Tn se removió bajo las sabanas mientras despertaba, restregó sus ojos y miró el reloj sobre su mesa de noche. Eran las 13:30 pm.
– Hm –gimió.– Es tarde.
Suspiró y se incorporó. Quedó unos segundos mirando hacia la nada y finalmente se levantó. Se cambió de ropa y cepilló su cabello.
Alguien entró a aquella habitación y se recargó en el marco de la puerta mientras se cruzaba de brazos.
– Veo que despertaste.
– ¿Ah? –se giró.– Crawler...Hola.
– ¿Cómo estás?
– Bien...creo.
– ... –suspiró.– Te traje algo.
Tn ladeó la cabeza. Crawler sacó un pequeño frasco de plástico de su bolsillo y lo enseñó. Ella se sorprendió.
– ¿Antidepresivos?
– Sí. Los necesitas.
– No quiero extraños medicamentos para humanos.
– No me importa, vas a tomarlos.
– Pero-
– ¿Cuántas veces vas a hacerme la contra?
– ... –volteó la mirada.– De acuerdo, tomaré las malditas píldoras.
– Gracias.
Crawler sacó una de las píldoras del frasco y se la entregó. Tn tomó la píldora, la metió en su boca y la tragó, bebió agua de una botella que estaba allí y miró al contrario con seriedad.
– ¿Ves? No es tan malo.
– Dámelas –extendió la mano a él.
– No, ni loco.
– ¿Qué?
– Conociéndote, podrías tomarte todo el frasco para matarte.
– Dije que no volvería a intentarlo.
– No importa, no me arriesgaré –guardó el frasco en su bolsillo.– Las tendré yo, y te daré una por día.
– ... –suspiró.– De acuerdo.
– No te preocupes, te harán bien –sonrió.
– ¿Cómo las conseguiste?
– Agradécele a Nishio –guiñó un ojo y rió.– Ven, vamos a beber una taza de café.
– De acuerdo.
Ambos salieron de la habitación. Él preparó café y ambos se sentaron en la terraza.
– ¿Dónde está Ken?
– No lo he visto hace horas. Hinami dijo que lo buscaría para hablar con él.
– Entiendo...Aún está mal, ¿Cierto?
– ...Está triste, es obvio...y molesto con Furuta, por lo que pasó.
– ¿Has hablado con él?
– Sí, estaba cansado porque no pudo dormir, dijo que tenía miedo de que te levantaras e intentaras hacerlo de nuevo.
– Ya veo.
– Está preocupado por ti, teme que cometas una locura de nuevo –bebió su café.– Teme perderte...
– ¿Está molesto?
– Pero no contigo, sino con Furuta. No puede enojarse contigo.
– ...Eso espero –bebió.– Aunque sería comprensible que se moleste o quiera dejarme.
– No digas tonterías –se miraron.– Solo quédate en el Distrito 24, no hagas tonterías, toma los antidepresivos y se lo más normal posible, ¿Entendido?
– ...Entendido.
– Excelente –sonrió. Ella rió levemente.
Tras el café y una charla, él regresó a sus actividades y ella a su habitación.
Mientras leía un libro sentada en la cama, alguien entró.
– Tn...
Ella giró la cabeza, mirándolo.
– Ken.
– ¿Cómo te sientes? –preguntó, sentándose a su lado.
– Bien –sonrió.– ¿Y tú?
– Bien, solo...algo cansado –bostezó.
– ¿Por qué no duermes un poco?
– Debo arreglar unas cosas para la misión de Abril.
– Entiendo –recargó su cabeza en su hombro.– Yo...realmente lo siento.
– ... –la abrazó.– No te preocupes. Te dije que tendremos hijos, y serás una madre maravillosa...solo debemos ganarle a Furuta y conseguir la paz para vivir en la superficie con tranquilidad...y podremos ser una familia normal...
– Una familia normal, ah –lo miró.– Me gusta –sonrió.
– Te amo, mucho.
– También te amo.
Ambos se abrazaron y se besaron, con ternura.
[Semanas después]
Tn había estado de mejor humor últimamente, los antidepresivos realmente funcionaban. Aquel día despertó normalmente, sin Kaneki a su lado puesto que él solía levantarse antes a veces; tras cambiarse de ropa y alistarse, Crawler llegó a la habitación como todas las mañanas, con una taza de café y una botella de agua.
– Buenos días, dormilona.
– Hm. Buenos días –lo miró.
Crawler sonrió y dejó la taza y la botella sobre la mesa de noche, sacó el frasco para sacar una de las píldoras y entregársela; Tn la tomó y la metió a su boca, tragándola con algo de agua de la botella.
– ¿Dónde está Ken? –preguntó, tomando la taza para beber.
– En el despacho con Tsukiyama, Nishio y Yomo, están arreglando los últimos detalles del plan. Quieren tener todo preparado para poder conseguir comida al menos para medio año.
– Entiendo –bebió.– ¿Cuándo será la misión?
– El 22. Irá Ken con la escuadra de provisiones.
– Ya veo. ¿Sabes algo de la superficie?
– Haxa y Demian han estado preguntado mucho por ti, están preocupados. Les dije que estabas bien, aunque algo dolida.
– Ya veo. Me gustaría verlos, pero...no puedo salir de aquí, ¿Cierto?
– Exacto. Además, Kaneki los vio y...bueno, expresó su enojo al ayudarte con tus locuras y pidió que no te ayudasen a salir de aquí, al menos hasta que la superficie sea segura para los ghouls.
– Entiendo. Si te doy una carta, ¿Se la entregarías?
– ¿Una carta? –preguntó con desconfianza.
– Para contarles todo y decirles cómo estoy, no pienses nada raro. Incluso te dejaré leerla si quieres.
– ...De acuerdo. Pero si Kaneki se entera se lo diré.
– No hay problema.
– Bien.
– Gracias. Te la daré más tarde.
– Está bien –pellizcó su mejilla.– Debo hacer unas cosas, luego paso por ella.
Crawler se fue de la habitación. Tn bebió otro trago de café y se sentó a escribir la dichosa carta; en la misma ella contaba a sus dos amigos lo ocurrido antes y después de aquella noche, sobre su bebé y Kaneki, y les informó su estado actual, como le dijo a Crawler, no escribió nada "sospechoso".
Por la tarde, el pelinegro pasó a su habitación para que ella le entregase la carta.
– Gracias, Crawler.
– No es nada –sonrió.– Nos vemos después –se despidió para luego irse.
Más tarde, Kaneki fue a la habitación para buscar a su esposa, pero no la encontró allí, algo que lo preocupó y desesperó un poco; sin embargo, antes de poder hacer algo para buscarla, la misma entró al cuarto con una toalla sobre su cabello.
– Ken... ¿Sucede algo?
– Tn... –murmuró, para luego abalanzarse sobre ella y abrazarla.– Aquí estás.
– ¿Qué sucede?
– N-Nada... –la miró.– Lo siento –sonrió.
– ¿Estás bien?
– Es que...No te vi aquí, y Crawler tampoco está por aquí, y yo...temí lo peor.
– Entiendo –sonrió.– Tranquilo, te dije que no saldría del Distrito 24 y eso haré; no mas mentiras. Estaba dándome una ducha.
– Ya veo –sonrió.– Lo siento.
– No importa –rió.– Estás muy paranoico. Debes descansar un poco, ¿No crees?
– Ah...Sí...Sí, eso creo.
Tn sonrió, dejando la toalla a un lado, para luego tomar las manos de Kaneki y guiarlo a la cama, donde ambos se sentaron.
– Tranquilo, estoy aquí y no me iré a ningún lado sin que lo sepas, ¿Bien? –acarició su mejilla.
– ...Bien –sonrió, posando su mano sobre la de ella.
Tn abrazó a Kenki, posando su cabeza sobre su pecho para acariciar su cabeza; él sonrió, disfrutando las caricias de su novia.
– ¿Cómo van con el plan?
– Bien. Solo espero que todo salga bien.
– Ojalá.
– ¿Cómo está tu cuerpo? Es decir...tu vientre...ah...
Tn soltó una leve risa.
– Estoy bien. Al principio sentía un vacío en mi vientre, pero...ahora estoy bien.
– Eso es bueno –sonrió.
– Sí...Nishio dijo que mi cuerpo ya está listo para otro embarazo.
– Entiendo. Pero, ¿Tú te sientes lista?
– Sí, eso creo.
– Ya veo –la abrazó.
Se mantuvieron unos minutos en silencio, abrazándose. Se miraron, y él la besó. Se recostaron en la cama, con Kaneki sobre ella, besándola, y Tn debajo abrazándolo por el cuello. Los besos del albino bajaron al cuello de la pelinegra, mientras ella jadeaba; de repente, él se detuvo y la miró.
– Tn, esto... ¿Estás segura? –cuestionó dudoso y preocupado.
– Tranquilo, estoy bien –sonrió.
Kaneki asintió sonrojado, pensando en que aquellos antidepresivos realmente eran bastante efectivos. Volvió la cabeza hacia el cuello de ella, continuando su camino de besos. Tn, con las mejillas sonrojadas, pasó sus manos por el cabello blanco de su esposo y volvieron a besarse.
Poco a poco la ropa fue cayendo al suelo, provocando un vaivén sexual acompañado de dulces besos.