Nuestra Segunda Oportunidad...

By Lynsori

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Si tu hermano te afirmara que se acostó con tu prometida. ¿Le creerías? El mundo de Ehan Hilton se vino abajo... More

Reseña
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
REDES Y PLATAFORMAS
Capítulo 42
Capítulo 43
La Carta De Sebas.
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Epílogo
Mellizos
Marco
NOTA IMPORTANTE (Nick y Olivia)

Capítulo 36

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By Lynsori

— ¿Mamá? ¿Maamaaaá?

Hanna escuchaba a uno de sus pequeños llamarla, pero se encontraba sumida en un sueño demasiado profundo. ¿Cuánto tiempo tenía sin dormir así de bien?

Pero algo la comenzó a mover sacándola se su letargo, haciendo que abriera los ojos y se diera cuenta que no estaba en su cama si no... ¿En su sofá?

Y no estaba sola, estaba apoyada sobre alguien y esa persona no la dejaba moverse; la tenía agarrada de la cintura para evitar que ella se separara.

Ehan estaba plácidamente dormido cuando alguien lo comenzó a mover. Abrió los ojos asustados y se encontró con la mirada divertida de Hanna.

— ¿Me puedes soltar? — dijo señalando con el dedo hacia el otro lado.

Ehan giro el rostro y se encontró con unos ojos iguales a los suyos, Matt los estaba observando con la cabecita de lado y sus ojos llenos de curiosidad.

Ehan miro a su alrededor y se dio cuenta que estaba en el sofá abrazando a Hanna. La noche anterior, ellos se quedaron dormidos y ahora uno de sus hijos los había encontrado.

—Eh... hola hijo — dijo Ehan soltando a Hanna y sentándose mientras evitaba hacer una mueca de dolor, su espalda estaba molida.

— ¿Que hace en el sofá? — pregunto el pequeño.

Hanna comenzó a reír. Esa situación le era muy cómica, se sentía como si su hijo los hubiera atrapado con las manos en la masa.

—Nos quedamos dormidos en el sofá— explico Ehan con una sonrisa.

El pequeño los miro como dudando, pero al final se encogió de hombros y salió corriendo hacia su habitación.

Hanna solo negó con la cabeza mientras sonreía, pero una molestia en su espalda hizo que la borrara.

—Tienes razón, este sofá es peor que el suelo.

—Esta vez, estaba más cómodo— aseguro Ehan guiñándole un ojo.

Hanna se sonrojo recordando la sesión de besos de la noche anterior y negó con su cabeza.

—Prefiero mi cama— dijo levantándose. Se arregló el cabello en una cola de caballo improvisada y camino hacia su cuarto.

Ehan no despegaba sus ojos de ella. Al verla toda despeinada y con sus ojos dormilones le parecía más hermosa que nunca. Bueno...el siempre veía hermosa a Hanna.

Cerró los ojos dando gracias al universo por poder estar ahí con su familia. Si hace meses le hubieran dicho que estaría ahí, él no lo hubiera creído...aún seguía sin creerlo.

En ese momento, Matt regreso corriendo hacia la sala y se sentó junto a Ehan en el sofá. Tomo el control y encendió la televisión.

— ¿Qué quieres ver campeón? — le pregunto Ehan a Matt al verlo tan emocionado.

—Es la capilla de cachorros. Me encaaanta verla— dijo el pequeño dejando uno de los canales para niños. Ehan reconoció el programa como el mismo de su pijama. Ya quería ver su cara al enterarse que esa tarde irían a ver la película.

—copa chol... copa chol... al instante llegan— comenzó a cantar Matt.

Ehan no logro evitar reír. El programa se llamaba patrulla de cacharros no capulla. Y la canción de decía PAW PATROL pero para su hijo era copa chol.

—Un equipo es... copa chol... — seguía cantando Matt cuando Hanna entro y sonrió al verlo.

Ehan y ella compartieron una mirada antes que se alejara a la cocina dejándoles un momento padre e hijo.

Ehan no se despegó de ellos en todo el día. Por la tarde les dijeron a los pequeños que saldrían y ellos salieron corriendo a cambiarse. Estaban saltando de la felicidad.

—Ya quiero ver sus caras al saber que iremos al cine— dijo Hanna sentándose al lado de Ehan en el sofá de la sala.

—Yo también. Pero primero debemos pasar a mi departamento. Necesito cambiarme— dijo con tranquilidad.

Hanna lanzo una carcajada, Ehan tenía razón, ninguno de los dos jamás imagino que la lluvia lo dejaría atrapado en su casa así que seguía con la misma ropa que el día anterior.

—Está bien. Iré a cambiarme ¿Podrías ayudarles a los gemelos?

—Claro. Me encargare de ellos.

Hanna aprovecho para correr a su habitación y comenzar a buscar ropa. Tal vez fuera tonto, pero quería verse bien.

Tomo unos pantalones negros que le quedaban algo pegados; busco entre sus camisas, pero no se decidía por ninguna. En el cine haría frio así que tomo un cárdigan blanco con unas bailarinas negras.

Su cabello... dudaba poder domarlo así que lo soltó y lo dejo caer. Se maquillo de forma natural tratando que no se notara.
Tomo aire y salió a buscar a sus chicos, pero en la puerta, su pie se golpeó con algo. Era una de las cajas con las pertenencias de Sebas.

Todavía no las había empacado todas, pero la mayoría se encontraban dentro de cajas; posiblemente esa era la parte más difícil de perder a alguien.

Cuando ella llegaba a casa, sentía como si las cosas fueran igual, como si de repente Sebas aparecería y la abrazaría como siempre, pero eso ya no sucedía más.

Y todas las cosas de él eran un constante recuerdo. La ropa seria donada pero sus cosas las conservaría como recuerdo.

Como recuerdo del gran hombre con el que tuvo el privilegio de estar casada.

Tomo la caja en sus manos y la coloco sobre la cómoda. Mañana se encargaría de eso.

Salió de la habitación algo nostálgica, pero eso se cambió por sorpresa al no encontrar a nadie en la sala. ¿Dónde estaban sus hijos?

Los comenzó a buscar, pero los encontró afuera. Los gemelos estaban jugando con Ehan. Ellos le tiraban la pelota y el evitaba que entrara a la improvisada portería.

Los estuvo observando unos minutos hasta que Ehan noto su presencia y no logro evitar comérsela con la mirada.

Los gemelos aprovecharon su distracción para meter un gol e instantáneamente comenzaron a celebrar.

Hanna lanzo una carcajada al ver el rostro de perplejidad de Ehan.

— Fue tu culpa que perdiera—le dijo Ehan a Hanna.

— ¡Ganamos! —cantaban los pequeños mientras corrían en círculos.

Ehan se acercó a Hanna y la tomo por la cintura con delicadeza.

— ¿No podías arreglarte con ropa menos sexy? —Dijo Ehan en un susurro ronco.

— Nadie en su sano juicio creería que esto es sexy.

—Es sexy...

—Es mi ropa de mamá.

—Tu ropa de mamá es sexy.

—Estás loco...

— Loco por ti cariño—dijo Ehan besando con cariño su frente.

Ella no pudo evitar reír y sonrojarse.

Cerraron la casa y todos subieron al auto, los gemelos iban emocionados sin saber hacia dónde se dirigían.

Llegaron al edificio de apartamentos y aparcaron el vehículo.

— Aquí vive su padre niños, el necesita cambiarse de ropa.

— ¡Esta bien! — aceptaron al unísono, daba un poco de miedo cuando hacían eso.

Los cuatro salieron del auto y entraron al ascensor. Ehan estaba orgulloso de ir con su familia al lado.

Llegaron a su piso y entraron a su departamento; al instante, los gemelos entraron corriendo hacia las ventanas. Ellos querían ver qué tan pequeña se veía la gente desde ahí.

— ¡Cuidado! —grito Hanna al verlos subirse a los muebles.

— Tranquila Hana. Las ventanas están selladas.

— ¿Ehan? ¿Eres tú? —Dijo Cony saliendo de la cocina— ¡Hanna! —Exclamo con alegría.

Las dos mujeres se abrazaron felices. Pero posiblemente Cony era la más feliz.

Ella sabía que su niño ya no dejaría que Hanna se alejara de su lado y que ella estuviera ahí lo demostraba.

—Qué alegría verte. No sabía que Ehan iba a traer visitas— dijo con una sonrisa.

—Fue algo repentino— dijo el aludido con una sonrisa.

—Mamáaa — grito Matt mientras corría hacia Hanna— Ehan tiene una televisión gigante para ver a los copa chol— dijo el pequeño emocionado.

Cony se encontraba mirando al pequeño con los ojos desorbitados y la boca abierta. Ella lo sabía. Ese pequeño era idéntico a Ehan. ¡Por Dios! Podría reconocerlo en cualquier lado.

Giro su cabeza y vio a Eran observarla con diversión. Regreso su vista a Hanna y la vio cargando al pequeño.

Debía tener entre cuatro o cinco años. Justo el tiempo desde que ellos se separaron.

Cony no podía creerlo, ellos... tenían un hijo ¡Por Dios! ¿Desde cuándo lo sabía Ehan? ¿Qué había pasado entre ellos? ¡Mataría a Ehan por no decírselo!

—Había olvidado que estarías aquí Nana, pero quiero presentarte a alguien especial— le dijo Ehan a Cony— Él es mi hijo, Matt.

—Hola— saludo el pequeño moviendo su manita.

—Hola cariño— dijo Cony con un nudo en la garganta, ver a ese pequeño la emocionaba en sobremanera.

—Ehan. ¿Podemos utilizar tu tele? — dijo Dony acercándose a ellos.

Cony dio un pequeño salto y giro para observar al pequeño abrazarse a las piernas de Hanna.

—Dos— susurro sin poder creerlo.

Eran dos niños.

—Dony, tu padre quiere presentarte a alguien— dijo Hanna con dulzura.

—Ven hijo— Ehan lo tomo en brazos y lo levanto— quiero presentarte a la mujer que fue mi Nana de pequeño. Ella me cuidaba cuando tenía tu edad.

Cony estaba emocionada. Ver a Ehan y a Hanna con un pequeño cada uno era tan conmovedor. ¡Ahora con más razón lo mataría!

—Hola cariño, mi nombre es Cony y cualquier cosa que necesiten pueden pedírmela.

— ¿Cómo se responde chicos? — advirtió Hanna.

—Muchas gracias— dijeron los Gemelos al unísono.

—Pueden decirme Cony o.... o Nana. Como prefieran.

— ¿Que es una Nana? — pregunto Matt.

—Es aquella mujer que te cuida además de tus padres— les explico Hanna.

— ¿Usted serás nuestra Nana? — le pregunto Dony.

—Claro que sí, mi cielo. Me gustaría mucho ser tu nana— les dijo con cariño.

—Debo cambiarme— interrumpió Ehan— ¿Crees que te puedes encargar de ellos? — cuestiono Ehan.

—Claro, yo me encargo de ellos.

Ehan y Hanna bajaron a los pequeños y Cony se los llevó a la cocina con la promesa de un poco de pastel.

—Ahora— dijo Ehan tomando a Hanna de la cintura — necesito tu ayuda para vestirme.

Hanna lanzo una carcajada y coloco sus manos en los hombros de él.

—Hasta donde recuerdo nunca has necesitado ayuda para vestirte.

— No, pero si la necesito para quitarme la ropa— susurro.

— ¡Ehan! — Lo reprendió ella en juego— ve a cambiarte; te esperare en la cocina con los gemelos, si los dos subimos...bueno, no creo que sea una buena idea.

—Está bien, cariño. Bajare rápido, pero quedaras en deuda conmigo.

—Humm... algo me dice que quedar en deuda contigo es más peligroso que subir esas escaleras— susurro pegándose a él.

—Posiblemente— se encogió de hombros— pero de igual manera lograre mi objetivo.

Se inclinó para poder atrapar los labios de ella. Enrollo sus brazos en su cintura y la pego más a él, comenzó a caminar despacio hasta que llego a una pared y la apoyo sobre esta, todo sin dejar de besarla.

Las manos de Hanna bajaron a las caderas de Ehan mientras el acunaba el rostro de ella con las suyas. La hizo inclinar un poco el rostro para poder besarla con más profundidad.

De esa forma es en la que siempre debieron estar... juntos.

Ehan bajo sus manos y le tomo las piernas elevándola contra su cuerpo. Hanna se sostuvo de sus hombros para no caer antes que él volviera a apoyarla en la pared.

—No sabes como he soñado tenerte así— susurro Ehan moviendo sus besos a su cuello.

—Ehan... debemos parar... alguien podría...

Pero el la calló con un nuevo beso, ese era un momento único y no quería que se arruinara; pero ahora debía no solo de pensar como adulto sino como padre y no quería que los gemelos salieran y los encontraran así.

Todavía no habían hablado sobre lo que había entre ellos y sería muy difícil de explicar a los pequeños.

Separo su boca de la de Hanna y enterró su cabeza en el cuello de ella. Algún día se casaría con esa mujer. Movería al mismo infierno si era necesario.

La bajo con cuidado y la soltó.

—Ve con nuestros hijos. No tardare— dijo antes de dejar un beso en su mejilla y subir las escaleras.

Hanna no logro evitar la sonrisa tonta. Se arregló la ropa y se encamino a la cocina dispuesta a contestar las preguntas de Cony.

Después de una ducha y una serie de preguntas sobre los gemelos; los cuatro ya se dirigían hacia el Cine. Ehan no podía aguantar más para ver el rostro de sus hijos.

Pero no contaba con el problema de su vehículo, a pesar de vivir en New York no es muy común ver un auto como el suyo en lugares totalmente públicos; solo esperaba no atraer atención indeseada.

Entraron al establecimiento y los gemelos estaba con sus ojitos desorbitados mirando para todos lados; para un niño, un cine era un centro de color y diversión.

Ehan llevaba la notificación digital de las boletas y los llevaron a la sala correspondiente. Él estaba feliz de poder hacer algo típico y normal con sus hijos; podría haberlos llevado al cinema teatro de la mansión de sus padres, pero él quería llevarlos ahí.

Actuar como una familia normal y sin complicaciones.

Sus asientos estaban en un área aparte con un pequeño balcón para que los niños se pararan y no molestaran a los demás durante la película.

Hanna se sentó a un lado seguida por los gemelos y luego por Ehan.

El esperaba poder quedar al lado de Hanna, pero algo le decía que definitivamente no podría.

El pidió las palomitas y un par de hot dogs para los cuatro. Todo eso sería entregado en su asiento.

Los gemelos estaban ansiosos y no dejaban de preguntar aun cuando llego la comida.

Cuando la pantalla se ilumino los pequeños no podían creer lo que estaba frente a sus ojos.

Sus caricaturas favoritas. Matt no resistió la emoción y abrazo a Ehan tomándolo por sorpresa mientras Dony aplaudía de la emoción.

A veces para los adultos pueden ser detalles insignificantes, pero para los niños es la cosa más importante. Por esos nunca hay que ignorar los sentimientos de un niño porque ahí es donde está su felicidad.

— ¡Gracias papá! — dijo Matt soltando a Ehan y girando a ver a la pantalla.

El y Dony se levantaron de sus asientos y comenzaron a cantar sin notar el momento tan importante que acababa de ocurrir.

Los ojos de Ehan se pusieron llorosos de la emoción. Uno de sus hijos acababa de llamarlo papá.

Estaba impresionado.

No lo podía creer. Una mano tomo la suya y cuando giro vio a Hanna con lágrimas contenidas y una sonrisa sincera.

Ella lo había escuchado; enserio había pasado. Apretó la mano de Hanna y le devolvió la sonrisa.

Él sabía que cada vez estaba más cerca de recuperar a su familia.

Pero últimamente había un pensamiento preocupándolo. El sentía que el tema de Sebas no estaría terminado hasta que él le confesara a Hanna que él era el único en saber sobre la enfermedad de este.

¿Cómo podría decirle la verdad?

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