4. Para enamorarme de ti y olvidarte.

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Finn empinó un vaso de alcohol en su boca, el líquido quemó su garganta y él cerró los ojos con fuerza para soportarlo; rara vez bebía pero como Verónica se negaba a hablar con él —algo que nunca había pasado—, estaba deprimido y necesitado de una distracción. Él sabía que tenía que hablar con ella de nuevo e insistir, que no podía dejarlo así... o tal vez esperar algunos días a que ella terminara de hacer el drama que quería hacer o simplemente actuar como si nada hubiese pasado. Él siempre se preocupaba demás, aunque Verónica fuera su amiga de toda la vida, siempre había un pequeño temor en su interior de que ella lo dejara. Tal vez porque en el pasado una vez casi lo hizo. Finn no quería arriesgarse... pero estaba un poco cansado de aferrarse a ella. Era como Gideon había estado diciéndole mientras hablaban en la fiestas; Verónica había sido su única amiga cercana en lo que llevaba vivo, era como si en su mundo no hubiese nadie más importante, nadie con quien compartir solo aficiones sin necesidad de que sepa todo de él, nadie con quien hablar sobre otras cosas de las que no podía hablar con Verónica.

Él ni siquiera había considerado que nunca había tenido propiamente un romance y que nunca le había importado no tenerlo, porque Verónica estaba ahí para entretenerlo, nunca le había interesado mantener otra amistad. Durante el verano pasado había conocido a un chico mayor incluso, estaba de vacaciones en la ciudad vecina con su abuelo, había salido con los amigos de su primo Baxter y había conocido a un chico mayor, universitario, bastante guapo e interesado en él. Tuvieron un par de momentos y Finn prometió llamarlo pero una vez que pisó Baltimore, Verónica dijo que le daba mala espina y Finn lo olvidó por completo. Ella no dijo que dejara de escribirle, simplemente dijo que no confiaba en él o en sus intenciones. Eso podría haber sido cierto y Finn aun así podría haberle escrito porque no le interesaba casarse con el tipo, simplemente pensaba que besaba bien, pero la opinión de Verónica influía mucho en la suya y eso había sido siempre un error. Ellos eran personas separadas, Finn debía entenderlo.

—No puedo creer que lo dejé ir —murmuró para sí mismo pensando en el lindo chico del club mientras negaba con la cabeza y agitaba su mano con el vaso de shot aun en ella—. Era precioso, parecía extranjero ¿Sabes? Tenía un acento tan genial y sus labios ¡Dios, sus labios! Era uno en un millón... y lo dejé ir, se fue ¡Puff! Ya no está.

—Lo entiendo, me pasó —Abi, quien se lo había conseguido por ahí, estaba charlando con él en el sofá de la casa, de algún modo habían llegado a ese punto de la conversación—. Una vez conocí a un chico en un bar, estaba claramente interesado en mi y yo en él, pero estaba intentando parecer hetero y tenía miedo de dar algún paso en falso... perdí la oportunidad... es triste.

—Lo sé —Finn lloriqueó—. En mi caso yo escuché a mi amiga y ella lo arruinó para mí ¿Por qué la escuché?

—Ay cariño, acostúmbrate a darles consejos a las chicas, no al revés —dijo Abi haciendo una mueca—. Ellas no saben qué hacer con su vida la mayoría del tiempo, es como que les viene la regla y se les descompone la cabeza... no digo que todas, pero las que usualmente piden tus consejos son así, nunca aceptes uno de ellas.

—¿Qué estás diciendo? —Terra apareció de repente y enganchó con sus dedos la oreja de Abi, quien aulló de dolor mientras ella tiraba de su lóbulo—. No volveré a pedir tus consejos, los míos no son una mierda y lo sabes ¡Y la regla es completamente irrelevante!

—Está bien, suéltame —Abi se sacudió a Terra de encima antes de que ella se sentara sobre sus piernas—. Jesús, ¿Tú solo sabes agredir a la gente? Pensé que eras una persona de paz.

—Ustedes a veces lo necesitan —dijo ella rodando los ojos—. ¿De qué hablaban?

Gideon lanzó un suspiro al aire y se acomodó, haciéndose notar; él estaba sentado al otro lado de Finn, en el extremo derecho del sofá, simplemente oyendo la anécdota. Finn casi había olvidado que él estaba allí, como no había aportado casi nada. Desde que habían llegado solo habían estado bebiendo y Finn se sentía un poco mareado para ese momento. Él literalmente se había bebido todas sus penas. Era una fiesta bastante calmada, había alrededor de diez personas en la pista de baile y unas cuentas alrededor de la casa. Finn había ido a pocas fiestas pero eso era genial, al menos había logrado entablar una conversación animada con Abi.

Quisiera conocerte | Quisiera 1|Where stories live. Discover now