La hija de Zeus y Hera [1.2]

By DannyBaladon

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La princesa del olimpo comienza a explorar los sentimientos del amor, nuevas amistades y realidades la hacen... More

Prólogo🌩| Heredera
Capítulo 1| Corona
Capítulo 2| Entrenamiento
Capítulo 3| Una princesa...
Capítulo 4| Cabeza de uva
Capítulo 5| Niño bonito
Capítulo 6| Friendzone
Capítulo 7| ¿Amigos?
Capítulo 8| La cabaña de Morfeo
Capítulo 9| Cita de dos
Capítulo 10| Las Oρατή
Capítulo 11| California
Capítulo 13| ¿Papá lo sabe?
Capítulo 14| Ancestros
Capítulo 15| Un ángel
Capítulo 16| Una pesadilla
Capítulo 17| Negación
Capítulo 18| ¿Quién es Damián?
Capítulo 19| Depresión
Capítulo 20| Cargas eléctricas
Capítulo 21| Reina del drama
Capítulo 22| Ataques
Capítulo 23 | Aceptación
Capítulo 24| Aún duele
Capítulo 25| Enamórala
Capítulo 26| Tártaro
Capítulo 27| Por mi causa
Capítulo 28| Ser mala es bueno
Capítulo 29| Sonríe rayito
Capítulo 30| Ronda de Shots
Capítulo 31| Emma's coffe
Capítulo 32| Pay de limón
Capítulo 33| ¡Voy a superarte!
Capítulo 34| La casa de los sustos
Capítulo 35| Rubia oxigenada
Capítulo 36| Estoy bien
Capítulo 37| Intentamos
Capítulo 38| Aléjate
Capítulo 39| Resaca
Capítulo 40| Pasado
Capítulo 41| ¿Dónde está ella?
Capítulo 42| A salvo
Capítulo 43| Siempre Juntos
Capítulo 44| Perfecta Esposa
Capítulo 45| No en mi boda
Epílogo| Familia Passion
Agradecimientos
Capítulo Especial | El Corazón de Anteros
Capítulo Especial | Nuestra pequeña
Serie "Hijos de Dioses"
Saga "Criaturas Bestiales"
Preguntas de Lectores
Respuestas para lectores

Capítulo 12| Romeo y Julieta

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By DannyBaladon

A I L E E N
⚡️⚡️⚡️

—Damián debes ir a tu cabaña, colgaron una foto gigante en la que apareces dándote un baño y todo el campamento está yendo a verla —informa un chico a Damián, el descendiente del amor no dijo nada sorprendido.

—Gracias por avisar —respondo por Damián al ver cómo su rostro se comenzó a pintar de un color rojizo oscuro asemejándose mucho al tono de un ladrillo viejo.

—Mataré a Penny, esta debe ser su famosa venganza —gruñó el castaño golpeando con su puño cerrado en la mesa. Me sobresalté por su actitud, Ylenia y Adonis también saltaron viendo al descendiente de Afrodita ponerse en pie y caminar a grandes zancadas fuera de la cafetería. Los tres que nos quedamos en la mesa nos miramos antes de salir corriendo detrás del castaño, ahora estaba trotando hasta su cabaña donde un público considerable de adolescentes estaba viendo y riendo de la fotografía gigante de Damián. Entre las personas que se estaban riendo pude ver a Alysa junto a Apolión apretando sus estómagos para contener la risa, pero no les iba muy bien y Agatha parecía que en cualquier momento se desmayaría o comenzaría a gritar histérica.

—¿Te gustó? —interroga Penny con arrogancia caminando con los brazos tras su espalda, como si lo que acabara de hacer fuera robarle un dulce y no tal humillación pública. Damián que echaba humo por las orejas. Me acerqué a este tomando su antebrazo, no se movió, tampoco me miró, pero los músculos de su espalda se aflojaron y parecía estar un poco más calmado. Al menos ya no quería matarla.

—Me vengaré —le advierte a su hermana que negaba con la cabeza riendo, no entendía qué estaba pasando, pero si Penny seguía con ese juego pronto Damián no se podría controlar y la iba a matar. Que sea una princesa no quiere decir que no me haya peleado con mis hermanos cuando mis padres no nos ven, en más de una ocasión he mordido a mi hermano Ares y le arranqué algún que otro cabello dorado a Apolo. En mi defensa ellos dos son unos pesados.

—No será posible eso, hermanito. ¿No escucharse la nueva regla? —interroga la castaña apoyando una mano en su pecho en un fingido gesto de aflicción.

—¡Todos los hijos de Afrodita entren en la cabaña ahora! —gritó el director. Quise disimularlo, pero me resultaba gracioso verlo tan enfadado, era como si en cualquier momento estallara de rabia y todos en el campamento saliéramos volando por los aires. Como lo ordenó el director los hijos de Afrodita ingresaron a la cabaña, los demás campistas se dispersaron al ver que la diversión ya pasó. Con mis primos también entramos en la cabaña con la excusa de que somos los hijos de los tres grandes y debemos estar enterados de todo.

—Expliquen, ¿qué es eso que está allí fuera? —el hombre caminaba de un lado a otro en la sala, su imponente altura de dos metros resultaba intimidante y aún más cuando las venas de su cuello se marcaban en color negro por su ira contenida. Sus ojos negros como el carbón no se despegaban de los hermanos, que muy valientes le mantenían la mirada.

—Una foto —contestó Alysa. Su tono demostraba que se estaba aburriendo, el director la miró severo, pero ella ni siquiera se inmutó continuo de brazos cruzados esperando a que le digan que se podía ir.

—Ya sé que es una foto, el punto es ¿quién puso esa foto allí? —cuestiona ahora deteniendo su andar y mirando aún más frívolo a los hermanos Passion. Eros ajeno a lo que hacían sus hermanos o los regaños del director se había sentado en un banco de la isla de la cocina comiendo palomitas junto a Apolión que también disfrutaba del show. Los hermanos se miraron entre ellos, las chicas volvieron su mirada al frente, pero Damián con una sonrisa malvada señaló a Penny. De inmediato la mirada del director se posó en la castaña y esta se giró a su hermano que continuaba señalándola.

—Traidor —le tiró a Damián un almohadón por haberla delatado.

—Venganza hermanita.

—No, no, no y no más bromas, la próxima broma que ocurra en esta cabaña quedan todos suspendidos limpiando los baños de la cafetería —amenazó el director señalándolos a todos con su dedo acusador. Apolión se comenzó a reír por lo bajo y yo lo miré mal para que dejara de hacer eso.

—Pero... —se comenzó a quejar el castaño afectado siendo interrumpido por el director que estaba rojo de la furia.

—Pero nada Damián. Hacen una más y limpian el baño de la cafetería. Quedan advertidos —el director salió de la cabaña dando un portazo. Apolión no aguanto más y se echó a reír. Mi prima se contagió y después le siguió Helen, Alysa, Penny, Adara, Eros y Agatha. Por más que intente controlarme no pude y también comencé a reír causando que los gestos de Damián se suavicen y también se ría.

La noche llegó rápido al igual que Damián no quiso venir solo. Una porque no quería enfrentar a mi papá y lo otro es porque no quería que mi papá supiera que sabe viajar solo al Olimpo si se entera de que me visitó un mes entero sin que él se dé cuenta lo mata. Por eso ahora me encontraba frente a la cabaña de Damián analizando si tocar la puerta o llamarlo desde la ventana. Creo que desde la ventana sería mejor para no molestar a nadie. Tome unas piedras del suelo pequeñas y comenzar a arrojarlas a la ventana de Damián. Él se asomó por esta confusión mirando a todas direcciones. Tuve que tirarle una piedra en la cara para qué mirará hacia abajo.

—¡Romeo he venido a llevarte conmigo! —grité una línea de diálogo de la historia de Romeo y Julieta adaptándola a nosotros. Me reí cuando Damián siguió mi juego poniéndose a gritar.

—¡Oh Julieta, Julieta!, ¿dónde estás que no te veo? —sacó su trozo hasta la cadera fuera de la ventana buscando con su mano. Pero estaba perdiendo el equilibrio y casi se cae de la ventana

—¡Romero es mejor que bajes quiero llevarte a cenar no al hospital! —volví a gritar sin apartar la vista de mi Romeo que debía recalcar todavía estaba sin camisa.

—Enseguida mi Julieta —me tiró un beso volador que atrape con mi mano. En cuanto salió de la cabaña tomó mi brazo y nos llevó al Olimpo. Aparecimos en el comedor donde nos esperaban mis padres.

Parecía que todos nos pusimos de acuerdo sin hablar de vestir de gala. Papá llevaba un traje que se notaba era hecho a medida en un gris claro. Sobre su cabeza estaba la corona de rayos. Mi mamá tenía un vestido muy elegante estilo sirena, con pedrería en color blanco. Su cabello recogido para portar su corona rayos. Damián también vestía un traje negro que lo hacía ver muy sexy. No puedo creer que pensé que se veía sexy. Tenía su cabello bien peinado hacia atrás y tenía una rosa roja en su solapa. Por mi parte me había puesto un vestido negro corto. Deje mi cabello suelto y como siempre mi corona de rayos. Nos sentamos en la mesa mientras esperábamos que las ninfas nos trajeran la cena. Nadie parecía querer hablar o comenzar una charla. Pero papá rompió el hielo creo que hubiera preferido que siguiéramos en silencio.

—¿Dime muchacho qué intenciones tienes con mi princesa? —la mirada de mi papá no se apartaba de Damián ni por un segundo. Podría jurar que apenas si parpadea para no dejar de vigilarlo, esa actitud me hizo recordar a Apolión.

—Somos amigos, señor Ray nada de que deba preocuparse —el castaño parecía encogerse en su sitio cada vez un poquito más por la mirada severa de mi papá.

—Eso espero, si le pasa algo a mi pequeña, relámpago te maldigo —habló mi padre amenazante señalando a Damián son su dedo índice.

—¡Papá! —protesté ante su amenaza directa a Damián —Mamá dile algo —le rogué a mi progenitora para que interviniera.

—Zeus compórtate está en una cena, no una guerra de miradas —le arroja un pan a la cabeza lo que causó la risa de papá. Miro a mamá divertido y ella le guiño un ojo.

—Está bien cenemos de una vez —papá dio un aplauso al aire y las ninfas entraron con los platos de comida. De reojo pude ver a Damián algo incómodo por no saber qué tenedor usar o cómo comportarse. Para ayudarlo le di una pequeña patada con mi pie para que me mirara e hiciera lo que yo hacía. Cuando la cena terminó papá se disculpó con Damián y aceptó que pueda venir cuando quisiera siempre y cuando estén él o mis hermanos en el olimpo.

⚡️⚡️⚡️

Veíamos una película en la casa de Damián aprovechando que sus hermanos y hermanas no estaban. Según Damián no podríamos ver la película porque sus hermanas siempre se pelean por qué película ver. Lo bueno es que yo elegí qué película ver, mi género favorito es el romance por lo cual elegí ver "El stand de los besos". Amo esta película y a Damián no pareció incomodarle que haya elegido romance después de todo él se encarga del amor.

Comíamos palomitas con caramelo, estas cositas blancas se volvieron mis favoritas para ver películas. Me acomodé en el pecho de Damián prestando mi atención a la película y no a su mano acariciando mi brazo. Más de una vez le hice cosquillas para que dejara de acariciar mi brazo, me ponía la piel de gallina su tacto.

—Ya deja mi brazo Damián, me haces cosquillas — alejé su mano de mi cuerpo.

—No debiste decirme que tienes cosquillas —se abalanzó sobre mí haciéndome cosquillas en la panza.

—No, Damián, ya no quiero más cosquillas —habló entre risas.

—Ok rayito —freno sus cosquillas, pero aún me seguía riendo por las sensaciones que dejó en mi cuerpo.

—Me gusta pasar tiempo contigo —hundí mis dedos en sus cabellos, viendo esos ojos azul profundo me hipnotizan.

—No te gustará, pero tengo que hacerlo —lo mire sin entender a qué se refería, pero de pronto sentí sus labios sobre los míos. Abrí los ojos muy grandes, me tomó por sorpresa su reacción. No le tomó mucho tiempo a mis labios seguir el ritmo de los suyos. Sabían a palomitas de maíz y caramelo, me gusta. En cuanto nos separamos apoya su frente con la mía

—¿Quién dijo que no me gustaría? —intentaba regular mi respiración agitada, tenía la cara roja y un calor había invadido mi cuerpo. Estando bajo sus brazos me sentía cómoda a gusto y podía sentirme bien demostrando como soy, sin tanta perfección.

—No lo sé, pero sí sé que si tu primo supiera que nosotros dos veríamos una película él nos hubiera interrumpido —comenzó a reír sin dejar de verme a los ojos con sus cabellos algo revueltos, pero mirada relajada y amigable.

—Solo intenta cuidarme, aunque es muy sobre protector —ambos reímos sin apartar la mirada del otro. Durante las noches había recibido las visitas del castaño de ojos azules y siempre le pedía que se quedara con la excusa de que tenía miedo. Hablábamos durante horas o simplemente veíamos una película juntos mientras nos cubrimos con las mantas y comemos palomitas.

—Tengo algo que preguntarte que puede que no sea de la mejor de las maneras, pero quiero que observes el techo —se apartó de mí dejándome ver el techo. Estaba oscuro cubierto de estrellas, estas empezaron a bailar y luego se unieron formando palabras ¿quieres ser mi novia Aileen?

—Es lo más lindo que alguien hizo por mí —cubrí mi boca por el asombro, mis lágrimas aguaron mis ojos. Mire a Damián que esperaba respuesta —Si quiero ser tu novia —lo bese de nuevo sin apartarlo de mí. Pero la falta de oxígeno nos obligó a separarnos.

—Te prometo no lastimarte y estar contigo hasta el final —beso mi frente abrazándome fuerte.

—Y yo prometo quererte por la eternidad —lo abracé. El pergamino que había recibido volvió a aparecer delante de nosotros.

La chica de rubios cabellos quieren atrapar. Para que sufra sin igual, por los errores de su papá. Ten cuidado Aileen con las caras de ángel a veces pueden engañar y los celos llegan a matar. Guarda tu corazón o tu alma lo pagará —leí en voz alta aquel extraño pergamino.

—¿Quién te envió eso? Es como una carta de advertencia —volvió a leer el pergamino examinándolo intentando descubrir quién lo había escrito.

—No lo sé Damián, lo encontré en la puerta de mi armario — tomé el pergamino otra vez, pero esta vez algo callo de este. Damián tomó lo que callo y vimos que era una botellita pequeñita dentro tenía un polvo amarillo y la etiqueta tenía tres iniciales N, M y L.

—Debemos tener cuidado —asentí volviéndolo a besar. La puerta de su habitación se abrió de improviso tomándonos por sorpresa.

—¿Sales con Aileen? —frente a la puerta se encontraba Alysa mirándonos atónita. En sus manos traía una mochila blanca rayada con marcadores y llena de pines de bandas de música mundanas.

—No salgo con ella, es mi novia —me abraso acercándome más a él bajo la atenta mirada de la rebelde Alysa. Esta mordió un lado de su labio jugando con uno de sus piercings mientras se cruzaba de brazos. Por la puerta volvió a entrar otra descendiente de Afrodita y cosa curiosa sin tener un artefacto electrónico en sus manos.

—Damián Agatha te busca para... —Helen se detiene en seco para vernos abrazados quedó más pálida de lo que ya es. Elevando sus cejas abriendo mucho sus ojos como platos y su mandíbula cayó dejando ver que estaba muy asombrada. Su hermana tuvo que poner su mano bajo su mentón para cerrar su boca haciendo reaccionar a la platinada.

—¿Helen qué te pasa? —Damián me soltó para ver a su hermana que estaba muy pálida y no dejaba de vernos mientras sonreía dejando ver por primera vez felicidad en su rostro.

—¡Aaahh son pareja! —gritó saltando la platinada yéndose del cuarto corriendo por el pasillo.

—Jamás vi a Helen gritar —apareció Eros —¿Qué pasa? —nos vio y luego sonrió parecía el único normal en esta cabaña de locos.

—Damián que te está llamando Agatha le va a venir algo si no vas —entró Adara en cuanto nos vio se desmayó, lo que me espera cuando tenga que contarle a Apolión esto será complicado.

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