Narra Scarlet
Seguía sintiendo ese nudo en el pecho cuando veía mal a Nash. Sus ojos se cerraron de a poco y mi corazón latió con frenesí. Sabía que tenía fiebre, no me hacía falta tocar su frente para comprobarlo. Sudaba, temblaba y estaba demasiado rojo, no podía aguantarlo más.
—Por favor, déjanos libre —Un repiqueteó sonó y la voz de aquel hombro inundó la habitación en donde estábamos.
—Dame la información.
—¿No ves que está mal? Necesita medicina.
—Y yo necesito mi información.
Las personas eran desalmadas, crueles y sin sentido común. Pequeñas lágrimas rodaron hasta parar en mis piernas, la impotencia me cegaba. Forcejé de nuevo con las cuerdas, rompiéndome las muñecas, nada sería en vano. Tenía que sacarnos de aquí.
—Te la daré —Dije que nada sería en vano.
Narra Blake
Subí las escaleras del hotel de dos en dos, bastante rápido diría yo. Respiré profundo y le sonreí a Shawn.
—Te gané.
—Eres una tramposa —Shawn agarró su estómago y me miró. El sudor pasaba por su rostro y creo que no había visto algo tan hermoso.
—Tú eres muy lento —Me sonrió divertido. Se acercó y me dió un beso —. Así debería ganarte todos los días.
—Ya me haz ganado —Me guiñó el ojo y me apretó el trasero para salir corriendo por el pasillo. Idiota.
—¡Vuelve aquí Benito! —Corrí detrás de él por todo el pasillo. La imagen de Leah hizo que parara de golpe. Se le veía preocupada.
—¿Qué pasa?
—Nash y Scarlet no aparecen —Entrecerré los ojos y la miré extrañada.
—Deben estar por ahí Leah.
—Ayer se fueron y no han vuelto —Mis nervios se dispararon. No podían estar perdidos porque hubieran avisado.
—¿Llamaron a la policía?
—Lo hicimos Blake pero no hay rastros de ellos —No la veía preocupada desde que Lauren y Matt habían escapado. Escapado....eso es.
—¿Y si escaparon como Lauren y Matt?
—Hubieran avisado Blake. Lauren le avisó a Scarlet. Esto es diferente, están desaparecidos.
Narra Lauren
—Entonces. ¿La última vez que la vio fue ayer? —Asentí —. ¿A qué hora apróximadamente?
—A las....a las 4:00 pm —Me sentía sin fuerzas para responder.
—Bien, haremos un recorrido por aquí y por donde estuvo. Gracias por la información —Volví asentir.
Acaricié mis brazos y me permití llorar. No sabía lo que sucedía, estaba tan confundida. Ayer estaba hablando con ella y hoy ella no está. Es mi mejor amiga.
—Vamos Lau, ella volverá —Matt se me acercó y me abrazó. Coloqué mi frente en su pecho y sollocé —. Ella va a volver Lau, los dos van a volver.
—¿Y si le hicieron algo malo?
—No pienses eso bonita —Agarró mi rostro y me miró con adoración —. Yo estoy contigo, estoy para ti y no te dejaré sola. Ella volverá.
—Gracias —Le di un suave beso y recosté mi cabeza en su pecho. Era agradable tener a una persona que esté para tí en todo momento.
—Traje helado —Llegó Kara con dos bolsas y más atrás venían Blake, Hayley y Leah. Extrañaba a Ellie.
—¿De chocolate? —Pregunté y ella asintió. Me abrazó fuertemente. Era momento de estar más unidas que nunca.
—Volverán, tengo fe de que así será.
Narra Scarlet
Me puse a pensar en las chicas y en como estarán en este momento. Extrañaba caminar con ellas. Hacerles bromas. Hablar con Lauren. Darle abrazos a Blake. Ser regañaba por Leah cuando hacía algo malo. Compartir gustos con Kara y extrañaba a Ellie. Miré de nuevo a Nash, se había desmayado hace ya dos horas y aún no despertaba.
—Bien, espero que me hayas dado la dirección correcta —Apareció el señor McClain frente a mis ojos. Agarró mi cabello con brusquedad —. Si no, tu novio pagará las consecuencias.
—No le harás nada a Nash.
—No seas ingenua querida —Me sonrió y mojó con agua helada a Nash. Él se despertó de golpe —. Para que se te baje la fiebre.
Salió de ahí riéndose mientras veía preocupada a Nash. Sus ojos recorrieron el lugar y se posaron en mi. Me sonrió dulcemente.
—Estás bien.
—Estoy bien —Le sonrío con amor —. ¿Tú lo estás?
—Tengo frío.
—Tienes fiebre Nashy —Cerró sus ojos y estornudó.
—Me siento de la mierda.
—Te sacaré de aquí. Lo prometo —Moví de nuevo mis muñecas sintiéndolas arder. Pero estaba logrando desatarme.
—Te amo Scar.
—Lo prometo Nashy.
—Sé que lo lograrás —Y supe que se había desmayado de nuevo. Mis manos estuvieron libres y sentí una paz total.
Observé mis muñecas y había rastro de sangre seca en ellas. Suspiré y me desaté los pies. Caminé a paso lento para ir a desatar a Nash y tratar de despertarlo. Le desaté las muñecas y los pies y lo moví.
—Despierta Nash, necesito tu ayuda —Sus ojos se abrieron poco a poco y me sonrió.
—Lo lograste.
—Debes ayudarme a caminar un poco. Trataré de soportar todo tu peso —Pasé su brazo por mi cuello y lo levanté. Estuvo cerca de desmayarse —. Aguanta un poco bebé. Te llevaré a un hospital.
Abrí la puerta y vi un pasillo con paredes de una tonalidad verdosa. Bombillos resplandecientes y nada de ruido. Eso llegaba a preocuparme. Miré a la derecha y luego a la izquierda. Bien, lo echaré a la suerte. Fui por el lado izquierdo y observé una puerta a lo lejos. Al abrirla la luz me escandalizó.
—¿Ya estoy muerto? —Dijo Nash y negué.
—No lo estas. Estamos fuera de la casa —Le dije bajito y cerré la puerta con cuidado.
Estábamos en una casa, en un lago, cerca de la carretera. Caminamos poco a poco para que Nash no volviera a desmayarse y recordé que Nash llevaba su teléfono con él.
—Dime que aún llevas tu teléfono —Se encogió de hombros y revisé sus bolsillos traseros. Nada.
—Siempre los guardo en tu pantalón.
—¿En qué momento lo hiciste?
—Tengo mis tácticas —Toqué mi pelvis y ahí estaba escondido. Lo saqué y observé 50 llamadas perdidas y 40 mensajes de los chicos.
—Te recostaré aquí y los llamaré. No te desmayes.
—No prometo nada.
Llamé a Lauren mientras mis manos temblaban. Dos, tres, cuatro pitidos y me manda al buzón de voz. Llamé a Shawn. Dos, tres, cuatro pitidos y al buzón de voz. Escuché una puerta siendo azotada y vi a dos hombres saliendo de la casa. Corrí y agarré a Nash como pude.
—Trata de seguir mi paso. Nos persiguen.
Fui trotando hasta la carretera y llamé a Gilinsky. Al tercer pitido logra responderme.
—Scarlet. ¿Qué ha pasado?
—No tengo mucho tiempo Gilinsky. Nos secuestraron y logramos escapar pero nos persiguen.
—¿Dónde estás?
—No sé dónde estoy. Estoy en una casa, cerca de un lago y está la carretera.
—Estás por el bosque Rosewell. Estaré en 5 minutos.
—Ven rápido Jack.
—Lo haré —Tranqué y sentía a los hombres más cerca.
Había una especie de bosque con muchos árboles alrededor, se veía peligroso pero no había otra salida. Me adentré y subí a Nash a un árbol. Me subí yo al rato al ver que no estaban por aquí esos hombres.
—Vamos a salir de aquí Nash —Acaricié su rostro y él tocó mi mano.
—Eres valiente, saldremos de esta nena —Asentí y besé su frente. Estaba ardiendo. Necesitaba llevarlo a un hospital con urgencia.
No sé cuanto tiempo pasó pero empezaba a oscurecer y McClain podría estar cerca. Bajé del árbol y recorrí con la mirada el lugar, esperando que apareciera Jack. Un gatillo detrás de mi cabeza me alertó.
—Tan tonta y tan inteligente al mismo tiempo —Tragué en seco al escuchar su voz.
—Aquí el tonto es otro.
—Niñita insolente —Agarró mi brazo y me volteó bruscamente —. Ya nadie te ayudará.
—Bien, no me interesa.
—Me mentiste —Sentí mi mejilla arder ahí donde había golpeado —. Eres una idiota.
—Di lo que quieras.
—Ahora no te encontrará nadie y te tendré encerrada por el resto de tu vida —Agarró mi brazo con fuerza y me arrastró hacía la casa de nuevo. Estarás bien Nash, lo prometo.
—¿Crees simplemente que ganarás? —Me solté de su agarre y pude ver molestia, demasiada molestia en sus ojos.
—Yo siempre gano.
Se escucharon sirenas de policías y yo sonreí.
—Te hundirás conmigo McClain.
Él me tiró al suelo y me apuntó con su arma. Vi una figura derribarlo y un estallido. McClain se levantó apartando aquél cuerpo. Jack.
—Jack, reacciona Jack —Lo volteé para que quedara boca arriba y vi sangre en su abdomen —. Te ayudaré Jack. Quédate tranquilo.
—Dije que iba a ayudarte.
—Y lo hiciste —Le sonreí y la policía le disparó a McClain. Buscaron a los hombres de McClain y a Nash en el bosque.
—Los llevaremos rápidamente al hospital —Me dijo un oficial y cargaron a Jack hasta una patrulla. Yo me fui en otra con Nash.
Tenía miedo. Miedo de perder a Nash. Miedo de perder a Gilinsky. Eran hombres fuertes pero no podía tenerlos lejos de mí. Eso me hizo plantearme lo de la Universidad. Tal vez no iría, me quedaría con Nash y con los chicos. Tal vez haríamos una vida juntos. El hospital St. Othaz estaba más cerca de lo que había creído. Los bajaron rápidamente y entré al hospital corriendo. Vi como los montaron en dos camillas y los apartaron de mí. Por favor, vuelvan a mí.
***
2/2
Bueno, algo triste pero mejorará. Se acercan los capítulos finales.
Gracias por todo el amor.