Me gusta pensar que la luna está ahí, incluso si no estoy mirando.
(Albert Einstein)
* * *
-¿Estás listo? -Magnus miró a Alec, con su sonrisa y su mano extendida.
Esperanza ya estaba en el asiento del auto, ella iba a manejar ya que era su casa a la que iban y era su auto. Y ahí estaba su Alexander, claramente nervioso, demasiado embarazado, abriéndole la portezuela a él.
Magnus sonrió y negó y Alec sintió su corazón detenerse. ¿Se había arrepentido?
Pero Magnus no se iba, avanzó hasta Alec y sostuvo esa mano que ya había empezado a caer. -Soy yo quien debería mantenerla abierta para ti.
-¿Por qué? -Alec respiró aliviado-. No estoy enfermo ni nada me impide hacerlo.
-No -Magnus detuvo la puerta con una mano y con la otra acarició la mejilla de Alec y luego su vientre-. Pero quiero hacerlo. Quiero, y voy, a cuidarte, a cuidarlos.
Los dos sonrieron y se acercaron casi sin darse cuenta. Fijos los ojos de gato en los labios de Alec, y los de oro y plata en los de Magnus. Ambos corazones latiendo por un beso...
-¡Alec! ¿Pueden darse prisa? No quiero manejar de noche.
Alec gruñó y Magnus se rió, besó su frente antes de ayudarlo a subir. Ambos viajarían en el asiento trasero. Ajustó sus cinturones, Alec recargó la cabeza en el hombro de Magnus, entrelazó una de sus manos, y sólo entonces -después de darles una mirada por el retrovisor- Esperanza arrancó.
Hacia su nuevo destino.
Magnus no dijo nada. Sólo acarició la mano de Alec entre las suyas. Recordando las palabras de Raziel.
Ahora tenía cinco meses no sólo para cumplir las condiciones de Camille, también las del Ángel.
Pero sintiendo a sus hijos, y las suaves respiraciones de Alec en su hombro, supo que podían. Iban a poder.
CONTINUARÁ...
Final de la segunda parte!
perdón que ayer no hubo capítulo, me dio un dolor de cabeza muy feo 💔