28: ¡Alimenten a la Bestia!

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Aída Pierce .

Miré a los hermanos bastante asustada. Raymon se puso de pie junto a mi, y me acompañó a con su mamá. Me tomo fuerte de la mano y caminamos juntos a través de los arbustos.

Salimos a la luz donde todas las miradas se fijaron en nosotros.

-Acompañada de mi hijo Raymon- dice muy afuerzas, como si le diera pena que él estuviera conmigo. Enseguida los murmuros de a nuestro alrededor se comienzan a escuchar. Eran insultos hacia mí, pero uno que otro decía la vergüenza que les provocaba vernos juntos, a una Pierce y a un Adamson. Como si estuviéramos rompiendo las reglas de la naturaleza.

La madre Adamson se esforzaba por sonreír, pero le costaba demasiado.

-Mamá, ¿Que es todo esto?-le pregunta Raymon.

-Lleva a tu hermano con el resto de la familia, a los demás vampiros que traen llévalos ahí- señala un lugar justo a un lado de las otras familias, -Y saca al híbrido que tienes ahí.- le ordena.

Siento como Raymon suelta mi mano, y siendo sincera había sentido más que miedo en ese momento. Se acomodaron justo como había dicho la mujer, excepto por la parte en que expulsaran a Ian del lugar, ya que lo ví caminar muy tranquilo con el resto.

La mujer me vuelve a brindar una sonrisa, se voltea con su familia y les hace una seña. Inmediatamente varios Vampiros se acercaron con mis amigos, como si estuvieran vigilando de que no hicieran nada malo.

-¡Ahora sí! El momento que todos estábamos esperando..- dice en voz alta hacia su público de vampiros. La muchedumbre comenzó a gritar emocionados. -¡La muerte de la princesa!- grita más que emocionada, y enseguida los de alrededor comenzaron a brincar. La familia Thalassinos, los jóvenes saltaban de un lado a otro, parecían monos en jaula.

Los árboles de una zona se comenzaron a alumbrar por grandes antorchas que se acercaban cada vez más y más.

-Y el nacimiento de una nueva realeza- le grita a la muchedumbre, y justo en ese momento es donde salen diez vampiros caminando con antorchas, y en medio de ellos estaba alguien que muy apenas se podía poner de pie. Llevaban a la princesa arrastrando, formandole impresionantes heridas tanto en las rodillas como en los brazos.

Todos los amantes de la sangre comenzaron a gruñir al verla, le gritaron de groserías, le dijeron lo mucho que la quieren muerta. A los únicos que no miré tan emocionados fueron a los Thalassinos, ellos se detuvieron, y miraron fijamente a la Princesa. Algunos miembros de la familia solo bajaron la mirada y dieron unos cuantos suspiros, pues aunque no les agradará la idea, son familia lejana.

Miré a la Princesa y parecía que todos estos días estuvo sufriendo. Pues ahora que lo recuerdo, cuando me desvincularon de ella, logré ver lo mismo que ella veía, la parte de como uno de los Adamson la golpeaba, mientras que está quedaba indefensa.

Su rostro mostraba tristeza, se había rendido, no tenía el rostro egocéntrico que siempre cargaba. Ahora mismo parecía una mujer vampiro normal, sin tanto poder.

Algunos vampiros la encadenaron en un tronco, pasando la cadena por sus pies y por sus manos. Dejándola totalmente expuesta a cualquier ataque. En ese momento sentía pena por ella, tal vez todo merecemos un perdón, una segunda oportunidad. Pero solo la miró y veo la victoria, por fin, después de tantos males, esta mujer tendrá justicia. Aunque ninguno de los que está aquí es digno de hacerlo, todos hemos cometido masacres, muertes, destrucciones. Pero está mujer mataba su creación, y solo quería a los híbridos. Ella hizo de todo.

Mató a mi madre al frente mío sin piedad alguna, mató a bastantes miembros de mi familia y nosotros, siendo una de las pocas familias que la apoyaban solamente para evitarnos estos problemas, lo hizo sin dudar en ningún momento.

Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora