Quisiera conocerte | Quisiera...

由 Ross_N

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Finn ha estado enamorado de Gideon desde el primer grado. Gideon ha odiado a Finn desde que Verónica siempre... 更多

Quisiera conocerte
1. Estúpido método de desahogo.
2. Patéticamente débil.
3. No me arrepiento.
5. Nunca volverán.
6. Cada vez más difícil.
7. Fácil de olvidar.
8. Comportamientos extraños y una cita.
9. Está mal pero...
10. Gracias, Verónica.
11. Hay algo allí.
12. Lo que me gusta de ti.
13. No va a funcionar.
14. Los príncipes azules no existen.
15. Ni en mi lecho de muerte.
16. Lazos nuevos y arreglados.
17. El día más brillante.
18. Por ti y por mí.
19. El último juego.
20. Empezar a conocerte.
Epílogo
Serie Quisiera: Libro II, Quisiera Odiarte.

4. Para enamorarme de ti y olvidarte.

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由 Ross_N


Finn empinó un vaso de alcohol en su boca, el líquido quemó su garganta y él cerró los ojos con fuerza para soportarlo; rara vez bebía pero como Verónica se negaba a hablar con él —algo que nunca había pasado—, estaba deprimido y necesitado de una distracción. Él sabía que tenía que hablar con ella de nuevo e insistir, que no podía dejarlo así... o tal vez esperar algunos días a que ella terminara de hacer el drama que quería hacer o simplemente actuar como si nada hubiese pasado. Él siempre se preocupaba demás, aunque Verónica fuera su amiga de toda la vida, siempre había un pequeño temor en su interior de que ella lo dejara. Tal vez porque en el pasado una vez casi lo hizo. Finn no quería arriesgarse... pero estaba un poco cansado de aferrarse a ella. Era como Gideon había estado diciéndole mientras hablaban en la fiestas; Verónica había sido su única amiga cercana en lo que llevaba vivo, era como si en su mundo no hubiese nadie más importante, nadie con quien compartir solo aficiones sin necesidad de que sepa todo de él, nadie con quien hablar sobre otras cosas de las que no podía hablar con Verónica.

Él ni siquiera había considerado que nunca había tenido propiamente un romance y que nunca le había importado no tenerlo, porque Verónica estaba ahí para entretenerlo, nunca le había interesado mantener otra amistad. Durante el verano pasado había conocido a un chico mayor incluso, estaba de vacaciones en la ciudad vecina con su abuelo, había salido con los amigos de su primo Baxter y había conocido a un chico mayor, universitario, bastante guapo e interesado en él. Tuvieron un par de momentos y Finn prometió llamarlo pero una vez que pisó Baltimore, Verónica dijo que le daba mala espina y Finn lo olvidó por completo. Ella no dijo que dejara de escribirle, simplemente dijo que no confiaba en él o en sus intenciones. Eso podría haber sido cierto y Finn aun así podría haberle escrito porque no le interesaba casarse con el tipo, simplemente pensaba que besaba bien, pero la opinión de Verónica influía mucho en la suya y eso había sido siempre un error. Ellos eran personas separadas, Finn debía entenderlo.

—No puedo creer que lo dejé ir —murmuró para sí mismo pensando en el lindo chico del club mientras negaba con la cabeza y agitaba su mano con el vaso de shot aun en ella—. Era precioso, parecía extranjero ¿Sabes? Tenía un acento tan genial y sus labios ¡Dios, sus labios! Era uno en un millón... y lo dejé ir, se fue ¡Puff! Ya no está.

—Lo entiendo, me pasó —Abi, quien se lo había conseguido por ahí, estaba charlando con él en el sofá de la casa, de algún modo habían llegado a ese punto de la conversación—. Una vez conocí a un chico en un bar, estaba claramente interesado en mi y yo en él, pero estaba intentando parecer hetero y tenía miedo de dar algún paso en falso... perdí la oportunidad... es triste.

—Lo sé —Finn lloriqueó—. En mi caso yo escuché a mi amiga y ella lo arruinó para mí ¿Por qué la escuché?

—Ay cariño, acostúmbrate a darles consejos a las chicas, no al revés —dijo Abi haciendo una mueca—. Ellas no saben qué hacer con su vida la mayoría del tiempo, es como que les viene la regla y se les descompone la cabeza... no digo que todas, pero las que usualmente piden tus consejos son así, nunca aceptes uno de ellas.

—¿Qué estás diciendo? —Terra apareció de repente y enganchó con sus dedos la oreja de Abi, quien aulló de dolor mientras ella tiraba de su lóbulo—. No volveré a pedir tus consejos, los míos no son una mierda y lo sabes ¡Y la regla es completamente irrelevante!

—Está bien, suéltame —Abi se sacudió a Terra de encima antes de que ella se sentara sobre sus piernas—. Jesús, ¿Tú solo sabes agredir a la gente? Pensé que eras una persona de paz.

—Ustedes a veces lo necesitan —dijo ella rodando los ojos—. ¿De qué hablaban?

Gideon lanzó un suspiro al aire y se acomodó, haciéndose notar; él estaba sentado al otro lado de Finn, en el extremo derecho del sofá, simplemente oyendo la anécdota. Finn casi había olvidado que él estaba allí, como no había aportado casi nada. Desde que habían llegado solo habían estado bebiendo y Finn se sentía un poco mareado para ese momento. Él literalmente se había bebido todas sus penas. Era una fiesta bastante calmada, había alrededor de diez personas en la pista de baile y unas cuentas alrededor de la casa. Finn había ido a pocas fiestas pero eso era genial, al menos había logrado entablar una conversación animada con Abi.

—Finn perdió la oportunidad de su vida con un chico súper guapo por culpa de su mejor amiga y se lamenta —resumió Abi para Terra—. ¿A quién te recuerda?

—Dios, deja de darle consejos al pobre.

—¡Cállate! —Abi rodó los ojos—. Ya ambos aprendimos la lección, la próxima vez que un chico guapo te mire con deseo, dale tu número.

—Síp, así él decidirá si te llama o no —Terra se encogió de hombros—. No te mortifiques si no lo hace, hay más peces en el mar.

—Y ten una o dos opciones a la mano si no funciona —Abi sonrió—. Claro, que yo ahora no necesito más opciones, tengo a mi chico guapo preferido solo para mí.

—¿Dónde está, por cierto? —interrogó Gideon—. Es extraño que ambos no estén arrasando en la pista de baile en una fiesta de Terra, creo que por eso está tan apagada.

—¿De qué hablas? La diversión está en la otra habitación —Terra apuntó hacia la sala—. Deberías ir a bailar, hay como tres chicas que te esperan, quiero ver como se jalan el cabello entre ellas por ver quién obtiene el privilegio de ser tu compañera.

Gideon rodó los ojos.

—Brian tenía una cena importante con sus padres hoy y no pudo venir —dijo Abi, contestando la pregunta de Gideon para luego echar a Terra de su regazo, levantarse del sofá y tenderle la mano a Finn—. Y como él no está, no debo quedarme sentado ¿Bailamos, pastelito?

—¿Yo? —Finn parpadeó y soltó una risa—. ¿En serio?

—Sí, eres adorable, tan inocente —Abi tomó su mano y lo levantó—. Vamos, hay un chico en la pista que seguro querrá intercambiar parejas cuando te vea, puede ser tu oportunidad para no dejarlo ir y tener el romance que siempre quisiste.

—¡Oh! Sí, yo lo invité, le hablé de ti —dijo Terra—. Gideon pensó que era buena idea.

Finn lo miró en blanco durante algunos segundos y luego asintió, pasándole la botella en su mano a Gideon quien la atrapó y solo por suerte no la derramó entera sobre su ropa. Finn tomó la mano de Abi y ambos se dirigieron a la pista de baile donde había una canción tecno sonando. Él había bailado mucho en su vida pero estaba borracho y todo parecía borroso, así que imitó lo que Abi estaba haciendo sin preocuparse por lo que nadie iba a pensar. Abi se movió de sitio en algún momento y arrastró a un chico que Finn no tenía idea de donde había salido frente a él, se lo presentó, pero Finn no escuchó muy bien su nombre. Ambos empezaron a bailar al ritmo de la música cuando Abi se alejó. A diferencia de su amigo, este chico estaba decidido a mantenerlo más cerca de su cuerpo. Finn simplemente cedió; se abrazó al cuello del chico y bailó contra él aprovechando la poca luz de la sala y que todos los demás estaban en su asunto.

Se percató vagamente unos minutos después de que empezaran a bailar, que Gideon lo estaba mirando fijamente por sobre la cabeza de la chica que estaba aferrada a su cuerpo, bailando. Finn sonrió como un idiota y articuló un «Hola». Gideon sonrió y le devolvió el saludo justo antes de que el chico con el que estaba bailando Finn, lo mirase a los ojos y estampase sus labios contra los de él. Finn abrió los ojos sorprendido, pero estaba como en una especie de nube hecha de algodón de azúcar y simplemente lo besó de vuelta, cerrando sus ojos y con la imagen de la hermosa cara de Gideon en su mente. Hacía mucho tiempo que no besaba a nadie, había olvidado lo bien que se sentía. Y con el sabor del alcohol en sus bocas, todo se sentía mucho más surrealistas.

En algún momento el chico —cuyo nombre Finn no estaba seguro de alguna vez haber registrado siquiera—, lo arrastró hacia un lugar donde no había mucha gente, parecía ser un pasillo. Lo estampó contra la pared y lo besó de nuevo. Finn se dejó hacer, porque la fantasía en su cabeza de que Gideon era el que lo estaba besando se estaba poniendo buena. Incluso cuando las manos del desconocido lo tocaron en la cintura, dirigiéndose peligrosamente hacia su trasero, Finn no estaba deteniéndolo.

—¿Puedes darme tu número? —susurró el chico en su oído mientras lo atraía hacia su cuerpo—. De verdad me gustas, quisiera que esto no fuera todo, si estás de acuerdo.

—Mmm... —Finn soltó una risa y lo alejó—. Mira, honestamente... no sé cómo te llamas... ¿Cómo te llamas?

—Parker, Terra nos presentó hace un minuto —el sujeto ahora identificado como Parker, se separó de él—. ¿Estás demasiado borracho y debo olvidar todo esto o... estás lo suficientemente consciente para decirme que sí?

Finn abrió su boca y la cerró, saboreando algo en ella y haciendo sonidos extraños.

—La verdad no lo sé... —se encogió de hombros—. Besas bien pero no puedo ver tu cara —él intentó entrecerrar sus ojos hacia la cara del sujeto pero solo podía ver que era muy alto, sus rasgos permanecían borrosos—. Tal vez... cuando no estés borroso pueda decir que sí.

—De acuerdo, estás borracho —Parker sonaba decepcionado—. Supongo que... esto llegará hasta aquí, tengo miedo de que continuemos y mañana no sepas quien soy.

—Yo no tengo miedo —Finn se encogió de hombros y trató de pararse derecho—. Estoy bien, estoy bien, bésame de nuevo, todo iba muy bien hasta que te detuviste.

Parker soltó una risa, Finn lo notó sacudir la cabeza.

—Le diré a Terra que te diga de mi mañana, si es que no tienes resaca —dijo antes de dar unos pasos hacia atrás—. Creo que deberías ir a descansar, podrías vomitar en cualquier momento.

—¡Aburrido! —Finn hizo un puchero.

—Nos vemos luego, Finn —él se alejó.

—Nos vemos, señor labios suaves —masculló Finn antes de sentir como sus parpados se ponían pesados.

Se mantuvo contra la pared del pasillo durante unos minutos y luego se deslizó hacia abajo contra ella y todo se volvió negro. Se había quedado dormido. Probablemente él habría tenido que descansar la noche anterior antes de salir, pero no había dormido más de tres horas.

Gideon lo estaba viendo todo cuando Finn fue empujado hacia el pasillo desde la distancia, junto a Terra y Abi, que estaban impresionados por la habilidad del tímido Finn para conseguir a un chico guapo interesado en meterse en sus pantalones. Gideon no sabía que sentir; estaba impresionado también porque no pensó que Finn consiguiera a alguien tan rápido y un poco desconcertado porque con todas las cosas bonitas que puso Finn en su carta dirigida a él, nunca pensó que besaría a alguien más justo en sus narices.

—No puedo creer que me olvidara tan rápido ¿Soy así de reemplazable? —interrogó Gideon hacia Terra y Abi, quienes se miraron entre sí y rodaron los ojos.

—Por Dios, está enamorado de ti, Gideon, no es como que se prometió en cuerpo y alma a una religión donde tú eres un dios, no seas ridículo —espetó Abi cruzándose de brazos—. No es un monje y tiene claro que no le darás ni la hora, cariño, cuando las cosas son así, lo más sensato es que trabajes tu trasero para avanzar... en mi opinión, está haciendo las cosas bien.

—Más que bien ¿Sabes lo que cuesta que Parker aparezca en una fiesta? —Terra se cruzó de brazos—. Cuando le mostré la foto de Finn él mismo se invitó, dijo que no se perdería una oportunidad con ese bombón por nada en el mundo... no es para menos, él es precioso.

Gideon estaba de acuerdo en que Finn no era feo; era un poco alto, pero no demasiado, delgado, tenía el pelo rubio platino, corto y peinado hacia arriba y los ojos azules, nariz respingada y labios delgados, con la piel blanca y un par de pecas sobre el puente de la nariz. Terra lo había descrito como "cara de ángel". Él realmente era bonito. No guapo, simplemente bonito.

—Estoy de acuerdo, el chico es hermoso —Abi asintió—. Es un poco... delicado, para mi gusto pero yo no lo rechazaría.

—Es normal —Gideon se encogió de hombros—. Para mi, quiero decir, no tiene nada fuera de lo común.

Aunque él debía admitir que sus ojos eran bonitos.

—Pues él luce como si fuera hermano de Verónica —comentó Terra—. Yo pensé que eran mellizos antes de escuchar sus apellidos... no entiendo cómo se enamoró de él, es prácticamente su gemelo.

—Eso es verdad —Abi asintió—. Aunque no la juzgaré, él es un pastelito y ella tiene carácter, no la veo siendo amable con nadie más que con él, está claro que es su favorito.

—Si tan solo ella no estuviera jodidamente loca... —Gideon rodó los ojos—. ¿Cómo pudo gustarme alguna vez?

—No lo sé, pero no lo discutamos ahora, Parker viene para acá —Terra agitó su mano.

El chico asiático caminaba hasta ellos con una sonrisa; se vestía con mucho estilo y era atractivo, alto y un visitante frecuente del gimnasio. Gideon lo conocía de algunas fiestas. Lo había visto con chicas y con chicos. Nunca habían hablado pero supuse que debía llevarse bien con él si sería la nueva conquista de Finn. Podía arreglárselas con eso, él lo había llevado allí para que conociera a alguien después de todo.

—¿Qué tal todo, eh? —Terra alzó las cejas—. ¿Lo llevarás a casa o qué?

—Él está demasiado borracho para eso —Parker soltó una risa—. Es guapísimo, necesito su número.

El chico parecía emocionado, Gideon sonrío contento porque tal vez fuera la oportunidad de Finn de vivir un romance como lo merecía.

—Mañana muéstrale una foto mía, porque no puede verme ahora, todo está borroso para él y si dice que sí, dale mi número —pidió él a Terra—. Por favor.

—Está bien —Terra tomó sus manos—. ¡Esto será genial!

Mientras Terra y el chico celebraban, Gideon se fijó en Finn que estaba pegado a la pared, cabeceando como si se fuera a quedar dormido en cualquier momento hasta que por fin lo hizo y se deslizó hacia abajo contra la pared. Gideon corrió hasta él y se arrodilló en frente para golpearle las mejillas levemente e intentar despertarlo. Finn parpadeó y balbuceó algunas palabras, Gideon lo ayudó a levantarse y lo llevó al baño, donde lo sentó sobre la tapa del inodoro y le echó un poco de agua en la cara que se mantuviera despierto. Aun así , Finn tenía ganas de dormir, no podía mantenerse en pie. El chico realmente era débil al alcohol.

Como era su responsabilidad, Gideon lo sacó de la casa cargándolo sobre su hombro y lo llevó al auto, lo puso en el asiento del copiloto y le colocó el cinturón de seguridad antes de sacar su celular y enviarle un mensaje a Terra, diciendo que lo llevaría a casa. Luego se metió en su auto y arrancó; durante cinco minutos de viaje, Finn estaba dormido, pero cuando ya casi llegaban, él despertó y empujó a decir—: No, no, no, no a casa, no —sacudía la cabeza—. No me lleves a casa, mi madre me matará si me entregas en este estado.

—Oh por Dios ¿Y a dónde se supone que vayamos? —Gideon rió.

—No lo sé, pero no a casa —Finn lo miró, aturdido—. ¿Qué hago aquí?

—Te quedaste dormido —Gideon sonrió—. Tienes una lamentable resistencia al alcohol, Finn.

—Ugh, es por eso que no voy a fiestas —Finn se aplastó la mano contra la cara.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—No quería parecer un tonto.

—Mmm, ¿Eres consciente de que te besaste con un chico que no conocías?

—Um, sí —Finn asintió—. Park... ¿Parker?

—Sí —Gideon asintió—. Pareces estar haciéndolo bien.

—No pensé que pasaría pero él estaba ahí y me besó y claramente no pude decir que no —Finn se encogió de hombros—. Como sea, fue bonito mientras duró.

—Él le dijo a Terra que quiere tu número —Gideon alzó las cejas—. Anotaste.

—Sí —el chico habló sin convicción—. Genial.

—¿No te alegra?

—No es eso.

—¿Qué es?

—No lo sé —Finn se encogió de hombros—. Sigo borracho.

—Se nota —Gideon soltó una risa y le dio la vuelta al volante—. Vamos a autoservicio, necesito echar gasolina y tal vez podamos comprar algo para que comas, debes estar hambriento.

—Tienes razón.

Gideon manejó hasta el autoservicio más cercano, donde después de cargar el auto, ambos entraron a la tienda y compraron un par de golosinas, cafés y sándwiches de máquina. Se dirigieron afuera, entraron al auto y Gideon condujo entonces hacia un estacionamiento cercano. Era un poco más de medianoche, ninguno tenía ganas de volver a la fiesta y no podían ir a casa del otro porque sus madres, ambas, los matarían si llegaban oliendo a alcohol, así que se quedaron comiendo y viendo el techo del auto de Gideon con los asientos reclinados, mientras hablaban de cosas sin importancia.

—¿Entonces crees que los aliens existen? —interrogó Gideon.

Ambos miraban las estrellas a través de la ventana en el techo del auto.

—Solo piénsalo, ¿En realidad crees que somos los únicos en todo el vasto universo? Hay millones de galaxias, planetas, allá afuera... ¿Todo es acerca de nosotros? No lo creo —Finn mantenía sus manos detrás de su cabeza—. En todas las religiones, los dioses vienen o van al cielo, en muchas culturas hay registro de una raza superior que en algún momento llegó del cielo... muchas de las edificaciones hechas por el hombre, por así decirlo, están en alineadas con con la constelación de Orión, en diferentes continentes y épocas diferentes ¿Por qué? ¿Cómo sabían los mexicanos que los egipcios y los chinos habían construido tales cosas? Era una época en la que era imposible la comunicación entre estos continentes.

—Vaya... —Gideon soltó una risa—. No sabía eso... ¿Ver mucho History Channel?

—Tal vez —Finn rió.

Ambos compartieron una risa que duró al menos dos minutos enteros.

—Pues viéndolo así, tienes razón —Gideon se metió un dorito a la boca—. Yo no lo había pensado... supongo que no me gusta pensar que allá arriba hay una cosa verde viéndome.

—Probablemente están allá afuera viéndonos o controlándonos, así como nosotros jugamos a los Sims.

—¿Entonces ellos juegan a los Sims con nosotros y nos hacen jugar a los Sims? Están haciendo que su Sim, juegue a los Sims, en su propio juego de Sims.

—Claro.

—Increíble.

—A veces creo que solo están divirtiéndose de lo lindo con nosotros —Finn hizo una mueca—. Sea quien sea que esté allá arriba, si sabe todo lo que pasa en la tierra y puede evitarlo... no debe tener corazón.

—Pues no sé ¿Un alien tiene corazón?

—Buen punto.

—Tal vez la compasión no sea real para ellos —Gideon reflexionó—. Tal vez es solo una ilusión... ¿Te imaginas? Que los aliens no sientan compasión, sería como La Guerra de Los Mundos.

—Dios, si sigo pensando en eso, voy a explotar —Finn rió y cerró los ojos—. Me gusta charlar contigo, eres divertido... más de lo que lo eras en mis pensamientos, y eso que te imaginé como la mejor persona del mundo pero ya sabes... el Gideon real es mucho mejor.

—¿Me imaginaste?

Gideon meneó su cuerpo hasta ponerse sobre su costado y mirar el perfil de Finn.

—Sí... —Finn sonrió—. Oh, varias veces... ¿Cómo no hacerlo? ¿Nunca te imaginaste a Verónica?

—Obviamente, pero... supongo que es extraño cuando yo soy el imaginado.

—Pues te imaginé mucho —Finn lo miró de repente—. Tranquilo, no es como que vaya a saltar sobre ti, sé sobre quien puedo saltar aunque esté borracho, así que no te preocupes.

—No tengo miedo de eso —susurró Gideon y desvió la mirada—. Pero sabes, no me conoces del todo... y yo a ti tampoco, así como no conocía a Verónica... y ahora que sé como realmente es y de lo que es capaz, pienso que tendrías que conocerme mejor tanto como a cualquier otra persona que llegue a gustarte de ahora en adelante, porque ya sabes... tal vez te lleves una desagradable sorpresa.

Gideon se volteó a mirarlo de nuevo, dándose cuenta de que Finn lo estaba mirando fijamente. El chico sonrió y estiró su mano para tocar el brazo de Gideon. Por alguna razón, Gideon sintió como su corazón daba un salto. No tenía idea de por qué, tal vez realmente tenía miedo de que Finn saltara sobre él.

—Está bien —dijo Finn—. Quisiera conocerte.

—¿Conocerme?

—Conocerte mejor, Gideon... quisiera conocerte para enamorarme de ti propiamente y luego olvidarte... como propósito de último año de instituto ¿Qué me dices?

Gideon sonrió y apretó los labios.

—Está bien —asintió.

Esos ojos eran algo persuasivos... ¿Cómo podía él decirles que no?

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