Dos Opciones

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Dos Opciones

McGonagall suspiro con alivio cuando fue informada de que por fin Malfoy había despertado, aunque su estado seguía siendo delicado y tardaría bastante más tiempo para estar completamente fuera de peligro ara un consuelo saber que estaba un poco mejor.

Solo en su habitación, imposibilitado para moverse se sentía agobiado, avergonzado de depender de Granger, humillado y expuesto al resultar solo una carga, no ayudaba mucho no poder moverse.  Fueron todos esos sentimientos lo que lo llevaron a soportar el dolor cuando intento de nuevo moverse. Fue un intento vano pues no consiguió mas que mover levemente el cuello y los dedos de sus manos y a pesar de ser tan poco su logro el dolor le cobro caro.

Apretó los dientes cuando su piel lastimada se estiro y abrió como si fuera de papel, dejando la piel en carne viva, al menos movimiento la frágil y lastimada piel se partía y desquebrajaba, una nueva oleada de calor comenzó a azotarlo sin piedad y deseo con todas sus fuerzas morirse de una buena vez para dejar de sentir esa intensa quemazón en todo su cuerpo.

Su respiración comenzó a agitarse conforme su temperatura corporal aumentaba gradualmente, de nuevo la fiebre estaba causando estragos.

Hermione subía de nuevo las escaleras de regreso a la habitación del blondo, toco la puerta por cortesía pues sabía que no podía concederle el paso debido a que todavía no podía hablar. A penas entro se dio cuenta que en su corta ausencia Draco había empeorado.

-No debiste. -Le reprendió entendiendo que su piel estaba agrietada por el intento de moverse. Checo su temperatura, se había elevado un par de grados.

El muchacho hubiera llorado de haber podido era demasiado para sus fuerzas encontrarse con la mirada preocupada de esa Gryffindor, ahora más que nunca se sentía más ruin y despreciable, como podía ser que ella pudiera sentir compasión por un monstro como él. No merecía su devoción al curar de nuevo sus heridas, hubiera sido mejor que dejara sus delicadezas y lo lastimara, que se aprovechara de que no se podía defender y le cobrara con torturas sus bajezas.

Su mirada angustiada era como látigos golpeándole, dolía mil veces más que su carne expuesta,  no toleraba que lo mirara de esa manera, no lo merecía, cerró los ojos para dejar de ver su semblante lleno de preocupación, apretaba los dientes con la poca fuerza que le quedaba y perdió el conocimiento no sin antes ser consciente de los suaves movimientos de Granger y sus palabras.

-Todo estará bien, debes calmarte. -Le pedía mientras sin perder el tiempo trataba de bajar de nuevo la fiebre y limpiaba la piel para hacer nuevas aplicaciones de ungüentos para cerrar las heridas.

Estaba exhausta, no había dormido mucho en varias noches velando el sueño de Malfoy, ni siquiera había abandonado esa habitación  desde que lo encontrara aquella fría madrugada con fiebre y gritando entre lo que seguramente debían ser terribles pesadillas. El sueño la vencía sentada en esa silla frente a la ventana, o cuando tenía un poco de más suerte en el sillón verde al otro lado de la habitación, pero de alguna manera estaba agradecida porque era tanto el cansancio acumulado que sus propios malos sueños no la alcanzaban, quizás porque no conseguía dormir profundamente temiendo que el estado del rubio empeorara.

Mantener ocupada le había ayudado de gran manera para no pensar, para no recordar sus propios sufrimientos, trataba a toda costa mantenerse enfocada en los cuidados del rubio, sabía que su vida estaba en sus manos y pendía de un hilo demasiado frágil.

Algunas veces cuando los sueños del Slytherin no eran demasiado agitados y se mantenía tranquilo lo observaba, aun podía encontrar esas facciones finas a  pesar de las lesiones de su piel, se asombro al descubrir lo frágil que parecía ahora cuando en el pasado nunca se hubiera atrevido a considerarlo débil. Pero verlo recostado en esa cama, abatido por la enfermedad le había permitido descubrir la humanidad de ese muchacho, antes difícilmente hubiera creído que alguien  que se vanagloriaba por tenerlos todo y que se atrevía a empequeñecer y humillar a los demás, ahora simplemente estuviera como cualquier mortal tendido en una cama  ante la incertidumbre si abriría una vez más sus ojos.

Sanando Mis HeridasWhere stories live. Discover now