Consciente | Stony

By LoverBoy-

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Steve Rogers quedo en coma después de los incidentes de la guerra contra sus compañeros. Al despertar no pod... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6

Capítulo 3

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By LoverBoy-

Inconsciente
«El momento más vulnerable del ser humano no es la niñez, es el instante en el que todos sus sentidos se apagan para navegar en posibilidades fantásticas».

Steve abrió los ojos de golpe sintiendo su corazón rebotar con rapidez contra su pecho. De nuevo estaba en esa habitación, otra vez estaba allí, atrapado. Miro sus muñecas desesperado. Estas estaban bien, no había marca alguna en su piel y por ende no había unas esposas en estas. Se sentó en la cama sintiendo el aire faltarle y llevó su mano izquierda a su cuello del mismo lado, tocó con delicadeza aquella área en busca de alguna señal de algún piquete pero no había absolutamente nada. ¿Había sido todo un sueño?

Aún fuera de lugar llevó su mirada a su lado derecho, todo aún estaba algo borroso así que no se detuvo a apreciar cualquier otra cosa que no fuera lo que buscaba. Las flores aún estaban allí, se veían algo secas pero cuando las tocó no cambiaron de su actual color a uno marchito, claro ya estaban en el proceso de descomposición pero eso era lo normal.

Suspiró con pesadez y alejó su mano derecha de las flores dejando esta caer a un costado de su muslo derecho. ¿Que había sido todo aquello entonces?

Antes de que pudiera siquiera decir algo en voz alta, para si mismo, logró ver una cabellera castaña no muy lejos de donde las flores se encontraban.

Con interés se inclinó un poco para poder ver de quien se trataba, aunque ya tenía una ligera sospecha de saber quién era.

Steve cerró con fuerza sus ojos al ver a Tony en un sofá —que el mismo genio parecía haber metido a la habitación—: dormido, recargando su cabeza en la pared. El genio estaba en una muy mala postura —ya que su cabeza estaba muy inclinada hacia su lado derecho—, pero aquello no pareció molestarle ya que se veía que estaba en un profundo sueño.

No se necesitaba tener la vista de un súper soldado para ver la grasa que se encontraba en las manos de Tony y aquella ropa sucia que portaba —cosa que era muy normal en él; debido a los excesivos proyectos que él mismo se ponía para apoyar aún más al equipo o para la compañía.

Steve abrió los ojos nuevamente viendo a Tony en la misma posición, se veía tan tranquilo así pero aunque estaba dormido Steve sabía que su cerebro seguía trabajando a mil por hora, como siempre.

—Buenos días, Capitán Rogers. —La monótona voz de la inteligencia artificial le hizo erguirse, totalmente alerta ante cualquier ataque.

No era nada personal la reacción de Steve. Bueno,en realidad lo era pero era innecesaria debido a que aquello parecía haber sido solo una pesadilla.

—¿Se encuentra bien, Capitán? Mis sensores indican que está alterado, tal vez debería descansar u...

—No, no —negro abruptamente Steve, aún con su postura rígida esperando a que en cualquier momento aquellas frías esposas salieran de la cama—. Estoy bien, solo... solo tuve un mal sueño —admitió con pesadez, sintiéndose repentinamente mal por desconfiar de tal maneara de la inteligencia artificial y por ende; de Tony.

—¿Desea hablar sobre eso? —preguntó enseguida Viernes, si le era posible decir a Steve esta sonaba intrigada al ofrecer su ayuda.

—No es necesario, ya no recuerdo bien que fue lo que soñé —mintió.

—No sabes mentir ni sobre tus sueños, Cap —señaló una familiar voz masculina.

Los ojos azules se enfocaron en los miel que le veían con cansancio pero a la vez alivio.

—¿Tan mal me veo qué tienes que poner esa cara? —preguntó sardónico, arqueando una ceja en dirección a Steve.

—¿Dónde estamos? —preguntó serio Steve, dejando los juegos de lado.

—Un hombre no puede despertar con un: «buenos días, ¿cómo estás?» ¿Verdad? —refunfuñó al estirarse en el sofá en una forma casi gatuna—. Estamos en los cuarte...

—No —negó abruptamente Steve. ¿Tony aún quería verle la cara? ¿En serio pensaba que el soldado era tan idiota como para tragarse ese cuento después de lo ya visto? —, ¿dónde estamos en verdad, Tony? —preguntó con aquella característica voz autoritaria tan afamada en él.

Steve atento ante cada movimiento ajeno observó al genio erguirse en su lugar cruzando sus brazos al fruncir el ceño.

—En Malibu —respondió con sequedad Tony.

—¿Qué hacemos aquí? —preguntó sin comprender aún bien qué sucedida. Steve sabía que estaban lejos de Nueva York y que Tony tenía su casa en Malibu pero nunca antes había puesto un pie en esta, no que él recordara.

—¿Qué crees? —dijo con molestia, viendo a Steve como si este tuviera que saber la respuesta—. Cierto —murmuró Tony, al apartar la vista por unos segundos de Steve—. Steve. —Le nombró al entrelazar nuevamente sus cafés con sus azules— No importa qué es lo que hacemos aquí, lo que importa es que te estabilizases.

—Tal vez para ti no sea importante Tony porque tú no eres el que se ha vuelto a levantar no sabiendo que es lo que sucedió en un largo tiempo —dijo agriamente, recordando el tiempo donde se disponía a estar en un gimnasio tratando de hacer que su cerebro dejara de navegar entre cosas que no le eran explicadas—, pero para mí lo es y quiero saber que hago aquí, no descansar... ya estoy harto de estar descansando.

—¿Quieres saber qué haces aquí? —cuestionó con seriedad Tony, totalmente atento.

Steve asintió lentamente, viendo la expresión de Stark cambiar a una de completa indiferencia —indiferencia que trataba de cubrir su enojo y al parecer tristeza, si sus «mejorados» ojos no le engañaban.

—Bien. Estás aquí y no en un hospital porque eres un criminal y no, no te atrevas a interrumpirme que no tienes ni siquiera los recuerdos como para contradecirme —dijo con fastidio, evitando cualquier intento de Steve de decir siquiera «pío» en lo que acaba de decir—. El gobierno te ve como un criminal, evitaste firmar, huiste y peleaste contra miembros del gobierno, cosa que ya te había dicho. Medio país piensa que el Capitán América es un criminal.

—No lo creo —Steve era todo menos un criminal, bien los acontecimientos en los cuarteles de S.H.I.E.L.D le hicieron ver como uno por unos cortos momentos, pero los verdaderos criminales eran ellos; no Steve.

—¿Disculpa? ¿Acaso termine de hablar? —cuestionó retórico, no dejando a Steve siquiera abrir la boca—. Créelo o no, eso es lo que es y lo que actualmente eres, bueno, eras hasta cierto punto, eso y más pero tranquilo... no eres el único que está con el lodo hasta el cuello por esta estupidez, todos estamos hundidos en esto, unos más que otros —apartó la mirada por unos segundos atrayendo la curiosidad de Steve—. ¿Pero sabes que es lo bueno contigo? Que aunque el gobierno y la mitad del país piense que eres un criminal... estás muerto para todos y cada uno —agregó al ponerse de pie—. El gran Capitán America murió a manos de... —pausó con brevedad— los agentes del gobierno, los J-SOC, peleando por lo que él creyó correcto; llegando al corazón de la mitad del país y ganándose el reproche de la otra mitad pero es un hombre muerto al cual ya no pueden procesar o molestar, es un hombre que puede volver a empezar —dijo con una voz profunda casi como si narrara un poema—. Dejando a todos los demás hasta el cuello con esta mierda —pausó, viendo a Steve por unos segundos hasta que se giró para salir de la habitación—. Ahora si termine, Capitán.

—Tony —Steve quería decirle al hombre que él no había terminado de hablar, que todas sus preguntas aún no eran respondidas pero su boca tenia otros planes—, yo sé que jamás habría querido que las co...

—Sí, Cap. —Le interrumpió abruptamente, al tensarse en su lugar— Tú nunca quieres que las cosas terminen como lo hacen, pero ya es muy tarde para eso, ¿no? Ya es una vida muy tarde.

Con eso último Tony abrió la puerta para salir de la habitación, dejando atrás a Steve con todas sus preguntas.

Lo que Tony había dicho tenía sentido con lo primero que le había explicado, pero la forma en que lo había dicho; el reproche en su voz —que Steve suponía tenía todo el derecho a tener, al parecer él de las había arreglado para volver algo pequeño un gran problema— le hacía preguntarse que era lo que Stark no le estaba diciendo.

—Viernes —llamó Steve, viendo el techo con atención.

—¿Sí, Capitán Rogers? —respondió enseguida la inteligencia artificial.

—¿Dónde está, Tony?

—El señor Stark está en su despacho y lamento informarle que no desea ser molestado por el momento, Capitán.

—Gracias —murmuró desganado.

Viernes no dijo nada después de eso y todo quedó en un abrumador silencio.

Steve trato de dormir, en verdad lo intento pero su cabeza no dejaba de dar vueltas al asunto. ¿Por qué no podía recordarlo? ¿Por qué?

Más tarde que temprano se puso de pie harto de no lograr siquiera acallar su cabeza. Salió de la habitación, pasando por alto el parpadear de una luz, y tal vez su vista le estaba fallando, o era porque fue de reojo, pero le pareció ver las paredes moverse de forma extraña; aun así, ignoro todo aquello.

Recordando como llegar a lo que había parecido ser la sala de estar —lugar al cual no era complicado llegar— se encaminó a su izquierda, esta vez no había una intensa luz que le hiciera cegar por unos momentos, solo una cálida luz que pareció encenderse en el momento que su piel tocó la tibia madera.

Observó el oscuro cielo, a través de los ventanales que conformaban lo que sería la pared de su lado derecho, pared que daba a la aparente playa frente a la casa. Todo estaba muy silencioso y no parecía haber ni un alma cercas.

Con cansancio Steve comenzó a caminar hasta el sofá dándose cuenta de algo a lo que antes no le había prestado atención. Traía una bata de hospital, era todo lo que traía puesto y había estado rondando así ya dos veces por esos pasillos.

—Testarudo, eso es lo que siempre has sido —dijo la única otra persona que estaba en esa casa, que Steve supiera.

Steve alzó la vista, dejando de lado el hecho de que traía solo una bata; que para su suerte no tenía la típica apertura de atrás, no al menos hasta su espalda baja.

Tony le observaba a un lado de unas escaleras incoloras que parecían llevar a la segunda planta.

—Me lo han dicho —rio con armagura Steve, sintiéndose ligeramente incómodo.

—Y seguirán haciéndolo —suspiró Tony, al bajar los últimos escalones que le faltaban—. Viernes me dijo que preguntaste por mí no hace mucho, ¿hay algo más que quieras, Steve?

—Respuestas. —Se encogió de hombros— Pero no creo que quieras dármelas —agregó con seriedad viendo al hombre castaño pasarlo de largo para ir a la sala.

Tony se sentó en el largo sofá blanco, no importándole traer su ropa llena de grasa, y se encogió de hombros al dedicarle una corta mirada a Steve.

—Depende de las preguntas que hagas —informó.

—No creo que haya pregunta correcta en estos momentos —señaló Steve, al encaminarse al largo sofá para sentarse hasta el otro extremo haciendo que Tony se girara para verlo, lo cual no era muy difícil porque el sofá tenía forma curveada, había al menos diez pasos de distancia entre ellos dos.

—En eso tienes razón, pero tampoco hay pregunta errónea —declaró Tony, al cruzarse de brazos—. Y como sé que no dejarás esto por la paz te animo a preguntar... anda Cap, no muerdo —finalizó dedicándole una pícara sonrisa a Steve; una algo fingida incluso para el genio, si Steve podía juzgar.

¿Por dónde empezar? ¿Cual era una buena pregunta?

Steve tomó aire y se erigió en el sofá, cruzando sus brazos en su pecho al no saber qué más hacer con ellos.

—¿Dónde están los demás? —preguntó con seriedad. Steve creía que era un buen inicio aparte de ser algo que en verdad le interesaba saber.

—Buena pregunta —acreditó Tony—, también me preguntó dónde están —agregó al desviar la mirada por unos segundos.

—¿No están juntos? —Fue lo primero que Steve logró articular al atar algunos cabos sueltos.

Tony no sabía dónde estaban los demás y habían tenido una pelea. No necesitabas ser «Sherlock Holmes» para saber que habían decidido separarse.

—No con exactitud, llevo un... —pausó brevemente— no hemos tenido contacto hace algunos días, Natasha fue la última con la que hablé hace semana y media, y no me moleste en preguntar su paradero —agregó a su corta explicación.

—Entonces, ¿el grupo? —preguntó vagamente Steve.

—No sabría decirte —respondió con indiferencia Tony.

—Bien.

El silencio los abordó pero ninguno quiso romperlo, tal vez porque ambos se encontraban en su propio mundo. Uno pensando en lo que no podía recordar y el otro creando un enigma en su cabeza.

—¿Nadie sabe que desperté? —Se digno a preguntar Steve.

Tal vez no llevaban tanto tiempo juntos como equipo, o siquiera Steve llevaba tantos años en esa época, pero el soldado sentía que todos de alguna forma tenían un pequeño lazo. Muchas veces en las diferentes misiones donde se vieron involucrados, esperaban el diagnóstico del colega herido o regresaban a ver cómo estaban de vez en cuando, no era que se sintiera olvidado por sus compañeros, solo no entendía como todo pudo haber cambiado en tan poco tiempo.

—¿El gobierno? —cuestionó Tony, al arquear una ceja en dirección a Steve—. Ellos ni siquiera saben que tu corazón sigue latiendo —respondió al encogerse de hombros.

—¿Cómo? —preguntó algo fuera de lugar, olvidando por un momento cual había sido su pregunta original.

—Fue la última ayuda que recibimos del pirata, dijo que el Capitán apenas había recibido su segunda oportunidad, y que era su derecho vivirla en este u otro siglo... al parecer fue en este —respondió Tony, al colocar sus manos en sus piernas, viéndose algo tenso.

Steve asintió en entendimiento al comprender que Nick había vuelto a hacer una aparición para salvar sus pellejos, más que nada el suyo esta vez. En verdad tenía que hacer algo por ese hombre un día, algo grande, para agradecerle.

—Tony. —Le llamó al verle con seriedad. Tony alzó un poco la cabeza para hacerle saber que le escuchaba— ¿Los demás no saben que desperté? —preguntó esta vez un poco más específico, o bien más específico para Tony, ya que este pareció entender esta vez bien su pregunta.

—No. —respondió seco— Bueno, Peter lo sabe pero si te refieres al equipo, no... ellos no lo saben, no tengo idea de donde están así que no he podido contactarme con ellos —explico al encogerse de hombros.

—¿Toda la tecnología del mundo y no sabes dónde están? —preguntó retóricamente Steve, con un pequeño tono de burla en su voz.

—No sé si lo sepas, Steve, pero nadie me paga para rastrear personas que no quieren ser encontradas —bramó Tony, su voz conteniendo cierto veneno en sus palabras.

—Lo siento. —Se disculpó Steve al sentirse algo apenado por sus anteriores palabras, que si bien fueron más en broma y sin intención de ofender, Tony no las tomó bien.

Steve vio al hombre removerse en su lugar ante aquellas dos simples palabras.

—Ya es tarde, ¿no lo crees? —musitó Tony.

—No sé que hora es, pero sí, creo que es algo tarde —respondió Steve al ver hacia atrás, viendo por los ventanales la luz de la luna reflejarse en el mar.

—¿Qué? ¿De qué...? —Tony miró con confusión a Steve, el cual por un momento se preguntó si Tony estaba prestando en verdad atención a la conversación que estaban teniendo—. Oh, sí, la hora... es... —pausó— Viernes.

—Justamente media noche, señor —respondió enseguida.

—Media noche —repitió Tony.

Steve observó al genio con intriga, al parecer uno de los dos no había entendido al otro —lo cual no era nada nuevo debido a que así era cada vez que hablaban, o la mayoría del tiempo.

—Gracias —agradeció de todas formas Steve con educación.

—De nada —sonrió levemente el genio—. Ya es tarde así que... —miró a Steve con duda plasmada en su rostro— ¿Volverás al cuarto o serás un testarudo?

Steve, con sus brazos ya cruzados, presionó sus brazos contra su pecho ante la pregunta, haciendo así que su compañero rodara los ojos.

—Lo supuse. —exclamó al hacer su cabeza hacia atrás— ¿Entonces cual es el plan, Cap? ¿Quedarte en el sofá toda la noche?

—Aún no terminamos de hablar, Tony. —No estamos ni cercas, pensó Steve.

—Tal vez tú no pero yo sí, a diferencia tuya yo sí necesito mis preciados momentos de recuperación, Steve —dijo al ponerse de pie—. Mañana podemos continuar con... «esto», ahora vamos...

Steve, aún en su lugar, con sus brazos aún contra su pecho, vio con seriedad al hombre de hierro que con un exagerado suspiró acepto lo que Steve no pidió en palabras.

—Te quedarás en la habitación de huéspedes, ¿feliz? —cuestionó con fastidio.

—Mañana a las setecientas horas continuáremos con esto, Stark. —sentenció Steve, utilizando el apellido del genio como era habitual cuando ambos hablaban con seriedad el uno con el otro, al menos así le quedaría claro a Tony que Steve no aceptaría un «no» por respuesta.

—Ni un día entero despierto y ya estás todo militar —dijo con exasperación Tony—. Que Steve Jobs me ampare en sus manzanas del cielo porque estoy que no puedo —agregó con fastidio en su voz, uno fingido para los oídos de Steve.

El súper soldado sonrió ante el melodrama del genio, que evidentemente no quería levantarse temprano y no lo haría, y se puso de pie.

—Viernes te guiará a tu habitación, yo tengo algo que hacer antes —dijo Tony, en el momento que Steve ya estaba a un lado suyo.

—Tony. —Le llamó descontento con el cambio de planes.

—No tardaré, Rogers —ignorando el llamado de atención de Steve, Tony comenzó a caminar en dirección contraria a las escaleras—. Creo qué hay algo de ropa en la habitación de huéspedes, así que busca algo que te quede al menos que quieras estar en eso —agregó al señalar a Steve, bueno la prenda que el soldado portaba—. Nos vemos a medio día, Steve.

El súper soldado no tuvo tiempo de siquiera decir algo cuando el genio se adentró en el pasillo que estaba a la izquierda de Steve. Con un derrotado suspiró se encaminó a las escaleras siendo próximamente espantado por la mecánica voz.

—Su habitación se iluminará cuando esté cercas, Capitán Rogers —informó Viernes con monotonía.

Steve asintió en entendimiento al subir las frías escaleras, estaban demasiado frías para las plantas de sus pies y eso comenzaba a alterarle.

—Gracias —agradeció al hacer una pequeña mueca debido al repentino frío.

—¿Se encuentra bien, Capitán Rogers? —preguntó Viernes—. Puedo detectar una reacción de incomodidad.

—Estoy bien, no es nada —respondió al llegar a la segunda planta, agradeciendo que la temperatura en la madera era más cálida que la de las escaleras, las cuales eran de vidrio.

Steve camino por el inmenso pasillo, que disponía de no más de quince puertas, o esas contó en su camino, todas ampliamente separadas dejando a su imaginación que tan grande era cada una por dentro, algunas tenían separaciones más extensas que otras y eso solo le daba más curiosidad, ¿qué tan grande era la casa de Tony? Él había visto fotos por unos incidentes que habían ocurrido dos años atrás —bueno, para él eran como dos años ahora serían como cuatro. Demonios todo era tan confuso—, sabía que él millonario había reconstruido la casa así que suponía la había hecho aún más grande que antes pero, ¿qué tan grande era?

Antes de llegar a la última puerta —la cual suponía era la habitación de Tony, pues tenía dos enormes puertas y estaba al final del pasillo— la terciaba o doceava puerta se iluminó de azul para él.

La puerta era de madera oscura, pero los costados tenían un metal brillante que parecían ser los causantes de que la puerta de madera, de alguna forma que Steve desconocía, se iluminara. Tal vez aquello que llamaban L.E.D tenía que ver en eso —aunque se trataba de la residencia Stark así que podía ser cualquier cosa nunca antes imaginada—; seguramente algo de lo cual el mismo Stark podría hablar por horas y horas, como en otras ocasiones llegó a ocurrir y Steve solo se limitaba a tomar palabras clave para después investigarlas. Lo cual nunca le servía de mucho porque Tony siempre sacaba mil palabras más que él desconocía pero todo lo que hacía sonaba como a algo mágico. Así que ingeniería-mágica, seguramente era algo mágico que Tony había creado.

Tomó el picaporte con su mano derecha y giró de este para adentrarse en la inmensa habitación. Con detenimiento observó el lugar, este estaba casi vacío. Un espacio tan grande vacío por dentro.

Steve observó que a su lado izquierdo estaba la cama, que disponía de dos mesitas de noche; una a cada lado del catre, en una de dichas mesitas había una lámpara que desprendía una cálida luz y a un lado de esta un reloj digital de azulina luz, marcando la hora —12:12AM—. A su lado derecho, dejando una buena distancia entre el catre, había un escritorio que disponía de otra lámpara de luz cálida y nada más.

Frente a él estaba un enorme ventanal que abarcaba toda la pared.

Steve dio unos tentativos pasos hacia el ventanal apreciando lo que parecía ser un bosque, ¿un bosque en Malibu? Toco la ventana con detenimiento sintiendo el frío de esta en sus dedos.

—Capitán Rogers, lamento interrumpirlo, pero el señor Stark me pidió que le informara que vendrá a su habitación.

Alejando sus dedos del vidrio Steve se giró para ver la, aún, puerta abierta. Dio unos pasos de regreso a esta cuando el genio se hizo ver con algo entre ambas manos.

—No estoy seguro que lo qué hay en el armario te quede pero tengo esto... es tuyo —extendió lo que traía en las manos para que Steve pudiera verlo con más detenimiento—. Nick lo trajo poco después del incidente —agregó justo en el momento que Steve estaba por preguntar.

—Gracias.

—Bien —aplaudió haciendo que Steve se sobresaltara un poco ante el repentino sonido—, cualquier cosa Cap, estoy justo enfrente —apuntó la puerta que estaba justo donde ya había dicho, en frente de la habitación donde Steve se quedaría.

Dicho eso Tony se giró ante la atenta vista del Capitán, dejando ver no más que su ropa llena de líquidos por el trabajo que debió de haber estado realizando.

—Buenas noches, Tony —dijo Steve, al tomar la puerta de madera con su mano izquierda, sosteniendo la ropa con la derecha, listo para cerrar en el momento que el genio se adentrara en su habitación.

—Buenas noches, Cap —Tony volteó a verlo al darle las buenas noches dejando ver una suave sonrisa que Steve podía catalogar como afligida, si sus ojos no le mentían.

Tony abrió la puerta de su habitación y se adentró en la oscuridad de esta, dejando que su silueta fuera abrazada por las sombras; dejando a un súper soldado con preguntas e intrigas atrás.

Steve se asomó un poco —lo suficiente como para poder ver los dos finales del pasillo— y observó a su lado izquierdo.

Negando con la cabeza, asumiendo que no era de su incumbencia, se incorporó a su habitación y cerró la puerta.

Vio lo que podría ser la puerta del baño, a su lado izquierdo en la esquina de la habitación justo a un lado del enorme ventanal y negó con la cabeza. Solo se cambiaría y se forzaría a si mismo a dormir.

Ya una vez cambiado, con una ropa holgada que encontró en el enorme armario —el cual estaba a un lado del escritorio—; debido que la ropa que Nick había traído era de deporte. ¿Quien lo mandaba a ser un amante del ejercicio? Nadie. Se dispuso a ingresar en la comodidad de la cama —dejando solo una luz encendida, ya que Viernes se había encargado de apagarlas todas— justó en el momento que el sueño que había tenido le hizo tensarse.

No había sido más que una pesadilla, no tenía porque ponerse alerta pero el simple hecho de que Tony estuviera siendo poco cooperativo con todo lo sucedido le estaba dando motivos a su subconsciente de estar a la defensiva.

—Buenas noches, Capitán Rogers —dijo repentinamente la inteligencia artificial haciendo que Steve frunciera el ceño.

—Buenas noches, Viernes —áspero le respondió el gesto sintiéndose enseguida culpable por su tono de voz.

Sería una larga noche, una muy larga pero trataría de dormir lo suficiente para poder estar de mejor humor por la mañana y poder hablar con el genio. Necesitaba respuestas pero para obtenerlas tendría que tener su mejor cara para confrontar al hombre de hierro.

Durante el tiempo en el que se tardó en conciliar el sueño, Steve podía jurar que una luz azul iluminó su cuarto en el momento que la lámpara, de la mesita de noche, se apagó por sí sola —seguramente Viernes de nuevo—. Podría jurar todo eso pero no todo lo demás que creyó escuchar.

—Dulces sueños.

___________________

Hola, feliz navidad a todos. Espero se la hayan/estén, pasando bien y estén rodeados de quienes más les aprecian :D ¿Qué le pidieron a Santa? ¿Se los trajo? Yo le pedí Stony y... creo que se saltó mi casa ;-; Bien no xD feliz día del recalentado a todos/as <3

Bueno, al fin acabe este capítulo y según yo lo corregí. Espero les esté gustando la historia :D

Lamento cualquier error que me haya dejado.

Cualquier duda háganmela saber. Críticas y sugerencias también son bienvenidas.

Muchas gracias por leer, votar y comentar.

Todas las notas de la autora serán borradas una vez la historia sea terminada.

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