Sanando Mis Heridas

By HelenaGrand

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Malfoy se lamentaba de tantas cosas, pero ya era tarde para enmendarlas, ya no disponía del tiempo y aunque l... More

Expreso de Hogwarts
Estoy Sola
Promesas
Las Culpas
Spattergroin
Solos en el mundo
No lo Merezco
Dos Opciones
Un Moustro
¿Esta es mi vida perfecta?
Decir la Verdad Requiere Valor
Ambos han sufrido mucho
¿Dónde está tu sangre azul?
Alejando Pesadillas
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Un Poco de Consuelo
De Vuelta al Mundo Real
Esa pequeña Piedra
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Elegir un Bando
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Obsesión
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La Piedra de la Resurrección
Sin Cargas del Pasado
Fedra
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La Historia de Fedra y Kendra
Luna y la Clave de Todo
Cuando el Amor se Transforma en Odio
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El Dueño de su Corazón
Utilizándonos
Una Liebre
Muere un Valiente
Humillaciones
Tus Enemigos, Mis Amigos
Resignada a su Destino
Granger o Malfoy
La Nueva Pansy
¿Un Corazón Bueno?
Sobre su Tumba
El Amor no es Siempre lo que Debe Ser
Costumbres
Cartas De Amor

Miedos y Sueños

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By HelenaGrand

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Miedos y Sueños

Harry apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Hermione ya se había hecho dueña de la situación inmovilizando al Draco y haciéndolo levitar frente a ellos, no tardaron mucho salir de la casa y adentrarse un poco en el bosque para desaparecer.

¡Está vivo! Se repetía una y otra vez Hermione mentalmente y todo fluía a su alrededor como algo irrelevante. Nada parecía tener sentido más que ese pensamiento que se repetía sin descanso, tratando de convencerse que ese no era solo un sueño en la locura de las últimas horas.

Quizás su cuerpo estaba ahí, pero su mente estaba en otra parte junto a su corazón que se consumía en la angustiosa espera. Todo pasaba frente a sus ojos sin comprender a ciencia cierta que ocurría, solo esperaba como una muñeca frágil y sin voluntad a un veredicto que aun no se daba.

¡Está vivo! Pensaba con fuerza, con total convicción que si pudiera el poder de sus peticiones lograr obtener lo que deseaba, Draco viviría solo por el fervor a la que se entregaba a ese solo pensamiento.

Granger veía sin ver, oía sin escuchar y aun es ese estado de abstracción se mantenía firme al permanecer en el mismo lugar esperando noticias.

No hubo poder humano que la hiciera moverse de su lugar, no importaba cuanto le insistieran, suplicaran o gritaran, seguía  esperando, con el rostro inexpresivo y el corazón en un hilo.

Los minutos formaron interminables horas llenas de angustia, esperando alguna respuesta de los médicos que iban y venían por la gran cantidad de heridos. Cada tanto tiempo alguno se asomaba a la sala de espera para informar si tal o cual pacientes estaba fuera de peligro o por sí lo contrario lamentablemente no habían logrado salvarle. 

Era un suplicio verlos entrar con ceremonia a la sala, con sus rostros reflejando el cansancio y la tristeza de ser portadores  de malas noticias. Bastaba ver sus rostros para saber que alguien no había sobrevivido y todos los presentes contenían en aliento y apretaban con fuerza los puños intentado prepararse, pero nada había que pudiera prepararlos para escuchar como sus seres queridos no habían logrado sobrevivir a los embates de la guerra.

Habían optado por pasarle un chal sobre sus hombros para mitigarle el frio y sobre sus manos ponían una taza de café o un poco de jugo que no bebía, que solo mantenía entre sus manos hasta que alguien la cambiaba por una taza nueva.

Con el paso de las horas la sala comenzaba a quedar vacía, procuraban mantener a Hermione en compañía, se turnaban para salir a comer o a descansar un poco, pero siempre que intentaban persuadirla, se iban frustrados ante su firmeza de voluntad.  Ya de madrugada Harry era su única compañía, les había convencido a los demás de irse a descansar un rato, no tenía caso que todos se desvelaran esperado noticias.

Pronto el cansancio lo había vencido sentado de manera incomoda en una de las sillas, Hermione se quito el chal para taparlo, no tenia frio, se sentía incapaz de sentir nada, era como si su alma hubiera abandonado su cuerpo y ahora se encontrara a la deriva.

Un hombre de baja estatura y de pronunciadas ojeras oscuras bajos se ojos, entro a la sala, de inmediato ella se levanto haciendo que Harry a su lado diera un respingo.

Quería preguntar cuál era el estado de Draco, pero las palabras no le salían, solo pudo mirarle de manera suplicante al medimago esperando que le dijera que había ocurrido.

-Aun se encuentra muy delicado, pero logramos estabilizarlo, sufrió mucho a consecuencia de las maldiciones que recibió, no sabemos si tendrá secuelas, pero ahora es muy pronto para saberlo, necesitamos que despierte.

Hermione soltó el aire que había contenido, toda la tención que había sentido, la angustia y la aprensión le hicieron trastabillar un poco, por lo que Harry se apresuro a afianzarla con sus brazos.

-¿Podemos verlo? -Pregunto Harry adivinando el pensamiento de su amiga.

-Solo su familia.

-Soy su familia. -Contesto con voz enronquecida Hermione, pero con una seguridad que no permitiría replicas.

-Puede pasar  uno y solo unos minutos, sigue dormido, procuren no perturbarle.

La chica afirmo apenas con un movimiento de cabeza y se dirigió a la habitación que le había indicado el Medimago.

-¿Quieres que pase contigo? -Se ofreció al ver la debilidad de su amiga.

-No es necesario.

-Deberías descansar un poco y comer algo antes.

-Después, te prometo que después. -Fueron sus palabras mientras giraba con manos temblorosas el pomo de la puerta.

El cuarto estaba en penumbras y Granger entro con cuidado para no romper la tranquilidad del ambiente que lo rodeaba, la tenue luz del nuevo amanecer se colaba por la ventana y reflejaba la palidez en el rostro del durmiente muchacho.

-Draco. -Susurro su nombre mientras con pasos cortos se acercaba, cuando estuvo a su lado, se sentó a su lado admirando la pasividad de su rostro y sonrió aliviada al confirmar que en verdad estaba vivo, que respiraba a pesar de los golpes que se notaban en su rostro y los cardenales en su piel. -Todo termino. -Le dijo y comenzó a llorar de nuevo.  -Solo falta algo para ser feliz por completo, te necesito, regresa a mí. -Suplico  mientras acariciaba su rostro, mas no obtuvo respuesta alguna más que una tenue respiración.

A pesar del silencio, a pesar de la fragilidad que ahora sustentaba la vida de Draco, era un gran alivio sentir la tibieza de sus manos que acunaba con ternura entre las suyas y que besaba solo por el hecho de sentirlo.

Estaba exhausta, el peso del cansancio hacia mella en su entereza, ahora que podía respirar con cierto alivio, todo lo demás que había bloqueada se hacía presente pasando la factura, no sabía con certeza cuanto tenia sin dormir o probar alimentos y tampoco era algo que le preocupara, pero sin duda su cuerpo le hacía saber que estaba al borde del desmayo.

Como pudo, con toda la suavidad y cuidado de la que fue capaz se acomodo a su lado. No se sentía capaz de retirarse, no podía dejarlo solo en estos momentos, deseaba estar cuando abriera sus ojos, porque estaba segura que lo aria,  no importaba lo desalentador del diagnostico o las posibles secuelas, su corazón le decía que todo estaría bien, que no podía ser de otra manera.

Se dejo vencer por el sueño, escuchando la ligera respiración de Draco, arrullada  por el suave latido de su corazón a través del tacto de su piel, no se había resistido de sentir ese golpeteo en su pecho que significaba vida y había colocado su mano extendida sobre él para comprobar de todas las maneras posibles que seguía con vida, a su lado, que la cruel muerte le había otorgado el regalo de vivir un poco más.

Cuando el sueño ya comenzaba a nublar su mente acaricio sus mejillas y acomodo de nuevo sus cabellos para despejarle el rostro y le susurro al oído. - Aun en tus sueños no olvides que te amo. -roso sus labios con los suyos y cerró los ojos rindiéndose al cansancio.

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De alguna manera  la vida comenzaba a restituirle a Fedra un poco de lo que le había arrebatado, ya que estando en el cuerpo de Pansy la convertía en la última Parkinson y por tanto heredera universal  no solo de la fortuna correspondiente a su familia, si no además, la herencia concerniente a su propia familia que estaba en posesión de Vladimir y de la que se había apoderado gracias a las artimañas y ayuda por parte de Kendra.

Pero sin duda, no le importaba en lo más mínimo la fortuna heredada, como el hecho de ser por primera vez libre y de tener el poder absoluto sobre ese nuevo cuerpo.

Solía sentarse en los Jardines de la mansión Parkinson y pasar la tarde arreglando las flores, por fin estaba en paz, los fantasmas que la asechaban por fin habían desaparecido y podía permitirse tener la ilusión de llevar una vida normal.

Luna la visitaba con frecuencia para tomar el té,  a veces lo hacían en el más absoluto silencio entre el aroma a rosas y jazmines que adornaba la mesa, mientras el sol se colaba por la ventanas de la sala  de té y en la atmosfera se respiraba tranquilidad, ambas eran felices de compartir esos momentos y no necesitaban nada más para hacerlo, les bastaba mirarse y sonreír mientras se llevaban la tasa a los labios y degustaban ricos pasteles.

La ahora morena agradecía a Luna que a pesar de todo la mirara de la misma manera, que para ella no hubiera cambiado nada, era como si para nada le afectara que ella  fuera la misma que alguna  vez estuvo a punto de matarla y que ahora poseía otra apariencia muy distinta. Admiraba su manera de ser, la pureza y bondad de su trato, pero sobre todo le agradecía que le diera la oportunidad de ser ella misma a pesar de su nueva apariencia.

En la privacidad de su mansión siempre la llamaba Fredra, fue ella quien le ayudo a asimilar los grandes cambios, facilitando encontrarse a ella misma en un cuerpo que no le pertenecía, le ayudo para lograr darse la oportunidad que se merecía y entre muchas otras cosas le hizo comprender que Zabini la buscaba por su esencia y no por su apariencia.

Fue así como acepto la presencia de Blaise y en la familiaridad del trato se hicieron amigos y que con el transcurso del tiempo llegaron a comprender que se complementaban de un modo extraño y cómplice.

Era maravillosa para Fedra esa nueva oportunidad de vida, todo parecía tan distante en ocasiones como si todo hubiera sido meramente una pesadilla, pero en el fondo sabia que todo por cruel que fuera había sido real y por tanto se sentía mucho mas agradecida de encontrarse con vida, de tener la dicha de  seguir respirando para disfrutar todo lo que se había perdido, todo lo que con amarguras se había cubierto de desasosiego.

En ocasiones le era inevitable tener miedo, pensaba que en algún momento perdería esa paz que había logrado, muchas noches se levanto presa de las pesadillas con un sudor frio recorriendo su espalda y una amargura intensa en su boca, soñaba con frecuencia a su hermana, con la muerte de su madre, incluso con Pansy y no podía dejar de sentir ese terror de creer que quizás en algún momento regresaría a arrebatarle la posesión de ese cuerpo, sin embargo las semanas pasaban y el silencio en su mente permanecía, como si el alma de Pansy se hubiera evaporado por completo.

Y a pesar de todo el miedo seguía ahí, al acecho en la noche con sus pesadillas, con los malos recuerdos lamiéndole la espalda y erizando su piel.

Porque asi es, los miedos vienen por la noche en forma de demonios para acecharnos, su aliento frió eriza los bellos de la nuca mientras buscas la calidez entre las sabanas y hacen que empapes de sudor frio la almohada.


Pero asi como seguía los temores, seguía con paciencia recibiendo muestras de cariño de Luna y de Blaise, quienes diligentemente y llenos de paciencia  no perdían momento para recordarle que todo había terminado, que ahora podía ser feliz.

-No debes darles cabida en tus sueños, que sus tormentos no te llenen de debilidades, que su sola presencia no empañe ni perturbe tu existencia, porque si lo permites, robaran tu esencia, bebiendo de tus incontables angustias, acechándote hasta tenerte al borde de la perdición.  -solía recordarle la rubia mientras la tomaba de la mano adivinando sus angustias. -Se  valiente aun en la zozobra de lo irremediable, aun en el temblor maníaco a lo desconocido, aparta las garras de la bestia sin miedo y no permitas que toque tu corazón. No le des tregua ni paz, no le des la satisfacción de verte vencida. Como una guerrera aférrate a ese valor desconocido que sale de las entrañas cuando crees que no se puede más con las incontrolables ganas de huir y enfréntalo, ve a los ojos del miedo y veras como se desvanece cuando veas que solo uno mismo lo alimenta y les da fuerza cuando se deja llevar por la cobardía.

Esas palabras lograban recomponerla, llenarla de un valor desconocido, no sabia bien si era la manera en la que Luna hablaba de esa manera tan fluida mientras sus ojos azules la miraban con intensidad o el hecho de que alguien de apariencia tan frágil terminara demostrando mas fuerza de la que aparentaba, pero sin duda fueron precisamente esas palabras que tanto repetía las que le hicieron creer que tenía que aprender a dejar atrás todos sus miedos para poder vivir feliz.

Fedra aprendió que sin importar la oscuridad de su pasado cada día era una nueva oportunidad para lograr ser feliz. Sabía bien que la carga de lo que había hecho no la abandonaría por completo, pero que tenía que intentar seguir adelante, después de todo habia sido solo victima de las circunstancias y merecía ser feliz.

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Los días sucesivos a la estabilidad aparente de Draco, Hermione no se separo de él mas que lo indispensable para asearse y comer un poco para regresar de nuevo a su lado con fuerzas para cuidarle, era mas que una enfermera o una guardiana,  podía observársele con detenimiento y darse cuenta la devoción en sus tareas, la manera en que lo miraba llena de amor, el brillo en sus ojos amielados.

Después de algunas semanas lo dieron de alta, pues no se podía hacer  mas por despertarlo, todo estaba en su capacidad para sanar o quedarse para siempre dormido en ese sueño eterno en el que se había sumido.

Hermione lo llevo entonces a una pequeña casa de campo en la que solía ir con sus padres en tiempo de vacaciones ya que se sentia aun incapaz de regresar a la casa de sus padres o incluso a la mansión Malfoy.

Solia pasar sus manos entre los platinados cabellos de Draco mientras le hablaba sobre el hermoso dia que se veía a través de la ventana, describía con sumo detalle como el viento agitaba las ramas del joven manzano que se encontraba en el jardín o como un pequeño pájaro de color azul habia hecho su nido en la rama más estable del mismo y parecía protestar por los movimientos involuntario del árbol. Le hablaba del color de las flores silvestres, de su peculiar aroma, de la luz del sol reflejándose en la pequeña fuentecilla.

A veces tomaba su mano y la llevaba a sus labios para besarla, mientras le decía que siempre estaría a su lado, que no fuera testarudo, ni flojo y que más le valía que abriera pronto sus ojos antes de que en verdad la conociera enfadada.

Y un dia  cualquiera simplemente, después de semanas de esperarlo con ansias abrió los ojos para encontrarse que Hermione dormía a su lado.

Draco sentia el cuerpo pesado y entumecido, pero a pesar de eso podía percibir el calor emanando del cuerpo de la durmiente chica, aspiro con deleite el aroma de sus cabellos y se sintió el hombre mas feliz sobre la tierra cuando al fin asimilo que seguían vivos y sobre todo que estaban juntos.

Sus ojos grises se llenaron de lágrimas con tal rapidez que se desbordaron, haciendo que corrieran por sus mejillas hilitos de agua salada, aun no podía creer que seguía vivo, se mantuvo quieto temiendo que eso solo fuera un sueño y que al moverse todo se esfumaría como niebla en el aire y contuvo el aliento temeroso, hasta que sintió a Hermione removerse a su lado y sentir su mano apretando la suya con suavidad mientras aun seguía sumida en sus sueños.

-Her…mio…ne  -Pronuncio con dificultad, pero fue suficiente para lograr que abriera los ojos y lo mirara con fascinación.

-¡Oh Draco! -Exclamo llena de felicidad mientras sin el menor recato se apresuro a besarle los labios. -¡Grandísimo bribón por que has tardado tanto! -Reclamo mientras acariciaba su rostro y sus ojos se llenaban de lagrimones que terminaron escurriendo por su rostro.

-Siento la tardanza. -Dijo con sarcasmo con voz enronquecida. -De saber que me despertaría de esta manera ten por seguro que lo hubiera hecho mucho antes. -Sus palabras lograr que la castaña enrojeciera y se intentara apartar un tanto avergonzada.

-Yo… -Intento decir mientras se levantaba pero Draco no soltó su mano.

-Tú no te vas de aquí, no sin antes decirte que eres una terca testaruda y que te amo. -Le dijo acariciando la palma de su mano con sus dedos y sonriendo.

Hermione se quedo sin palabras y solo atino a sonreír.

-Yo también te amo. -Contesto al fin con las mejillas encendidas.

-Eso ya lo sabía soy irresistible. -Alardeo el rubio.

-Hay cosas que nunca cambian verdad. -Dijo rodando los ojos

-Tú eres la sabelotodo, tu dímelo. -Le dijo tirando de su mano para acortar la distancia y robarle un nuevo beso.

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