Consciente | Stony

LoverBoy- tarafından

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Steve Rogers quedo en coma después de los incidentes de la guerra contra sus compañeros. Al despertar no pod... Daha Fazla

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6

Capítulo 4

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LoverBoy- tarafından

Inconsciente
«El miedo a la verdad es el camino a la desgracia».

El agua caía sobre su cuerpo pero su piel parecía no sentirlo. Tomó el jabón y comenzó a frotarlo por su trabajados brazos hasta bajar a su pecho y llegar a su abdomen. Era extraño, era como si su piel estuviera aún durmiendo. Continuó con su imperceptible masaje sobre su piel hasta que volvió a su cuero cabelludo y volvió a darle una estrujada por última vez; antes de dejar que el agua se llevara toda la espuma. Nuevamente, Steve se enjabono por último la cara para después quitar el jabón de esta; apenas sintiendo las gotas de agua caer sobre su piel. Abrió un poco los ojos observando el agua caer sobre él, agachó la vista y observó sus manos. Algo no se sentía bien.

Apago la regadera y se acercó al borde de la tina —la cual parecía más una piscina—, y subió los tres escalones para poder tocar el piso de madera. Había vapor por todos lados, al grado en el que parecía que el baño se estaba quemando. Tomó la toalla que estaba a su lado izquierdo y seco su rostro, apenas sintiendo la aterciopelada tela sobre su piel. Llevaba no más de treinta minutos despierto y había dormido a lo mucho cuatro horas, pues se la había pasado dormido durante dos días —o tal vez uno—; así que suponía que su extraño malestar, y evidente falta de sueño,era debido a eso.

Secándose lo mejor posible y tomando otra toalla del estante —que estaba hecho con la pared—, tomó la manilla de metal de la empañada puerta corrediza de vidrio. Sintió una pequeña descarga eléctrica en sus dedos al tocar la puerta y rápidamente alejó su mano, observó el vidrio cambiar de color y suspiró.

—En serio —murmuró, viendo el empañado vidrio cambiar de un color azul a uno rojo. Colocó la otra toalla en su cuello y observó los cambiantes colores.

—¿Se encuentra bien, Capitán Rogers? —preguntó la inteligencia artificial casi enseguida.

—Sí, sí solo que la puerta... se encendió —murmuró, al tomar la manilla de metal y arrastrar la puerta hacia su lado derecho.

—El señor Stark tiene programado que las luces se enciendan a las siete en punto de la mañana, Capitán Rogers, lamentó si eso causó algún inconveniente. Se lo informaré al...

—No, no está bien, Viernes, no fue más que un pequeño toque —dijo con rapidez Steve, al enrollar una toalla en su pelvis, cubriendo su intimidad de nadie más que él porque no había cámaras o algo así en el baño, bueno no creía capaz a Tony de tal cosa—. Hablando de Stark, ¿ya despertó? —preguntó al dar un paso fuera de la ducha tocando el esponjoso tapete, se sentía demasiado esponjoso, suave, para su gusto. Bueno, al menos podía sentir el tapete.

—El señor Stark se encuentra aún durmiendo, ¿Hay algo que necesite en este momento? ¿Desea que lo despierte?

A Steve no le sorprendió la respuesta en lo más mínimo, era muy temprano para Stark de todas formas.

—No, gracias —dijo por último recibiendo un «Como deseé, Capitán Rogers» de la inteligencia artificial.

Steve tocó la madera que conformaba el piso del baño y se encaminó al lavabo, pasando primero el retrete. Observó su reflejo en el enorme espejo, que casi quería hacerle competencia a los ventanales.

No parecía haber perdido algo de masa muscular en su tiempo dormido, lo cual no le sorprendía porque el suero se suponía que le mantendría así, pero aún así sentía que algo estaba fuera de lugar; aún sentía que los pequeños malestares que estaba presentado tenían algo relacionado con el suero pero esas eran hipótesis suyas y aparentemente, al menos físicamente hablando, no tenía nada de que preocuparse.

Tomó la toalla que colgaba de su cuello y frotó su cara en esta con algo de fuerza, sintiendo enseguida la tela rozar su piel de una forma para nada agradable. Separó su rostro de la toalla y llevó su mano derecha a su rostro sintiendo enseguida el calor que este comenzó a desprender debido a la ruda estimulación.

Negó con la cabeza y se dispuso a ponerse la ropa que Tony le había traído. Una playera de manga larga grisácea que se pegaba bien a su fornido cuerpo y unos pants negros algo ajustados, no demasiado pues aun dejaban algunas cosas a la imaginación. Se colocó unas calcetas blancas con gris en la punta y talones, los cuales encontró en el closet, y salió de la habitación. No había tenis o zapatos en el closet o en lo que Tony le había traído así que tendría que andar así por el lugar.

Steve observó la habitación frente a él, a solo escasos pasos lejos de su alcance. Tony estaba allí dentro seguramente aún dormido. Podría ir a despertarlo, de eso no tenía duda el soldado, pero prefería que el genio recibiera las horas de sueño que seguro no habría estado recibiendo con su estilo de vida.

Miro a su izquierda y observó la oscura madera de las dos enormes puertas. Las puertas no eran curveadas, lo cual les habría hecho ver aún más imponentes, estas eran cuadradas al igual que las demás pero aún más grandes y de cierta forma daban aquel extraño sentimiento de que algo no cuadraba: que esas puertas no pertenecían allí.

Steve dio un tentador paso hacia estas antes de detenerse a sí mismo y girar sobre sus talones. Lo que fuera que hubiera detrás de esas puertas, o alguna otra puerta que no fueran las de su habitación, no era de su incumbencia. De hecho, la curiosidad de Steve era hacia todas las otras puertas también. Tantas habitaciones para un solo hombre. ¿Qué tanto espacio ocupaba? ¿Qué había detrás de cada puerta?

Los ojos del soldado vagaban por las puertas que pasaba de largo al acercarse a las escaleras. Todas esas puertas.

Steve negó con la cabeza al llegar a las escaleras. Fuera lo que fuera que había detrás de cada una de esas puertas en verdad no era de su incumbencia. Tony ya le había abierto las puertas de su casa —sí, él no se lo pidió, o no recordaba haberlo hecho, lo más probable era que no debido a lo que Tony le contó. Pero Tony lo hizo y él tenía que estar agradecido de ello, porque pudo haber terminado tal vez veinte metros bajo tierra por error o algo aún peor—. Tony le había ayudado, lo mínimo que él podía hacer era respetar su casa.

Steve bajó las escaleras sintiendo el frío a través de la gruesa tela de las calcetas, cosa que le volvió a causar algo de molestia pero nada que no pudiera aguantar.

—¿Se encuentra bien, Capitán Rogers? —Nuevamente la inteligencia artificial no pasó por alto cualquier mueca o seña de incomodidad del soldado.

—Sí —respondió al bajar el último escalón de vidrio.

—Si lo desea puedo hacerle saber al señor...

—No es necesario, Viernes, estoy bien —repitió al ver hacia el techo, era aún algo raro hablarle a la nada. Steve en verdad no entendía como Tony lo hacía sin ver al techo.

Casi tres años; Steve no pudo evitar preguntarse si antes de perder la memoria él ya se había acostumbrado a hablarle a la nada. Tres años podían hacer mucha diferencia. Era confuso para Steve pensar en el mismo como alguien más, porqué él estaba seguro que su yo de «ahora» no era enteramente igual a su yo de «antes» o ¿después? Esto de la pérdida de memoria no le ayudaba en verdad.

—Cómo deseé, Capitán Rogers —respondió la I.A, después de unos segundos de silencio.

Steve sin más comenzó a caminar en busca de la cocina. Observó la sala de estar y se encaminó hacia el pasillo del otro lado de la habitación. Al caminar hacia este vio la puerta por la que el chico castaño «¿Peter?» había salido, tenía que ser la puerta de salida. Continuó su camino pasando el corto pasillo que no tenía más que dos puertas, ambas a su lado derecho.

Al momento de entrar al pasillo el sonido de agua cayendo se hizo audible, no tardó mucho en salir del mismo pasillo y ver qué a su derecha había una especie de cascada, más que nada del techo fluía agua y caía en una especie de estanque en el piso. Steve se acercó para ver con más claridad el estanque. Adentro de este algunas cosas se movían. Colores llamativos, naranja, morado, blanco, y dorado era lo que estaba dentro del estanque en el piso. Este era como un pequeño río, redondo, rodeado de rocas que daban final a la madera para iniciar el agua. Los peces se movían cómodamente por el lugar aunque agua caía en medio del mediano lugar donde se encontraban. Steve se colocó en cuclillas y tocó el agua levemente viendo como los peces que estaban cercas se alejaban con prisa, el soldado rio levemente. Le era sorprendente que aún con todo el alboroto que el agua cayendo hacia estos aún se alejaban de un suave tacto en el agua. Se incorporó nuevamente de pie y vio que a su lado derecho había unas escaleras —al igual que a su lado izquierdo—, las cuales estaban al lado del pasillo de donde acababa de salir. Las escaleras a su lado derecho subían mientras que las que estaban a su lado izquierdo, casi escondidas entre el estanque, bajaban.

La curiosidad le hizo dar dos pasos hacia su izquierda. Algo que era considerado un sótano siempre daba más intriga que una segunda planta.

Steve detuvo su paso al ver una luz azul, que pronto cambió a una carmesí, hacerse ver entre la alborotada agua. Al parecer había luces en todos lados, hasta en el estanque —el cual no era muy profundo.

Steve se alejó del estanque y vio a su alrededor. Había una mesa cuadrada en medio de la habitación. Parecía ser que el salón era curveado. A un lado de la mesa, más pegado a la pared de ventanales que daban la vista al mar; a la derecha de Steve, había un piano negro. El piano parecía estar arriba de un círculo que sobresalía del piso —el círculo era igualmente de madera—, este le hacía ver más alto que la mesa; parecía estar allí arriba para lucirse. Era como si clamará atención.

Steve sin pensarlo se encaminó hacia el piano, pasando de largo la enorme mesa que disponía con no menos de doce sillas. Subió a la plataforma y observó el piano. La madera negra era iluminada por la luz que entraba no solo por los ventanales sino por el traga luz que estaba en el techo; perfectamente posicionado sobre el piano. Steve jamás había aprendido a tocar el piano pero siempre se le había hecho un instrumento interesante. Tony tal vez si sabía tocarlo, o al menos Steve no creía que aquel hermoso instrumento estuviera solo de adorno en su casa.

Bajando de la plataforma el soldado volvió a su misión: buscar la cocina. Se giró dándole la espalda a los ventanales y no le tomó ni cinco segundos más encontrar la cocina. Estaba justo al otro lado lado de la habitación. Steve se encaminó a esta y se dispuso a ver que había.

Una barra de mármol pulido dividía la cocina del comedor, algo muy típico aparentemente en esta era o al menos los lugares que Steve había visitado con cocina eran así. Ya dentro de la sección donde se realizaban las artes culinarias Steve vio los utensilios que colgaban como un candelabro frente a él, había una pequeña mesa redonda debajo, justo en el centro de la sección de cocina. Rodeando la mesa observó con atención los sartenes y sin pensarlo tomó uno. Ya que estaba despierto al menos haría el desayuno.

Steve estaba por girarse para ver en donde estaba la estufa cuando se percató de que había un televisor colgando del techo, pues había un ventanal tras de este así que por lo mismo no podía estar empotrado en el vidrio. Se giró y al ubicar la estufa, la cual lucia muy avanzada incluso para la que tenían en el complejo de los vengadores, dejó el sartén allí y se dispuso a buscar el control del televisor —ya que Tony estaba dormido, ¿por qué no recibir algo de información de lo que se ha perdido durante su mes en coma? No era como si fuera a entender todo debido a lo que había olvidado pero al menos le daría algo de orientación.

El control estaba en la barra dentro de un tazón transparente lleno de llaves. Steve no cuestionó dónde Tony ponía qué o siquiera porque tenía un tazón lleno de llaves, solo tomó el control y ignoró el resto.

Prendió el televisor y lo dejo en el primer canal de noticias que vio.

—Magnifica historia, ¿no lo crees, Tom? —dijo una rubia, aparentemente la reportera.

Steve se giró y comenzó su búsqueda por comida, escuchando de fondo algo acerca de unos premios y estrellas descontentas.

Era curioso para Steve no tener hambre tan temprano, era como una rutina para él hacer de comer prácticamente después de despertar —necesitaba algo en el estómago antes de hacer su rutina matutina, la cual casi siempre era correr—, prácticamente siempre tenía hambre al despertar, su alterado metabolismo le hacía tener más hambre que una persona común así que era algo raro que su estómago no gruñera por alimento aún. Aquello seguramente era debido al tiempo que estuvo dormido. Tony debió de haber hallado la forma de alimentarlo por algún tubo así que aquello podría ser el causante su falta de apetito mañanero.

Pasó un rato en las cuales Steve trató de entender la estufa hasta que Viernes decidió ayudarle, haciendo prácticamente todo por él —referente a ajustar la temperatura cada que fuera necesario y encender una de sus ocho secciones—. Se dedicó a hacer un gran desayuno para dos. Dos huevos fritos —para cada uno— con salchicha cocida, pan tostado, dos tortillas francesas con queso derretido dentro y para acompañarlo todo; una limonada que él mismo había hecho, esta estaba algo dulce pero no para exagerar.

—Tal vez podría hacer una ensalada de frutas —dijo en voz alta al encaminarse al enorme refrigerador gris metálico de dos puertas—. ¿Viernes, podrías apagar la estufa? —pidió al tomar algunas frutas del refrigerador, este estaba lleno de comida, parecía que había todo un mercado allí dentro.

Steve miró de reojo la luz roja que emanaba de la estufa eléctrica negra apagarse y con ello entendió que la inteligencia artificial había cumplido lo que él le había pedido. Tomó un cuchillo y una tabla de madera para comenzar a cortar la fruta en la mesa redonda del centro. La televisión se escuchaba de fondo y algo llamó su atención, al parecer cuatro personas harían un viaje al espacio en nombre de la ciencia o algo así fue declarado.

—Podría ayudar a miles de personas, curar enfermedades y si estoy en lo correcto... hasta podría alargar nuestras vidas —balbuceo con rapidez un hombre de no más de treinta años. Steve alzo la vista intrigado, no tanto por lo que el hombre decía sino la forma en que lo hacía; sonaba tan certero tan deseoso de que la gente le escuchase.

—¿Está queriendo decir que eso que está allá arriba podría beneficiarnos físicamente? —preguntó la reportera que estaba al lado del hombre, el cual era una cabeza más alto que ella.

—No solo beneficiarnos físicamente, sino también darnos más conocimiento sobre lo que hay allá afuera —expuso el hombre con una gran sonrisa que hizo destacar sus ojos color café.

—¿Pero usted está seguro de que eso nos beneficiará? —cuestionó la castaña reportera.

—No puedo estar cien por ciento seguro, jamás se puede estar cien por ciento seguro sobre estas cosas pero si mi investigación es correcta esto puede abrirnos un nuevo mundo.

—No creo que nuestro mundo quiera algo nuevo por el momento, señor Richards —dijo con cierta pena la reportera al poner su mano derecha en su oído—. De hecho acaban de informarme muchas personas por sitios sociales están manifestando su descontento con todo esto, ahora mismo —agregó al apartar su mano de su oído. Steve pudo ver que la reportera sentía pena de sus propias palabras, más al ver la expresión del tal llamado Richards.

—Creo que temerle a lo nuevo es temerle a la vida —declaró, después de unos segundos de silencio, el castaño hombre—, y yo no temo vivir e ir hasta las estrellas para tratar de salvar vidas porque esto —señaló algo detrás suyo, parecía ser una nave, similar a los quinjets pero más grande—, esto lo hará.

La entrevista fue interrumpida por el logo del canal de noticias.

—Lo han escuchado ustedes, el ci...

Steve alzó una ceja al ver la pantalla en negro. Se giró dispuesto a buscar el control cuando vio una figura parada al otro lado de la barra.

—Buenos días —saludo Steve, al ver a Tony con ambos codos sobre la barra y el control entre las manos.

—Mm... —murmuró el genio al dejar el control en la barra y tallarse el rostro con ambas manos.

—Estaba viendo eso —señaló Steve al regresar a cortar las frutas.

—¿Estas interesando en un viaje al espacio realizado por la NASA? Vamos Rogers, no es novedad —dijo agrio Tony, al adentrarse en la cocina siendo seguido por la atenta mirada de Steve—. Uh, lo... no es nada personal, Rogers, es muy temprano y no he dormido bien últimamente —murmuró al acercarse a una cafetera.

—Lo sé —rio Steve levemente al recordar algunos incidentes en la corta temporada que vivieron todos juntos en la torre y las veces que Tony fue a visitarles al complejo.

¿Quién se levantaría de buen humor al tener escasas horas de sueño? Ni siquiera él podría así que no se quejaba del humor de su colega, al menos que estuvieran en alguna misión allí sería otro asunto totalmente diferente pero ahora no estaban en una misión, no teóricamente.

—¿Preparaste café? —preguntó casi incrédulo el hombre de hierro.

Steve le dedicó una corta mirada y apreciando la espalda del genio observó cómo este tomaba una taza del estante más cercano.

—Supuse que preferirías eso a limonada o cualquier otro líquido por la mañana —explicó Steve, al regresar su vista a la manzana que se encontraba cortando.

—Pues Capitán, debo decir que me conoce muy bien. —El tono somnoliento y levemente malhumorado aún estaba presente pero ahora se le podía escuchar más jocoso así que Steve tomó eso como buena señal.

Ninguno de los dos dijo nada más y ambos se dispusieron a terminar de realizar sus acciones. Tan pronto Steve terminó de cortar y pelar las frutas —manzana, naranja, banana y durazno—; se dispuso a llevar toda la comida a la extensa mesa.

—¿Gustas acompañarme? —preguntó Steve, al dejar la jarra de limonada en medio de los dos platos, los cuales estaban uno frente al otro no a lo largo de la mesa sino a lo ancho para poder estar más cercas y no tener que estar parándose para agarrar algo.

Steve alzó la vista al no obtener respuesta y vio a Tony verle con ojos entre cerrados. ¿Había dicho algo que le molestará?

—Había dicho que respondería a tus preguntas, Rogers —abronco Tony al darle un sorbo a su café—, no era necesario que hicieras el desayuno para eso.

Steve no pudo evitar soltar un pequeño suspiro, sus acciones no habían sido con dobles intenciones. Sí, quería respuestas pero sabía que de todas formas las obtendría hiciera o no el desayuno. Solo había preparado eso por su propio bien y el de su colega, nada más.

—No hice el desayuno para forzarte a hablar, Stark —declaró Steve, al tomar asiento dándole la espalda a Tony por un momento para después verle por el hombro debido a su nueva posición—. Es sólo comida, no hay intenciones ocultas. A diferencia tuya no todos... —Steve se detuvo a sí mismo, ¿qué estaba pensando? O más bien, ¿qué no estaba pensado? ¿Acaso quería una pelea?— la comida es de tu refrigerador, no es mía así que no vi el problema en hacerte un desayuno a ti también. Así que si gustas acompañarme eres bienvenido —finalizó al tomar el tenedor a un lado de su plato y comenzar con su primer platillo, el cual era la tortilla francesa.

—Sí, no todos ocultan cosas —subrayó el genio.

Steve le dio un bocado a su comida al escuchar los pasos del genio hacerse cercanos hasta que el sonido de un objeto siendo arrastrado le hizo ver hacia el frente.

Tony tomó asiento frente a él y lo observó por unos segundos hasta que llevó sus ojos a la comida. Steve no estaba seguro que sacar de todo lo sucedido simplemente aveces era difícil hablar con él genio. Al ver que Tony no diría nada se dispuso a terminar lo que tenía en la boca. Se sentía raro, la comida en su boca era simplemente extraño sentirla allí era como si una parte de él la sintiera demasiado y otra parte no.

Frunciendo el ceño pasó la comida —después de masticarla por unos momentos— y la sintió bajar por su garganta, estaba por darle otro bocado a su comida cuando sintió horcajadas.

Se cubrió la boca casi enseguida.

—¿Steve? —dijo Tony. Steve alzó la vista y vio al genio con ambas manos en la mesa listo para ponerse de pie—. ¿Steve, estas bien? —Los ojos del genio eran casi un mar de emociones en ese momento.

—Sí —masculló al alejar su mano de su boca, forzando a la comida a quedarse donde debía—, sí, estoy bien —agregó viendo a Tony relajarse en su asiento.

—No te ves bien, ¿qué pasó? —preguntó el genio viéndole fijamente.

—Un pequeño malestar, en verdad no tengo hambre... seguramente fue eso —explicó Steve, no tenía por qué alertar a Tony por algo así, en verdad no era nada.

—¿Seguro? —insistió el genio al llevar su vista a su comida y por fin darle una probada—. Mm, esta... —murmuró al darle otra probada, claro sin perder sus modales.

Steve no pudo evitar sonreír levemente ante la acción del genio pero su sonrisa le duró poco al pensar cuanto tiempo llevaba el hombre sin comer comida real.

—Sí, estoy bien —aseguró Steve, al ver a Tony hacer sonidos placenteros ante cada mordisco—. Normalmente a esta hora mi estómago estaría comiéndose a si mismo si no como —dijo vagamente Steve, bajando su vista para ver su platillo.

Nuevamente la angustia le golpeó, ¿y si el suero estaba perdiendo efecto gradualmente?

Hubo un gran momento de silencio que más que ser incómodo o extraño fue pacífico para Steve.

—Es normal, quiero decir jamás he estado en... coma pero al ser alimentado por tubos durante un largo tiempo es normal la falta de apetito. Nuevamente estás aquí y tus sentidos están apenas volviendo —dijo con rapidez Tony, prosiguiendo con su comida.

Steve asintió no tanto para que Tony supiera que le había escuchado sino para sí mismo. Todo estaba bien.

La comida transcurrió silenciosa, de vez en cuando compartiendo alguna palabra o al menos mirada. Durante todo el desayuno Steve trato de comer lo más que su cuerpo le permitiera, apenas y pudo comer la mitad de todo lo que preparó pero al menos le alegró ver que Tony se estaba haciendo cargo de la comida sobrante.

Cuando ambos dieron por finalizada la comida se quedaron en sus lugares, ambos esperando algo del otro.

—Adelante, soldado, pregunte lo que quiera saber —alentó Tony, rompiendo el silencio entre ambos.

Steve quería preguntar tanto pero a la vez no sabía por dónde comenzar. Se ergio en la silla de madera y vio al hombre frente a él.

—¿Quienes estaban de mi lado? —preguntó con seriedad, viendo a Tony afilar su mirada.

—¿En serio quieres saber eso? ¿Qué tiene de importancia? —cuestionó al cruzar sus brazos sobre su pecho—. Como quieras —suspiró Tony, viendo que Steve no diría nada más hasta que respondiera su pregunta—. Clint, Wanda, Scott... a él tal vez no lo recuerdes por evidentes razones — explicó—, Wilson y...

—¿Y? —Le alentó a seguir.

No le sorprendía que Sam estuviera de su lado, o Wanda en cierto modo. Lo que le sorprendió fue que Clint volviera después de su retiro y se pusiera de su lado, eso si que le sorprendió. No tenía ni idea de quién era ese tal Scott pero de cierta forma sabía que Sam tenía algo que ver en aquello.

—Vision —declaró, ¿Vision? ¿En verdad? No conocía bien a la Vision, bueno no que él recordara, pero Steve estaba casi seguro que no se pondría de su lado en algo así—, no, no, lo siento, él estaba de mi lado. —Se corrigió con rapidez.

—¿Entonces solo ellos? —preguntó Steve tratando de confirmar lo que Tony le había dicho.

—Solo ellos —afirmó Tony, al verle a los ojos.

Bueno ahora sabía quienes más serían considerados crimínales por gran parte del mundo.

—Tengo que ir a hablar con ellos —indicó Steve, más que nada para sí mismo pero lo había dicho en voz alta.

—No sé dónde están. Tú —apuntó Tony con su dedo índice— no sabes dónde están, ¿y hablar con ellos, para qué? —preguntó—. No recuerdas que sucedió, ¿qué quieres ir a decirles?

—Voy a buscarlos —declaró Steve, seguro de sus palabras. Los buscaría por tierra, mar y aire si era necesario pero necesitaba hablar con ellos—. Solo, necesito hablar con ellos Tony, todo esto. Yo me negué, ¿no? Y ellos me siguieron necesito hablar con ellos y tratar de...

—¿De qué? —preguntó abruptamente Tony, interrumpiendo a Steve—. No hay nada que puedas decir que cambie lo sucedido... no hay fuerza en el mundo que cambie lo qué pasó... créeme, no puedes hacer nada.

—Qué tú no hayas podido hacer nada no cambia que yo aún tengo una opción —abronco Steve, al cruzar sus brazos sobre su pecho, dedicándole una severa mirada al hombre que le veía con frialdad al otro lado de la mesa.

—¿Opción, de qué? Aún si la tuvieras, Steve, no recuerdas lo qué pasó, no sabes dónde están y no creo que tú sermonsito del Capitán America cambie algo, ellos se pusieron de tu lado por su cuenta no los forzaste a nada si eso es lo que piensas —expuso serio.

—Tony, todo esto les complico más las cosas necesito hacer algo no solo puedo quedarme aquí sentado esperando a que él gobierno entre en razón o alguien más haga algo, Clint tiene una familia por la cual ver y estoy seguro que no está con ellos por esto —insistió Steve al ponerse de pie.

—No vas a salir de aquí, Steve.

Steve observó con seriedad al hombre que aún estaba sentado de brazos cruzados. Tony no le vio a los ojos hasta que volvió a hablar.

—Allá afuera te harán pedazos, no físicamente Steve pero si mundialmente. Ya puedo ver los noticieros: Capitán America finge muerte, Iron Man lo encubre —rio agriamente—. ¿Sabes como eso me haría ver?

—Siempre preocupándote de tu imagen, ¿no? —bufo Steve al cruzarse de brazos, viendo a Tony rodar los ojos.

—No es sólo los medios, Rogers, estoy contra la espada y la pared con las Naciones Unidas. Si se enteran que estas con vida y que te he tenido aquí todo este tiempo, ocultándoles información... te aseguro que los tratados serán lo último que nos detendrán de hacer algo por el bien común —pausó con brevedad al ponerse de pie, siendo seguido por los atentos ojos del soldado que ignoraba las olas cambiantes que se veían a través de los ventanales, Justo detrás del millonario—. No puedo ayudarte si no recuerdas lo sucedido, espera un poco hasta que recuerdes y ten por seguro que te ayudaré... pero por ahora solo ayúdame a mí quedándote aquí sin hacer escándalo —pidió Tony al ver a Steve a los ojos.

Tony tenía un punto, pero el pensar en quedarse sin hacer nada, sin tratar de ayudar a sus colegas que le siguieron; no le hacía sentir bien.

—Tony...

—Los buscaremos, ¿te parece? Mientras esperamos a que tu memoria vuelva los buscaremos. Estás en mi casa Steve, tengo la más alta tecnología. Si quieres encontrar un hormiguero en específico dime y lo encontraré en un abrir y cerrar de ojos —dijo Tony, extendiendo sus brazos hacia los lados al dedicarle una amplia y segura sonrisa—. Vamos... solo ayúdame a ayudarte —pidió con suavidad.

—Bien, supongo que en verdad no tengo opción —supuso correspondiendo la persistente sonrisa del genio.

—Genial, verás que los ubicaremos a tiempo para cuando recuperes la memoria —dijo el genio al tomar su taza de café y comenzar a caminar en dirección a la cocina, siendo seguido por un no muy convencido soldado—. Por el momento, disfruta tu estadía en la casa Stark, Cap —Tony le dedicó una corta mirada a Steve por el hombro, mirada que le hizo parar su paso al soldado.

Steve bajo la mirada para después volver a alzarla viendo a Tony ya en la cocina.

Podría esperar, ¿no? Tony le estaba ofreciendo su casa y su protección, no había nada de que preocuparse.

____________________

Al fin lo logré me tomó algo de tiempo acabar este capítulo, creo que es un poco más largo que los anteriores y bueno espero les haya gustado.

Espero que hasta el momento les esté gustando e intrigando que es el punto de la historia n..n

Cualquier duda háganmela saber. Críticas y sugerencias también son bienvenidas.

Hay un pequeño guiño en este capítulo que no sé si todos notaron pero era referente a los cuatro fantásticos, aquí no lo puse como en la primera película del 2005 (que he de decir que me veré, y de la cual me vi solo el comienzo para basarme un poco más) y si mal no estoy en los cómics sucede algo diferente en su viaje pero yo quise hacerlo acá un poco diferente. Es decir con ayuda de la NASA harían su viaje, como este es un mundo alterno decidí hacerlo así. Bueno hace unos días me leí solo los issues de Civil War del 2006 (y una que otra cosa) y al ver a los cuatro fantásticos pensé en hacerles un guiño. Más adelante puede que tengan una aparición pero he de decir que no, Johnny no se parece a Steve (ya que bueno, Chris Evans realizó al personaje de Johnny Storm en el 2005/2007 xD) y tampoco es el actor de la película del 2015 (Michael B. Jordan. Película que no me he visto y no sé si me veré) pero si gustan imaginarlo como Chris Evans no hay problema alguno.

Por otro lado como ya dije me leí Civil War del 2006 para basarme un poco mejor en algunas cosas porque está historia está mezclada. Es decir es desarrollada en base a: MCU (UCM), cómics y ideas. Así que como mi conocimiento sobre los cómics no es muy amplio decidí leerlo (también porque quería hacerlo desde hace mucho) para poder basarme mejor en algunas ideas y valió la pena. Aparte de que quiero comenzar a leerme los cómics por gusto propio.

Me vi Dunkerque y decidí ponerles el soundtrack que escuché al escribir esto. En verdad les recomiendo la película si no la han visto, la instrumental utilizada es hermosa y la forma en que la desarrollaron... no hay palabras para describirlo, al menos en mi opinión personal vale totalmente la pena verla.

Sin más espero les haya gustado y les deseo un feliz Año Nuevo atrasado. Muchas gracias por leer, votar, comentar y esperar. Muchas gracias <3

No sé si les sucede pero a mí, Wattpad, aún me causa problemas, es decir no sé si a ustedes les afecto lo de hace unos días (la app/web no cargaba o cargaba muy lento) pero a mí aún me anda causando algunos pequeños problemas, no como los de ese día estos son menores pero bueno. Mis disculpas si el capítulo fue publicado repetidas veces. En serio lamento el inconveniente. Aún así corregí algunas cosas que se me fueron de paso, no bien solo cosas que note de reojo pero algo es algo.

*Todas las notas será borradas cuando la historia sea terminada.

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