Esa noche fue la más fría de la estación y se lograba sentir el ambiente bastante denso, un sentimiento de incomodidad recorría el cuerpo de todos, bueno, solo el cuerpo de quienes estaban despiertos a esas horas, los cuales eran Natsuki y Ai. Luego de la “pequeña” disputa que se formó no lograron conciliar el sueño (a pesar de que el más alto había dicho que se iba a dormir)
Los demás, por el contrario, estaban plácidamente dormidos, el pelirrojo junto al ojiazul quedaron juntos en la misma cama, Camus y Reiji no aguantaron el sueño y durmieron en sus habitaciones respectivamente, el azabache cayó dormido hace unas horas atrás y Syo... No quería dormirse, estaba esperando a que el más alto llegara y le dijera que durmiesen juntos, o que le cuidaría hasta que se durmiera, pero no llegó. Esperó lo más que pudo, pero finalmente se rindió ante el cansancio.
Por otra parte, Natsuki había salido al jardín, no le importaba que corriera el viento frío de la noche, solo salió y allí se quedó sin decir palabra alguna, lo único que hacía era mirar el cielo y contemplar las estrellas buscando alguna que otra constelación para matar el tiempo.
-¿Natsuki...? ¿Qué haces aquí afuera...? Hace frío y es bastante tarde... -Escuchó de repente, era Syo que despertó al ver la hora y no encontrar al mayor junto a él-
-Oh... Syo-chan. Estas aquí -el rostro de Natsuki daba a notar que se sorprendió un poco por la inesperada llegada de Kurusu- Yo solo estaba mirando el cielo nocturno, entre todo lo que está pasando quise tomarme un momento para mí solo... Aunque... Ahora estas tú. -lo último que dijo sonó un poco frío, incluso si sus labios tuviesen plasmada esa leve sonrisa-
-Ah… Bueno... ¿Quieres... Que te espere en la habitación?
-No, quédate aquí conmigo... De hecho... -se acercó al más bajo abrazándole por la espalda- El cielo se ve más hermoso si estás a mi lado.
Al oír eso el pequeño chico rubio se sonrojó demasiado, nunca hubiese pensado que su mejor amigo le diría algo de ese estilo, algo tan…“Lindo”. Hasta llegó a creer que se lo había imaginado ya que estaba medio dormido; decidió preguntar y aclarar su duda, aunque tuvo un poco de dificultad para calmarse.
-¿E-Eso crees?
-Por supuesto, ¿crees que soy capaz de mentirte con algo de ese estilo? -acariciaba el cabello del menor mientras le apegaba más a él- Estar con quién más quiero bajo un cielo lleno de estrellas es algo precioso.
-… -casi como un susurro, tal vez para que su amigo no le escuchase; respondió en voz baja con una sonrisa, “Tienes razón... es precioso”-
-¿Huh?… , de cualquier manera me siento algo exhausto, también te puede dar un resfriado, mejor volvamos adentro y vayamos a dormir que ya está de madrugada y nosotros seguimos despiertos -dejó de abrazar al más pequeño y puso su brazo en el hombro del contrario- Venga, vamos que luego estaremos sin ganas de nada.
No esperó respuesta de Syo para darle un pequeño empujón para señalarle que caminase junto a él hasta la habitación que compartían. Y lo hicieron, pero sin dirigirse alguna palabra más. El mayor metió a la cama a Syo para luego dirigirse hacia la suya y acostarse entre las suaves sábanas
-Buenas noches...
-Buenas noches “Syo-chan”. -esa última palabra sonó de un modo distinto al habitual, la típica voz dulce y calmada que siempre solía tener fue remplazada por un tono frío y cortante. De cualquier manera, no fue de gran importancia para Syo quien cayó dormido al instante en el que tocó su cama.
Tal vez el cansancio fue tal que no les permitió escuchar la respiración de aquel chico cabello cían que observaba a Natsuki de forma peculiar tras la semi abierta puerta de la habitación.
(...)
Ya era de mañana, y Otoya fue el primero en despertar, y al darse cuenta de su posición respecto a la de Tokiya se sorprendió y a la vez se sonrojó un poco. No hizo mucho ruido y salió de la habitación para ver si los demás estaban despiertos, pero no, todos seguían dormidos… Malditos flojos.
-Supongo que me desperté muy temprano hehe... ¿Debería ir a dormir otra vez? -su estómago dió un fuerte sonido, tenía hambre- Mejor no... Iré a preparar el desayuno para todos~
Para su sorpresa se encontró con el azabache en la cocina, al parecer él también tenía hambre y se levantó sigilosamente a buscar algo que comer sin despertar a los otros, que egoísta pero entendible de su parte.
- ¡Cecil! ¡Buenos días!~ -exclamó sonriéndole amistosamente-
-Oh Otoya, buenos días -le respondió el contrario dejando de lado el pequeño jugo que estaba a punto de servirse-
-Tú también despertaste con hambre ¿no?. Si quieres puedes esperarme un poco y te preparo un pequeño desayuno
-Ah bueno gracias... Pero, Otoya...
-¿Si? ¿qué pasa?
-¿Has pensado en donde podría estar… Haruka...?
Esa pregunta le sorprendió, se había olvidado completamente del asunto que rodeaba a la compositora, con “tantos” conflictos no se percató de que la chica seguía desaparecida.
-Esto... Realmente no... ¡Pero apenas logremos salir de aquí empezaremos a buscarle! -respondió a la pregunta del otro para sonreírle levemente otra vez-
-Pero está en peligro... Deberíamos empezar ahora mismo a buscarla, si despertamos a los otros y les decimos estoy seguro de que nos apoyarán.
-Cecil, no es necesario empezar ahora mismo, dejemos que el ambiente se calme un poco y encontremos como sa-...
-¡Pero es Haruka! -elevó el tono de voz- ¿Acaso olvidaste que para nosotros ella es lo principal? ¿Olvidaste que Haruka nos unió a nosotros como Starish? ¡¿Por qué nadie se ha puesto a pensar en ella?!
-Y-Ya Cecil... Cálmate, luego le vamos a buscar, no es necesario alterarnos... No vamos a llegar a nada si seguimos así
-¿Que me calme? ¡Por dios Otoya! ¡¡Quién sabe dónde está Haruka ahora mismo y nosotros aquí sin pensar en absolutamente nada!!
-Pero ¿realmente quieres que busquemos a alguien si ni siquiera hemos logrado pensar en cómo salir de aquí? Si ni siquiera hemos salvado nuestras propias vidas ¿cómo vamos a salvar la de alguien más?
Al pelirrojo le estaba molestando como reaccionaba el otro, no entendía el porqué de un momento a otro quería encontrar a Nanami lo antes posible
-¿Pero qué haremos sin ella? Haruka nos necesita ahor-...
-“Haruka esto, Haruka esto otro, Haruka, Haruka, Haruka” ¡¿Puedes dejar de pensar en ella?! -y como era de esperarse, llegó el momento que no aguantó más las quejas del azabache- Tu dime Cecil ¡¿Has aportado en algo para buscarle?!
-No pero por eso digo que deberi-...
-¡Pero nada! ¡¿Vienes a criticar sabiendo que no has hecho nada por ella?!
-¡Pero soy el único que ha pensado en Haruka!
De un momento a otro empezaron a gritarse mutuamente incluyendo insultos y miradas de odio recíprocas, lo que iba a ser un desayuno pacífico fue arruinado por la pelea de estos dos.
Y para agregar, gracias a todo el escándalo que se había formado en la cocina los otros 3 restantes de Starish se habían despertado para buscar de donde provenía todo aquel alboroto.
-¿Pero qué está pasando aquí...? -preguntó Tokiya mientras veía como el pelirrojo junto al pelinegro discutían-
-¡Cecil no para de preguntarme por Nanami sabiendo que ni siquiera hemos avanzado en como escapar de aquí! ¡¿No puedes decirle algo?!
-Cecil, no lo hagas.
-¡¡Tokiya!!
-¡¿Y para que le pides ayuda?! ¡Por favor Otoya! ¿Tanto cuesta preocuparte por Haruka? -reclamó el azabache al pelirrojo-
-¡Claro que me preocupé! ¡¡Pero primero estoy preocupado por que nosotros logremos salir de aquí!! Además, ¿qué has hecho de productivo? ¡Nada! ¡No has hecho nada!
-Otoya... Vamos, tu tampoco digas más de lo debido... -el peliazul oscuro intentó calmar la situación, pero fue en vano otra vez-
Los 2 rubios no comentaban nada, solo se quedaron observando cómo se formaba otra pelea entre ellos, Syo miró de reojo al más alto quien poseía una sonrisa en su rostro.
-Natsuki, ¿podemos irnos?... Este ambiente solo nos está empeorando -sin embargo el otro no comentó nada- Hey, ¡tierra llamando a Natsuki! -exclamó el pequeño rubio con algo de indignación por no haber sido escuchado-
-¡Oh! perdóname Syo-chan, me quedé en blanco por un momento -respondió con una voz y una mirada tan inocente que pareciera no escuchar nada de lo que sucedía con los otros 3-
-A veces eres un cabeza hueca ¿sabes? -sonrió- pero no importa -Syo tomó de la mano a Natsuki para sacarle del lugar, sin embargo, se arrepintió solo segundos después y la soltó de inmediato; su rostro volvió a enrojecer al momento en el que Shinomiya le tomaba de la mano y lo sacaba del sitio con la misma mirada angelical-
Pero en la cocina los gritos seguían y seguían, el peliazul oscuro se había unido a Otoya tratando de calmar a Cecil, a pesar de ello el azabache no parecía querer entender.
-¿Sabes qué? ¡¡Es imposible hablar contigo!! ¡Hasta que no recapacites sobre el tema es mejor que vayas a despejar tu estúpida mente de ella! ¡Porque de esta manera solo eres un estorbo!
Cecil no respondió nada, solo salió del lugar con una ira inmensa y con los ánimos por el suelo, sus ojos empezaron a arder pero decidió ignorarlo, no pensaba mostrarse así de débil ante el pelirrojo.
-Otoya, ¿no crees que eso fue algo “fuerte”? -preguntó Tokiya, sin embargo, no recibió respuesta alguna- Otoya… ¿Me estás escuchando?
-…Iré a…Despejar mi mente, …¿Vale?...
(…)
Por los pasillos del recinto caminaba el chico de cabello cían sin expresión en su rostro. Caminaba mientras pensaba cosas varias, trataba de responder a sus preguntas mentales, pero solo lograba fallar miserablemente en ello. Entre todo el caos que formó en su cabeza no prestó atención a la persona que acababa de chocar contra él, no obstante al subir la mirada logró reconocerlo al instante.
-No te ves muy bien, acabas de tener una pelea con Cecil, ¿verdad?
-¿Como supiste eso…?
-Es muy fácil, por los gritos que se oían a lo lejos pude suponer que había una pelea, además, hace un rato he visto a Cecil salir del recinto con la misma mirada que posees y ahora con lo que has dicho me lo acabas de confirmar.
-Oh…
-Puedo ayudarte si deseas
-¿Como harías eso? ni siquiera Tokiya logró que Cecil recapacitara...
-Estoy seguro de que encontraré una manera si me platicas de ello
Ai sonrió, era la primera vez que Otoya veía su sonrisa frente a frente, lo que hizo que de cierta manera tuviera la confianza suficiente para desplegar todas sus quejas sobre el pelinegro… Y vaya que le tomó un rato hablar del tema.
-De verdad quiero que deje de pensar tanto en ella, solo hará que el resto se deprima más y no logremos sacarla de nuestra cabeza para centrar la atención en escapar… Si tan solo pudiese darle una lección tal vez todo este asunto acabaría y no tendría que lidiar más con su comportamiento intolerable -suspiró con desgano- ¿Entiendes Ai?... ¿Ai? -pero, Ai ya no se encontraba en aquel pasillo-
(…)
El agua lo calmaba y a su vez, le hacía posible el controlar cada una de las lágrimas que caían por sus mejillas al recordar esas crueles palabras. “Estorbo” es lo único que rondaba por su mente además de la dulce sonrisa que alguna vez perteneció a la chica de cabello rosa, ¿y si nanami le dijese que es un estorbo?, “¿de verdad llegarías a pensar que lo soy?” dijo en voz baja para sí mismo mientras cubría su ojo derecho y aguantaba las ganas de llorar nuevamente, si alguna vez… Nanami le dijese eso… No tendría miedo en abandonar el mundo de la música para siempre y admitir que efectivamente, él es solo un estorbo, alguien que solo estuvo de más en el grupo. Para algunos parecería muy dramático ante el tema, pero esa palabra había tocado una fibra sensible en el peor momento. Hubiera seguido hundiéndose en aquellos depresivos pensamientos si nadie los hubiese interrumpido.
-Así que estabas aquí, me llevó un rato encontrarte
Cecil limpió las lágrimas que empaparon su rostro para mirar con una sonrisa a Mikaze, no dejaría que nadie le viese llorar con tanta amargura… Si quería estar en Starish debía ser fuerte, ya que, si se dedicaba a llorar como un niño pequeño… Sólo sería una molestia para el resto que realmente necesitaba apoyo moral, debía ser fuerte y encontrar a Nanami, de esa forma volvería a cantar con alegría para quienes, según él, les cuidaban desde… Otro lugar...
-¿Podrías bajar un poco? debo hablar contigo -Cecil solo asintió y bajó de un salto la rama en la que se hallaba apoyado- … Vengo por el asunto de Haruka.
-¿D-de verdad? -Ai no comprendía por qué los ojos del azabache en un momento comenzaron a iluminarse, tampoco comprendía por que nuevamente limpiaba una lagrima que bajaba por su mejilla hasta llegar a la sonrisa que su rostro formó-
-Si, necesito tu cooperación para ello.
-¡Tendrás toda mi cooperación! ¿Y bien? ¿Cuando comenzamos a buscarla?
-¿Huh? buscar a quién? -Ai puso sus manos alrededor del moreno cuello de Cecil- Yo solo vengo a darte una lección. -dijo fríamente para posteriormente arrojar a Cecil contra la fría agua del lago-
La sensación que experimentaba fue horrenda, tratar de aguantar la respiración para no ahogarte bajo el agua, pero a la vez sentir toda la presión que ejercen sobre tu cuello era algo que le estaba matando, literalmente. Casi al instante y con desesperación trató aferrarse a los brazos de Ai y salir del agua, sin embargo, no funcionó, lo único que consiguió fue dejar marcas en los brazos de Mikaze quien al percatarse de ello solo le miró con confusión y prosiguió a hablar calmadamente en un tono neutral
-¿Por qué me arañas los brazos como si fueras un gato?, Tu medio hermano fue quien decidió tu destino -sintió las uñas del azabache clavarse con más desesperación en su piel- Solo hago mi trabajo como “traidor” pero aun así es algo injusto que reciba tus rasguños… -Más sintió como suavemente la fuerza del contrario se iba agotando-
-… ¿No crees que estás recibiendo una muerte digna?, una muerte bajo el agua de cierta forma suena mucho mejor que “muerte por degollamiento”, “muerte por apuñalamiento” o una simple muerte por golpes. Merecías una muerte digna… Porque… Bueno… -sonrió cálidamente mientras retiraba sus manos del agua- No eres el estorbo que todos piensan… No eres solo un extra que está para adornar las canciones. Eres muy importante para el grupo, estoy seguro que Haruka diría algo como ello para ti. E igualmente…Estoy seguro que… Alguien en alguna parte de este mundo… También opina de esa forma.
Mikaze se retiró mientras atrás dejaba a uno de los pétalos más solitarios de aquella flor.
Aquel que se fue volando con el viento mientras tal vez… Con esas últimas y simples palabras, pudo aliviar algo que su triste corazón guardó por mucho tiempo.