Sanando Mis Heridas

By HelenaGrand

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Malfoy se lamentaba de tantas cosas, pero ya era tarde para enmendarlas, ya no disponía del tiempo y aunque l... More

Expreso de Hogwarts
Estoy Sola
Promesas
Las Culpas
Spattergroin
Solos en el mundo
No lo Merezco
Dos Opciones
Un Moustro
¿Esta es mi vida perfecta?
Decir la Verdad Requiere Valor
Ambos han sufrido mucho
¿Dónde está tu sangre azul?
Alejando Pesadillas
No Todos Comprenden
Un Poco de Consuelo
De Vuelta al Mundo Real
Esa pequeña Piedra
La Misma Oportunidad que Tengo Yo
Decisiones
Esos Ojos
Te Preocupas por Ella
Otro Parkinson
Duelo
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Elegir un Bando
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Obsesión
Misteriosa
La Piedra de la Resurrección
Sin Cargas del Pasado
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Te Necesito
Una Mala Noticia en Navidad
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La Historia de Fedra y Kendra
Luna y la Clave de Todo
Cuando el Amor se Transforma en Odio
No Puedo Negarme
Te Ofrezco una Oportunidad
El Dueño de su Corazón
Utilizándonos
Una Liebre
Muere un Valiente
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Resignada a su Destino
Granger o Malfoy
La Nueva Pansy
¿Un Corazón Bueno?
Sobre su Tumba
El Amor no es Siempre lo que Debe Ser
Miedos y Sueños
Costumbres
Cartas De Amor

Tus Enemigos, Mis Amigos

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By HelenaGrand

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Tus Enemigos, Mis Amigos

Malfoy no estaba feliz, lejos de eso estaba sumamente contrariado por lo ocurrido, no ayudaba mucho que Theo hubiera llegado con Luna para complicar aún más las cosas. Sabía muy bien que no tardaría en llegar Vladimir, si es que lograba librarse de ser capturado, aunque conociendo lo escurridizo que era estaba casi seguro en que estaría en la mansión en poco tiempo.

Theo lo veía caminar de un lado a otro con aire frustrado, se pasaba los dedos entre los cabellos platinados con desesperación, tenían pocos minutos de estar encerrados en la habitación de Draco. Dejaron a las chicas en la habitación que había pertenecido  en vida a Narcisa y salieron rápidamente para no levantar sospechas, no sin antes cumplir con la encomienda de proteger la habitación para que nadie que no fueran ellos entraran.

Draco se estrujaba el cerebro buscando una salida, sabía que podían intentar escapar ahora que había pocos en la mansión, pero dudaba que fuera una tarea fácil considerando que la pelirroja debió haber tomado sus previsiones para proteger la mansión.

-Por favor ya quédate quieto que comienzas a marearme. -Dijo el castaño, ganándose una mirada enojada de su amigo.

-¡Eres un idiota!

-Ya te explique que no tenia opciones de no traerla yo se hubiera dejado atrapar por cualquiera para lograr lo que quería y corría más riesgo.

-¡No debiste traerla! -Reprocho como si no le parecieran validas sus justificaciones.

-Tu trajiste a Granger. -contraataco el castaño desesperado ya por las mismas acusaciones.

-No es lo mismo. -Se defendió el blondo con el ceño fruncido, agitando las manos en el aire con la mirada furiosa.

-Claro que es lo mismo.

-No, yo no tuve opciones Theo, Fedra no nos dio la oportunidad de escapar.

-Yo tampoco tuve opción, que no entiendes.

Draco bufo desesperado antes de respirar hondo para intentar calmarse, no podía perder la calma en ese momento, no cuando tenía que poner toda su atención en buscar una salida.

-Creo que eso ya no importa ahora, lo que es de vital importancia es cómo vamos a sacarlas de aquí. -Nott se acerco al rubio para poner la mano sobre su hombro en una señal de comprensión.

Theodore entendía a la perfección la desesperación de Draco, pues él se sentía de la misma manera, el también estaba con el corazón angustiado de solo pensar lo que podría pasarle a Luna estando en ese lugar, sabía que la muerte no era lo peor que  podía pasarles y eso lo desquiciaba.

Por unos segundos permanecieron en silencio  pensando cada uno por su cuenta sobre la mejor manera de salir, además, no había pasado desapercibido para ninguno de los dos el comentario de la pelirroja. Muchas dudas se aclararon cuando menciono el detalle de que Fedra tendría un lugar a donde ir, refiriéndose a Luna.

Draco  tenía más claro lo que pretendía Vladimir, buscaba un cuerpo para Kendra y sabiendo que el alma de Fedra tendría cabida en el cuerpo de Luna, no era difícil deducir que Hermione sería quien tendría que ceder su cuerpo a   Kendra y la sola idea lo hacía estremecerse. Otra idea rondaba su mente, una que no terminaba de tomar forma, no entendía por qué habían escogido precisamente su mansión para usarla de cuartel general y refugio, porque a pesar de ser uno de los mejores lo había mantenido cerca y seguro fuera de las misiones que tuvieron mientras se desarrollaban sus planes.

Vladimir no era del tipo de hombres que dejaban cosas al azar y eso lo sabía muy bien Draco y estaba seguro de que faltaba una pequeña pieza de ese rompecabezas que había empezado a tomar forma.

Tenía claro que Parkinson deseaba a Granger con todas sus fuerzas y no iba a detenerse hasta tenerla, por mucho que le pesara tenía que pensar de la manera en que ese despreciable hombre pensaba. Respiro hondo hasta llenar completamente sus pulmones de aire y exhalo lentamente para tranquilizarse, tenía que mantener su mente fría para poder pensar con claridad.

Theo conocía muy bien a Draco, supo el preciso momento en  que se obligo a calmarse y  comenzó a pesar con la sagacidad y temple propio de un Slytherin.

Draco camino hasta la ventana, afuera la noche estaba por terminar los primeros rayos del sol comenzaban a notarse en el horizonte, informándole que el tiempo seguía corriendo y no se detendría.

Fue entonces que giro sobre sus talones y se acerco a Nott.

-Utilizaran a Granger y a Lovegood para darle un nuevo cuerpo a Fedra y Kendra. -Theodore palideció. -Pero Vladimir también necesita un cuerpo nuevo, es demasiado arrogante para querer seguir siendo un hijo ilegitimo, un bastardo y más aun ahora que si fracasa con su ataque en el  ministerio tendrá que huir para poderse reagrupar antes de volver a intentarlo.

-¿Pero a quien utilizaría?

-A mí. -Dijo con indiferencia. -Quien mejor que alguien que no tenga más familia y posea el dinero suficiente para realizar sus planes. ¿Por qué crees que él me entreno personalmente? Quería asegurarse de que estaría en condiciones óptimas.

Todo cobro forma con rapidez, encajando a la perfección esa pequeña pieza que no entraba en ningún sitio, ahora todo estaba en su sitio y muy a su pesar él era parte de los que esperarían ser sacrificados en esos planes.

Theodore estaba pálido, con el rostro desencajado, por primera vez y debido a su consternación esa mascarada fría que siempre exhibía se había roto ante la sola mención de esos planes donde Luna seria una víctima.

-¿Qué vamos hacer? -Pregunto en voz alta, con una nota de terror en sus palabras.

-Esperar. -Contesto sin expresión alguna antes de hundirse en un sillón cercano a la ventana.

-¿Esperar? -Pregunto incrédulo.

-No podemos sacarlas ahora, de hacerlo no solo descubrirá que nosotros fuimos quienes dimos la información, si no que apenas pongamos un pie afuera de la mansión nos mataran, ya viste que Fedra o quien quiera que sea no se tocara el corazón para liquidarnos si la desobedecemos, además tú la has visto, me temo que es demasiado fuerte para subestimarla.

-Tomar una decisión precipitada puede ser nuestro fin. -Dijo a manera de explicación haciendo que Theo se dejara caer vencido en la orilla de la cama con desgana, sabiendo bien que todo cuanto decía era cierto.

A Draco no le importaba demasiado morir, hacía mucho tiempo atrás había perdido el miedo a la muerte, pero quizás lo único que lo mantenía de pie para no darse por vencido era ella. Hermione merecía vivir, tener la oportunidad de ser feliz, dejando atrás todo ese episodio negro en el que se había convertido esos últimos años de su vida. No sabía bien que debía hacer o incluso si el lograría sobrevivir, la única certeza que tenia era, que estaba dispuesto a todo por protegerla.

Esos mismos pensamientos acechaban a Nott, el también estaba convencido de darlo todo por su musa de rubios cabellos, por esa chiquilla menuda de inocencia infinita, por esa valiente que a pesar de los riesgos estaba en una habitación en ese mismo pasillo, cautiva por elección propia.

Era curiosa la manera en la que trabajaba el destino, en algún momento todo se había agitado de tal forma que esos jóvenes rebeldes y altivos habían perdido el corazón  repentinamente por aquella que en algún tiempo cuando  no eran más que unos orgullos  ignorantes las habían menospreciado, incluso odiado, solo por su origen o por su forma de ser, y que ahora estaban dispuestos a entregar incluso sus vidas para salvarla.

Curioso como sus vidas habían cambiado, adquiriendo un sentido diferente, haciendo que abrieran los ojos y se dieran cuenta de las cosas verdaderamente importantes, quizás todo se debía a que habían madurado a base de los golpes duros de la vida, pero sin importar los motivos de esos cambios tan profundos que los llevaban a estar ahora con el corazón estrujado, al fin conocían el amor desinteresado, ese complejo sentimiento del que antes se hubieran burlado.

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Los primeros rayos del sol se colaban por la ventana. Hermione llevaba largo tiempo mirando a Luna dormir apacible en un extremo de la cama, aun vestida y sin cobijarse con las sabanas. Parecía exhausta apenas se recuperaba  de su accidentada caída, pero a pesar de todo no perdía el aire sereno que siempre la rodeaba, sus parpados rosados cubrían sus grandes ojos azules y su respiración era acompasada.

Granger no había pegado los ojos en ningún momento desde que despertara, había muchas cosas en que pensar y se sentía intranquila, angustiada, sin embargo, intentaba mantener a raya sus temores, no era momento para dejarse dominar por el miedo. Haciendo un vago intento por despejar su mente un poco comenzó a caminar por la amplia habitación, hasta ahora notaba lo exquisito en la decoración del lugar,  las  paredes blancas, los altos techos, los amplios ventanales que daban al jardín.

Abrió con cautela una puerta que daba a un enorme vestidor repleto de finas prendas, túnicas, vestidos de gala, hileras de ropa acomodada en altos estantes. Esa debía ser la habitación de la Señora Malfoy.

Al fondo de esa habitación de amplias proporciones había un pequeño retrato, Draco de niño, de quizás unos 6 años de edad sonriendo al lado de su madre. Hermione pensó que no era un lugar apropiado para una foto como esa, no era lógico tener dentro del vestidor un recuerdo tan preciado como ese.

Curiosa se acerco para tomarlo y poder observarlo e cerca, pero se sorprendió al darse cuenta que apenas se rozado por sus dedos la imagen del ese pequeño rubio el muro se movió mostrando una puerta.

Se apresuro a abrirla, quizás esa podía ser una salda de escape llegado el momento, saco su varita que llevaba muy bien escondida entre sus ropas.

-Lumus. -Convoco haciendo que se iluminara el largo pasillo que se  mostraba tras esa puerta de fina madera, pero no se detuvo, camino con cautela hasta el final de ese angosto corredor y encontró otra puerta.

A penas tomo el pomo de la puerta esta se abrió al instante al interior de otro vestidor, pero en esta ocasión era ropa masculina la que colgaba de los percheros, al fondo se veía otra puerta entre abierta. Se asomo por la pequeña abertura y sus ojos se agrandaron por la sorpresa al ver lo que se encontraba detrás de esa puerta.

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Blaise había seguido a Fedra hasta el despacho, la pelirroja sabia que la seguían pero pareció no importarle demasiado, abriendo la puerta entro  sin mayor preámbulo al interior, cuando el moreno se disponía a hacer lo mismo lo recibió la punta de la varita de la pelirroja.

Zabini lejos de asustarse o recular, permanecían en su lugar, sonriendo con cierta petulancia, con esa seguridad tan propia de los de su clase. 

-Bonita bienvenida. -Menciono irónico llevándose una mano al corazón con dramatismo.

Eso pareció causarle cierta gracia a la pelirroja que comenzó a reír a carcajadas bajando la varita.  -¿Qué buscas? -Pregunto sin perder la sonrisa, levantando una ceja.

-A ti, pensé que te gustaría pasar un rato agradable en mi compañía. -Galante se acerco a ella hasta estar casi rosando los labios a fresados de la pelirroja.

-No creo que sea el momento adecuado.

-Es el momento adecuado, necesitas relajarte. -El cálido aliento del  moreno golpeaba sensual contra la boca entre abierta de Fedra. No espero respuesta alguna, Blaise se apropio de esos labios.

Fedra se abandono en los brazos fuertes que la sostenían, como aquella noche que pasaron juntos tratando de apartar y borrar malos recuerdos. Era difícil saber con certeza quién era la dueña de su voluntad en ese momento. Solo cerró los ojos y se abandono naufragando en la calidez de su cuerpo, dejándose llevar sin contratiempos por unas manos hábiles que la transportaban a lugares mejores, al menos por un momento.

La piel blanca de Fedra contrastaba con la piel ébano de Blaise, sus cuerpos impetuosos se unían, buscando cobijo en el otro, persiguiendo el olvido, un poco de paz y de calor, antes del fin.

Porque el ambiente olía a tragedia y muerte, a un fin  que no sería amables con ellos. Por eso entre besos exhalaban suspiros resignados, entregados y ciertamente complacidos, de tener al menos eso, un instante antes de desatarse lo inevitable. 

Por eso se recorrían a conciencia, besando palmo a palmo su piel denuda y ardiente, en ese contraste de colores diferentes, como el ying y el yang. Sobre ese largo sillón se poseyeron, obligándose a olvidar un poco y sentir más y más a cada instante, más con cada caricia, mas con cada beso, mas con cada envestida, con cada oleada de placer, cada escalofrió, cada corriente eléctrica pasando por cada poro de su piel.

No se amaban, pero se necesitaban tanto como se necesita el aire para respirar, tanto como se necesita aferrarse a algo para mantenerse a flote en el naufragio de la vida. Cuanto se necesitaban para olvidar, pera sentirse un poco humanos, para dejar de pensar en el dolor que cada una atraviesa.

Piensan y se imaginan que en ese momento son otras personas muy distintas, alguien sin un pasado doloroso, sin un futuro dudoso, alguien que es correspondido y amado con cada fibra de su ser, alguien que no lo ha perdido todo de manera cruel, alguien que no sufre, que no ha llorado, que no siente esa pena aguda arraigada en el pecho impidiéndoles respirar, alguien que no tiene que enfrentarse a la muerte en pocas horas.

Ahora, quizás solo por un instante son solo un hombre y una mujer probando las dulces mieles de la entrega, los besos hambrientos y desesperados, las caricias suaves y atrevidas y ese vaivén de caderas, esa fusión de cuerpo, esa unión más allá de lo increíble. Sienten ganas de gritar a todo pulmón llenos de éxtasis cuando logran alcanzar la cúspide y aprietan con fuerza los ojos y se enlazan en un abrazo estrecho aun unidos, aun conectados, intentando permanecer así al menos por un segundo más.

Entonces pasa, él abre los ojos y la encuentra hermosa entre sus brazos, y esa cabellera roja parece fuego puro como sus entrañas apasionadas y sus labios hinchados y enrojecidos de tanto ser besados y torturados por sus dientes lucen sensuales como una flor carmesí abierta ofreciendo sus mieles y puede ser que sea fuerte, quizás malvada, tal vez un cuerpo con dos almas, pero le parece frágil así desnuda con el cuerpo perlado de sudor y cálido, con esa mejillas arreboladas por el pasional encuentro y eso ojos, esos ojos divinos y brillantes como la noche oscura llena de estrellas.

Y se siente egoísta porque le asaltan las dudas y un inmenso deseo de irse muy lejos con ella, perderse y no saber nada más de lo que dejan atrás, por un momento, quizás un segundo no ha pensado en Hermione y ese amor que siente por ella y que duele. Aun con el pulso acelerado y la respiración agitada no quiere apartarse de Fedra y la estrecha con fuerza contra su cuerpo sintiendo esa piel suave bajo sus manos, ese cuerpo tibio, ese calor aun palpitante en sus entrañas y ese éxtasis que quizás se ha prolongado más de lo debido. Suspira abatido y la mira de nuevo, sabiendo que algo ha cambiado.

De algún modo extraño Fedra sabe de la revolución que se ha levantado en la cabeza de Blaise y quizás, solo quizás también en su corazón y se siente profundamente triste, porque sabe que si las cosas fueran de otra manera y ella no tuviera las horas contadas, llegaría a ser  feliz con él.

Fedra sonríe con tristeza, pero también con una dulzura tranquilizadora nueva, lo ve a los ojos con una chispa diferente, tal vez de amor, tal vez de añoranza, sin embargo, diferente. Acaricia sus mejillas con sus manos temblorosas tratando de grabar cada facción de ese rostro masculino y sonríe de nuevo, pero esta sonrisa llega a sus ojos y los ilumina como nunca antes.

Si ella hubiera tenido oportunidad de amar, a él hubiera amada, por eso deja atrás la tristeza y sonríe agradecida, pensado que al final, cuando había perdido la esperanza de que su corazón se enamorara, ese sentimiento se mostro tímido ante ella y eso hacía que todo valiera la pena.

Entonces lo beso de manera distinta sin soltar su rostro y apretó sus ojos cuando gruesas lagrimas se escaparon de ellos, era un beso salado con sabor a lagrimas, con sabor a despedida, a nostalgia, a perdida, pero también de ternura, de amor y agradecimiento.

Apoyo su frente con la de Blaise y suspiro apesarada antes de separarse por completo y comenzar a vestirse en silencio, no había que decir, no había opciones e internamente lo dos lo sabían.

Fedra  sirvió  dos copas y le ofreció una al Zabini, en silencio se fue a sentar a la elegante silla y se quedaron asi, solo mirándose, esperando, que el destino los alcanzara.

La puerta del despacho se abrió de par en par, dejando entrar a un maltrecho hombre, con la ropa maltratada y sucia y algunas heridas visibles.

La pelirroja se para como impulsada por un resorte y se apresuro a ayudarlo, pero este se negó a que lo tocara.

-Estoy bien. -Dijo visiblemente enfadado mirando inquisitivo a Zabini sentado con elegancia en el sillón que había hecho de cama hacia un rato.

La expresión altiva de la pelirroja había cambiado por una actitud sumisa ante Vladimir. Eso no le paso desapercibido a Zabini que apretó la mandíbula receloso.

-¿Qué paso? -Exigió saber.

-Ya nos esperaban. -Dijo como toda respuesta agachando la mirada.

-¿Granger y Malfoy?

-Están bien, esa parte del plan ha funcionado. -Contesto  atreviéndose a levantar un poco la mirada, lo que la hizo ganarse una sonora bofetada.

-Inútiles. -Dijo dejando salir toda la frustración que sentía.

Fedra se llevo una mano a su mejilla adolorida y Blaise se envaro apretando los puños, obligándose a contenerse.

-Nott logro capturar a Lovegood.

-¿Lovegood? ¡No que estaba muerta! -Recrimino.

-Sobrevivió, pero estoy segura que servirá. Podremos solucionarlo todo, ya verás. -Intento acariciarlo, pero este la aparto con brusquedad.

-Prepara todo, habla con Gray para que esté listo.  -Se limito a decir abandonado el despacho.

Fedra salió atrás de Vladimir sin voltear atrás, si lo hubiera hecho habría percibido la decepción en los ojos oscuros de Zabini.

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Atreves de la pequeña abertura en la puerta entre abierta pudo distinguir a dos figuras, aunque no las reconoció de inmediato, un hombre estaba sentada en la orilla de la cama con la mirada perdida en algún punto del techo y otro mas allá, cerca de la ventana sentado en un sillón tapizado de color negro.

Fijo sus ojos en ese hombre y no le llevo demasiado tiempo darse cuenta quien eras, abrio los ojos sorprendida pero no se movio intentando saber si están solos o en compañía de alguien mas, pero después de unos minutos y al no advertir peligro empujo suavemente la puerta que rechino ligeramente al abrirse por completo, haciendo que ambos muchachos se levantaras sobresaltados y apuntando con la varita.

Hermione se apresuro a levantar las manos para que vieran que no había peligro.

-¿Cómo has llegado aquí? ¿No se supone que no podrían salir de la habitación de tu madre? -Pregunto Nott reponiéndose del sobresalto.

-No tengo idea. -Admitió el rubio. -Pero debes regresar hasta encontrar la manera de sacarte de aquí sin peligro.

-Está bien. -Dijo obediente, lo que sorprendió a Draco quien levanto confuso la ceja. -Pero necesito que Nott me acompañe.

-¿Para qué? -Pregunto sin poder esconder su enfado.

-Hay que proteger el alma de Luna, si no me equivoco trataran de utilizarla.

-Sigues sorprendiéndome Hermione. -Asombrado el castaño se acerco por primera vez con una sonrisa llena de esperanza. -Tu dirás que quieres que haga.

-Sígueme necesito que estén juntos por un momento. -Le pidió. -Tú debes quedarte por si alguien sube a buscarlos. -Se dirigió a Draco que asistió sabiendo lo que planeaba.

Theodore y Hermione entraron de nuevo al vestidor y cruzaron rápidamente el pasillo hasta estar de nuevo en el vestidor que había pertenecido a Narcisa.

Luna aun dormía, la castaña la movió ligeramente para hacerla despertar.

-Luna. -La llamo y la rubia abrió los ojos y sonrió a penas se encontró con la imagen de Nott a espaldas de Hermione.

Se froto los ojos con pesadez y bostezo antes de incorporarse. -¿Qué ocurre?

-Necesito que hagas lo que voy a indicarte.

Hermione les explico brevemente de que se trataba el complicado hechizo que realizaría y la finalidad que tenia. Obedientes Theo y Luna siguieron sin errores las indicaciones, sabiendo lo importante de realizar de manera adecuada el hechizo.

La piel de ambos comenzó a brillar, en ese momento solo faltaba algo, pero Nott  se sentía repentinamente abrumado ante la mirada atenta de Granger y Lovegood, sin embargo, Luna se adelanto a su reacción y poniéndose de puntitas para alcanzarle lo beso y después comenzó a reír divertida.

Cuando Nott regreso con Draco, llevaba una sonrisa en los labios, no era difícil deducir la razón, el rubio aun recordaba ese beso de Hermione sellando el hechizo.

Alguien toco a la puerta regresándolos a la realidad, para fortuna de ambos habían acordado que Hermione no usaría ese pasillo hasta que fuera conveniente.

Fedra entro sin esperar que le concedieran el paso. -Vladimir llego y quiere hablar contigo Draco. -Aviso antes de marcharse rumbo a la habitación donde estaban prisioneras Luna y Hermione.

Cuando la pelirroja intento abrir la puerta con un hechizo no lo logro.

-Están bien resguardadas. -Aviso Draco a sus espaldas y con una complicada floritura abrió la puerta. -Me pediste que tomara precauciones y lo hice. -Dijo con simpleza ante la mirada de reproche de la pelirroja.

-Vete ya, Vladimir te espera. -Ordeno. -Yo me encargare de ellas. -Dijo cerrando la puerta y sonriendo de manera maliciosa.

Draco sintió un escalofrió recorriendo su espalda, pero obedeció.

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Pansy  habían odiado de pequeña ir de visita a esa mansión, pero sus padres habían insistido en que se mantuviera una buena amistad con Draco, detestaba pasar tardes enteras en compañía del odioso rubio, pero con el tiempo le gustaba descubrir todos esos pasillos secretos, esas habitaciones llenas de curiosidades, de antigüedades hermosas y valiosas.

Con el tiempo ese fastidioso y odioso chiquillos fue cambiando, sin perder su orgullo característico sus facciones de niño fueron quedando en el pasado para dejar al descubierto a un guapo joven de sangre limpia, millonario y de la mejor familia.

Fue después que corretearon por esas habitaciones para perderse un rato y compartir caricias ardientes y encuentros pasionales para dejar completamente atrás todo vestigio de niñez.

De algo había servido todo, ahora conocía la mansión como la palma de su mano, conocía desde las maravillosas habitaciones, los cuartos secretos, el sótano, cada salón atiborrado de funestos recuerdos del innombrable, pero también conocía cada salida secreta, cada recoveco, igual o mejor que Malfoy.

Una mujer dolida es peligrosa, mas una como Pansy Parkinson, que tenía unas ansias locas de vengarse y esa lista que había afinado antes de sus enemigos se había visto alterada,  Granger ya no le importaba, los primeros en caer serian Vladimir y Fedra y si para eso se tenía que aliar con sus enemigos no dudaba en hacerlo. Pero costara lo que costara acabaría con ese bastardo traidor de Vladimir y con la maldita de Fedra.

Salió a hurtadillas por una de esas salidas escondidas y protegidas con hechizo indetectables, camino hasta salir por un pasaje escondido en una de las paredes que flanqueaban un extremo de la mansión, quito son un hechizo la maleza que lo cubría y salió por completo de la mansión, solo para hacer el movimiento definitivo y enviar un mensaje por medio de su patronus a nada más y nada menos que Harry Potter.

Sabía que era lo suficientemente valiente o estúpido según lo vieran para ir a ese lugar, sabiendo que tenían capturadas a Lovegood y a la insufrible Granger. Quizás no le creería del todo y pensaría que era una trampa, pero ahí estaría para comprobarlo y eso era lo que quería.

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