Afortunada Coincidencia

By SamyTFF

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Y jamás nadie pudo reemplazar todo lo que aquel hombre sintió por esa chica, bueno, mejor dicho, aquella muje... More

Afortunada Coincidencia
Capítulo 1 - La primera coincidencia
Capítulo 2 - Sentimientos escondidos
Capítulo 3 - Segunda coincidencia
Capítulo 4 - Intento de desaparecer no logrado
Capítulo 5 - Un nuevo picnic a la luz de la luna
Capítulo 6 - Mucha ilusión, sentimientos nuevos
Capítulo 7 - Un encuentro nada agradable
Capítulo 8 - El accidente
Capítulo 9 - La reconciliación
Capítulo 10 - Presentandome a Lucía
Capítulo 11 - Amándonos hasta el amanecer
Comentario.
Capítulo 12 - Un mar de dudas
Capítulo 13 - ¿Quién de los dos?
Capítulo 14 - Te quiero a ti
Capítulo 16 - Sola
Capítulo 17 - Recuperando a mis amigos
Capítulo 18 - Necesito viajar
Capítulo 19 - ¿Estoy enamorada?
Capítulo 20 - Soy idiota.
Capítulo 21 - Hoy se pone el fin
Epílogo
¡Noticiaaaaaas nuevas!

Capítulo 15 - Quiero intentarlo

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By SamyTFF

Nos sonreimos y empezamos a caminar, yo hacia él, y él hacia mi.

Quedamos de frente y sonreimos más ampliamente.

Estabamos parados, solo sonriendo como dos tontos, mirandonos a los ojos, hasta que rompí el silencio.

- Hola. - dije algo tímida.

- Hola. - dijo con una gran sonrisa.

Nos volvimos a quedar callados, el silencio se apoderaba de nosotros, pero era un silencio tan maravilloso que costaba querer romperlo.

No sabíamos que decir, ni como actuar, asique seguíamos ahí, sin decir nada, mirandonos y sonriendo, hasta que él me abrazó. Me abrazó tan fuerte como pudo, y me sentí dichosa; sentí que había tomado la desición correcta, que era él y no me equivoqué eligiendolo.

- Gracias por darme esta oportunidad, princesa. No te imaginas lo feliz que me haces. - dijo aún abrazandome.

- No estaba nada segura, pero ahora sé que tomé la desición correcta.

- Te quiero tanto... 

- Y yo a ti, Marcos.

***

La tenía entre mis brazos, y no quería soltarla, se sentía tan bien. 

- Te quiero tanto... - le dije aún abrazandola.

- Y yo a ti, Marcos.

Me estaba diciendo que me quería y yo estaba feliz. La chica por la que suspiraba cada noche antes de dormir, desde hacía dos 4 años, me estaba correspondiendo, me estaba diciendo que me quería y me escogía a mi.

No lo pude soportar más. Me separé de ella, la miré a los ojos, le cogí la cara y la besé. La besé tan delicadamente, derrochábamos amor. La estaba volviendo a besar, ¿se podía ser más feliz?

- Quiero que seas mi novia, Hari.

- Marcos... - se separó de mi y agachó la cabeza.

- ¿Qué pasa?

- Pues que aún Sergio no sabe nada. Ni de mis dudas, ni de mis sentimientos, ni de que quiero intentar algo contigo y dejarlo con él... - dijo algo avergonzada.

- Cuando se entere me colgará de una soga y dejará que muera dolorosamente. - dije algo asustado.

- ¡Marcos, no digas eso! - me regañó algo enfadada.

- Lo siento, perdoname... - y la volí a besar. Al principio no cedía, pero a los segundos ya me estaba correspondiendo. Cada beso era mejor al anterior.

- ¿Qué vamos a hacer? - preguntó cuando nos separamos.

- No lo sé, tendremos que hablar con él.

- ¿Tendremos? - dijo algo incrédula.

- Sí, ni pienses que te voy a dejar cargar con el muerto a ti sola. Ese tema lo solucionaremos los dos, pero hay otro que...

- Lucía, lo sé.

- ¿De verdad quieres estar con alguien que quizás vaya a ser padre?

- Claro que si. Te quiero a ti, y todo lo que te rodea. Si vas a tener un hijo, también lo querré a él, porque forma parte de ti.

- Eres increíble, bebé. - le dije dandole un tierno besito. - De todas maneras, no creo que esté embarazada.

- ¿Tú crees? 

- Solo quiere estar cerca de ti, de lo que te rodea, y así poder quitarte a Sergio. - hice una pausa - Tal vez cuando se entere de que estás conmigo, te deje en paz.

- Tal vez... Pero no quiero alejarme de Sergio, espero que lo entiendas. Quieras o no, él ha estado ahí muchas veces, me ha querido y yo también, le tengo muchísimo cariño, Marcos, y lo necesito en mi vida como un amigo.

- Está bien, estoy de acuerdo. Espero que también pueda ser mi colega. - dije sonriendo.

- Esperemos. 

Entonces empezó a sonar el teléfono de Haridian. Era Sergio, lo supe desde que le vi su cara de sopresa y susto.

- Cógelo, no te preocupes. - le sonreí y me alejé para que pudiera hablar tranquila.

***

Llevaba dos días que ese dolor en el pecho me perseguía. Estaba seguro que algo andaba mal con Haridian, pues no me había llamado, no había dado señales de vida, y estaba muy rara.

Sentía que la perdía cada vez más y eso me estaba matando.

Tenía que hablar con ella, asique decidí llamarla.

- Hola, Sergio. - dijo algo desanimada.

- Hola, pequeña. Hace días que no sé de ti...

- Lo sé. Tenemos que hablar. - dijo seria.

- Sí, para eso te llamaba. ¿Podemos vernos?

- En el Starbucks de siempre, en media hora, ¿te viene bien?

- Perfecto, hasta ahora.

Colgué y me preparé para lo peor, me iba a dejar, yo lo sabía. Lo que no sabía, era el por qué, pero podía imaginarmelo.

***

Había hablado con Marcos y ahora faltaba Sergio. Habíamos quedado en vernos en el Starbucks donde nos vimos por segunda vez... Ahora que lo recuerdo, ya habían pasado 4 meses desde aquel Enero donde nos conocimos.

Cuantas cosas habían pasado desde entonces, y cuanto había cambiado desde que conocí a Sergio. 

Habíamos pasado por lo extraño del principio, por verlo con su ex besandose, mi accidente, y después Lucía, y todo esto en solo 4 meses.

Entré al Starbucks sumida en mis pensamientos hasta que lo vi, tan nervioso como yo. Ese hombre merecía lo mejor del mundo, y yo no pude darle todo el amor que le correspondía.

Llegué sola. Marcos me había insistido para acompañarme, pero prefería hacer esto sola, era lo mejor, y también por respeto a Sergio.

Me senté y no dijimos nada por unos minutos, hasta que él rompió el silencio.

- ¿Qué va mal, Hari?

- Pues... - no me salían las palabras.

- ¿Hay otro, es eso?

- La verdad, es que si, Sergio. - dije con miedo y solor en mis palabras.

- ¿Marcos?

- ¿Cómo lo has...? - me interrumpió.

- Durante tu accidente, cuando estabas en tu casa, vi muchas veces como te miraba, como te sonreía, como te trataba, la atención que te prestaba. Y la verdad, aunque tú lo intentaras ocultar, también lo mirabas con un brillo especial en los ojos. No lo mirabas igual que a mi. Y cuando te enteraste que quizás ibas a tener un hijo de Lucía, tu reacción no fue normal para ser un simple amigo. Fueron celos, celos de un amor increiblemente grande.

- Lo siento Sergio... La verdad es que yo me fijé en él hasta antes de conocer a Alex, ellos eran mejores amigos, pero al final, fue Alex quien me conquistó definitivamente por muchas cosas que pasaron. Siempre quise esconder mis sentimientos por él, incluso creía que ya no existían, pero cuando me enteré que iba a ser padre, me di cuenta de que nunca dejé de quererle. No quería hacerte esto, de verdad Sergio, y no te lo mereces, pero el corazón no entiende de razones...

- Lo sé, Haridian. Solo quiero que seas feliz, y si es con él, pues yo lo respeto. 

- Quiero que sigas en mi vida Sergio, no quiero que te alejes de mi.

- No lo haré, pequeña. Pero siento decirte, que para desgracia de él, intentaré hacer que te des cuenta que te quiero con locura, y que estoy profundamente enamorado de ti, y sí, te intentaré enamoral de mil maneras, porque nunca me rindo cuando quiero algo, y te quiero a ti Hari. - me sonrió. - Pero no me maliterpretes, no te quiero como un premio ni un trofeo, te quiero como la persona que me ha hecho volver a creer en el amor, esa que me ha dado más de una oportunidades, la chica alocada que me enamoró con tan solo sonreirme... - sonreí.

- Gracias por entenderme y por quererme tanto, Sergio. Y que sepas que nunca te mentí, te quiero muchísimo, pero Marcos es un sentimiento mucho más grande...

- No pasa nada pequeña, sólo quiero que nunca dudes de mi amor por ti, y más vale que Marcos te haga feliz, sino tendrá que verselas conmigo. - reimos juntos y lo abracé.

- Gracias, muchas gracias.

***

Haridian no me había dejado ir con ella a donde había quedado con Sergio. Tenía miedo como se lo fuera a tomar.

Él no se merecía esto, y sé que Haridian se habrá sentido muy mal, pero este amor que tenemos es gigante, y la quiero, la quiero como nunca, y ella me quiere a mi.

Me dijo que me llamaría cuando terminara de hablar con él, pero ya había pasado una hora y media y no sabía nada de ella, asique decidí llamarla.

- Dime.

- ¿Dónde estás?

- Estoy con Sergio.

- ¿Todavía? - dije algo sorprendido.

- Sí, después te llamo, adiós.

- Adiós, bebé. - dije algo triste.

Colgamos y me quedé en la cama, echado, sin saber que hacer, asique llamé a David, hacía tiempo que salíamos juntos.

Quedamos en vernos en una hora, asique me preparé y fui a su encuentro.

Llegamos a la vez, nos saludamos y dimos una vuelta. Estubimos un largo rato de hablar de todo un poco, hasta que le dije lo que quería decirle.

- Voy a intentarlo con Haridian.

- Asi que te eligió a ti. - dijo sonriendo.

- Sí. - dije sonriendo. - ¿Tú lo sabías?

- No, me pidió ayuda, estaba totalmente confundida, pero le dije una simple frase y ahí ya sabía a quien quería.

- Es increíble.

- Lo sé, está loca, pero es increíble. - reimos. - Me voy a ir, Marcos.

- ¿Qué?

- Necesito irme, marcharme de aquí, visitar sitios nuevos, alejarme de todo lo que me rodea, aunque me duela...

- ¿Y Claudia?

- No lo sé, no creo que me entienda, ni lo acepte. No creo que le diga que lo necesito, solo que me tengo que marchar, sin más explicaciones.

- ¿La dejaste de querer? - dije incrédulo.

***

- ¿La dejaste de querer?

Y no sabía que responder. Me quedé pensandolo, nunca me había planteado esa pregunta, y ahora que lo hacía no sabía que decir, no estaba nada seguro de lo que siento.

- No lo sé. - me limité a decir.

- Pídele un tiempo. Si es lo que necesitas, hazlo. Y tal vez lo mejor sea que le expliques, aunque no lo entienda, no se merece que te vayas con un simple "adiós".

- Lo sé, pero no sé como explicarme que me voy y que tal vez nunca regrese. No sé como decirselo a mi madre, ni mi a hermana, ni siquiera sé como decirselo a Haridian.

- Con Haridian no te preocupes, si no lo entiende yo hablaré con ella. Pero tienes que hablar con todos, David, decirles que te vas y que no sabes cuando vas a regresar, si es que lo haces.

- Lo haré, y muchas gracias, tío. - y entonces lo abracé.

- Te echaré de menos, hermano.

- Y yo, Marcos, y yo.

***

Llevaba días que notaba a David diferente, y era algo que me mataba. Para colmo, no tenía a mi mejor amiga a mi lado, pues ella tenía también sus propios problemas, y seguramente eran más importantes que los míos, porque tal vez solo eran cosas mías y nada es como pienso...

No, es mejor no engañarme. David no es el mismo, lo noto distante. Ya no me despierto ilusionada por levantarme cada mañana con el a mi lado, pues ya no veo su tierna sonrísa cuando despierto, ni me trae el desayuno a la cama, ni siquiera me despierta acariciendome el pelo o dandome besos.

¿Me dejó de querer? Tal vez sí, pero tal vez no...

Hace tanto tiempo que no nos damos una mirada enamorada, ilusionada...

Y yo sigo enamorada de él, como el primer día, no lo he dejado de querer ni un solo segundo desde que empezamos juntos la relación.

Y estabamos ahí, cada uno a su lado de la cama, sin hablar, sin besarnos, sin mirarnos, sin hacer el amor, al contrario, él dormía, o eso parecía, y yo no podía parar de pensar en el por qué de nuestro distanciamiento.

Cogí mi móvil y sintonicé cualquier cadena de radio que me salió. Terminaba una canción y empezaba otra. Nunca la había escuchado y la letra me hizo dejarla y escucharla hasta el final.

Te conseguí la luz del sol a medianoche,

y el numero después del infinito,

e instale la osa mayor en tu diadema,

y tu seguías ahí como si nada.

Endulcé el agua de mar para tu sed,

te alquilé el cuarto menguante de la luna,

y como buen perdedor busqué en la cama,

las cosas que el amor no resolvía.

Y como duele, que estés tan lejos,

durmiendo aquí en la misma cama.

Como duele, tanta distancia,

aunque te escucho respirar,

y estas a cientos de kilómetros.

Y duele, quererte tanto,

fingir que todo esta perfecto,

mientras duele gastar la vida,

tratando de localizar lo que hace tiempo se perdió.

Acabe con los jardines por tus flores,

inventé la alquimia contra la utopía,

y he llegado a confundir con la ternura,

la lástima con que a veces me miras.

Que triste es asumir el sufrimiento,

patético es creer que una mentira,

convoque a los duendes del milagro,

que te hagan despertar enamorada.

Y como duele, que estés tan lejos,

durmiendo aquí en la misma cama.

Como duele, tanta distancia,

aunque te escucho respirar,

y estás a cientos de kilómetros.

Y duele, quererte tanto,

fingir que todo esta perfecto,

mientras duele gastar la vida,

tratando de localizar lo que hace tiempo se perdió.

Porque nos duele, tanta distancia,

fingir que todo está perfecto mientras sientes...

Que te duele gastar la vida,

durmiendo aquí en la misma cama...

Como duele...

Nunca me había sentido tan identificada con una canción, pues me sentía así.

Me dolía tanta distancia entre nosotros, me dolía sentirlo a millones de kilómetros cuando lo tenía justo al otro lado de la cama. Me dolía fingir que todo estaba bien, cuando eso no era cierto. Lo que más me dolía era buscar lo que se perdió de nuestro amor, pues aún, no sabía que fue lo que pasó entre nosotros dos, para que esta llama del amor se consumiera y ya no existiera más.

Después vino otra canción, tal vez más depresiva que la anterior, con la cual me dejó aún más fría con algunas frases...

«Dime que te pasó, tú no eres así. Si tú amor se apagó, dímelo de frente, estoy aquí. Si el problema soy yo, y no sientes nada por mi, dímelo y yo me marcho.»

Y susurrando esa última frase y cayendo unas pocas lágrimas de mis ojos, me dormí, cansada de tanto pensar, y tal vez, también de luchar.

***

- ¿Hari? - preguntó algo somnoliento.

- Hola, ¿te desperté?

- La verdad es que si. - dijo bostezando.

- ¡Lo siento!

- No pasa nada bebé. - juraría que sentí como sonreía. - ¿Ya no estás con Sergio?

- No, le dije que me dejara cerca de un parque que quería ver a alguien. ¿Estás en tu casa, no? - dije sonriendo.

- Sí, ¿por qué?

- Pues baja ahora mismo, ¡y rápidito, Marcos! - y le colgué con una gran sonrisa en la cara.

Estaba tranquila, confíaba en mi, confíaba en él, confíaba en todo lo que sentíamos ambos.

Al cabo de unos 5 minutos vi a lo lejos a Marcos. Venía con la camisa en el hombro, mostrando su cuerpo bien trabajado, unos pantalones que eran bastantes pegados que le marcaban sus piernas, y como no, su culo. Unas vans y una gorra, que le hacían un aspecto de chulillo y lo hacía más apuesto aún. Venía hacía mi con esa radiante sonrísa que me enamoraba cada día más.

Según estubo delante de mi me abrazó y me besó. Me siguió sonriendo y yo hice lo mismo.

- ¿Me echabas de menos? - me dijo sonriendo picaramente.

- Sé que tú a mi, si. - dije riendo.

- Acertaste, preciosa.

Estubimos un rato hablando y riendo hasta que apreció una chica a la cual no conocía. Se estaba comiendo con la mirada a Marcos y no dismulaba. 

Teníamos las manos cogidas, yo tenia mi cabeza recostada sobre su hombro y el me acariciaba el pelo y me susurraba cosas. Amigos precisamente no parecíamos, y ella seguía comiendoselo con la mirada.

- ¡Hey, cortate un fisco! ¿No crees? - dije enfadada.

- ¿Es a mi? - dijo la chica con fingida inociencia.

- ¿A quién si no? - bufé. - Deja de comertelo con la mirada, ¿acaso no ves que es MI NOVIO? - y puse un énfasis en las dos últimas palabras.

- Perdona pero es tendrás que soportar por buscarte un chico tan guapo. - lo volvió a mirar y esta vez le sonrió coquetamente.

- ¡Piérdete si no quieres que te enseñe a respetar! - dije levantandome, pero Marcos me cogió y me susurró que me calmara.

La chica se ve que se asustó, porque se marchó casi corriendo. Entonces Marcos empezó a reirse.

- ¿De qué te ries? No es gracioso. - dije molesta.

- ¿Viste como se fue y como te pusiste? - seguía riendo.

- Ya, deja de reirte. - dije cruzandome de brazos.

- Venga bebé, no te enfades. - dijo abrazandome y sonriendome.

- Déjame. - dije dandole la espalda. 

- Y, ¿asi que ya somos novios? ¿En qué momento me pediste eso, Hari? - dijo riendo, y yo me puse colorada.

- ¿Qué?... Eh... - dije sin saber que decir. Marcos se echó a reir y me abrazó.

- ¿Quieres ser mi novia, Hari?

-  Quiero intentarlo asique... ¡claro que si! - dije tirandome encima de él y besandolo por toda la cara.

- Te quiero. - me dijo mirandome a los ojos totalemente serio.

- Yo también te quiero, Marcos. - y nos fundimos en un inolvidable beso.

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Mis queridos lectores, espero que les guste este capítulo y muchas gracias por casi las 2.000 lecturas, de verdad, esto me hace muy feliz!! *-*

Y les dejo la canción que escucha Claudia^^

Un besitooooooo :D

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