Nuestra Segunda Oportunidad...

By Lynsori

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Si tu hermano te afirmara que se acostó con tu prometida. ¿Le creerías? El mundo de Ehan Hilton se vino abajo... More

Reseña
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
REDES Y PLATAFORMAS
Capítulo 42
Capítulo 43
La Carta De Sebas.
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Epílogo
Mellizos
Marco
NOTA IMPORTANTE (Nick y Olivia)

Capítulo 35

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By Lynsori

—Este lugar es increíble — le dijo Hanna con una sonrisa.

Los dos se encontraban sentados en el Green Coffee Bottle, era un café terraza frente a Central Park. Hanna jamás había tenido la oportunidad de ir y la verdad se arrepentía ya que el café era delicioso y el lugar estupendo.

—Sabía que te gustaría. Encontré este lugar hace años y siempre me imagine lo que habrías dicho si te hubiera traído aquí.

Hanna se quedó un momento pensando en sus palabras. El pasado de ellos era algo turbulento pero si no hablaban de ello jamás lo podrían superar, y más sabiendo que Ehan siempre pensó en ella.

Trataba de ponerse en su situación y se daba cuenta en lo dolido que Ehan debió sentirse cuando esas fotos de ella y Marco llegaron a sus manos.

Si la historia hubiera sido al revés y ella hubiera creído en su hermana, jamás se hubiera permitido mirar hacia atrás y pensar en el hombre que la traiciono.

— ¿Enserio pensabas en mí? ¿A pesar de todo?

Ehan suspiro y se pasó una mano por el pelo.

—En un principio, sí. Todo lo relacionaba contigo pero al instante me recriminaba por hacerlo— rio sin ganas— Quería olvidarte pero todo me recordaba a ti.

—Me puedo imaginar lo difícil que fue para ti creer que te había engañado con tu hermano— le dijo Hanna. Eso era cierto, el solo imaginarse que hubiera sido ella la que descubriera que Ehan se acostaba con otra la habría destrozado.

—Fue... fue duro — dijo Ehan con el ceño fruncido— para mi tú... lo eras todo Hanna, eras la mujer con la que soñaba envejecer y de un momento a otro... sentí como si el techo cayera sobre mi dejándome solo y sin salida. La persona más importante para mí... me había traicionado con mi hermano.

Hanna lo observo y sintió su corazón apretarse. Saber lo que Ehan sufrió la hacía ver que él también fue una víctima más de esa mentira.

—Todos los hombres tenemos nuestro orgullo— continuo— al momento de ver las fotos... yo... me sentí humillado, me sentía traicionado de la forma más vil posible. Cada vez que te recordaba durante estos años me sentía como un idiota— una risa irónica escapó de sus labios— pero jamás logre sacarte de mí cabeza a pesar que la poca dignidad que me quedaba me decía que lo hiciera. Nunca lo logre.

—Se cómo se siente. A mí me sucedió parecido, tenía tantos deseos de no pensar en ti pero los gemelos son iguales a ti, así que... era inevitable— dijo Hanna con una sonrisa.

Ehan se la devolvió y estiro su mano para agarrar la de Hanna sobre la mesa.

—Me hubiera encantado estar contigo durante el embarazo. Ver como nuestros hijos crecían en tu vientre...

—Créeme. Fue horrible— rio Hanna— las hormonas de una embarazada son un tema delicado, en un segundo estoy riendo y al otro estoy tirando una mesa. Había momentos que ni yo me soportaba.

—No hubiera importado, yo cause esas hormonas y yo tendría que soportarlas— dijo con una mueca de vergüenza.

Hanna le dio una sonrisa mientras se sonrojaba. Sí, él había causado esas hormonas.

Separaron sus manos y cada uno tomo un sorbo de su café. Se lanzaban miradas por sobre la taza y estaban disfrutando del momento.

— ¿Qué? — le dijo riendo Hanna al ver que Ehan no dejaba de verla.

—Nada— respondió— solo me gusta verte.

Hanna volvió a sonrojarse, sentía como sus defensas bajaban cada vez que él se comportaba de esa forma tan dulce.

—Tengo una idea— dijo Ehan apartando la taza— Mañana se estrena una película sobre unos perritos que son bomberos y varias cosas. Recuerdo haberlos visto en el pijama de uno de los gemelos y quería saber si te gustaría que los lleváramos. — Dijo Ehan con emoción.

¿Ir al cine? ¿Todos? Hanna estaba pensando que decirle. Se había quedado impresionada por la atención que Ehan prestaba en las cosas referentes a los gemelos. Era dulce ver como se esforzaba por conocerlos.

—Creo... que sería una buena idea. Matt no ha dejado de hablar de esa película desde que avisaron que saldría.

—Entonces es perfecto— Ehan estiro su mano y volvió a Tomar la de Hanna — Quiero pasar más tiempo con ellos y también contigo.

Hanna giro su mano y entrelazo los dedos de Ehan con los de ella.

—Me gusta la idea— susurro.

Terminaron el café y regresaron a casa. No era muy noche así que juntos fueron a recoger a los gemelos a casa de Sabine.

Hanna le presento a Ehan. Pero la cara de mujer fue épica. Ella observo a Ehan, después a los gemelos y de nuevo a Ehan. Ella noto el parecido pero no dijo nada, no quería parecer indiscreta señalándolo a la primera como el padre de los pequeños.

Todos llegaron a la casa y los gemelos estaban saltando de un lado a otro felices porque su papá estaba ahí con ellos.

— ¿Te quedaras a cenar Ehan? — le pregunto Dony con inocencia.

Ehan no quería abusar de la gentileza de Hanna así que la miro como pidiéndole el permiso para hacerlo.

Ella de forma silenciosa asintió con la cabeza haciendo que Ehan sonriera.

—Si Dony. Me quedare a cenar.

— ¡Sí! — gritaron los gemelos de emoción.

Hanna se alejó hacia la cocina para dejar solo a sus chicos con su padre. Esa situación representaba una gran oportunidad para que Ehan estuviera con los pequeños y los conociera más.

En esos últimos días, los pequeños han sentido mucho la pérdida de Sebas. Hubo una noche donde Hanna tuvo que despertar a Matt de una pesadilla y a Dony le estaba costando conciliar el sueño.

Pero nada de eso paso la primera noche por que Ehan estaba con ellos. Él los había arropado y había hablado con ellos hasta que se quedaron dormidos.

Hanna sabía lo difícil que era esa situación para todos pero... los momentos que Ehan estaba con ellos, les ayudaba para superarlo.

Todos lo sentían así, en un principio a ella le preocupaba que sus hijos llegaran a sentir que Ehan quería remplazar a Sebas pero no.

La casa se sentía como si Sebas todavía estuviera aquí pero ahora Ehan también se sumó a la familia.

No sabía cómo explicarlo... simplemente la situación se sentía... correcta.

—Hanna.

Ella estaba tan absorta en sus pensamientos que cuando escucho a Ehan no pudo evitar dar un pequeño salto.

—Perdona. No quería asustarte— dijo Ehan riéndose.

—Estaba distraída. Lo siento.

Hanna le dio una sonrisa pero esta desapareció al ver que traía una bolsa entré sus manos.

¿Qué era eso?

—Veo que ya lo notaste— dijo colocando la bolsa en la mesa— es un pequeño presente que pensé que querrías tener.

Hanna lo observo seria. Ella no quería nada de él, los regalos le parecían algo sin sentido.

—No tenías que traer nada.

Ehan no pudo evitar sonreír al ver el gesto agrio de Hanna. El, la conocía mejor que nadie y sabía que ella pensaba que el trataba de comprarla con algún juguete caro.

—Ábrelo. Es para ti.

—Eh... lo hare después— dijo seria— debo hacer la cena...

—Por favor Hanna. Hazlo ahora.

Ella lo observo con su gesto serio y solo asintió. Ella quería abrirlo, darle las gracias y terminar con eso. Estaba segura que Ehan jamás cambiarían.

¿Por qué las personas siempre creían que las cosas materiales lo eran todo? Ella sabía lo que era perder a sus seres queridos y esas si eran pérdidas importantes.

Se acercó a la mesa y abrió la bolsa sin emoción, metió la mano y entre papeles sintió como un borde, era como un espejo; lo tomo y lo jalo con fuerza para sacarlo.

Cuando vio que era sus ojos se cristalizaron inmediatamente. Llevo una mano a su boca para evitar que un sollozo saliera de esta.

Una de las tarde que Sebas paso en el hospital, Ehan llevo una cámara. Al principio Hanna no entendía por qué pero Sebas se la había pedido para tomarse fotos con sus pequeños.

Esa tarde se tomó una foto con ella, otra con los gemelos, una con las enfermeras y otra de todos ellos. Sebas había llamado a Hanna para sentarla a su lado en la camilla y los gemelos estaban sentados frente a ellos. Tomaron varias fotos pero al final Sebas llamo a Ehan para que se les uniera y le pidió a una de las enfermeras que le tomara una foto a todos.

Y era precisamente esa foto la que Hanna tenía en un portarretrato en sus manos.

—Esto... yo... — Hanna no podía hablar por el nudo en su garganta— Gracias Ehan.

Coloco el regalo con cuidado sobre la mesa y lanzo sus brazos alrededor del cuello de él para abrazarlo.

—Gracias— dijo con la voz cortada, posiblemente ese era el mejor regalo que había podido recibir.

—No tienes que agradecer. — dijo Ehan abrazándola con fuerza.

Se separaron un poco y él, le tomo de su rostro para limpiarle las lágrimas.

—Haría cualquier cosa por ti — susurró mirándola a los ojos.

Hanna le devolvió la mirada y no lo detuvo cuando se acercó para besarla... pero no la beso.

Sus labios estaban a un centímetro de distancia, sus respiraciones mezcladas y sus pechos agitado. Le sería tan fácil terminar la distancia pero Ehan quería que ella diera el siguiente paso.

Y así fue.

Hanna cerró los ojos y acabo con el espacio entre ellos.

Los labios de los dos apenas se rozaban cuando se movían uno sobre otro. Era un beso dulce y un poco tímido.

Ehan enrollo sus brazos en la cintura de ella pegándola un poco más sin despegar sus bocas.

Era curioso como ese pequeño beso se sentía más íntimo que muchas otras cosas que han hecho. Pero la diferencia era que esa vez no había culpa ni fantasmas interponiéndose.

Simplemente eran Ehan y Hanna dejando fluir lo que sus corazones querían y ellos añoraban.

Se separaron un poco pero sus labios se seguían rozando, el los movió por el contorno de los labios de ella hasta darle un pequeño beso antes de apoyar su frente sobre la de ella.

Abrieron los ojos y se analizaron, buscando como se sentía el otro con lo que acababa de pasar; pero la sonrisa en sus rostros les dijo todo lo que necesitaban.

— ¡Mamá! ¡¿Podemos ver tele antes de comer?!— grito Matt desde la sala haciendo que los adultos se separaran.

—Sí, cariño. Les avisare cuando este la cena— grito Hanna en respuesta.

Ehan y ella se encargaron de la cena mientras charlaban. Era curioso pero ninguno de los dos se aburría de hablar y hablar sobre cualquier cosa.

Simplemente decían la primera estupidez que venía a sus cerebros y listo, el otro continuaba. A veces no estaban de acuerdo pero respetaban la opinión del otro.

Hanna cocino una pasta con crema. Llamaron a los gemelos y todos se sentaron a la mesa.

Cuando los chicos vieron la foto se emocionaron mucho. Era una foto hermosa de todos ellos con Sebas.

— ¡Amo la pasta! — dijo Dony sentándose feliz a la mesa.

—Tú amas todo lo que mamá cocina— le dijo Matt a su hermano.

—Es porque mamá es la mejor cocinera de la ciudad y de... y de...del país.

— ¿Y a ti te gusta como mamá cocina? — le pregunto Ehan a Matt.

—Sip, pero me gusta más la pizza con queso. ¡Mucho Queso!

De repente un trueno asusto a todos, era el aviso de una tormenta. Y en cuestión de minutos el agua caía en grandes cantidades sobre la casa.

— ¡Ah! Los ruidos que hace el cielo asustan, parece que se van a caer las estrellas — dijo Dony.

—Tranquilo cariño. Las estrellas no se caerán, es solo una tormenta— tranquilizo Hanna.

En ese instante todas las luces se apagaron haciendo que los gemelos gritaran.

Hanna se levantó rápidamente a buscar velas mientras Ehan calmaba a los pequeños. De un momento a otro la mesa se encontraba iluminada por pequeñas velas.

—No hay luz en toda la calle. Debemos esperar a que la tormenta pase— dijo Hanna para calmar a los niños.

— ¿Es peligroso salir mamá? — pregunto Matt.

—Sí, cariño. Es peligroso salir con este clima.

— ¿Entonces... Ehan se quedara esta noche? — pregunto esta vez Dony.

Ehan levanto su mirada sorprendida hacia Hanna esperando su respuesta.

—Eh... ya lo veremos cariño— respondió Hanna nerviosa.

La simple perspectiva que Ehan y ella durmieran bajo el mismo techo de nuevo era algo apresurado.

Hanna estaba rogando a todos los santos que la tormenta terminara pero la suerte no estaba de su lado y esta parecía crecer cada vez más.

Terminaron de comer y los cuatro jugaron un momento en la sala uno de los juegos de mesa de los chicos. Había dos equipos.

Ehan y Matt contra Hanna y Dony.

Todos habían olvidado la tormenta y estaban concentrados en el juego; pero el tiempo pasaba y el sueño comenzó a vencer a los gemelos.

Los llevaron a su habitación y los arroparon, para sorpresa de Hanna, los gemelos se durmieron casi al instante. Ver eso la alegro, sus hijos descansarían en paz esa noche.

—La tormenta ha bajado un poco. Si quieres puedo irme— le dijo Ehan cuando regresaron a la sala.

Hanna comenzó a soplar las velas dejando encendida una sola vela en el centro de la mesa. Se giró y se sentó en el sillón al lado de Ehan.

—Es peligroso salir en estas condiciones. Quédate — le dijo con un pequeño sonrojo— además... no sería la primera vez que duermes en el sofá.

Ehan comenzó a reírse.

—Lo sé. Mi espalda lo recuerda muy bien.

—Es mejor que dormir en el suelo— bromeo Hanna acariciando el sofá.

—Creo que el piso es más cómodo que este sofá. ¿Recuerdas el sofá de mi habitación en la universidad? Es casi igual de duro.

— ¡Eso es mentira! — Dijo Hanna indignada— tu sofá parecía de metal, no puede existir nada peor que eso.

Un trueno rompió el momento haciendo a Hanna saltar asustada, Ehan la abrazo rápido a su cuerpo y la sostuvo contra él. Los dos permanecieron en silencio tratando de escuchar si los gemelos se habían despertado pero todo seguía en silencio.

Cuando Hanna se dio cuenta... estaba prácticamente sentada sobre Ehan. Trato de alejarse pero él no se lo permitió.

— ¿Te asustan los truenos? — susurro Ehan.

—N... no... Es solo... — comenzó a balbucear nerviosa por la cercanía de él.

—Solo que— dijo Ehan acercando su boca al cuello de ella y rozándolo con sus labios.

—Solo...

—Solo... — repitió Ehan al ver que no contestaba, mientras tanto él había subido hasta su lóbulo y estaba jugando con él.

—Solo... ¿De qué hablábamos? — pregunto con voz ronca.

—De esto— dijo Ehan antes de besarla. La sostuvo de la nuca y esta vez la devoro sin contemplaciones.

Con una mano en su cintura y otra en la cabeza, Ehan logro que Hanna se olvidara del universo a su alrededor. Él le chupo el labio inferior y lo mordió antes de introducir su lengua nuevamente en la boca de ella.

La acaricio con cuidado incitándola a unirse a él, Hanna pasó su lengua gentilmente por el labio inferior de él y lo mordisqueo haciendo que un gruñido saliera de la garganta de Ehan.

—Eres un sueño Hanna Kelly. La forma en la que sabes... — dijo mordiendo su labio— es adictiva— susurro.

Giro rápidamente dejando a Hanna bajo su cuerpo, apoyada en el sofá.

La situación no podía ser más perfecta. El sonido del agua golpeando contra el techo mientras la luz de la vela iluminaba la estancia, Ehan la observaba desde arriba y no existía algo más hermoso que él hubiera visto en su vida.

—Eres tan... hermosa— le acaricio la mejilla — Te ayudare a sanar— le dijo sin pensar haciendo que los ojos de Hanna se cristalizaran.

Él sabía que la idea de solo amigos estaba totalmente descartada. ¡Diablos! Era imposible que él y Hanna no fueran más que amigos.

—Yo...

—No Hanna. Luchare por tu perdón, y en el proceso hare que me ames de nuevo.

La beso con cariño, sellando la promesa que acababa de hacerle.

Porque a partir de ese momento, el lucharía por Hanna Kelly y no descansaría hasta hacerla su esposa.

—Yo no puedo prometerte nada— dijo Hanna con la voz rota cuando Ehan se separó de ella.

— Sé que no me lo merezco. De solo pensar todo lo que has sufrido por mi culpa me hace ver que no te merezco Hanna.

—Ehan...

—Es la verdad. No te merezco, pero— tomo la mano de ella y el poso sobre su pecho— te juro que lucharé para hacerlo. Te recuperare a ti y recuperare a mis hijos.

La beso nuevamente tratando de bajar sus defensas. Él sabía que esa noche no pasaría nada entre ellos, pero quería disfrutar de Hanna lo más que pudiera.

"Pronto serás solo mía, Amor mío"

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