CAP (38). Siempre a tu lado

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Narrativa : Rose Paige

Estaba muriéndome de angustia. Empecé a pensar si había hecho bien en contarle toda la verdad a Colín. ¿Y si iba a llegar a ser detenida, qué pasará con mi hijo?

—Debes tranquilizarte.—me dijo la señora Blanca, acariciando con cariño mi espalda.

Ella había llegado hace media hora, ya que Colín la llamó y le exigió que nos acompañara.

Primero nos fuimos al tribunal, donde Colín me dejó esperarlo en una habitación totalmente vacía. No sé lo que hizo allá ya que no quiso decirme nada, estaba totalmente metido en sus pensamientos.

Ahora me encontraba sentada en la edición central de la policía con la señora Blanco, que intentaba alegrarme, ya que Colín desapareció una vez más.

—Estoy muy preocupada.—admití suspirando y ella agarró mi mano.

—No debes serlo cariño.—me sonrió. —Mi hijo sabe muy bien lo que está haciendo, solo confía en él.

Al final de todo tenía razón, pero aun así sentía que mi corazón no estaba bien. Estaba muy asustada, no sabía qué iba a pasar.

—Rose.— Escuché la voz de Colín de repente y me levanté.

—¿Qué pasa? —pregunté nerviosa.

Mis pies temblaban y todo mi cuerpo entró en un momento de estrés máximo.

—¿Puedes tranquilizarte, por favor? —rodeó mi espalda con su brazo. —Mamá, ¿podrías recoger tú a los niños hoy?

—Claro, hijo.—sonrió Blanca.

—¿Por qué no vamos nosotros?.—giré la cabeza hacia él.

—Porque nos quedamos a hablar con ellos, bueno, yo hablo, tú escribes la declaración que yo digo y después nos vamos a la casa.

La madre de Colín se despidió de nosotros con un abrazo, dejándonos completamente solos.

No pude ignorar el carácter de mi novio en ese momento, era totalmente diferente al hombre que yo conocía.

—¿Estás enojado conmigo, verdad?.—pregunté bajando la mirada.

—No, amor.—me dio un beso en la frente. —Perdón, estuve completamente metido en el asunto.—me sonrió justo cuando el rostro de Ricardo apareció.

—Hola.—saludó Ricardo, extendiendo la mano, y Colín hizo lo mismo. —Hola, Rose.—me sonrió. —Vine lo más rápido que puedo. ¿Cómo estamos?

— ¿Leíste lo que te mandé? —preguntó Colín y su amigo asintió. —Rose.—me miró a los ojos. —Desgraciadamente yo no puedo ser tu abogado ya que soy tu novio pero Ricardo será quien te representará.

—Mejor dicho, seré yo el que dará la cara porque él estará detrás de todo esto.—interrumpió Ricardo con una sonrisa.

Tras media hora en cuál Colín no paró de hablar con Ricardo y yo memoraba el papel donde él escribió la declaración que yo debía dar, escuché decir:

— Entran.—me sonrió. —Rose, no debes decir nada más y nada menos de lo que yo escribí allá. Cualquier otra pregunta que te hacen no contestas.—asentí con la cabeza mientras él giró su cabeza hacia Ricardo. —Cuento contigo.

—Tranquilo, haré lo que me dijiste, me va a explotar la cabeza.—se quejó este. —Ahora ya se tus secretos.—soltó una risa y Colín hizo lo mismo. —Vamos Rose.

Colín besó mi frente, intentando tranquilizarme con algo que no funcionó, ya que todo mi cuerpo temblaba como nunca.

—Habla claro y sin dudar ni un segundo de lo que dices.—me dio el último consejo, después de cuál caminé con Ricardo hacia la sala.

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