sabía que decir. Frente a ella estaba el hombre que le había arruinado la vida pidiéndole perdón.

—Sé que no es fácil lo que te estoy pidiendo. Estoy totalmente consciente de todo lo que te he hecho a ti, a mi hijo y a mis nietos. Pero Ehan y tú me han demostrado que las segundas oportunidades si son posibles. Y eso te quiero pedir— siguió hablando con el rostro serio y con toda la dignidad que ese hombre tenía— una oportunidad para conocerte. No te pido que olvides todo lo que ha pasado entre nosotros o todo lo que te he hecho; sólo quiero que me des la oportunidad de conocerte.

Hanna lo observo confundida, triste, emocionada y con otras emociones que la encargaban en ese momento.

Una mentira.

Una mentira de Giselle había hecho que Stephen la odiaba sin siquiera conocerla y tratarla peor que una basura.

Ese hombre la había negado como nuera, difamado como mujer y maltratado como persona. Estaba muy consciente de que no podría perdonarle en ese momento. Sólo de recordar todo lo que habían sufrido sus hijos, Ehan y ella todavía le dolía.

Ya le había dado la oportunidad de que conocieras a sus nietos, ¿Podría darle la misma oportunidad de conocerla a ella?

—Yo...— se aclaró un poco la garganta— me imagino lo difícil que ha sido para ti pedirme esto.

—No tienes idea— susurro.

—Quiero decirte que tienes razón. No puedo olvidar todo lo que he tenido que pasar por tu culpa. No puedo olvidar el rostro de Ehan cuando conoció a sus hijos cuatro años tarde. No puedo olvidar las noches en las que pase llorando cuando el cheque de dos mil dólares llegó con la orden de abortar a mis hijos.

Un par de lágrimas escaparon de los ojos de Hanna y está las seco rápidamente.

—Has cometido muchos errores Stephen; pero como tú has dicho, soy creyente de las segundas oportunidades. Tú también fuiste engañado, esto no justifica tus actos pero puedo entender en parte de donde venía tu odio— ella guardo silencio un momento antes de pronunciar las siguientes palabras que cambiarían el rumbo de su familia— creo que tratar de conocernos mejor e intentar dejar el pasado atrás es lo mejor para nuestra familia. Una vez te lo dije. Mis hijos merecen conocer a su abuelo, Ehan merece estar con su padre y yo merezco demostrarle a mi suegro que no soy lo que él creía que era.

Stephen observo a Hanna con respeto.

El jamás perdonaba.

El jamás pedía disculpas a nadie que no fuera su mujer.

El jamás daba segundas oportunidades.

Hanna se acercó a él y le extendió la mano para que el la estrechar. El comprendía el gesto así que estiró su mano y estrecho la de ella con alegría.

Ese era un nuevo comienzo para todos. Y de Giselle, él se encargaría más tarde.

— Bien. Aclarado esto— dijo Stephen colocando su rostro serio nuevamente— necesito otro favor de tu parte. Ehan se encuentra demasiado estresado con toda esta situación, él nos confesó que en estos momentos se encuentran separados.

— Digamos que no estamos pasando nuestro mejor momento — dijo Hanna bajando la mirada con el ceño fruncido.

— Todas las parejas tiene problemas. El arte en una relación es saber resolverlos. No te puedo decir que hacer o que no hacer. Sólo te puedo afirmar que mi hijo te ama. Que tienes dos hijos con él y una vida entera para compartir.

Hanna lo observo con gratitud. Por muchos errores que haría cometido una persona mayor jamás subestimen sus concejos.

— Gracias. Lo tomare en cuenta...

—Puedes hacerlo está noche— sugirió.

Hanna entrecerró sus ojos y lo miro con desconfianza.

—Mi hijo está nerviosos por verte está noche. Tiene la esperanza de lograr solucionar las cosas entre ustedes. Por eso el favor que te quería pedir era que nos dejaras cuidar a los chicos está noche para que tú y mi hijo puedan arreglar sus diferencias. Scarlett y yo, creemos que les vendría bien un poco de tiempo a solas.

Ella negó con la cabeza mienta una sonrisa se posaba en sus labios. Ehan y Stephen era muy parecidos en varios aspectos, uno de ellos era ser tan calculadoras hasta en el mínimo detalle.

—Esta será la primera vez que trataré de confiar en ti. Espero que cuides muy bien a mis hijos está noche — declaró dándole bandera blanca a su suegro — Sólo tengo una condición, cualquier duda, cualquier problemas que surja quiero que me llames y me lo comuniques ¿entendido?

—Está bien. Me parece un término entendible— aceptó Stephen con humor. A pesar de todos los acontecimientos y descubrimientos de las últimas horas, todo había salido muy bien.

Ahora sólo faltaba que su hijo recuperara a Hanna para que su felicidad fuera completa.

Saco su teléfono y le mando un simple mensaje a Ehan.

"Todo resuelto. Ahora depende de ti"

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