Criminal | EN FÍSICO |

By kiwii1004

7.8M 656K 142K

Kelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no... More

¡CRIMINAL Y LIBERACIÓN EN FÍSICO!
Aviso para navegantes
👑 Sinopsis
👑 Capítulo 1
👑 Capítulo 2
👑 Capítulo 3
👑 Capítulo 4
👑 Capítulo 5
👑 Capítulo 6
👑 Capítulo 7
👑 Capítulo 8
👑 Capítulo 9
👑 Capítulo 10
👑 Capítulo 11
👑 Capítulo 12
👑 Capítulo 13
👑 Capítulo 14
👑 Capítulo 15
👑 Capítulo 16
👑 Capítulo 17
👑 Capítulo 18
👑 Capítulo 19
👑 Capítulo 20
👑 Capítulo 21
👑 Capítulo 22
👑 Capítulo 23
👑 Capítulo 24
👑 Capítulo 25
👑 Capítulo 26
👑 Capítulo 27
👑 Capítulo 28
👑 Capítulo 29
👑 Capítulo 30
👑 Capítulo 31
👑 Capítulo 32
👑 Capítulo 33
👑 Capítulo 34
👑 Capítulo 35
👑 Capítulo 36
👑 Capítulo 37
👑 Capítulo 38
👑 Capítulo 39
👑 Capítulo 40
👑 Capítulo 41
👑 Capítulo 42
👑 Capítulo 43
👑 Capítulo 44
👑 Capítulo 45
👑 Capítulo 46
👑 Capítulo 47
👑 Capítulo 48
👑 Capítulo 49
👑 Capítulo 50
👑 Capítulo 51
👑 Capítulo 52
👑 Capítulo 53
👑 Capítulo 54
👑 Capítulo 55
👑 Capítulo 56
👑 Capítulo 57
👑 Capítulo 58
👑 Capítulo 59
👑 Capítulo 60
👑 Capítulo 62
👑 Capítulo 63
👑 Capítulo 64
👑 Capítulo 65
👑 Capítulo 66
👑 Capítulo 67
👑 Capítulo 68
👑 Capítulo 69
Segunda parte 👑🌹

👑 Capítulo 61

84.4K 8K 1.5K
By kiwii1004

Axel.

Conduzco a Fred hacia el callejón en el que Kristen aparcó su vehículo, temeroso de la reacción que pueda llegar a tener en el instante en el que lo tenga ante sus ojos. Le miro de reojo conforme nos vamos aproximando al lugar; desde que ha venido a mi casa, no hemos intercambiado más palabras que las justas para decirle la localización de su coche y los golpes que tiene encima. El ambiente está un poco incómodo entre nosotros, sobre todo por mi parte; no paro de darle vueltas al pensamiento de que me ha mentido con respecto a la relación que tiene con Kris. ¿Por qué lo ha hecho? ¿Será por lo que me ha contado Kristen? ¿Porque quiere protegerme de ella? ¡Oh, vamos! ¿Qué sentido tiene eso? Es una estupidez.

En cuanto veo que ya estamos llegando a nuestro destino, aparto esos pensamientos de mi mente y carraspeo con la garganta. Esto hace que mi amigo me mire, lo que yo aprovecho para hacerle saber con un leve gesto de cabeza que, el callejón que tenemos a pocos pasos, es donde está aparcado, o echo mierda, su preciado automóvil.

Fred acelera el paso y gira en la esquina sin más demora. Yo cruzo los brazos sobre mi pecho y me quedo detrás de él mientras observo como este camina muy lentamente hasta quedarse parado en el sitio. Ni una sola palabra sale de sus adentros, simplemente contempla la chatarra destartalada que tiene ante sus narices.

—¿¡Qué cojones!? —grita él con una voz tan aguda que logra molestar a mis oídos—. ¿Qué puñetas le habéis hecho a mi precioso coche?

Aprieto los labios y me posiciono a su lado con cuidado. No vaya a ser que le dé por desquitarse conmigo, aunque no le veo capaz de pegarme. Turner me dirige la mirada y me hace saber con su expresión de cachorro abandonado que le está doliendo ver su coche así de mal.

—Yo te avisé de las condiciones en las que estaba. —Levanto las manos a la altura de mi cabeza.

—Pero tío, esto es mucho peor que lo que me contaste. —Señala la chatarra con un gesto de su brazo izquierdo y camina hacia a él—. Ay, mi querida preciosidad. —Pasa sus manos por el maletero, acariciándolo suavemente.

—Entonces creo que es mejor que no veas la parte delantera —le aconsejo.

Este se pone totalmente rígido ante mis palabras. Acto seguido se dirige hacia el lateral izquierdo y le echa un vistazo al morro de su vehículo, el cual se encuentra completamente destrozado contra el muro. Ahora mismo parece un acordeón, ya que la chapa está arrugada en dirección contraria. Tras unos segundos en los que solo se mantiene mirando el desastre, su voz hace acto de presencia.

—Me cago en tu padre —espeta en un susurro a la vez que regresa la mirada al maletero.

Río en silencio. En él puedes cagarte todo lo que quieras, la verdad.

—Lo siento, Fred —me disculpo—. Te voy a comprar otro, ya te lo dije. El que tú quieras.

—¿El qué yo quiera? —Se gira hacia a mí y arquea una ceja.

—Sí. —Asiento con la cabeza—. Pero tampoco te pases, que no soy aquí el banco de Luisiana.

—Quiero un Seat.

—De acuerdo.

—Y que sea negro —agrega, sonriente.

—No exijas tanto, anda —me quejo.

—Has dicho que puedo pedirte el que quiera. —Encoge sus hombros y amplía su sonrisa gatuna.

—Vale, vale. Tendrás tu Seat. —Ruedo los ojos.

—Te quiero —pronuncia, victorioso.

—Yo a ti no. —Me río, intentando esconder una sonrisa en mis labios.

Fred se lleva la mano al pecho y abre la boca fingiendo indignación ante mi contestación. Suelto una carcajada aún más grande al presenciar ese gesto que se me antoja divertido.

—Eso me ha dolido en lo más profundo, hermano —declara.

—No me gusta mentir —admito.

Mi amigo suelta una risotada de lo más escandalosa al escuchar tales palabras salir de mi boca para, a continuación, señalarme con su dedo índice al mismo tiempo que intenta recuperar el aliento gastado en la acción realizada.

—No te lo crees ni tú —objeta sin parar de reírse.

—A ver, ¿cuándo he mentido yo? —Suspiro.

Fred para de reír y mira hacia el cielo, simulando que piensa en las veces que yo he mentido para echármelas en cara. Este empieza a caminar con pasos cortos, vacilando de vez en cuando mientras aguardo a que me dé una respuesta aceptable.

—Ahora mismo, por ejemplo —contesta y cruza los brazos sobre su pecho—. Tú me quieres demasiado.

—Sigue soñando. —Alzo ambas cejas.

—Lo seguiré haciendo, gracias. —Me muestra una sonrisa de oreja a oreja sin enseñar su dentadura—. También me mentiste cuando me dijiste que no te gustaba nada de nada Kristen.

Al escuchar lo que acaba de decirme, no puedo evitar estremecerme. El corazón me pega un vuelco y siento como si algo me oprimiera el pecho con suavidad. Fred me preguntó por mis sentimientos hacia Kris la noche en la que, supuestamente, empezó a salir con ella, y le dije que no sentía nada más allá de amistad. No tengo ni idea de por qué le di esa respuesta porque, en realidad, sí que siento cosas por ella que se alejan de lo amistoso. Tal vez sea por la misma razón por la que la he rechazado esta mañana. Tengo miedo de meterla en todos los problemas en los que ando metido y perderla por ello. A pesar de que ya me ha demostrado ser una mujer fuerte y de armas tomar que sabe defenderse, no quiero arriesgarme. También temía perder a Fred como amigo, ya que él me dijo que le gustaba y...

—Eso... eso no es...

—¿En serio me vas a mentir otra vez? —me interrumpe.

Joder.

—Es que... no quería estropear una amistad de años solo por una chica —confieso.

Su expresión me muestra una mirada llena de ternura junto con una cálida sonrisa.

—¿Ves cómo sí me quieres? —se ríe.

Y por mucho que lo quiera mantener oculto, es verdad. Sí que le quiero. Así que muevo la cabeza en respuesta afirmativa para darle la razón.

—Mira, Axel. No lo escondas más —advierte—. Te has enamorado de ella.

Mi pecho se encoge al recordar la forma en la que he echado a Kristen de casa. No lo he hecho con mala intención, solo quería tener un tiempo para pensar en ello con mayor detenimiento. Kris me gusta, pero no quiero hacerle daño. Y por querer evitar lo inevitable, la he herido con la forma que he tenido hoy de rechazarla. Joder... si me ha dolido hasta a mí...

Poco después, otro pensamiento distinto pasa por mi cabeza, recordándome los motivos por los cuales estoy molesto con Fred. Me ha mentido sobre lo de estar saliendo con Kris.

—Fred, ¿por qué me has engañado? —cuestiono, poniéndome serio—. No estabas saliendo con Kristen.

Noto como su cuerpo se tensa en el sitio. Este mete los labios en el interior de su boca y me mira sin decir anda al respecto. Al ver que no está por la labor de contestarme, frunzo el ceño, cojo una bocanada de aire y suspiro con impaciencia. Sé que está intentando ganar tiempo para ponerme algún tipo de excusa, no es la primera vez que se queda en las nubes pensando en algo.

—A ti no te gustaba, ¿verdad? Nunca te ha gustado —presiono.

Turner sigue en su mundo, estático y sin emitir ni un solo sonido. Acentúo el ceño y le observo con mayor dureza. Él libera sus labios y respira hondo; su pecho sube y baja con lentitud, parece estar calmando los nervios que le tienen la respiración agitada. ¿Qué narices me está ocultando? Estoy a punto de decirle lo que Kris me contó esta mañana para darle un empujoncito, pero enseguida su voz me lo impide.

—No, no me gusta —confirma—. Puedo explicártelo.

—A eso estoy esperando.

Fred vuelve a respirar con profundidad, llenando todo lo posible sus pulmones. Luego expulsa el aire con lentitud. Él sabe mentir, pero cuando le pillas las mentiras, todo se le cae encima. No sabe escapar cuando le acorralas, cuando descubres la verdad. De no ser por esto, sería un excelente mentiroso.

Mi amigo se lleva las manos a la cabeza y echa su cabello hacia atrás. Muerde su labio inferior y da una vuelta completa de 360º. En el momento en el que vuelve a quedar de frente a mí, deja caer los brazos a ambos lados de su torso, como si le pesasen de sobremanera.

—Lo hice por Ann —confiesa de golpe y porrazo—. Ya sabes que me gusta mucho. Quería ponerla celosa de algún modo y solo se me ocurrió esto.

Ahí está siendo sincero conmigo. Fred lleva enamorado de la pelirroja ni se sabe de tiempo. Yo no tuve la oportunidad de conocerla antes de que me metieran en la cárcel, pero es como si lo hubiera hecho. La había visto alguna que otra vez de pasada, pero nunca me había parado a hablar con ella. Aunque Turner, los días de visita, me venía a ver y me contaba todo acerca de aquella chica. Desde su repentina relación de "hermana" con Andriu hasta su proceso de enamoramiento. Prácticamente, nuestras conversaciones se basaban en ella.

Cuando vi que se estaba empezando a interesar por Kristen, me extrañó un poco debido a esto. Me resultaba imposible ver lo rápido que se había olvidado de Ann. Y ahora lo entiendo, nunca se había olvidado de ella. ¿De verdad quería ponerla celosa? Fred se pasa de estúpido.

—Ni siquiera le has dicho a Ann lo que sientes por ella —le recuerdo llevándome las manos a las caderas—. ¿Por qué intentas ponerla celosa si ni te has atrevido a declararte?

—¿Por qué intentas alejar a Kristen de ti si no puedes estar ni un solo segundo sin pensar en ella?

Y la misma sensación de opresión en el pecho vuelve a aparecer.

—Yo he preguntado primero. —Arrugo la nariz.

—Me importa una mierda.

Que me esté intentando desviar la pregunta me da un poco de mala espina. No sé si creerle o no, aunque me sabe mal dudar de su palabra; es mi mejor amigo. Estoy por unos instantes mirándole, sin mediar palabra, hasta que Fred suspira y sus ojos me analizan de manera introspectiva.

—Axel, quiero que vayas con Kris ahora mismo y le digas todo lo que sientas por ella —me ordena, cambiando de tema—. Yo me quedaré a llorar la pérdida de mi preciosidad. —Se da la vuelta y mira tristemente a su coche.

—Muy bien. —Asiento con la cabeza—. Ve tú a decírselo a Ann.

Turner se gira rápidamente hacia donde estoy y pega su mirada en mí, con los párpados bastante separados.

—Ah, no. Estamos hablando de ti y de Kristen, no me cambies de tema —advierte con el dedo.

Yo, simplemente, me encojo de hombros.

—Te has declarado a Kristen. ¿En serio no piensas probar con Ann, que es la que realmente te gusta? —inquiero, arqueando una de mis cejas.

—¿Por qué eres así? —se queja este.

Vuelvo a encogerme de hombros.

—Ve a verla y díselo —repite—. Venga, hombre, no te hagas de rogar. ¿Vas a dejarla ir?

Eso era en lo que estaba pensando. Dejarla marchar para que encuentre a alguien que pueda hacerla feliz. Yo no voy a poder con toda la mierda que me cubre, acabaré salpicándole con mis líos. Ella no merece estar entre mis problemas. Pero creo que soy tan egoísta que la idea de que esté alejada de mí, me aterra. Tengo sentimientos enfrentados ahora mismo. Quiero que esté a mi lado, pero al mismo tiempo no.

—No quiero hacerle daño —expreso—. Solo un iluso lo haría sabiendo las consecuencias que eso conlleva.

—Axel, me exasperas. —Suelta un suspiro cargado de frustración.

El silencio se hace presente en el lugar, inundándonos por completo.

—Y... lo cierto es que yo siempre fui un iluso —añado.

Fred abre los ojos de par en par y me mira expectante.

—¿Eso quiere decir qué lo harás? —indaga, sorprendido.

¿A quién quiero engañar?

—Claro que lo voy a hacer.

🐈

Subo el último escalón que lleva a la planta en la que vive Kristen y cojo una gran bocanada de aire para prepararme para lo que estoy a punto de hacer. No creo que sea tan difícil declararse a una chica, ¿no? No he tenido oportunidad de hacerlo. Sí que me ha gustado alguna en mi adolescencia, pero nunca me atrevía a confesárselo.

La expresión de mi rostro va decayendo a cada paso que doy hacia su puerta. Está totalmente abierta. Frunzo el ceño y acorto la poca distancia que queda entra la misma y yo. Doy un paso al interior y atravieso el pasillo con lentitud; el salón completamente desorganizada y hecho polvo aparece en mi campo de visión, provocando que se me pare el corazón por una pequeña cifra de segundo.

—¡Kristen! —grito, esperando a que su voz haga acto de presencia.

Al no escuchar una respuesta, me adentro en el salón y comienzo a mirar hacia todos lados, intentado asimilar lo que ha pasado aquí. Unos papeles esparcidos por el suelo llaman mi atención, lo que hace que me agache a observarlos más de cerca. En el momento justo en el que voy a coger uno de ellos por una de sus esquinas, un ruido proveniente de la habitación que tengo enfrente hace que aleje toda mi atención de las hojas y la ponga allí, alerta.

Me incorporo al instante y, tras coger un trozo de cristal que había cerca de mis pies, me dirijo hacia dicho lugar. Empujo la puerta con un leve golpe, empuñando el cristal para estar preparado si es necesario, pero cuando esta se abre del todo, el negro gato de Kris aparece ante mí, maullando sin parar.

—Ven aquí, gato —le digo poniéndome de cuclillas para estar a una altura cercana a la suya.

No, no me acuerdo del nombre.

Estiro los brazos y agarro su pequeño cuerpo para después apoyarlo contra mi pecho. En cuanto hago esto, fijo la mirada en el suelo, el cual tiene pequeñas gotas de sangre. Cosa que me asusta aún más; no me puedo creer que la hayan encontrado.

Me pongo en pie, con la pequeña bola de pelo entre mis brazos y, a continuación, salgo corriendo de su casa para ir en su busca.

Continue Reading

You'll Also Like

294K 28.8K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...
IGNATI [#3] By Gabe Merin

Mystery / Thriller

105K 13.1K 20
Dos años después de la captura de Mason, Damien tiene una nueva vida en Nueva York, Zoe cursa su último año de universidad y Auro es finalmente decla...
8.8M 536K 47
Dos semanas en tu casa sin ir a la escuela y sin obligaciones es el sueño de cualquier adolescente. Ahora imaginaros que debéis pasar esas dos semana...