Millionaire ©®

By vcarlabianca

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| C O M P L E T A | ✔️ [+18] Después de renunciar a todo, Rose Paige decidió vender lo único que le quedaba:... More

Sinopsis
Prólogo
CAP (1) Envuélveme en la oscuridad
CAP (2)Amanecer entre sus sábanas
CAP (3) Dificultades
CAP (4). Un café
CAP (5) . Solo una llamada
CAP (6). Solo una puta
CAP (7). Atrévete
CAP (8). En tí
CAP (9). Despacio
CAP (10). Un millón de plumas
CAP (11). ¿Aceptas?
CAP (12). Detrás de tus ojos
CAP (13). Dame una razón
CAP (14). Una tras otra
CAP (15). Solo trabajo
CAP (16) ¿Puedes ayudarme?
CAP (17) . Vuelo nocturno 🔞
CAP (18). ¿Quién es ella?
CAP (19). Tensión 🔞
CAP (20). Miradas
CAP (21). Reconciliación
CAP (22). Mariposas
CAP (23). Consejos
CAP (24). Borron y cuenta nueva
CAP (25). Otra
CAP (26). A tu lado
CAP (27). Dando vueltas
CAP (28). Buscando una solución
CAP (30). Mentiras
CAP (31). Descubierta
CAP (32). Tu...
CAP (33). Propuesta
CAP (34). Nueva casa
Cap (35). Mala publicidad
CAP (36). Tomar actitud
CAP (37). Sin más secretos
CAP (38). Siempre a tu lado
CAP (39). Ultima noche
CAP (40). Despedida
CAP (41). A través de una llamada
CAP (42). Angustia
CAP (43) ¿Y ahora qué?
CAP (44). Familia
CAP (45). Circunstancias
CAP (46). ¿Será?
CAP (47). Era hora
CAP (48). Una rosa fuerte
CAP (49). Reencuentro
CAP (50). Tu y yo
CAP (51). Mi lugar
CAP (52). Final
Epilogo
G R A C I A S

CAP (29). Secretos a la luz

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By vcarlabianca



Narrativa: Rosé Paige

La vida da muchos giros. Hoy tal vez te encuentres sonriente sin tener ni la mínima idea de que mañana estarás llorando. ¿Será verdaderamente así o solo así estamos acostumbrados a creer? ¿ No será que somos nosotros mismos los culpables de la vida que llevábamos?

—Siéntate, por favor—habló la señora Alejandra, después de haber llegado a su oficina y decirle que necesitaba unos minutos a solas con ella.

—Gracias—suspiré mientras tomé asiento y empecé a jugar con mis dedos nerviosos. — Quiero que sepa que estoy muy agradecida con la posibilidad que me había dado de trabajar aquí, para usted.

—No debes estar agradecida conmigo sino contigo misma, a tu mente y a tu oportunidad. Eres talentosa así que la oportunidad se te ofreció.

—A veces podemos ser muy talentosos y nunca tener la chance de hacer lo que nos gusta de verdad—repliqué mirándola mientras bebía su café.

—Tarde o temprano la oportunidad aparece. Ahí nos toca a nosotros luchar. Algunos no tienen el valor de probar porque tienen miedo a fallar, pero lo que ellos no saben es que fallar es una cualidad de las grandes personas. Sin caídas no hay proceso, no hay de dónde levantarte.

—Señora Blanca...—me mordí el labio inferior. —No quiero que piense que estoy aprovechándome de su voluntad o qué me pasó, pero realmente necesito pedirle ayuda—la señora frunció el ceño y me prestó más atención. —Pero antes creo que usted debe saber toda mi historia. —la miré a los ojos bastante dudosos.

La mujer se acomodó en su silla y asintió ligeramente y pacientemente con la cabeza.

Era la primera vez que intentaba hablar sobre mi vida con alguien y esto me resultó muy difícil. Tanto que ni siquiera supe el momento en el cual mis lágrimas empezaron a caer, solamente me vi envuelta en una situación emocional que me agobiaba. Un pasado oscuro que prácticamente no adelanté por completo, un presente doloroso. Aparte de todo esto, sentía que iba a apuñarla por la espalda en el momento en el cual le iba a contar que su hijo también era parte de mi historia.

—Lo sabía, Rose.—me miró a los ojos. —Tal vez hay cosas que me escaparon, pero definitivamente intuía —me señaló unos papeles que había en la parte derecha de su escritorio que llevaban escrito mi nombre en la parte izquierda. —Mucho más de lo que tú y mi hijo saben el uno del otro.

—¿Cómo?—entrecerré los ojos confundida.

—Mira Rose, cuando yo tenía tu edad igualmente me vi con un hijo,Colín...y tal vez no supe aprovechar el tiempo porque me dediqué tanto a mi nuevo trabajo que perdí los momentos más importantes de mi juventud.

Esta historia ya la conocía, recordé los momentos en los cuales Colín me había contado unos fragmentos.

—No creo que él esté enojado con usted por esto.—confesé.

—No lo está, porque ahora él también tiene una hija. Una hija que a mí me iluminó mucho en tu conocimiento.

—¿La hija de Colín?—pregunté envolviéndome más en la confusión. —Pero yo no la conozco.

La mujer sonrió y después habló : —Sabes que la vida es como un puzzle, si pones cada parte en orden llegas a ver la imagen completa. —negó con la cabeza sonriendo. —Pero esta es otra parte de la historia que a ustedes aún les toca descubrir.

—¿No está enojada conmigo?—pregunté y ella negó con la cabeza. —Aparte de todo, todos quieren lo mejor para sus hijos y yo...—me interrumpió en un tono molesto esta vez.

—¿Tienes sentimientos verdaderos para mi hijo?— me cortó y asentí con la cabeza. — Esto es lo único que me importa— me guiño el ojo relajándose —¿Crees que por haber sido una prostituta no tienes el derecho a la felicidad? ¿Crees que la gente debe juzgarte por eso?

—La gente lo hace.

—Hay tres grandes motivos por los cuales a mí personalmente no me importa esto de ti. Primero, mi hijo lo sabe y si él te aceptó así significa que no le importa tampoco, ¿por qué meterme yo? Dos, pude leerte bastante como para ver que no fue precisamente lo que tú quisiste de tu vida y tres...—su mirada se fijó en la mía. —Porque te entiendo, porque yo también estuve dentro de ese mundo.

Mi mente quedó en blanco.

—Estuve igual a ti, igual. Igual de tonta como para no huir al primer señaló, igual ingenua en creer que podré manejar todo y igual de insegura en salir y entender que la gente no me juzgará después de esto —añadió la mujer. —Fui una prostituta y hoy soy una mujer muy respetable. No seré hipócrita en decirte que agradezco a la vida por ese periodo, pero seguramente hoy no hubiera sido quien soy sin esa parte de la vida.

—Por eso Colín no juzga.—dije pensativa.

—No, Colín, no sabe mi pasado.—levantó una ceja.

—Bueno... perdón pero yo tengo que preguntarle algo. ¿Cómo logra saber todo de mí? ¿Contrato a alguien?

—Yo no, en cambio, mi hijo sí. —sonrió otra vez. —Al parecer mostró mucho interés en ti desde hace mucho tiempo.—hizo una pausa después de la cual habló. —Su mejor amigo es detective, en menos de veinticuatro horas tuvo todo lo necesario ... Pero obviamente a Colín solamente le llegó una parte.

—¿Le ocultaste?—pregunté.

—No, querida, les doy la oportunidad de hacer lo correcto. Te dejo a ti que se lo digas de frente y a él, pues, que lo escuche saliendo de tu boca.

—Esta es la parte más difícil—confesé sonriendo con tristeza.

—Y será más difícil si el tiempo pasa. El tiempo puede ser nuestro peor enemigo. Pero creo que ya lo has comprobado sola.

—Puede ser, pero por ahora mi mente está clavada en mi hijo.—me entristezco nuevamente pensando en cómo mi hijo estaba acotado en una cama en el hospital, indefenso.

—También conozco y está historia, y aquí sí que me gustaría hablar contigo.—sacó su teléfono pero mientras habló .—Tendrás que jugártela inteligentemente. Es un buen boleto para tu salida de ese mundo.

—Esos hombres son bien peligrosos.—afirmé y ella me detuvo con el dedo mientras empezó a decirle por teléfono " Entra en mi oficina", y después colgó mirándome fijamente.

Unos segundos después, la puerta se abrió y unos pasos se nos acercaron. La señora Blanco se levantó y yo hice lo mismo. En el momento en el cual me di la vuelta, me encontré en frente de un hombre alto y musculoso que me hizo sentir como una pequeña mosca delante de él.

—Te presentó al comisario Luca Herrera.

—Rose Paige— extendí mi mano.

—Llámeme Luca, señorita.—agarró mi mano y me la besó .—Pues bien, vamos a explicarle el plan, ¿no?

—¿Cómo? ¿De qué hablan? ¿Ustedes sabían que yo iba a venir aquí? —pregunté totalmente sorprendida.

—¡Ay, Rose!— la señora sacó una carcajada. —Los teléfonos pueden ser interceptados muy fácilmente.— caminó hacia mí para ponerme su mano en el hombre.

La miré y me sentí avergonzada, así que de plano bajé lentamente la cabeza hasta que la escuché gritar.

—¡La maldita corona!—me gritó enfurecida la señora.

¡La maldita corona!

—Bueno, vamos a empezar.—dijo la mujer mientras volvió a sentarse.

Tanto yo como el comisario hemos tomado asiento y el hombre empezó a hablarme. He contado cómo había pensado. Mi mente estaba más confundida que nunca.

—Para hacerte, él resume, Rose.—habló la señora. —Te daré todo el dinero que necesitas para tu hijo.

—Pero el dinero que se le debe dar a Alex será falso y de esto me encargaré yo.—habló el comisario.

—Alex debe pensar que el dinero llegó por parte de Colín.—añadió Blanca.

—En el evento estaremos presentes tanto yo como el comisario y tú prácticamente harás lo que te dice Alex, acompañarás a un hombre de Dubái, que es un importante narcotraficante. Lo que debes hacer es que te confiese su trabajo.

—¿Y después?—pregunté con el ceño fruncido.

—Tendrás un micrófono, bueno, esto te lo vamos a aclarar, en ese día no debemos hablar ahora sobre esto. Todo estará grabado, tendrás la prueba y allá la policía podrá intervenir —habló el comisario.

—¿Pero si algo va mal? Alex es bastante listo.

—No te pasará nada ni a ti ni a tu hijo. Ya tenemos gente dentro del hospital que lo vigila. Y en el evento estaré yo también y unos más. Totalmente a salvo. ¿Aceptas?

—Aceptó.

—Una pequeña recomendación para ti, Rose.—dijo la señora Blanca. —Trata de hablar con mi hijo antes del evento.

—¿Antes?—pregunté. —Pero el evento es el domingo.

—Tengo un mal presentimiento.—dijo pensativa. —Escúchame, cariño, que sea pronto.

—Mañana te entregaré el dinero, se lo das y van a ver si es compatible—dijo el comisario. —Tenemos tres días hasta el evento, no hay tiempo que perder.



Narrativa : Colin Russell

Había pasado un día desde que no sabía nada de Rose, estuve checando mis mails y obviamente no había ninguno de ellos.

—¡Pasa!—dije en el momento en el cual unos pequeños golpes en la puerta me distrajeron de mis pensamientos.

—¡Buenos días, Colín!—escuché una voz femenina bastante irritante.

Levanté la cabeza y me encontré con la dueña, de cabello rubio y unos ojos azules.

—Creo que te había visto antes en alguna parte—dije mirándola fijamente, su rostro me parecía bastante conocido.

—Sí, en la fiesta de solteros de Ricardo. Estuvo con Rose y Amalia, las otras dos chicas.—habló segura de sí misma. — Mi nombre es Isabell. ¿Puedo robarte unos minutos?

La invité a sentarse en una silla que había enfrente de mi despacho.

—Te escuchó.—cerré mi portátil y la miré.

—¿Sabes qué le pasa a Rose?—preguntó la mujer, mostrando una expresión de preocupación.

—¿Por qué me preguntas a mí esto?—levanté una ceja.

—Pues—sonrió algo tímida. —En cuanto regresó de Italia vino al trabajo, y entre otras nos contó sobre lo suyo. Bueno, estuvo muy orgullosa de que logró conquistarte.

—¿De qué hablas?—seguí preguntando. —Rose no es ese tipo de mujer.

—Yo solo vine a saber si algo le pasó en ese viaje, lo de ustedes dos no me interesa, son sus cosas privadas.

—Sabes, es muy curioso que vienes a preguntarme a mí sobre tu amiga, eso si, suponemos que son amigas.—repliqué irritado.

—Pues lo éramos, ahora realmente estoy un poco molesta con ella. Si ella dijo que tiene mucho dinero porque te tiene a ti, no entiendo por qué sigue insistiendo en que este domingo sea ella quien acompañe a un señor. Digo, que sea la dama de compañía de alguien...

—¿Qué? Estás mintiendo.—empecé a reír nervioso.

—No, Colín. —negó con la cabeza. —Por algo ella fue la mujer que la mandaron en tu habitación cuando se conocieron por primera vez, ¿no crees?

—¿Quién la mandó?

—El hombre que nos consigue a los clientes, el viejo amor de Rose y el padre de su hijo. De hecho, ahora que lo pienso, ayer ella fue directamente a su oficina. Se encerraron y pasaron allá un par de horas.—explicó Isabel.

—Pues me parece normal—fingí. —Si él es el padre de su hijo, seguramente fue allá para decirle lo que ha ocurrido con su hijo. ¿Sabes que está enfermo?

—Sí, algo escuché. ¿Pero tú realmente crees que el bebé está enfermo? Ósea me cuesta creer eso. ¿Tú los has visto?

—No, no lo vi.

—Claro.-— suspiró. —No es la primera vez que Rose miente.

—¿Acaso viniste para hablar mal de ella delante de mí?

—Bueno, creo que mereces a alguien mejor. —confesó la rubia levantándose de la silla.

—¿Así? —me levanté también .—¿Alguien como quién? ¿Cómo tú?—pregunté irónicamente. —Por favor, vete de mi oficina.

—No, Colín. —negó con la cabeza. —Te miro y me doy cuenta de que hice lo correcto. Una mujer que te hace enamorar y después se va a acostar con otro hombre por dinero. ¿No te ama tanto, no?—dejó una tarjeta en mi despacho antes de girarse y caminar hacia la puerta. —Allá tienes mi número, por si domingo decides ver con tus propios ojos a quién le entregaste el corazón.

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