Sanando Mis Heridas

By HelenaGrand

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Malfoy se lamentaba de tantas cosas, pero ya era tarde para enmendarlas, ya no disponía del tiempo y aunque l... More

Expreso de Hogwarts
Estoy Sola
Promesas
Las Culpas
Spattergroin
Solos en el mundo
No lo Merezco
Dos Opciones
Un Moustro
¿Esta es mi vida perfecta?
Decir la Verdad Requiere Valor
Ambos han sufrido mucho
¿Dónde está tu sangre azul?
Alejando Pesadillas
No Todos Comprenden
Un Poco de Consuelo
De Vuelta al Mundo Real
Esa pequeña Piedra
La Misma Oportunidad que Tengo Yo
Decisiones
Esos Ojos
Te Preocupas por Ella
Otro Parkinson
Duelo
Intentando Descifrar sus Secretos
Elegir un Bando
Tienes que ser Fuerte
Obsesión
Misteriosa
La Piedra de la Resurrección
Sin Cargas del Pasado
Fedra
Te Necesito
Una Mala Noticia en Navidad
Noche Difícil
Convicción
Fue Ella
La Historia de Fedra y Kendra
Luna y la Clave de Todo
Cuando el Amor se Transforma en Odio
No Puedo Negarme
Te Ofrezco una Oportunidad
El Dueño de su Corazón
Utilizándonos
Una Liebre
Humillaciones
Tus Enemigos, Mis Amigos
Resignada a su Destino
Granger o Malfoy
La Nueva Pansy
¿Un Corazón Bueno?
Sobre su Tumba
El Amor no es Siempre lo que Debe Ser
Miedos y Sueños
Costumbres
Cartas De Amor

Muere un Valiente

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By HelenaGrand

-46-

Muere un Valiente

Había una línea muy delgada donde lo correcto dejaba de serlo y ella estaba muy cerca de traspasar esa barrera. Generalmente una persona cualquiera sabe distinguir donde empieza ese límite y donde termina, pero algunas veces no se puede tener esa seguridad cuando la situación no tiene nada de común o corriente.

Lo cierto era que estaban en guerra y los errores representaban vidas perdidas, no era tan fácil como equivocarse en la vida diaria y tener que intentar de nuevo o desistir de sus intentos y tener que lidiar con un poco de tiempo o dinero perdido, con algo de frustración o decepción,  o tal vez como máximo un corazón roto.

Cuando estás en guerra tus faltas se traducen en muerte, destrucción y sangre, cuando te enfrentas a alguien que sabes está dispuesto a matarte sin contemplaciones, no debería ser difícil poderte defender, pues la vida propia está en juego, pero la realidad es otra cuando a los que enfrentas los conoces, son tus compañeros de clases, si bien no tus amigos y mucho menos, si jóvenes de tu edad que tomaron decisiones incorrectas.

Para Hermione era difícil definir lo que sentía o pensaba en ese momento, era como si su mente se hubiera separado de su voluntad y solo reaccionara por instinto, sus movimientos eran fluidos, sin embargo, se movía mas por inercia como si cuerpo tuviera un actuar propio.

Mantenía firme su varita, lanzando hechizos no verbales, intentando mentar su mente fría y sus nervios controlados, pero conforme avanzaban era cada vez más difícil lograrlo. El olor a sangre ya impregnaba en el ambiente y aunque parecía que aun todos permanecían de pie, más de alguno estaba seriamente herido. Aliados y enemigos tenían ya sus ropas teñidas de rojo.

Muchos recuerdos se hicieron presentes entonces y su mente traicionera la llevo a rememorar una sanguinaria masacre, la de sus padres. Un escalofrió atravesó su columna vertebral,  erizándole los vellos de la piel, provocando que su corazón se estrujara de dolor.

Como habían previsto, el efecto sorpresa había sido su mejor aliando, los mortifagos no esperaban encontrarse con la novedad que eran  igualados en número, pues en el último minuto los padres de los estudiantes que habían asistido  al baile de graduados se negaron rotundamente a retirarse.

Los estudiantes más jóvenes habían sido evacuados por medio de trasladares desde sus salas comunes correspondientes e incluso algunos alumnos más de grados superiores se quedaron para defender el castillo.

Los planes de Parkinson era atacar por dos flancos al mismo tiempo, una buena parte de sus aliados esperaba en el bosque prohibido la señala para atacar, el primer grupo atacaría un costado del castillo, el segundo el frente.

Sus planes se vieron frustrados cuando no pudieron avanzar más allá de los linderos de los jardines, un grupo encabezado por McGonagall defendían la entrada principal, mientras que Ron y Hermione se hacía cargo de la lateral con otro grupo. Harry se encontraba en el ministerio haciéndole frente a Vladimir.

Los hechizos cruzaban a su alrededor como rayo de luces multicolores, algunos eran esquivados, otros tantos daban de lleno en sus objetivos y en un estado de tal concentración avanzaban luchando y defendiéndose por partes iguales.

En el bullicio se había separado Hermione de su amigo pelirrojo. Habían hecho replegarse a los enemigos que se adentraron en el bosque prohibido para reagruparse.

-Bombarda Máxima. -Escucho como un murmullo y un estallido muy cerca de donde estaba la lanzo contra el piso, unos metros más delante de donde estaba.

Tiranda en el piso, aturdida y adolorida, comenzó a tose, sintiendo que se ahogaba pues la explosión había levantado una gran nube de polvo, sus oídos pitaban impidiéndole escuchar nada, trato de incorporarse lo más rápido posible, pero fue cuando noto que una rama grandes proporciones  se había enterrado en su muslo derecho.

Debido a la adrenalina del momento no sentía mucho dolor, solo el aturdimiento propio de la explosión, se arrastro hasta quedar oculta entra las raíces pronunciadas de un abeto. Arranco en un solo movimiento la rama de su pierna y con ayuda de un par de hechizos hizo que la herida dejara de sangrar y se cerrara.

La nube de polvo comenzaba a disiparse, fue cuando se percato que la explosión había sido dirigida contra Neville, horrorizada se acerco al cuerpo inmóvil de su amigo, tirado boca abajo.

El hechizo de Bombarda había dado contra un árbol, haciendo que este colapsara y callera sobre  ellos, el muchacho estaba inconsciente y con parte del tronco aplastándole la espalda.

Hermione se apresuro a levitar el tronco para liberar a su amigo, logro moverlo lo suficiente antes de dejar caer de nuevo los restos del árbol, los ojos de la castaña comenzaban a empañarse de desesperación, pues los signos vitales de su amigo eran demasiado débiles.

-Hermione. -Escucho que le llamaba con voz débil.

-No hables, no debes esforzarte. -Suplico mientras las primeras lágrimas rodaban por su mejilla, la situación era grave.

La leona tenía apoyada la cabeza de su amigo en su regazo, se sentía impotente pues no podía hacer nada para ayudarle, sus lesiones debían ser internas debido al aplastamiento del tronco.

-Hermione. -Repitió con cansancio, abriendo con dificultad sus ojos que había mantenido cerrados hasta entonces.

El rostro del muchacho estaba sucio y golpeado, una herida profunda cruzaba su ceja izquierda, pero a pesar de todo parecía tranquilo, no había atisbo de temor en sus facciones.

La castaña tomo una de sus manos con la suya acercándose para poderle escuchar pues veía como movía sus labios pero no alcanzaba a escucharle.

-¡Resiste Neville! -Le pedía suplicante, mientras sus lagrimas caían imparables.

A su alrededor todo era un caos, a poco metros de distancia los rayos de luz pasaban silvando en el aire, pero era como si se encontraran dentro de una burbuja solo ellos dos.

-Debes irte. -Le indico intentando sonreír, pero una fuerte tos le hizo perderla rápidamente pues escupió sangre.

-No voy a dejarte. -Dijo tajante sosteniendo su mano con firmeza.

Neville le miraba con agradecimiento, sabía que Hermione nunca lo había abandonado, sin importar su incompetencia, su torpeza y estupidez, ella siempre estaba para apoyarle. Siempre como aquel primer día en el expreso de Hogwarts, cuando su sapo Trevor se había escapado, esa pequeña niña de cabello enmarañado fue la única que le dedico una palabra amable y se apresuro a ayudarle.

No importara el tiempo que le llevara, permanecía a su lado indicándole que ingredientes verter en el caldero, en qué dirección mesclar  las pociones, cuando su temor  hacia Snape lo hacía cometer más errores de los comunes. Solo ella no se burlaba cuando fallaba, ni le reprochaba que fuera débil y olvidadizo, Hermione como buena amiga siempre había estado para él, cuando era un cobarde y temeroso niño, ella había tenido fe en  él cuando el mismo no la tenía.

Ahora estaba cuidándolo de nuevo, la veía con el rostro lleno de preocupación y con esas lagrimas brillantes  desprenderse de sus pupilas, veía la sinceridad de su aflicción, el cariño con el que tomaba su mano, como temblaba debido al llanto y no podía dejar de sentirse agradecido por que fuera ella quien tomara su mano en esos últimos momentos, porque él sabía que su momento de partir había llegado.

-Gracias. -Le dijo con una suave sonrisa curvando la comisura de sus labios, su rostro cada vez mas pálido y su tacto frio eran claramente los de un moribundo.

Hermione le miro con ternura, su corazón le dolía de ver en ese estado al buen Neville, al chico temeroso que se había vuelto un valiente, que había sacado la casta y había luchado hasta las últimas consecuencias en la guerra pasada, al igual que en esta, donde estaba dejando su vida en el campo de batalla.

-Debes irte. -Le dijo apremiante. -Debes ayudarle, por mi no puedes hacer más de lo que ya has hecho.

-No voy a dejarte. -Contesto con la voz entrecortada.

-Debes hacerlo Hermione, solo te pido un favor.

-Lo que quieras.

-Dile a mi abuela que cuide de mis padres y a Hanna que la quiero como nunca he querido a nadie, que me perdone por no cumplir la promesa de regresar, espero volverla a ver algún día. -Su voz era cada vez más débil, pero el fervor con que hablaba de Hanna no dejaba lugar a duda lo mucho que la amaba.

-Estarás bien. -Le aseguro entre sollozos.

-Nunca has sido buena mintiendo. -Le recordó, intentando ser gracioso.

-Por favor resiste.

-Gracias por ser mi amiga. -Le dijo con sinceridad sonriendo una última vez antes de exhalar su último aliento.

-¡NO! -Grito afligida, abrazándose al cuerpo ya sin vida de Neville.

Para ella habían parecido horas las que permaneció en ese lugar  aferrada al cuerpo de su amigo, viendo como se le escapaba la vida, pero habían sido solo poco minutos.

Con todo el dolor de su corazón se separo de él, dejándolo con cuidado sobre el piso frio, con su mano temblorosa le cerró los ojos que aun mantenía abiertos, esa última sonrisa se mantuvo en sus labios dándole una apariencia tranquila a pesar de todo.

Tenía los ojos inundados de lágrimas, cuando se levanto para conjurar algunos hechizos sobre el cuerpo de Neville para protegerlo sus restos de cualquier bestia del bosque.

El cuerpo le pesaba  la muerte de Neville le dejo una gran carga alojada en su alma, la opresión en su pecho le dificultaba respirar con normalidad, aun estaba aturdida por la explosión, pero estaba todavía más por presencia como los ojos de su amigo se apagaban como lo habían hecho los de sus padres.

Hermione tenía el cuerpo rígido y a pesar de que no emitía sonido alguno las lagrimas aun mojaban su rostro, sus facciones se habían endurecido de manera impresionante y el odio estaba emergiendo  de manera peligrosa. Rugía todo su ser por venganza, el sabor amargo en su boca se extendía como un veneno que no podía contener por mucho tiempo.

La punta de su varita lanzaba chispas rojas y la mantenía tan fuertemente apretada que la madera crujía como si amenazara con romperse de un momento a otro por la fuerza excesiva. Fue entonces que aparto su mirada del cuerpo de Neville tendido en el piso y busco al responsable de aquella explosión.

A varios metros estaba un mortifagos con su inconfundible túnica  y capucha negra cubriéndole y esa mascada plateada sobre el rostro, ocultado su identidad.

La rabia exploto en Granger, estrujándole las entrañas, sacudiéndole cada fibra de su piel, sus pies se movieron con decisión, a paso firme cortando la distancia que la separaba del agresor.

Los hechizos pasaban a centímetros, moviendo incluso sus cabellos al silbar en el aire, sus labios no se movían pero los hechizos salían con potencia de su varita  sin necesidad de pronunciarlos. Su cuerpo se cimbraba, temblaba por todo el odio contenido. Sus pupilas dilatadas estaban fijas en aquel mortio que había terminado con la vida de uno de sus mejores amigos, de uno de los aliados más fieles y valientes.

Ese hombre la vio acercarse y bajo la máscara sonrió con burla, no se imaginaba lo que estaba por venir. En línea recta sin desvió la leona avanzaba faltaban un par de metros para llegar a su objetivo.

El odio  que sentía en esos momentos era el mismo que sintiera aquella noche en casa de sus padres, cuando subía las escaleras, también estaba presente el olor a sangre, esa sangre que era de un ser querido y que había sido derramada sin contemplaciones.

La Gryffindor no pensaba de manera racional, en esos momentos se movía por la rabia y el odio, con esas ansias de venganza, sus ojos destilaban el más puro e infinito deseo de aniquilar. El mortio le lanzo un hechizo que fácilmente bloqueo sin siquiera moverse un centímetro de su trayectoria y con la misma velocidad que se había protegido, lanzo un hechizo tan potente que mando al mortio estrellarse de espaldas contra un árbol haciendo que este se partirá por la fuerza del impacto.

El hombre cayó como un títere con las cuerdas rotas contra el piso, su varita había salido volando cuando se impacto contra el árbol, aun así lastimado intento levantarse, pero solo logro incorporarse hasta terminar en cuclillas. En otro tiempo hubiera bastado conjurar un Petrificus o dejarlo inconsciente, pero ahora después de una muerte mas ennegreciendo esa guerra, dejar las cosas así no eran una opción, al menos no una para Granger.

La castaña le arranco la máscara dejando al descubierto el rostro del tirano, era Wood, uno de los Slytherin que alguna vez la habían atacado en un pasillo solitario. El muchacho estaba completamente pálido, debía de tener más de un hueso roto y tener esa versión de Hermione que lucía la mas aterradora era algo que ni en sus peores pesadillas hubiera imaginad.

-Wood. -Pronuncio su apellido en un siseo amenazante mientras lo hacía ponerse de pie con un hechizo.

-Granger. -Dijo su apellido con temor.

-Tanto tiempo sin verte,  pensé que había sido suficiente con el ultimo escarmiento que te di hace tiempo, pero ahora que lo pienso creo que no debes de recordar nada de eso. De otro modo no te hubieras atrevido a ponerte en mi contra. -Escupió con burla.

El muchacho pretendía contestar, pero no logro hacerlo cuando sintió  el dolor más grande que hubiera sentido alguna vez lo estaba atravesando. Hermione había conjurado un Cruciatus en contra del Slytherin, al instante parecía que miles de cuchillos atravesaban el cuerpo de ese estúpido muchacho.

Hermione no sentía remordimiento alguno de ver la manera en que se retorcida de dolor y gritaba de manera desgarradora. Parecía insensibilizada, como si esa parte humana que le quedaba hubiera muerto con Neville.

Era desconcertante ver a leona en ese estado, infringiendo un dolor inimaginable sin ningún escrúpulo, incluso en su rostro se observaba la satisfacción que le proporcionaban sus acciones, una sonrisa sádica mostrándose en sus labios y su mirada oscurecida impregnada de odio a pesar de que gruesas lágrimas seguían escapando de sus ojos.

Wood a esas alturas ya no se movía, hecho un ovillo en el piso solo deseaba que lo matara ya, para dejar de sufrir.

-Expelliermus. -Se escucho un voz fuerte convocar y  Hermione fue expulsada metros mas alla.

Otro mortifago llagaba al rescate, haciendo que la castaña se llenara de más rabia, se levanto con rapidez para comenzar  a atacarlo cuando lo vio.

A pesar de su inestabilidad, de todo el odio que sentía y sus ansias de venganza, conocía perfectamente esos ojos grises visibles a través de la máscara plateada, y por si le quedaba alguna duda en su muñeca llevaba el brazalete que ella misma le había dado como distintivo.

-No interfieras. -Le ordeno la castaña con la varita levantada.

-Ha sido suficiente.

-Para mí no es suficiente. -Le dijo furiosa dispuesta a matar a Wood, que a esas alturas ya estaba inconsciente

-¡Basta! -Le grito acortando la distancia que lo separaba de la castaña sin importar que esta no bajara la varita, que incluso la estuviera enterrando en su cuerpo.

-Hazte a un lado. -Le exigió pero el muchacho no se movió.

-¿Quieres ser como ellos? -Pregunto con cuidado el muchacho.

-Soy como ellos, no me importa matar.

-No eres como ellos Hermione, no les des el gusto de ponerte a su nivel.

-Asesino a Neville. -Fue su respuesta la mano que sostenía su varita seguía tensa y la punta se clavaba en el pecho de Malfoy.

-No te engañes Granger no lo haces por él, lo hacer por ti, de otro modo sabrías que a Longbottom no le gustaría que te mancharas las manos buscando venganza. -Draco  leyó las dudas en el rostro descompuesto de la leona. -No digo que no merezca morir por lo que ha hecho, pero matarlo no te hará mucho mejor que él, eso tu me lo has enseñado.

El labio inferior de Hermione temblaba y sus ojos nublados no dejaban de mirar los grises de Draco, sabía que tenía razón, pero no podía deshacerse de todo lo que sentía, quizás estaba mal tomar justicia por su propia mano, pero estaban en guerra y ella había llegado al límite de su cordura, estaba atravesando la línea que dividía el bien del mal.

Sí, quizás ella nunca se había propuesto terminar con la vida de nadie, jamás había contemplado esa opción, siempre había tratado de preservar la vida incluso de sus adversarios, pero todo había cambiado, ¿Cómo podía ser malo vengar la muerte de sus padres?  Después de los horrores a los que lo habían sometido, después de la tortura cruel y despiadada de la que fueron víctimas. ¿Cómo podía ser malo darle su merecido a Wood? Cuando había cegado la vida de un gran hombre como Neville, que era bondadoso, valiente, leal y excelente persona, además de ser el ultimo heredero, con el moría el apellido Longbottom.

Hermione había tomado una decisión, pero cuando se dispuso a hablar un rayo golpe su espalda dejándola inocente, Draco la sujeto antes de que se golpeara con el piso.

-Me debes una Malfoy. -Dijo con voz risueña una mujer unos  metros más allá.

De ir sola no le hubiera constado trabajo al rubio deshacerse de ella para salvar a Hermione de ese peligro, pero no iba sola a su lado caminaban tres mortifagos mas.

-¡Mátala! -Exigió una voz que distinguió como la de Pansy, Draco se estremeció imperceptiblemente.

-Vladimir la quiere viva. -Advirtió con dulzura Kendra.

-¡Pues yo la quiero muerta! -Dijo irritada la morena y se disponía a acercarse a Granger para cumplir con sus deseos.

-No te atrevas. -La apunto divertida la pelirroja. -No te atrevas a desobedecer Pansy, si no quieres morir de manera prematura, recuerda  que yo estoy al frente y que basta una orden mia para que muerdas el polvo querida.

Humillada no le quedo mas remedio a la Parkinson que obedecer.

-Debemos irnos, han apresado a la mayoría. -Dijo apremiante otro encapuchado que llegaba.

Kendra  se acerco a Draco y a Hermione para desaparecer juntos.

-Ya saben a dónde deben ir. -Les dijo al resto antes de desaparecer.

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