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Intentando Descifrar sus Secretos
En el corto tiempo en que se miraron fijamente Vladimir y Hermione, la castaña había perdido parte de la concentración que había mantenido a lo largo de la clase, pero no pudo evitarlo, todos tenían razón, enfrentarse a la visión de ese otro Parkinson le golpeo como un mazo dejándola sin aliento y debilitando su temple.
Cuando escucho que la llamaba para felicitarle y hacerle una pregunta que no llego a entender cuando se topo con esos ojos negros como carbones traspasándola, de nuevo esos recuerdos se agolparon en su mente comenzando a nublar su entendimientos.
Trataba en verdad tratada con todas sus fuerzas para no sucumbir ante ese oleaje de ira y furia acrecentándose a cada segundo ante ese hombre, apretaba sus puños intentando controlarse, para mantener a raya ese calor que comenzaba a inundar su interior y se movía de manera salvaje atreves de sus venas, de su piel y de sus huesos tensos.
Eran tan parecidos, quizás si era más joven y llevaba el cabello un poco más largo, pero era del mismo negro profundo, al igual que sus cejas y sus espesas pestañas dándole una apariencia aun mas blanca a esa piel sin imperfecciones, era tan alto como él, de la misma constitución ósea y esos ojos negros como la noche, brillantes, enigmáticos y terribles.
Tuvo miedo cuando sintió como se desquebrajaba su voluntad cuando los labios finos del hombre se curvaron en una sonrisa que ya conocía, una mueva burlona, altiva y altanera, la misma que pusiera aquel asesino cuando se burlaba de ella.
Hubiera querido cerrar los ojos y salir corriendo pero no podía moverse estaba petrificada en aquel lugar, incapaz de moverse, o cerrar sus parpados para protegerse de la imagen de ese hombre que tenía delante.
Y cuando el miedo le dio paso a la furia y ya no pudo sentir nada más que ese odio consumiéndole las entrañas como si de nuevo estuviera en aquella habitación del segundo piso, después de dejar los cuerpos inertes de sus padres en medio de la sala, para enfrentarse al cruel verdugo que cegara sus vidas.
Había empuñado con fuerza su varita enterrando mas las uñas en su propia carne, y apretaba también sus dientes haciéndolos rechinar, dispuesta a atacar, incapaz de frenar ese instinto de aniquilar al enemigo.
Pero entonces escucho la voz de alguien diciendo palabras que no comprendió, luego el dolor en su brazo por un fuerte apretón la regreso un poco a la realidad y después un giro brusco que la puso frente a Malfoy que era el mismo que había sido y la miraba con desprecio y con asco.
Estaba furiosa, colérica, le miraba con ira, con rabia contenida, sus ojos estaban fijos en sus adversario y ese odio que la corroía se concentro en el, en su mirada acerada repelente y rastrera, y apretó los labio sin relajar la tención en su mandíbula y la seriedad en su rostro, esa concentración era propia de una fiera al acecho a punto de saltar a su presa.
Como una leona dio un paso adelante ignorando al hombre que había estado tentada a matar segundos antes y centro su caza a un solo hombre que ahora la retaba con la varita en alto apuntándole.
-¿Todo está bien? -Vladimir la detuvo por el hombro, sin dejarla avanzar hacia su objetivo y pregunto no sabiendo que esa inofensiva Gryffindor ahora podía ser letal.
No contesto solo se soltó bruscamente sin voltear a verlo, pues sus ojos seguían fijos en los de Draco que seguía manteniendo esa postura de ataque sabiendo lo que se avecinaba.
Vladimir se sintió ofendido ante la falta de respeto de la castaña, había algo que no alcanzaba a comprender de esa muchacha, lo había visto de una manera que lo intimido aunque no permitió que se le notara, por eso había sonreído para ocultar su turbación.
Si, estaba irritado por la manera altanera de mirarle y se habría burlado de esa apariencia desalineada de esa mujercita, si no le resultara fascinante de algún modo que alguien como ella se atreviera siquiera a mirarle de esa manera. Bien pudiera tener el cabello hecho un lio, al igual que su túnica que ante la intensidad de los encuentros estaba arrugada y maltratada, pero no se amilanaba ante su autoridad o su presencia.
Había levantado los ojos sin intimidarse, buscando los suyos y manteniendo su rostro inmutable, borrando los últimos vestigios de una sonrisa orgullosa por sus logros, quizás si no se hubiera perdido en el magnetismo de sus ojos amielados que tenían las pupilas dilatadas habría notado como su rostro había palidecido y como tensaba su mandíbula al apretar los dientes y cuadraba los hombros. No había contestado a su pregunta solo se limitaba a mirarle como reconociéndolo, como si esa no fuera la primera vez que se miraran y por tanto no se necesitaran mas palabras por decir.
Irritado al ser interrumpido por el abrupto comportamiento de Malfoy que mostraba su desagrado por la impura, dejando todo claro con el asco y desprecio de sus facciones, constatando cuanto la detestaba a ella y a sus amigos. Lo había escuchado con claridad mientras le insultaba y no sintió el placer que debería sentir, continuaba desconcertado, intentando descifrar el enigma en sus ojos castaños.
Como profesor tendría que mantener el orden y reprender al Slytherin, pues aunque compartieran el repudio y rechazo contra los impuros, no debía manifestarlo abiertamente. Pero no tuvo oportunidad cuando Draco lanzo el primer hechizo y solo por la rapidez de reacción de Granger que formo un escudo pudo librarse, pero por la fuerza del impacto termino pegando su espalda al cuerpo de su profesor que la sostuvo.
Se quedo solo un segundo helada, desconectada de sus emociones, sabiendo quien era el hombre que tenia a sus espaldas sosteniéndola, sin embargo, busco el rostro de Malfoy, topándose de nuevo con la frialdad de su mirada, con esa actitud de reto, de superioridad y esa sonrisilla de medio lado, maliciosa y burlona.
Se separo con agilidad, repitiéndose una y otra vez que ese hombre no era Andrew Parkinson, el asesino de sus padres.
Pero era demasiado tarde para aplacar del todo la furia que sentía en cada poro de su piel, el odio que la consumía expandiéndose por su piel, por sus entrañas y llagándole a la medula, hasta trastornarla y hacerla sentir fuera de sí.
Presa de la intensidad de sus propias emociones, de esos recuerdos terribles y tormentosos le dio frente al rubio platinando, desafiante lanzo los primeros hechizos desatando un poderos intercambio de magia.
Ron estaba pálido, era imposible no temer a esa imagen de Hermione, no reconocía sus facciones dulces y bondadosas, ni encontraba a esa amiga siempre dispuesta a ayudar a cualquiera, ahora era otra, una mujer temible e implacable que no perdía de vista su objetivo, que mantenía en alto su varita sujetándola con fuerza y con una expresión concentrada que resultaba sombría e intimidante. No parecía ser ella, no era la chica tranquila que conociera y de la cual había estado enamorado aun sin saberlo por largos años, ahora comprendía un poco lo que había intentado de decirle Harry, esa Hermione que tenían delante no era la misma, y sintió una gran tristeza al preguntarse si alguna vez la verdadera volvería.
Caminaban en círculos atacándose y protegiéndose al mismo tiempo, enzarzados en un duelo que cada vez era mas violento, y en algún momento cuando se movían y esquivaban Hermione capto a la espalda de Draco quizás solo un par de metros atrás como su profesor de defensa la miraba sin perderla de vista.
Y de nuevo esos ojos clavados en ella, esos ojos negros mirándola, persiguiéndola en el terror de sus recuerdos, de sus pesadillas. Y vio venir un hechizo que apenas esquivo debido la confusión que de nueva cuanta se empeñaba en nublaba su mente, pero también vio los ojos grises de Draco y solo con una mirada le suplico que le ayudara, y el entendió al encontrar en su rostro un atisbo de tristeza, y él lo hizo lanzando un nuevo hechizo que Granger no evito del todo solo giro para que este no le diera de lleno.
El hechizo la golpe en un hombro haciendo que soltara su varita, sintió un fuerte dolor atravesándola, pero no se quejo solo apretó los dientes para contenerse. Sin fuerzas cayó de rodillas sosteniéndose con su otro brazo el lastimado.
Nadie podía creer que Malfoy hubiera ganado el combate, pues claramente Granger iba ganando el encuentro, pero en el último momento parecía que la suerte se había hecho de parte del rubio que con un sencillo hechizo había logrado desarmarla.
Draco no se movió de su lugar, aunque hubiera querido ayudarla a ponerse de pie, sabía que no era lo correcto para no levantar sospechas de ningún tipo, por eso se mantuvo sin moverse, sonriendo arrogante, para ocultar su verdadero sentir.
Los Slytherin aplaudieron eufóricos después de unos segundos de confusión. Harry y Ron, así como los demás Gryffindor se acercaron a auxiliar a Hermione.
-¿Estás bien? -Le pregunto asustado Harry, ayudándola a ponerse de pie.
-Estoy bien. -Contesto pero hizo una mueca de dolor cuando intento mover su brazo, se mordió el labio para no llorar.
-Se encuentra bien Señorita Granger. -Escucho la voz masculina de Vladimir.
Hermione no contesto solo cerró los ojos y asistió con un movimiento de cabeza.
-Sera mejor llevarla a la enfermería. -Pidió exigente el pelirrojo.
-Por favor llévela Weasley y Potter. -Dijo girándose ocultando su irritación. -Cincuenta puntos para Slytherin por gran desempeño del señor Malfoy y 25 para Gryffindor a cuenta de la Señorita Granger.
Draco sonrió altivo, desempeñando muy bien su papel.
Harry y Ron llevaron rápidamente a Hermione a la enfermería. No era una lesión delicada, pero querían alejarla cuanto antes del profesor de defensas. La castaña no dijo nada en el trayecto ni aun después de que la revisara, tenía el hombro dislocado, además del golpe no era nada de cuidado, solo le vendaron el hombro y le pidió Madame Pomfrey que llevaba el brazo sobre un cabestrillo al menos por un par de días.
Cuando Harry al fin se atrevió al romper el silencio incomodo que se había formado volvió a preguntar. -Estas segura de que estas bien.
-Si.
-No crees que sea mejor que te des de baja de la clase de defensa. -Sugirió Ron.
-No creo que esa sea la solución Ron, tengo que superarlo.
-Pero no quiero que lo superes a base de que te lastimen. -Reprocho el pelinegro.
-Ese maldito Malfoy se excedió. -Ron apretó los puños de manera amenazante mientras recordaba las palabras del Huron y ese último hechizo que lastimo a la castaña.
Hermione acaricio uno de sus puños para que se relajara y la mirara. -De no haber sido por el hubiera sido peor.
-Pues parecía demasiado satisfecho de su logro. -Recrimino el pelirrojo.
-No creo que sea tonto cuando estuvo a punto de perder, además estoy casi seguro que lo dejaste ganar. -Señalo Harry.
-¿Lo dejaste ganar? -Pregunto incrédulo Ron.
Hermione solo sonrió como toda respuesta y sus amigos abrieron los ojos sorprendidos, pues su amiga había mejorado considerablemente, incluso creía que en muchos aspectos los había superado.
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Vladimir le pidió a Malfoy que cuando terminan sus clases fuera a su despacho pues necesitaba hablar con el.
El profesor podría casi jurar que Granger se había dejado vencer, aunque no entendía la razón, mucho menos creía que lo hiciera por ayudar a Malfoy que minutos antes la había insultado a ella y sus amigos.
No tenía mucho sentido eso, pero estaba casi seguro de que así había sido. Había visto algo en su mirada unas milésimas de segundo antes de que le impactaran el hechizo y perdiera con ello el duelo.
Por algún motivo no podía dejar de pensar en Granger, tenía claro que ella seria de sus enemigos más fuertes y no estaba dispuesto a correr riesgos, por eso tendría que averiguar qué era lo que ocurría realmente con esa alumna, pues tenía claro que algo extraño estaba pasando.
Alguien toco a la puerta de su despacho sacándolo de sus pensamientos.
-Adelante.
Pansy entro con elegancia por la puerta y tomo asiento sin pedir permiso.
-¿Qué quieres? -Le pregunto inquisitivo.
-Necesito de tu ayuda.
-Tan pronto mi querida sobrina.
-No me agrada que me digas así.-Contesto cortante.
Vladimir sonrió de manera sensual, era innegable que el hombre era demasiado guapo, incluso para su sobrina que encontraba en la personalidad de su tío algo sumamente interesante y excitante.
-¿Qué quieres Pansy?
-Saber quién y porque me borraron ciertos recuerdos. Hace algunos días tuvimos un pequeño inconveniente, aparecimos en un pasillo sin poder recordar como habíamos llegado allí, a Zabini y Wood estaban desmayados, un poco golpeados y yo simplemente no podía recordar nada. Hemos intentado romper el hechizo y recuperarlos, pero parece que quien allá sido el responsable fue hábil y no cometió errores.
-Y para que quieres recordar ese episodio que puede ser un tanto humillante, para ti y tus amigos.
-Porque algo me dice que es importante.
-Y que me darás a cambio Pansy, yo no soy del tipo de personas que hacen favor por nada. -Dijo en un tono de voz intimidante.
-Lo sé. -Dijo con simpleza. -Te daré lo que me pidas. -Le dijo de manera sugerente mordiéndose el labio inferior y levantando la ceja provocativa.
Pansy Parkinson no tenia escrúpulos, ni pudor alguno, le gustaba Vladimir y no le importaba en lo mas mínimo que este fuera su tío, y si complacerlo le daba la oportunidad de cumplir sus planes y hace que hiciera lo que le pidiera lo haría, no solo por obligación, si no por placer.
La morena se levanto de la silla y rodeo el escritorio para ponerse frente a Vladimir que la miraba sin perder detalle de cada movimiento y sonreía sensual, pero cuando la morena estaba a punto de besarlo la detuvo.
-Ya pensare la manera en que me pagaras, por ahora vete. -Le dijo sin perder la sonrisa y sintiéndose humillada no le quedo remedio que salir dando un sonoro portazo.
Vladimir soltó una carcajada, no es que tuviera algún repara en cobrarle a Pansy el favor con un encuentro pasional, pero se divertía haciéndola rabiar, y por ahora su mente estaba demasiado enfocada en otra muchacha que era completamente opuesta a su sobrina y que ahora lo mantenía ocupado queriendo descifrar que secretos ocultaba.