Cinco años después...
10 de Julio de 2050...
El lugar era grande, cálido, cómodo y agradable. Todo iba decorado con luces pequeñas, mesas con personas en ellas estaban esparcidas por todas partes y la música baja y relajante le daban al ambiente algo mas que calma.
Hoy hace cinco años fui, soy y seré, el hombre más feliz del mundo, a causa de muchas cosas, entre ellas, la mujer con quien estoy ahora y mis tres bellos hijos.
Entrelazo mis dedos con los de ella y como ya era costumbre, una corriente eléctrica recorrió mi mano. La guío entre las personas mientras sonreímos hasta una mesa cerca de un gran ventanal que daba a un lago oscuro.
-Esto es precioso Daniel...-murmura Elle sonriendo enternecida.
-Todo por ti amor-murmuro sonriendo.
-Buenas noches-ambos giramos a ver una joven camarera sonriente-Mi nombre es Lily y seré su camarera en su linda velada de hoy-agrega con educación.
Nos entrega las cartas y asegura volver en cinco minutos antes de alejarse.
Bajo la carta y observo a mi hermosa mujer. Su ceño estaba fruncido, sus labios rectos y sus ojos fijos en la carta aunque presentía que no la miraba.
-Michelle...-me mira alarmante-¿Sucede algo cariño?-pregunto inseguro.
Suelta un suspiro y baja la carta.
-Los niños...-susurra afligida.
-Elle, ellos están bien-aseguro.
-¡Lo se!-exclama bajo, ansiosa-Es que ellos son...
-¿Unos diablillos?-término divertido, ella me fulmina.
-Ellos son un caos Daniel...
-Pero estarán bien amor, no estamos tan lejos de New York-tomo su mano para apretarla y darle seguridad.
-Esta bien-asiente medio conforme.
Volvemos al menú y al minuto llega la misma muchacha. Michelle pide carne a la brasa y yo una lasaña, junto con una botella de champaña.
-Salud por...-comienza a hablar-Estos cinco años de pura felicidad...
-Por todo y todos-término sonriendo y chocamos las copas con suavidad.
***
Descuelgo la llamada de Oliver y miro el preocupado rostro de Michelle.
-¡¿Ves?! ¡Te lo dije!-me reclama molesta.
Desde que vi por primera vez a mis hijos, intuía que nos traerían problemas en el futuro. Y hasta ahora es así, no problemas grandes pero si los suficientes como para darnos dolores de cabeza.
Con Michelle subimos al auto con un chofer temporal mientras íbamos discutiendo del comportamiento de los niños. Después de mas de dos horas de viaje, llegamos a la profundidad del bosque de París.
-Muchas gracias señor-agradezco con amabilidad al hombre.
Michelle baja entre murmullos y yo bajo con ella. No decimos nada, ella va al frente molesta y yo atrás indignado.
Después de una velada tan linda, riendo y hablando, tuvimos que acabarla de la peor forma. Peleados.
-Cuando llegue... ¡Uff!... Los voy a a nalguear tan...-murmura entre dientes.
-Ellos aun son pequeños Elle, no se saben controlar-la interrumpo molesto.
Exclama algo en latín y acelera el paso, la sigo y llegamos a una parte del bosque donde los arboles hacían un gran circulo dejándonos ver un helicóptero, que nos llevaría de regreso a nuestra manada. Subimos, nos aseguramos los cinturones y el hombre que pilotaba fue elevándose en silencio, creo que sintió la tensión entre nosotros.
***
Sé que solo son unos niños que no saben mucho, sé que son diferentes y que hay que disciplinarlos, pero eso no opaca el hecho de que estoy molesta por no poder dejarlos con nadie, si no son con Daniel o conmigo porque después ya hacen desastre.
Ahora tenemos que resolver el problema que han causado mis hijos por su rebeldía.
El helicóptero va descendiendo hasta quedar en tierra. Así que apresurada me desabrocho los cinturones pero antes de poder tocar la puerta, una mano me detiene y miro a Daniel ceñuda.
-Solo son niños Elle-dice serio.
Asiento de forma calmada y salimos del helicóptero. Corremos por el bosque hasta llegar a la manada, entramos y llegamos a la mansión. Todo estaba silencio, era raro.
Entramos.
-¡Papii!-gritó una voz infantil y una melena rubia oscura apareció por el pasillo enredándose en las piernas de Daniel.
Seguí el trayecto a la sala y con expresión enojada mire a todos los presentes.
-¿Que pasó aquí?-pregunto exigente, mirando a dos rubios infantiles de ojos cafés.
-¡Fue su culpa!-se señalaron entre ellos con molestia-¡No es cierto! ¡Es tu culpa! ¡No, tuya!-empezaron a chillar enojados.
-¡Silencio!-proclamo y todos callan; Oliver y Taylor separan a Alan y Adam.
Miro a la pareja de adultos a una lado de todo, con un niño pelinegro entre ellos.
-Buenas noches Alfas Cage-hablo de forma seria y apenada-Lamento...
-No se preocupe por pedir disculpas Michelle-sonríe cálidamente la mujer de cabellos castaños-Son peleas de niños-agrega divertida.
Un sollozo ahogado llama mi atención. Volteo y veo como Lana abraza fuertemente a Daniel por el cuello, se acerca a mi.
-Hay que hablar en privado-susurra en mi oído, asiento.
-Pasemos a mi despacho, por favor-pido cortés, asienten empezando a caminar guiados por Daniel-Pueden retirarse-les digo a mis familiares antes de mirar a los pequeños-Con su padre. Ahora-ordeno seria.
Ambos pequeños bajan la cabeza y en fila caminan pasando por mi lado.
-Michelle-miro a mi abuelo Jared-No seas tan dura con ellos, recuerda sus cargos futuros...-dice serio.
-No soy dura con ellos-reclamo indignada.
Oliver, Taylor, mi padre, mi abuelo Jared y Ed me miran callados.
-¿Soy dura?-murmuro afligida.
-Exiges mucho-responde Taylor.
-Tienen derechos Michelle, recuerda que tienen cinco años-agrega Ed.
Muerdo mi labio inferior mientras miro a la nada. Desde que Lana, Adam y Alan cumplieron un año de edad, he hecho que crezcan demasiado, cosa que no quiero. He hecho que aprendan lo que aun no deben de la manada, solo para aprendan a sobrellevar sus cargos en el futuro. Creo que no los dejó ser niños como Daniel lo hace, por eso lo quieren mas a él.
-Hija-miro a mi padre con aflicción, camina hacía mi mirándome con cariño-Dejalos ser, ellos son tus hijos, mis nietos... Serán grandes líderes-asegura sonriendo.
Asiento suave.
-Tengo... Tengo que ir...
-Ve
Sonrío un poco antes de voltear e irme.
***
-¿Que fue lo que paso?-les pregunto a los adulto.
De reojo veo como Alan y Adam se posicionan a los lados de la silla donde esta Lana, de manera protectora.
-Hace como menos de cinco horas que llegamos y nos instalamos-comienza el hombre de cabellos negro con tranquilidad-La Beta Taylor se nos ofreció a hacernos un leve recorrido por la casa, aceptamos y cuando entramos a la cocina encontramos a sus hijos...-los mira levemente.
Les doy una leve mirada y veo sus expresiones serias pero Lana aún seguía llorosa.
-¿Y?
-Digamos que mi hijo y su hija se llevaron de maravilla-sonríe de manera cómplice y divertida.
-Lana aun no puede saber quien sera su pareja...
-¡Ella es mía!-exclamó el pequeño frustrado.
-¡No es tuya!-exclamaron los gemelos enojados.
-Silencio-demando serio-Y por lo que noto, mis hijos tomaron esa... conexión para nada bien-agrego y el hombre asiente.
-Se pusieron celosos y él-señaló a Adam-Enloqueció y atacó a mi hijo con una bola de fuego que gracias a la Diosa lo pude alejar a tiempo antes de que le impactará y lo matará-dijo con mas brusquedad y enojo.
-¿Como?
Michelle entró al despacho con expresión incrédula.
-Son niños-habla la mujer castaña interrumpiendo-Su instinto animal o humano es defender lo suyo sea por cualquier motivo-defiende suave.
-Él es brujo y no sabe controlar sus poderes... Ninguno en realidad-dice Elle preocupada.
-Normal, son niños-sonríe cálida y mira a los pequeños.
Todos hacemos lo mismo.
-Lana, hija...
La pequeña rubia se baja de un salto de la silla y corre a los brazos de su madre para seguir llorando.
-Alan, Adam...-ambos me miran serios-Tienen algo que decir-digo. Niegan.
Agrando los ojos mirándolos amenazante.
-Ahora-ordeno mas severo.
Bajan la cabeza.
-Lo sentimos...-murmuran, nadie habla y suben la mirada-Con los dos-finalizan apenados.
-¡No!-se cruza de brazos el niño en berrinche.
-¡Charlie!-reprendió su madre molesta.
-Bien
Estiró su pequeño mano a los gemelos y estos la tomaron sin rechistar.
Lana baja de los brazos de Elle para acercarse a abrazar a sus hermanos con fuerza.
-¡Ay, que tiernos!-chilló la mujer emocionada.
***
Todo solucionado.
Ahora estaba cansada. Hoy fue un día muy agitado pero emocionante.
-Mami...-acaricio el cabello rubio oscuro de mi hija-Quiero ser como tu-mi corazón saltó-Bonita y fuerte-agrega inocente.
-Pero ya lo eres cariño-susurro cariñosa.
-No soy bonita...-balbucea triste.
-Por supuesto que si, te lo digo yo, tu papi, tus abuelos, todos te lo decimos porque es verdad amor-aseguro.
Su ojos cafés me miran con admiración.
-Te amo mami-sonríe y sin esperarlo sus brazitos se enrollan en mi cuello y sus finos labios se pegan en mi mejilla.
-Yo más corazón-susurro acariciando su espalda.
En menos de veinte minutos estoy saliendo del cuarto de Lana y dirigiéndome al mio. Daniel ya estaba ahí.
-Que día tan intenso-dice tirándose en la cama.
-Y que lo digas-concuerdo yendo con él y sentándome encima de él sonriendo-¿Y... si lo hacemos mas interesante?-me inclino más, sonríe picaron.
Mis labios se pegan a los suyos y a los segundos estoy recostada en la cama con Daniel encima.
***
Aspire aire y abrí los ojos confusa. Empuje a Daniel destapandonos, él me miró extrañado.
-¿Que pasa?-inquiere.
-Huele...-olisquea mas-A humo...-susurro.
-¿Que?-olisquea el aire confuso.
Nos miramos alarmantes.
Rápido nos levantamos y vestimos a medias con unas simples batas y salimos del cuarto directo a la cocina.
Los trillizos chillaban asustados mientras el horno ardía en llamas y parte de la cocina.
-¡¿Pero que diablos hicieron?!-reclamo asustándolos.
-¡Lo sentimos mucho mami!-exclaman asustados.
-Por dios ¡Salgamos, ahora!-ordena Daniel y toma en brazos a Lana y Adam, yo tomo a Alan y salimos de la cabaña.
***
-¡Que aniversario de infiernos!-exclamo susurrante, molesta.
Estiro mi cuello sonándolo, tratando de aliviar el dolor de cabeza.
-No fue tan malo-Daniel besa mi hombro.
Ambos estábamos en un cuarto de la mansión, los niños, después de haber incendiado la cocina por querer darnos un regalo a nosotros, duermen en un cuarto al lado del nuestro.
-Estamos juntos que es lo que cuenta-susurra en mi oído, abrazándome mas fuerte.
-Y eso lo agradezco...-doy vuelta en sus brazos para mirar su ojos cafés expresivos-Agradezco que estés conmigo porque me amas como yo te amo a ti-susurro cerca de sus labios.
-Eres mi amor, mi todo y te amo Elle...-susurra sincero.
Sonrío leve y uno mis labios a los suyos en un beso suave.
Y así fue como todos fuimos felices... Por siempre.
Fin, definitivo.
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