Hablan de suspiros y revoluciones rotas.
Y uno aquí,
muriendo en su propia copa.
¿Qué puedes decirme de la inmortalidad del cangrejo y la felicidad del venado?
Si apenas vas caminando.
Pulcra juventud,
corriendo detrás de la suerte.
Que envidia más efímera la mía,
engordando en las sábanas de la madre mía.
¿Qué puedes decirme de la belleza de las carnes rojas?
Si ya estoy podrida entre paredes de tiza corroída.
Dejemos a un lado el pesimismo de mis uñas.
Ellas van a seguir rotas y las tuyas esculpidas.
Pensemos un poco, solo un gramo de vida, en tus esperanzas rotas.
¡Vaya! No te enojes,
solo busco reírme de tus lágrimas coloradas.
No es personal en tu contra,
es personal contra la mía.
Bien.
Vete.
Déjame con mi botella vacía,
lo llenaré con mi propia copa.
¡Es que todo es culpa de los soñadores!
Colocando sueños en mis pestañas caídas.
Rellenando mi boca partida con palabras abrasivas.
Llenando mi cerebro de ideas masivas.
"¡Qué el caballo negro haga su última carrera de vida!"
Que al menos tengo una copa vacía.