Nuestra Segunda Oportunidad...

By Lynsori

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Si tu hermano te afirmara que se acostó con tu prometida. ¿Le creerías? El mundo de Ehan Hilton se vino abajo... More

Reseña
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
REDES Y PLATAFORMAS
Capítulo 42
La Carta De Sebas.
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Epílogo
Mellizos
Marco
NOTA IMPORTANTE (Nick y Olivia)

Capítulo 43

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By Lynsori

—Me comportare el día que aceptes cambiar el título de Novia a Esposa— susurro en su oído por última vez antes de alejarse y dejarla ahí con los ojos abiertos y las mejillas encendidas.

Ehan se reunió en la mesa con los demás mientras Hanna seguía en la esquina tratando de asimilar lo que acababa de pasar ahí.

"Me comportare el día que aceptes cambiar el título de Novia a Esposa"

Esposa de Ehan.

¡Dios! Eso era...

Si lo quería, pero era... muy pronto. Hace un par de semanas que enterró a su esposo y ahora... esa propuesta de Ehan era muy repentina.

Mentiría si dijera que no desea aceptar porque no hay nada en el mundo que ella deseara más, pero...

Debían esperar.

Primero debían dar a conocer su relación,... ¡Dios! Ella deseaba ser su esposa más que nada en ese triste mundo.

Sacudió su cabeza, deberían hablar de eso más tarde, pero la estúpida sonrisa no se alejaría de su cara en todo el día. Se acercó a la mesa y se sentó al lado de Ehan.

Pero este rápidamente vio la mirada de los demás en ella así que tuvo una idea...

—Señorita Kelly, necesito que tome notas. Para evitar que pierda algún detalle puede sentarse frente a mí — le dijo Ehan serio y con autoridad.

La mesa era rectangular y él estaba en el asiento principal. Si Hanna se colocaba frente a él, al otro lado, ninguno de los accionistas debía voltear a verla. Así que él sería el único que se degustaría con la belleza de su mujer.

Hanna obedeció igual que todos, pero el ruido de la puerta cerrándose de forma brusca los asusto. Las chicas del café estaban confundidas viendo la forma brusca en la que Sarah había salido de la sala.

Todos continuaron como si nada, pero en esa habitación, no había nadie que se pudiera imaginar lo que sentía la mujer que acababa de salir y ahora se encontraba en los baños.

Estaba enojada.

No, estaba furiosa... No podía creer que Ehan fuera tan frio. Ella había invertido mucho tiempo en esa estúpida reunión para que él no hubiera tenido ni el mínimo detalle de saludarla.

En muchas ocasiones, el, le había pedido a otro de sus asistentes que lo acompañaran durante las juntas, y esa vez ella estaba segura de que le pediría a ella que se quedara no a Hanna, ella esperaba ser la que tomara las notas... ¡No Hanna!

Ella debía estar sentada ahí, frente a él. Mandándole alguna mirada o una sonrisa para llamar su atención. Ella debía de haber tomado las notas así cuando todos se fueran y su jefe la llamara para ver lo registrado en su oficina; ella se sentaría en la mesa frente a él, lo tentaría hasta que la besara y tal vez hubiera conseguido que le quitara la ropa y harían el amor en su escritorio... ¡Pero No!

La había ignorado.

Se había comportado como si ella no existiera.

Un par de lágrimas se escaparon de sus ojos. Estaba cansada. Ehan Hilton era un ser frio, pero no se rendiría.

Ese hombre seria suyo.

Ella regreso a la sala y todo seguía igual, pero esta vez, Ehan le dirigió una mirada cuando entro. Ojalá hubiera sido una mirada curiosa o enojada pero la indiferencia en ella era horrible.

Hanna se encontraba tomando nota así que no se percató de la entrada de su amiga, estaba tan ensimismada en su trabajo que tampoco notaba las miradas de Ehan hacia ella.

Aprovechaba cualquier momento para hacerlo. El creía ser discreto, pero varios habían notado su insistente mirada en su asistente.

Incluso Sarah.

En un principio, creía que estaba viendo mal, pero sus ojos no la engañaban. Ehan Hilton no dejaba de mirar a su amiga y eso la molesto más.

No sabía si era interés o simplemente se aseguraba que Hanna hiciera su trabajo, pero esas miradas no le gustaban, ella quería que solo la viera a ella.

¿Era tanto pedir?

Los entremeses fueron servidos y Sarah no evito los celos al ser mesera mientras Hanna era una de las comensales.

Pero Ehan tenía ideas diferentes, ya que no podía sentirse más feliz de tener frente a él a su chica.

Al final de la junta, el trato no se logró cerrar, pero quedaron pendientes un par de propuestas para un segundo encuentro.

Los inversionistas felicitaron a Ehan y Hanna por la buena recepción y alagaron la logística de la empresa.

Nuevamente Sarah espero un par de palabra o una felicitación, pero estas nunca llegaron.

Ehan las felicito a todas por general, pero nunca se dirigió directamente a ella. Salió de la sala con el orgullo pisoteado una vez más. Cada vez estaba más desesperada por reconciliarse con su jefe, pero no encontraba la forma de lograrlo.

Ehan espero a que las chicas del café salieran ya que Hanna seguía digitando un par de apuntes.

Una vez la puerta fue cerrada, el coloco el cerrojo y camino hacia su chica para cerrar la computadora.

— ¡Espera! Me falta poco...

—Después terminas— dijo poniéndola en pie— ahora quiero mi beso.

No le dio oportunidad de pensarlo antes de callar su protesta con sus labios.

Él no podía explicar que tanto le encantaba hacer eso. Sentir el gemido de protesta cada vez que lo hacía le encantaba.

Pero no se comparaba con sentirla abrazarlo para besarlo más profundamente.

Ella abrió la boca y dejo que la lengua de Ehan entrara para probarla completamente.

En un movimiento rápido, el, la tomo de la cintura y la sentó sobre la mesa. Haciendo que su falda subiera dejando al descubierto sus muslos.

—Si prometes hacer esto después de cada junta, te juró... — le dio un beso rápido— que no me vuelvo a quejar, cariño.

Hanna rio al escucharlo y lo halo de la corbata para besarlo nuevamente.

Esta vez ella tomo la iniciativa y enrollo sus piernas alrededor de Ehan para acercarlo más a ella. Pero Ehan se separó unos minutos después con la respiración acelerada.

—No sabes cuánto ¡amo! Cuando haces eso, pero... debemos parar. Estoy a dos minutos de arrancarte la ropa y después no podremos explicar que paso aquí.

Hanna le dio una sonrisa pícara y le dio un último beso antes de susurrarle sobre sus labios.

—Eso de arrancarme la ropa... ¿Debería de Tentarme o Preocuparme?

— ¡Ohhh! Créeme cariño— bajo la voz— ambas.

La tomo de la cintura y la bajo de la mesa antes de arreglarse la ropa, salió primero de la sala de juntas para evitar levantar sospechas por si los veían salir juntos.

Por la noche, los gemelos y Hanna se quedaron en el departamento de Ehan, ya tenían ropa ahí, así que no habría problema.

Hanna no había abordado el tema del matrimonio y se alegraba que Ehan tampoco. Quería que se tomaran el tiempo para disfrutar de ese nuevo comienzo.

Los días pasaban y el baile de Halloween estaba cada vez más cerca. Ella estaba nerviosa ya que ese día anunciaría la verdad sobre Ehan y ella.

Scarlett estaba alegre por ellos. Stephen simplemente era indiferente a la situación, en un par de ocasiones, habían llegado a su casa para ver a los gemelos y estos no pudieron haber estado más felices por ver a sus abuelos.

Ehan siempre estuvo con ella en todas las visitas, nunca la dejo sola.

—No sabes cuánto te agradezco todo lo que has hecho por nosotros querida— le dijo una tarde Scarlett.

Ella y Stephen habían ido a visitar a los gemelos que en ese momento se encontraban en el jardín jugando con su padre y su abuelo.

—Tú no lo puedes notar, pero yo lo sé. Cada vez que mi Stephen ve a Ehan con sus hijos... sus ojos muestran felicidad. Sé que es terco y orgulloso, pero está muy feliz por Ehan y por la oportunidad de conocer a sus nietos.

Hanna giro a observarlos, trataba de ver a Stephen como a un ser humano, pero no veía más que a un ser frio y despiadado.

En los únicos momentos que demostraba signos de calidez era con los gemelos, pero Hanna no creía que él pudiera cambiar a pesar de la oportunidad que ella le había dado.

—No tienes que agradecerme Scarlett, me gusta ver a mis hijos felices y ellos adoran a sus abuelos.

—No es solo eso Hanna. Se lo difícil que ha de ser para ti verlos junto a mi esposo después de todo lo que el té hizo.

Ella se quedó en silencio. No sabía que responder.

—Pero no toquemos ese tema. Hoy es un día feliz y no debes amargarte por los delirios de una vieja loca.

Ella rio con la broma.

—Mejor cuéntame. ¿Cómo están las cosas entre Ehan y tú? Cada vez los veo más unidos.

Hanna bajo la mirada a sus manos, estaba un poco sonrojada porque Scarlett no podía hacerse una idea de que tan unidos estaban últimamente.

—Ehan es increíble Scarlett. Nos ha ayudado mucho con la perdida de Sebas y hacer que los chicos no sientan mucho su falta.

— ¿Y tú? ¿Cómo te sientes? Ya paso más de un mes de lo ocurrido.

—Sí, es raro— suspiro— A veces imagino que sigue aquí y que de un momento a otro me llamara o vendrá a casa... — guardo silencio un momento al sentir el nudo en su garganta— por eso me apresure a guardar todas sus cosas para darlas en donación. Es más fácil llevar su perdida sin ver constantemente las cosas que ocupaba día a día.

Scarlett estiro su mano y tomo la de Hanna dándole consuelo.

—Si algún día necesitas hablar con alguien, quiero que sepas que puedes confiar en mí. Sé que en el pasado no fui muy receptiva, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo querida.

—Gracias Scarlett. Pero lo que siento... no es solo dolor, es... confusión. No entiendo por qué no me dijo lo de su enfermedad. ¿Porque me lo oculto? Y esas sean posiblemente las respuestas que nunca conseguiré— lamento.

—Tranquila querida. Algún día enteras sus motivos. No puedes obligarte a buscar la respuesta a todo.

—Lo sé. Es solo que... me hace sentir mal saber que paso por todo eso solo. Podía apoyarse en mí pero no quiso— negó con la cabeza— pero no puedo martirizarme por eso.

—No, no puedes. Él no lo hubiera querido— le dio una pequeña sonrisa— Por cierto; Ehan me comento sobre el baile que pronto se hará en la dichosa empresa que compro a espaldas de todos— dijo rodando los ojos con una sonrisa.

—Bueno, hemos decidido hacer pública nuestra relación. Sé que las cosas cambiarán, pero este va a ser el primer paso para que Ehan reconozca a los gemelos. Sus abogados ya están trabajando en eso.

—Mi hijo está un poco desesperado con ese tema. Yo creo que sueña con que el apellido de los gemelos sea Hilton.

Hanna le dio una sonrisa y giro a ver a Ehan jugar con los pequeños. Su corazón se saltaba un latido cada vez que veía a los tres juntos. El parecido se podría decir que era exagerado, ni una fotocopiadora lo hubiera logrado.

—Él es un buen padre— dijo Hanna— sé que todo esto es nuevo para él, pero lo hace bien. Juega con ellos, los escucha y hasta los corrige cuando se portan mal.

—Él siempre ha tenido esa vena paternal. Con Marco siempre fue muy protector. Se encargaba de sacarlo de problemas y nunca dejaba que nada le pasara; Ehan siempre ha sido un excelente hermano.

Dijo Scarlett con una sonrisa. Pero esta se borró rápidamente por un ceño fruncido.

—Por eso no entiendo como Marco fue capaz de hacer lo que hizo. Ehan siempre fue como su héroe y lo apuñalo por la espalda de esa forma tan cruel— negó con la cabeza— ¿Sabes? A veces creo que fue mi culpa. Tal vez no le di el amor que necesitaba o...

—No Scarlett. Nada de lo que paso es tu culpa. ¡Además! Es algo que no se puede cambiar, no pierdas tu tiempo pensando en eso.

—Tienes razón querida. Mejor... debemos ver el futuro con esperanza.

—Me gusta lo que escucho — dijo Ehan interrumpiendo a su madre y tomando asiento al lado de Hanna— me siento muerto. Deje a papá con los pequeños— señalo con al pulgar sobre su hombro mientras pasaba su brazo sobre los hombros de Hanna.

Scarlett sonrió al ver como Hanna se apoyaba en el pecho de su hijo y este la abrazaba. Había esperado mucho por verlos felices.

Ella guardaba la esperanza que, una vez sus heridas sanaran; todos podrían volver a ser una familia. Sin divisiones, sin rencores ni engaños.

Olvidar todo el dolor del pasado y poder disfrutar del futuro. Cada año, ella se hacía mayor y no quería perder la oportunidad de pasarlo con sus nietos.

Al finalizar la tarde. Stephen y Scarlett se despidieron y volvieron a la mansión. Ehan se quedó en casa con su familia. Últimamente los cuatro eran inseparables.

O pasaban el tiempo en el departamento de Ehan o ahí en casa de Hanna como en ese instante.

—Te juro que tiene la rodilla de hierro. Lo operaron hace dos años— le estaba contando Ehan a Hanna sobre su padre mientras los dos preparaban la cena.

— ¡Auch! Eso suena doloroso— lamento arrugando la nariz.

—Era lo mejor para él. Ahora puede caminar sin ninguna molestia. ¡Oye! Prueba esto— dijo mientras extendía una cuchara hacia la boca de Hanna.

—Le falta un poco de sal y ya está listo. Si no fueras tan bueno en la sala de juntas, podrías dedicarte a la cocina.

Ehan lanzo una carcajada— solo se cocinar pasta y esas sopas que son instantáneas. Te juro que, si Cony no me alimentara, posiblemente habría muerto por intoxicación.

—Imagina el titular— bromeo Hanna— "Empresario muere por tratar de cocinar"

— ¿Te estás burlando de mí? — pregunto Ehan con una sonrisa, pero con los ojos pequeños observando a Hanna.

— ¿Burlarme de ti? Jamás lo haría, jefe— volvió a burlarse.

— ¡Ahora sí...! — dijo Ehan antes de abalanzarse sobre Hanna. Esta hizo el amago de salir corriendo, pero Ehan la atrapo por la cintura y la abrazo a su cuerpo antes de hacerle cosquillas.

— ¡No!... ¡Ehan... —pero no termino de hablar porque sus risas llenaron la cocina. Ella se retorcía tratando de escapar de él pero su firme agarre no la dejaba ir lejos.

Mientras luchaban. Ehan la llevo hacia la pared y la apoyo en ella antes de soltarla y colocar los brazos a cada lado de su cuerpo.

Hanna respiraba de forma agitada debido a las risas. A Ehan le encantaba verla así, tan desinhibida... era como volver en el tiempo y ser esos jóvenes enamorados que soñaban con un futuro juntos.

—Odio las cosquillas— dijo Hanna posando sus manos en el pecho de Ehan.

— Yo amo verte sonrojada— defendió Ehan.

— ¿Y no hay otra forma de ponerme sonrojada sin necesitar de ellas?

—Si. Esta...— respondió antes de besarla.

Ehan la tomo de las caderas y presiono su cuerpo contra la pared. Sentir el cuerpo atrapado de Hanna le era exquisito.

Ella sentía como los dedos de Ehan se clavaban en su piel mientras su lengua acariciaba la de ella. Estaba totalmente entregada al beso, amaba la forma de besar de Ehan...

¡Qué demonios! AMABA a ese hombre.

Sentía como las manos de él la acariciaban, pero estaba tan absorta en su boca que no se dio cuento cuando Ehan tomo su pierna derecha y la enrollo en su cadera antes de presionarse sobre ella haciéndola soltar un suspiro.

Él se separó de su boca para enterrar la cabeza en el cuello de ella. Los dos estaban tratando de controlar sus respiraciones agitadas.

—Me gusta más esta forma— susurro Hanna con una sonrisa.

Ehan se separó de ella y regresaron su atención a la comida.

Después de la cena y con los gemelos en sus camas; ellos se relajaron en el sofá. Sacaron un poco de vino que Ehan había llevado, pero como Hanna no tenía copas, estaban bebiendo el vino en tazas para café.

—A Matt le hubiera puesto Ehan. Definitivamente — le decía el empresario.

Se encontraban hablando sobre que nombres hubiera preferido el para los pequeños.

— ¿Ehan? ¿Enserio? Entonces ¿Que nombre le hubieras puedo a Dony?

—Tal vez... Hank— dijo dudoso.

Hanna rio— ¿Hank? ¿Pensabas ponerle a nuestro hijo nombre de camionero?...

—No es nombre de camionero. Solo buscaba el equivalente de Hanna en masculino y ese sería...

—Hank— respondió ella con una sonrisa— ¿Pero... —Tomo un trago de vino de su taza— porque un equivalente de mi nombre?

—Él se parece más a ti.

— ¿Disculpa? — Exclamó indignada — ¿Acaso estas ciego? Son iguales a ti; lo cual es muy triste ya que fui ya la que los cargo por nueve meses y solo gane que uno de mis hijos tuviera mis ojos —se quejó.

—Si te sirve de consuelo— dijo Ehan tomando la taza de ella y colocando las dos sobre la mesa— son igual de tercos que tú.

— ¿Me acabas de llamar terca? — pregunto mientras Ehan la tomaba de las caderas y la colocaba sobre él a horcajadas.

La estancia estaba a oscuras, iluminada únicamente por una lámpara de lectura.

—Solo un poco, amor— dijo besando su mandíbula.

—Eres un imbécil— reclamo mientras le sujetaba sus hombros— primero me insultas y ahora tratas de controlarme con tus besos.

—Sé que te encanta, que te controle con mis besos— dijo Ehan abrazándola por la cintura y mirándola desde abajo.

—Eres un embaucador— enterró sus manos en el cabello de él y bajo la mirada a sus ojos.

El encogió los hombros.

Ella lo miro e hizo lo mismo.

El repitió el gesto haciéndola reír.

— ¡Estás loco! — susurro sobre sus labios.

—Loco por ti... —y con eso elimino el espacio entre ellos y la beso en sus labios mientras sus manos bajaban al trasero de ella.

Giro con cuidado y apoyo a Hanna en el sofá antes de cubrirla con su cuerpo; ese sofá era muy incómodo para dormir, pero podría servirles para otras cosas.

La ropa comenzó a salir despedida por la sala hasta dejarlos libres de divisiones físicas entre sus cuerpos.

Los dos estaban tensos por lo que estaban haciendo. Sus cuerpos reaccionaban al más mínimo ruido que podrían hacer sus hijos, pero estos estaban totalmente dormidos.

Ehan se levantó y coloco a Hanna sobre él, para que ella llevara el ritmo.

No saben exactamente cuánto tiempo estuvieron así, pero al final los dos quedaron rendidos.

Tomaron sus ropas y fueron a la habitación principal. Ehan se colocó su ropa interior y Hanna busco un camisón para descansar.

El observo la cama con reticencia ya que esa era la cama que su mujer y Sebas habían compartido, pero solo dormirían en ella, no pasaría nada de lo que ocurrió en el sofá hace unos minutos.

Ya había pasado más de un mes de la muerte de Sebas, pero todavía no creía correcto usurpar su cama. Por eso prefería que todos se quedaran en su departamento, pero en ese momento no había solución.

Se subió a la cama junto con Hanna y la abrazo para poder dormir.

— ¡Sabes! Los chicos estarán felices de verte por la mañana.

— ¿Solo los chicos? — le pregunto enarcando una ceja.

Ella solo bajo su rostro para besarlo— Buenas noches Ehan.

—Buenas noches Hanna.

Ehan la abrazo nuevamente y apoyo su cabeza sobre su pecho. Se sentía como un cobarde; existía un motivo por el cual había decidido quedarse esa noche.

Desde hace una semana, él había buscado una casa para sus hijos y Hanna. Él quería pedirle matrimonio a ella y crear juntos un hogar.

Esa noche; quería hablarle sobre la casa y plantearle la idea de mudarse juntos; pero verla riendo... sonrojada por el vino, hizo salir su lado primitivo y tomarla a deseo.

Debía de buscar la forma de darle la noticia. Sintió como las manos de su novia comenzaron a acariciarle la cabeza y parte de la espalda.

Hanna siempre había tenido esa costumbre de acariciarlo hasta quedarse dormidos. Sonrió con anhelo y se quedó dormido entre los brazos de la mujer que ama.

Por la mañana, los dos se levantaron con buen humor. Hanna tomo primero una ducha seguida por Ehan. El baño era compartido por todos así que tendría que apurarse para que los gemelos tuvieran tiempo.

Cuando Hanna se estaba secando el cabello, golpeo sin querer la lámpara de la mesa de dormir.

— ¡Oh Demonios! — se quejó mientras se inclinaba a recogerla, con cuidado de que la bata no se abriera, pero noto algo...

Un pedazo de papel abajo de su cama. ¿Qué era eso?

Se inclinó para alcanzarlo con la mano, pero el papel estaba atrapado bajo uno de los soportes de la cama. Con cuidado lo jalo y lo saco de ahí.

Bajo la luz, se dio cuenta que no era un papel... era un sobre.

Un sobre totalmente blanco, pero con una carta en el interior. En ese momento escucho la ducha y decidió ver qué era eso antes que Ehan saliera.

Abrió el sobre con cuidado y extrajo de él unos papeles. Eran unos documentos, pero entre ellos había una carta. No necesito ver quién era el remitente para que sus ojos se cristalizaran.

La reconocería en cualquier lado, era la letra de Sebas.

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