Capítulo 17 - Recuperando a mis amigos

1K 17 2
                                    

Llevaba un rato parado en aquel banco, donde había estado minutos atrás con Haridian.

 Aún estaba en shock. No sabía que decir, ni que hacer. Ni siquiera me atrevía a salir corriendo en su busca. Simplemente preferí no reaccionar.

Noté que alguien se sentaba a mi lado. Giré mi cabeza con esperanzas de que fuera Hari, pero no era ella. Era Sergio. 

- Los vi, los escuché. - dijo sin mirarme - ¿Estás bien?

- Perfectamente. - dije irónico - Claro que no. ¿Cómo podría estarlo?

- Estamos igualados, Marcos. - dijo esta vez mirandome. - No la dejaré escapar. Yo la quiero.

- Yo también la quiero, Sergio, y no pienso perderla. - dije duramente.

- Pues suerte, no te lo pondré nada fácil.

- Suerte para ti también. Nunca me rindo. - dije sonriendole debilmente.

Y sin decir nada más, se levantó y lo vi como se alejaba.

***

- Que afortunada coincidencia. - dijo con una gran sonrisa en su cara. - ¿Estás bien?

- Ehh... Sí, gracias. - dije algo confusa.

- ¿Te acuerdas de mi? - dijo sin quitar esa preciosa sonrisa de su cara.

- Sí, claro. ¿Lucas, no?

- ¡Sí! - exclamó feliz - ¿Me permites invitarte a una café, o lo que la señorita desee?

- Pues no lo sé... - dije indecisa.

- ¡Venga, anímate! Se nota que te pasa algo. Sólo permiteme entretenerte un rato.

- Pero... - me miró severamente - Está bien. - dije no muy convencida.

- ¡Genial! Vamos. - me sonrió, me agarró por el brazo y me llevó a un bar cerca de ahí.

Ambos pedimos café y charlamos animadamente de bastante cosas, según él, para conocernos más.

La verdad, ese chico me agradaba, podría llegar a conventirse en un gran amigo, ya que en este último tiempo David se había alejado de mi, pero lo entendía. Las cosas con Claudia iban cada día peor hasta que ese día él la dejó y desde entonces no sé nada de él.

Por una parte creía que era mejor darle su espacio para que recapacitara solo, o que él ya me llamaría, pero no hizo ninguna de las dos cosas. Y yo fui tan egoísta que ni siquiera a estas alturas me he preocupado por mis dos mejores amigos, porque estaba muy ocupada con mis propios problemas.

Me sentía como una mierda, ¿para qué engañarme? No había sido una buena amiga, ni siquiera había sido una amiga, pero lo arreglaría. Después de este fatídico día llamaría a alguno de los dos, sin molestarle con mis problemas. Simplemente los escucharía y les pondría mi hombro para llorar.

Lucas y yo seguíamos charlando muy animadamente hasta que comenzó un tema del cual no quería hablar.

- Y oye, Haridian, ¿por qué llorabas? - dijo sin darle mucha importancia.

- ¿Qué? - dije incrédula.

- Sí, cuando nos tropezamos pude notar como limpiabas tu cara. Tenías y aún sigues teniendo los ojos hinchados y rojos. ¿Te ocurrió algo malo? A veces contandole los problemas a un desconocido, es mejor. - dijo sonriendome dulcemente.

- Mi novio y yo nos dimos un tiempo. - dije agachando la cabeza.

- ¿Dudas?

- Sí.

Afortunada CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora