Aída Pierce.
—Esto no es lo que parece— se justificaba Glenn mientras daba pasos hacia atrás, como si se estuviera retractando de lo sucedido. —No le digas a Raymon.
Seguía inmóvil, realmente me había impactado demasiado, nunca lo sospeche o vi venir. Cerré lentamente la boca haciéndole saber al Adamson que no era gran conflicto, de igual manera aterricé mis manos que cubrían mis labios, estaba pasmada.
Los tres intercambiamos miradas, justo cuando necesitábamos que alguien hablará, Anzel no lo hizo, él es perfecto para los momentos incómodos, pero esta vez simplemente parecía estar desconcertado y al mismo tiempo contento por el pequeño frunce en su sonrisa.
— Nada de esto paso— decía Glenn mortificado, como si hubiera cometido el delito mas grande.
— ¿Que quieres decir?— le preguntó incómodo mi mejor amigo.
— Tú no tienes idea de como es mi familia, soy parte de la realeza, debo ser un ejemplo.
— Esa no es una razón para esconderte, ellos deberán aceptarte, no es nada del otro mundo.— esta vez hable. La sonrisa que ahorita colgaba en Anzel, se esfumó en cuestión de segundos. — Si se quieren no existirán obstáculos.
— Ustedes no entienden, no están en mi lugar.
— Claro que no, pero son tu familia, deberán aceptarte y sino, hay gente que sabe valorarte.— nos detuvimos al ser interrumpidos por la puerta.
—¿Por que tardan tanto?— entro Raymon por está y su voz se fue apagando a la vez que nos miraba a los tres con desconcierto.
— Tú hermano es un cobarde— Anzel salió agresivamente y con un gesto de desagrado.
Raymon frunció el entrecejo e inmediatamente intercambio miradas conmigo para después voltear a ver a Glenn que rodeaba los ojos, estaba molesto y a la vez incómodo, se notaba enseguida por sus ojos caídos, sus dientes titubeando, solo esperando que dirá su hermano.
— ¿De que está hablando?— nos pregunto a ambos refiriéndose a lo que había comentado mi amigo.
— No es nada..— dije mientras tomaba su mano. — Ya sabes como es Anzel, explota fácilmente.
—Pero cuando lo hace dice la verdad— arqueo una ceja.
— No te incumbe— expresó Glenn para después intentar salir de la habitación, pero justo antes Raymon lo detuvo.
— Claro que me incumbe, eres mi hermano— lo miro desafiante mientras lo tomaba fuertemente del brazo.
— Soy bisexual.— declaró firmemente y rápidamente se zafó del agarre de Raymon, donde más que enojado salió de la habitación, haciendo aun lado a cualquiera que le obstruyera el paso.
Miré a mi pareja y este tenía la boca abierta, justo como yo la habia puesto en el momento cuando me enteré.
— Esta bien, no pasa nada— se repetía constantemente, como si se estuviera convenciendo del hecho.
— No cambia nada, ¿verdad?— cuestioné.
— Es mi hermano, siempre lo apoyaré.
Entrelazó sus dedos con los míos y apenas nos íbamos a marchar de la mansión, pero uno de su familia nos detuvo.
Raymon frunció el ceño y esperó a que esté dijera algo.
—La Reina no quiere que dejen Italia.
Mi pareja arqueó la ceja.
—¿Por qué?— preguntó firme y con su voz ronca.
—Mañana habrá una reunión, todos los vampiros del mundo serán invitados, y tú madre aprovechará para presentar a Aída como una Adamson.
Intercambie miradas con Raymon y esté solo continúo haciendo preguntas. El punto es que la respuesta nunca cambió, teníamos que estar en la reunión si o si.
Sin más, Raymon apretó mi mano y sólo asentí, nos quedaríamos un día más con está dinastía.
La tarde continúo, ningún evento destacó por el día, simplemente ignoramos a la familia para después irnos a un hotel, donde aunque Glenn no quería, le tocó con Anzel. Era lo mejor ó eso supusimos.
Cerré las cortinas de la habitación mientras que Raymon se quitaba la camisa para después acostarse bajo las sábanas.
—Te compraré el vestido más caro y hermoso del mundo— dijo mientras me miraba fijamente.
—Gracias, pero ahí tengo unos cuantos.
Le dió dos palmadas a lado de la cama, y al mismo tiempo me hacía un espacio en está.
—Te compraré un vestido nuevo, elegante, encantador, que muestre que eres toda una dama.
—No es necesario, en serio.— caminé hacia la cama y a la vez me quitaba la camiseta que llevaba puesta. —Olvídalo, seré una Adamson, debo meterme en el papel.
Él sonrió de lado y no me quitaba la mirada de encima. Tiré la prenda al sofá que decoraba la habitación y me acosté aún lado de Raymon que me había dejado un pequeño espacio.
—¿Invitaste a tu padre?— cuestionó.
—Sí, de todas maneras tengo muchas cosas que aclarar con él.
—Oh cierto— dijo silencioso, —No creas todo lo que dijo la princesa.
—Eso intento, pero prácticamente no tenía razón para mentir..— suspiré.
—Era la Princesa Vampiro...— encogió los hombros.
—Aún estando muerta sigue en nuestras vidas..— cerré los ojos.
—Ya no pienses en eso— lo escuché decir y seguido comenzó a besar mis labios. Respondí a esté y lentamente siento como el desliza su mano a mi abdomen, acariciando cada zona.
Sonrió y paró el beso súbitamente, para después cubrirme aún más con la sabana.
—¿Pasa algo?— frunce el entrecejo.
—Ahora podemos tener hijos..
—Lo sé y tendremos miles, haremos a uno en cada país.— decía emocionado.
Reí y sólo me concentré en su mirada, que está vez estaba llena de ternura. Sus ojos azules cristalizados y brillantes como la luz de las luciérnagas. Él es hermoso.
—¿Sabes algo? Nunca me imaginé a Anzel con Glenn..— desvío su mirada al techo, y a la vez se tendía contra el respaldo.
—De Anzel era algo obvio, siempre estaba apegado a tú hermano.., Glenn nos tomó de sorpresa a ambos.
—¿Crees que le confiese a mi madre?— me vuelve a mirar.
—Ojala que sí.
La noche transcurrió de tal manera que ni nos dimos cuenta cuando cerramos los ojos. El día había seguido de una manera rápida, prácticamente Raymon fué aclarar algunas cosas con su familia. El resto paseo por Italia a excepción de Anzel, que entró corriendo con una sonrisa en el rostro.
—¿Pasa algo?— pregunté sentada desde la cama, no me había movido de está desde la mañana, pues me había quedado viendo la televisión, sólo perdiendo el tiempo.
—No tienes idea lo que acaba de pasar, bueno, lo que pasó anoche..— de un brincó se acomodó aún lado mío, mientras se movía de un lado a otro, agitando las manos, bastante ansioso.
—No inventes— supuse enseguida a lo que se refería.
—No, no es lo que tú crees— rodea los ojos. —Ayer hablamos, y me dijo que aún no estaba listo para declararlo al mundo pero que sus sentimientos por mí, son mutuos, pero primero tiene que aclarar bien todos sus pensamientos.
—Wow— exclamé, —Realmente, eso es un gran avance.
—Lo sé, lo sé— sonreía de lado con su cara de presumido.
—Me alegró bastante por ambos, en serio.
—Ay, hablas como si nos fuéramos a casar..— se tiende en el respaldo de la cama. —Hablando de eso.. ¿Qué está pasando con Raymon y tú? ¿Se está haciendo el loco?
Sonreí y lo miré fijamente.
—No es eso, los Adamson no se casan. Es una de sus tradiciones..
—¿Eso es malo?
—No, claro que no. De hecho hoy por la noche la reina me presentará como una de ellos..
Anzel arqueó la ceja.
—Sí es que no tiene segundas intenciones..
Gracias por leer 💖
Perdón por apenas haber actualizado ❤️ y lo sé, la historia ya se está alargando, pero no encuentro el final que quiero, aún hay dudas en el aire.
También, gracias por preocuparse, nos seguimos leyendo!