Estocolmo

By TonyDuran7

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"Aveces lo que tanto quieres... No es lo que deseas" Lo he perdido todo, mi fortuna, el respeto que los demas... More

Estocolmo
El holocausto Malfoy
La promesa de Hermione
Ojos de plata líquida sin rumbo
La extorsión de Draco
No necesito tu lástima
Mocasines Negros
La lechuza Negra
Prisionera
El juego del cuervo Negro
Lágrimas del Cuervo
Mi Pasión Prohibida
Sharkthoot, el artista
Corazon de Leona
Los fantasmas de hielo
Cuerpo a Cuerpo
El ilegítimo
El imitador
Nutria en cautiverio
El precio de la realeza
Provocación
Clarisse Lombardi
Miedo a Perderte
Mascara de Cuero
Ahora o Nunca
Alas de Libertad
Si amas algo, déjalo libre
El Secreto revelado
Confrontación
Alma Matter
Plumber
Fin de la mascarada
Encarando el destino
Sobreviviendo a tu orgullo
La Nueva Arma
El informante
Los Malfoy
Amando hasta el final
Seis ojos de Plata
La nueva vida

La infidelidad de Harry

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By TonyDuran7

La torre de los premios anuales le hacía honor a su nombre debido a las comodidades con las que ésta contaba, la sala común tenía la mejor iluminación neón que jamás se había visto; el uso de las velas era obsoleto en ese sitio dándole un perfecto matiz a los muebles minimalistas de color chocolate que la adornaban. Un sillón amplió y acolchado, un fino love seat y un sillón se encontraban perfectamente decorados mismos que habían sido importados de Millan como regalo del ministerio de magia del lugar a causa de los muchos contactos que el antiguo profesor tenía, mismos que se encargaban de cambiar cada año los modelos para hacerlos más frescos y atractivos a la vista.

Los retratos estratégicamente acomodados a su alrededor con todos y cada uno de los premios anuales que habían pasado por esa torre se cambiaban de un lugar a otro para preguntarse quienes serían los siguientes en hacerles compañía. Ahí se encontraba uno de Percy Weasley sentado en uno de los sillones leyendo un ejemplar del economista; más al fondo se enconraba otro de nada mas y nada menos que Lily Evans, la mejor estudiante de su generación obteniendo las notas más altas en toda la historia del colegio ahora alcanzada por Hermione Granger, incluso ella tenía curiosidad por conocerla pues Harry la mencionaba tanto que tan solo le faltaba hablar para poder saber mucho más de su historia.

Cuando Hermione entraba por primera vez observaba con gran sorpresa y gusto las paredes perfectamente elaboradas de cantera y mármol, comparándolo con una mezcla entre su sala de Gryffindor con la que seguramente debían tener las serpientes en las mazmorras. Las escaleras parecían hechas de perla fundida pues brillaban con la refracción de la luz; miraba al techo que tenía colgado un candelero de cristal cortado traido de Alemania pareciendo un puñado de estrellas que engalanaban esa pequeña sala común donde le daría gusto sentarse a leer cada atardecer mientras tuviera horas libres. Draco por su parte lo encontraba parecido a la mansión Malfoy, cosa que le desagradaba un poco debido a los recuerdos tortuosos que había pasado en ese sitio;  venía a su memoria la forma en la que los hijos de muggles eran encerrados en las celdas para poder ser torturados dando un banquete a su tía de gritos y llantos mezclados con palabras de súplica. "Ya no mas, no por favor, no mas", el platinado cerraba derrepente sus ojos para erradicar ese pasaje que lo atormentaba cada noche, teniendo en cuenta que no podía hacer nada por ayudar a nadie, el miedo que había sentido en esa casa lo había paralizado.

Hermione lo miraba de reojo preguntándose que era lo que le pasaba, pero no deseaba volver a tener otro percance como el del gran comedor, asi que decidió sacar la varita que le pertenecía al platinado caminando lentamente hacia a el sin mirarlo. El tan solo volvía a la tierra fijando su mirada en ese madero de encino que era ofrecido por unas manos rosadas y delicadas, las de la castaña.

-Se me olvido regresártela, pero.. no vuelvas a atacarme quieres- La chica evitaba mirarlo, a pesar de desear volver a ver esos ojos grises tan exóticos que por alguna extraña razón comenzaban a agradarle. El chico tomaba con suavidad su varita para ponerla en su respectiva funda, sintiendo en su nariz ese extraño aroma a vainilla, mismo que emanaba de ella, exquisito como si se tratara de un helado que se saboreaba antes de probarse.

-No esperes que te lo agradezca y tu no.. vuelvas a joderme- Mencionaba el chico alejándose de la sala común para dirigirse a la habitación y disponerse a hacer lo que tenía planeado respecto a la carta que enviaría con aquel camarada que le debía un favor. A paso agigantado trepaba por las escaleras sin desear pensar en lo que estaba sucediendo con ese aroma que le había agradado, con aquello que le daba miedo, con esa mirada llena de comprensión y dulzura que no estaba preparado a enfrentar, tan solo llegaba a su habitación para olvidarse de todo eso y concentrarse en lo que tenía la máxima prioridad.

La castaña se quedó mirándole inquisitiva no comprendiendo los cambios tan bruscos que tenía aquel chico tan altanero, encogía los hombros y se disponía a sacar un libro para distraerse un poco, pues al llegar ya había copiado sus horarios de clase asi como también las que tomaría por Hobbie, solo le restaba compararlos con los que sus otros amigos tenían para evitar coincidir con ellos, en especial con Harry y con Ginny para evitar tener que ponerse mal cada vez que los miraba juntos o en su defecto besarse como dos locos. En ese momento observaba el titulo de un libro que le había interesado hacía tres semanas cuando se encontraba en una librería acompañada de su madre haciendo las compras de los utiles de ese año escolar.

-"Siete horas antes del beso", una historia verídica- Leía la contraportada para poder releer la sinopsis de ese título tan llamativo pues no siempre el contenido es tan interesante como éste mismo. Comenzaba por el respectivo prologo para poder quitarse los zapatos y doblar sus piernas de lado para poder degustar de una relajante lectura antes de descansar, pues el dia siguiente pintaba con muchas más sorpresas de las esperadas.

                                         ***

Dos semanas habían pasado después del inicio de clases y los alumnos retomaban su vida normal como si nada hubiera ocurrido en los anteriores seis meses de la guerra mágica. Todos se estaban readaptando al ambiente escolar tomando sus asignaturas de manera regular con la carga horaria que se le s había publicado en los tablones de anuncios. Las actividades comenzaban a arrancar como los decatlones académicos entre casas, los torneos de Quidditch y las contiendas de ajedrez mágico eran parte de lo extracurricular para poder elevar sus notas y ganar puntos para sus casas.

Los Gryffindor eran los más eufóricos al respecto alentando a Harry a que hiciera la selección de los nuevos miembros del equipo siendo que ya no era capitán del mismo, pero decidió ayudarle a Ginny en tan difícil tarea debido a la cantidad de reportes que ella tenía que entregar con McGonnagall sobre las rondas que había hecho y la cantidad de puntos que había demeritado por la falta de disciplina de su casa como de las otras tres. Ron comenzaba a estudiar un poco más siguiendo los consejos de Hermione quien le había aconsejado esforzarse ese año si quería tener un empleo bien remunerado ahora que el ministerio se encontraba en reestructuración, lo que significaba que se tendrían mas plazas vacantes de trabajos con sueldos decentes.

Harry seguía pensando en la castaña cada dia después de aquella carta que le había enviado arrepintiéndose a cada minuto de haber cometido una torpeza sabiendo que sus sentimientos ahora estaban más que definidos por ella. Su relación con la pelirroja comenzaba a enfriarse con el paso de los días y los estragos de la rutina misma que les impedía verse  la mayoría del tiempo, asi que los momentos en los que tenían oportunidad de estar juntos se les daban a cuentagotas. El chico de la cicatriz observaba que la chica comenzaba a tener una camaradería demasiado cercana con su compañero de prefectura; Zimbony le recordaba un poco a Dean Thomas, antiguo novio de Ginny por quien en su momento llegaba a tener celos descubriendo que la miraba más que a una hermana o amiga.

Los días pasaban con regularidad para todos volviendo a ser los mismos estudiantes que daban visitas a Hogsmeade para despejarse un poco de los deberes de la escuela o simplemente para poder departir y contar chistes sobre los nuevos profesores que habían llegado al colegio para cubrir las vacantes que habían quedado como transformaciones o cuidado de criaturas mágicas pues Hagrid se encontraba en rehabilitación en San Mungo a causa de varios huesos rotos provocados por los ataques de los gigantes a quienes había enfrentado.

Hermione se sentía mucho más tranquila al poder estar sola por aquellas semanas sin tener que ver forzadamente a sus amigos y sobre todo a Harry; sentía aun el corazón estremecerse cuando se imaginaba un simple beso entre la feliz pareja que ella misma había alentado a unirse la ocasión de la reunión de las eminencias. Slughorn aún seguía empecinado en hacerlas a tal grado que le había llegado una invitación para retomar el club, pero ella se negaba a causa de no tener que toparse con el pelinegro y con su novia evitándose así un mal rato acompañado de una acidez que tendría que curar con una poción de muertos en vida de ser preciso. En ese momento le llegaba una lechuza que por extraño que pareciera era idéntica a la que le había llegado a su casa cuando recibió la carta contundente de su amado Potter; se levantó del sillón para observar al ave que sostenía el trozo de papel doblado en su pico decidiendo tomarlo para abrirlo y al comenzar a leerlo se llevaba una gran sorpresa.

"Hermione

No se por que razón me estas evitando pero estoy seguro que es por la otra carta que te había enviado, pues quiero decirte que me arrepiento de haberlo hecho ya que  no dejo de pensar en ti, no después de darme cuenta que yo también siento eso tan fuerte que me hace desear mirarte cada dia.

Mi relación con Ginny esta en picada no por que ninguno de los dos quiera, supongo que el destino no nos tiene un futuro juntos asi que pienso que nuestra relación llegó a desgastarse como una barredora después de treinta campeonatos seguidos.

Deseo verte mi pequeña brujita, necesito tanto volver a contemplar tus ojos miel aunque sea para regañarme o reñirme cada vez que cometo una torpeza. Se que esto es demasiado loco y fuera de lugar y quizá con esto Ron quien esta enamorado de ti todavía termine odiándome pero de verdad esta ausencia tuya me carcome y me mata.

Estaré en la cabaña de Hagrid esta noche, dime que vendrás, no me contestes nada mas.

Siempre tuyo Harry".

Hermione se había quedado sin habla en ese momento, pues esa noticia la había pillado por sorpresa no imaginándose que el pelinegro estuviera dispuesto a dejar su relación con Ginny para estar con ella, pues la carta apuntaba a eso y nada más. Las razones sobraban ahora que su corazón se encontraba latiendo como un grupo de apaches celebrando la concepción de un dios elegido; comenzaba a ponerse nerviosa en la incertidumbre de acudir a la cita, encontrando que no tenía las palabras para poder enfrentarlo, no ahora que había tomado esa desición tajante y definitiva. Por otro lado, se trataba del chico del que había estado enamorada desde siempre, desde que lo encontró en el vagón preguntando por la rana de chocolate que había perdido Neville, del que la había salvado de morir a manos de un Troll que se había colado en el baño de las chicas mientras ella lloraba por el rechazo de su condición de sabelotodo, de aquel que la había despetrificado cuando aconteció lo del basilisco de la cámara secreta, de esos ojos verdes que se habían maravillado al verla bajar lentamente las escaleras para ingresar al baile de navidad de cuarto año; en pocas palabras, del amor de su vida.

-Que debo hacer- Se preguntaba una y otra vez pensando ahora no solo en ella ni en su felicidad, sino en Ginny quien le había declarado el año antepasado que aún lo seguía amando, que lo había esperado desde que fue rescatada por él en la cámara de los secretos. Pensaba también en Ron, a quien tan solo podía querer como un amigo deseando no provocar que se dejara de hablar con su mejor amigo por ella, por una chica, si bien eran el trio de oro debían continuar siendo amigos, tal como había estipulado en el vagón al adentrarse a los recuerdos de su infancia.

-Por que hasta ahora Harry?, ¿Por qué me haces esto?- Volvia con el mar de preguntas sin respuestas volteando para todos lados de la perfectamente decorada habitación al estilo minimalista donde ahora dormía; lo peor del caso era que Luna no se encontraba cuando más la necesitaba, aquella que podría darle un consejo sabio de lo que debía hacer de ahora en adelante con ese amor que podía ser correspondido.

Decidió entonces bajar a su sala común pues tenía dos horas libres que le permitirían aventajar deberes como pociones y Aritmancia que no eran muchas, pero para ella los mismos eran la máxima prioridad todos los años. Cuando por fin llegaba se sentaba en el sillón color chocolate volviendo a releer la carta para asegurarse que no se tratara de una broma de mal gusto hecho por alguien malintencionado, incluso había realizado varios encantamientos reveladores para que no se tratara de una trastada; la carta era autentica, escrita con el puño y letra de Harry potter, las faltas de ortografía y la evidente ausencia de los signos de puntuación que lo caracterizaban eran cien por ciento reales y fidedignos.

-Parece que viste a un fantasma Granger- Una voz grave la había sobresaltado haciéndola voltear a quien la producía; un chico de cabellos platinados quien llegaba de su reciente clase la miraba con sorna esbozando una sonrisa algo torcida y descarada, por lo que ella doblaba como podía la carta guardándola en la bolsa de su pantalón para no despertar su curiosidad.

-No es nada, es solo que tengo dos horas seguidas de pociones con Slughorn y no deseo que me atosigue con su famosa reunión de eminencias- La chica intentaba dicimular pero el platinado se sentaba frente a ella mirándola con inquisitez, pues llegaba a la conclusión de que no era el mismo semblante que tenía todos los días a pesar de no topársela siempre en la sala común, al parecer la castaña estaba cumpliendo con su parte de la promesa que había hecho en el gran comedor cuando habían tenido el altercado tan extraño.

-Esa morsa con patas sigue lamiendo las botas de quienes puede sacar provecho- Malfoy en ese momento encendía un cigarro sin un deje de respeto por los pulmones de las chicas; subía sus pies en la mesa de centro recargándose aún más en el respaldo adoptando una postura relajada y despreocupada. La ojimiel observaba que el chico aun la miraba poniendo especial atención en esa camisa desabotonada, ese cabello platinado ligeramente despeinado y ese arete diminuto en su lóbulo derecho le daban un toque de sensualidad sofisticada que incluso ella no podía ignorar, asi que decidió no mirarlo más para evitar perderse en esos ojos grises que por más que le costara, no le eran del todo indiferentes.

-Pues cuando gustes puedes tomar mi lugar, creeme que no me apetece tener mas deberes y compromisos que no se si pueda cumplir- Eso ultimo lo decía por la cita que tenía con Harry en la cabaña del semigigante, observaba de reojo la hora dándose cuenta que solo faltaban dos horas para el dichoso encuentro por lo que su nerviosismo acrecentaba un poco más. Draco había notado el cambio radical en la castaña y decidió quedarse un poco más debido a la curiosidad que estaba invadiendo su cerebro.

-Ya no tengo dinero para que por ese lado me adule como un perro de carnicería Granger, asi que estaría de más ir a sus reunioncitas donde acostumbra servir un helado que puedes conseguir por botes en cabeza de puerco no te parece?- Comenzaba a reir descaradamente mientras que la chica tan solo esbozaba una sonrisa con dificultad concentrada en aquel pendiente que tenía en ciento veinte minutos posteriores. El platinado volteaba a la ventana al momento de que otra lechuza llegaba con un sobre cerrado en su pico postrándose en el respaldo del love seat donde estaba sentado; el chico sonreía abiertamente imaginándose que había tenido éxito al enviar la carta a ese camarada suyo que lo ayudaría.

-Me imagino que es de tu madre, espero que se encuentre bien- Hermione comentaba con naturalidad tratando de despistar su intranquilidad haciendo que el platinado sintiera una corriente eléctrica en su cuerpo. Nadie le había preguntado sobre la salud de su progenitora, incluso ninguna persona se preocupaba ahora por su bienestar salvo Pansy Parkinson y Theodore Nott quienes eran sus mas allegados; fuera de ellos todos lo ignoraban considerándolo un reverendo fracasado.

-No esperes que te agradezca el preguntar- El  chico de ojos grises mencionaba tomando por fin el sobre para poder leerlo a solas en la comodidad de su habitación, pues pudo sentir el grosor de las hojas cayendo a la cuenta que se trataba del estado financiero que había solicitado a ese representante de Gringotts quien estaba asociado con su padre para poder maquillar los fondos para el crecimiento ilícito del que se le había acusado.

-Creo que será una noche feliz para todos Granger, bueno, al menos para mi lo será, asi que te dejo para que sigas… estudiando como es tu costumbre claro- Draco le lanzaba una mirada sarcástica y malévola al tener aquella carta con el estado de cuenta que tanto había esperado durante varios días, mientras tanto la castaña se levantaba también observando la hora para disponerse a salir, pues había tomado la desición de enfrentar a Harry de una vez por todas, no sabía lo que sucedería pero de algo estaba segura; tenía que escuchar de su propia boca aquellas palabras que le había escrito en la carta.

De repente se sentía sofocada, el aire comenzaba a faltarle a tal grado que tuvo que sentarse de nuevo en el sillón para poder intentar respirar un poco, el platinado volvía a sonreir un poco dirigiéndose hacia donde estaba para poder observarla.

-¿Te sientes bien Granger?, bueno, no soy tan hijo de puta como aparento, si quieres llamo a la enfermera para que venga a revisarte.- Draco comentaba con tranquilidad mientras que la castaña respiraba un poco más hasta tranquilizarse, concluyendo que se trataba de la presión que aquella carta que había recibido le provocaba esa sensación.

-No es necesario Malfoy estoy bien, de todas maneras gracias por.. bueno, se que no te gusta que te agradezcan asi que me voy, se me hace tarde para algo que tengo que hacer- La chica de ojos caramelo se levantaba tomando un sueter para poder cubrirse de la noche fría disponiéndose a salir de la torre para poder verse con su cita en la cabaña de Hagrid. Draco guardaba el sobre en la bolsa de su pantalón doblándolo enteramente en dos partes para después analizarlo línea por línea. Aún tenía la curiosidad de saber hacia donde se dirigía la castaña que tan apresuradamente salía del lugar como si se tratara de un encuentro clandestino.

        ***

La noche comenzaba a hacer estragos en las criaturas que salían durante esas horas para poder refrescarse un poco debido al calor que el sol les provocaba por debajo de la tierra escondidas en esas grutas donde habitaban. El espesor de la niebla invadía cual enemigo sigiloso las raíces salidas del bosque prohibido dando cabe a que los centauros tuvieran dificultades para poder desplazarse de un lugar a otro para poder hacer su respectiva cacería. Los Thestrals estaban congregados en una manada protegiendo siempre a los potros recién nacidos en lo que se adaptaban a su nuevo entorno durmiendo apaciblemente en espera de un nuevo día.

Como privilegio de ser premio anual, Hermione podía salir de su torre sin tener que dar explicaciones a los prefectos , aunque la respuesta para todos ellos era obvia después de vincularla con la biblioteca como si fuera su segunda casa. Caminaba a paso apresurado por el patio principal donde sus pisadas hacían crujir las hojas que se encontraban dispersas en el adoquín del lugar; se adentraba en el puente de madera haciéndose sonar por sus tenis agachando su mirada metiendo las manos a las bolsas de la sudadera para ver que su amigo se encontraba sentado en una de las calabazas gigantes, sitio que le recordaba el antiguo hogar de Buckbeack.

-Hermione- Indicaba Harry con dificultad cuando observaba que la chica castaña llegaba por fin a ese sitio.

-Harry, tenemos que hablar de la carta- Comentaba la castaña con un aire nervioso decidiendo enfrentar a su amigo para dejarle en claro que había tomado una desición al respecto.

-Terminaré con Ginny de todas maneras, creo que no puedo seguir con ella después de esto, yo.. crei que la amaba, pero nunca fue asi- El chico se sentaba en otra de las calabazas gigantes observando el césped que era invadido por algunas luciérnagas que se posaban para poder alimentarse.

-¡Pero tu estas loco o tarado Harry!?- Replicaba la castaña - Ginny te adora, ella siempre estuvo enamorada de ti y ahora que le diras.. "Hola Ginny como estas, ah por cierto, estoy enamorado de Hermione ", Claro grandísimo idiota te lo entenderá- Finalizaba la chica desviando la mirada mientras que en ese momento el pelinegro se acercaba para verla de frente y tomarla de los hombros.

-Dime que no sientes tu corazón latir cuando estoy cerca de ti-

-Harry no es momento de..- En ese instante sintió que sus labios eran invadidos por primera vez por los del que siempre había sido su amigo, de quien siempre estuvo enamorada por seis años seguidos. Sintió miedo, al principio intentaba forcejear pero era inútil, aquel beso comenzaba a debilitarla, cediendo poco a poco sus sentidos hasta que por fin correspondió a aquel toque de labios.

Ese beso perduraba como si el tiempo les cediera la oportunidad de poder desbordar todo ese amor y ansiedad que habían tenido uno por el otro; la castaña sabía que todo aquello estaba mal, fuera de lugar pero en el fondo llevaba tiempo deseando que sucediera, de la misma manera que Harry se entregaban a aquel arrebato de emociones que comenzaba a surgir con mayor intensidad cada vez.

A unos metros considerables de distancia y sin ser detectado alguien más los estaba observando esbozando una sonrisa triunfante, aquel que deseaba tomar partido de aquello que había descubierto esa noche al seguir a la ojimiel hasta la cabaña de Hagrid para darse cuenta de que estaban escondiendo algo muy fuerte. Unos ojos grises brillantes observaban a la melosa pareja por detrás de una de las rocas que se situaban al extremo del puente de madera; colocando su mano en el mentón maquinaba su plan siniestro.

-Te tengo Potter, ahora te dare por donde mas te duele y no olvidaras quien manda héroe de mierda- Deseaba reir, gritar de felicidad por encontrar la manera de desenmascarar a quien todos tenían por el concepto de salvador del mundo mágico, pero debía esperar hasta que ellos se retiraran para no despertar sospechas de que habían sido descubiertos. -Esta infidelidad te costara cara Potter, y por consiguiente, matare dos pajaros de un solo tiro, ¡Adoro ser Malfoy!- Triunfantemente concluía mientras que esperaba a poder retirarse.

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