Escuela de híbridos

Por andyfellon54

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Un regalo. Cuando mi tía me dijo que me iba a dar un regalo pensé en miles de cosas, menos- en un viaje a Pen... Más

La llegada
Conociéndolos
Destino
Pruebas
Descubrimiento
Ignorante
Progresando
Problemas
Disculpas
Equivocación
¿Dulce o truco?
12. Culpa
Chequeo
Confianza
Vida de humana
De salida
Sueños de un bosque
Favor
Niña.
Hogar, ¿Dulce hogar?
Bienvenida
Llegar a odiarte
Híbrido
Año nuevo
Entre lágrimas
Venganza
Como era antes
Gloria
Volver a verte
Adiós
Aceptación
Comienzo
Peligro
Conflictos
La invitación
¿Impostora?
Volviendo
Lo inevitable
La promesa
El regalo
Capitulo Bonus:La amo /One-Shot/ James POV
Capitulo Bonus: Guía /James POV/ one- shot
Especial navideño: regalo especial (2016)

Tinta

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Por andyfellon54

No podía creer lo que estaba pasando, mientras subía escalón tras escalón hacia el ala mayor no podía dejar de pensar en lo fría que se sentía la bienvenida por la cual había estado esperando tanto.

James caminaba y yo lo seguía casi automáticamente, mis piernas se movían solas mientras mi mente vagaba en miles de pensamientos.

—¿Qué había pasado? ¿Cuánto tiempo había pasado inconsciente? ¿Por qué James actuaba de esta manera?—

—James— lo llame cuando llegábamos al pasillo que se dirigía a mi aula— ¿Qué paso?— pregunte, mi voz quebrándose mientras pronunciaba las palabras, no podía creer que esto estuviera pasando.

James me ignoro completamente y siguió caminando, nos estábamos acercando a mi aula, desde donde estábamos ya podía ver la gran ventana que separaba el pasillo del interior de la habitación.

—No pienso caminar sino me dices que pasa— dije mientras me detenía. Estaba decidida a no dejarme llevar por lo que él me dijera, no después de la forma en la que me había tratado. Tampoco era como si no lo pudiera vencer en una batalla, no ahora que tenía poderes.

James se detuvo en medio del pasillo y me miro detenidamente— ¿no escuchaste lo que te dije cuando veníamos para acá?— pregunto.

—Dijiste que me matarías si me intentaba escapar, y no lo estoy intentando, solo estoy deteniéndome para que me expliques lo que está pasando— dije con firmeza.

Él me sonrió, de una manera casi de asombro ante mi carácter, era algo dulce de su parte luego de lo que había sucedido afuera—Has cambiado— escuche que decía casi en un susurro, agradecía que mis poderes hubieran afinado mi oído— ya te lo vamos a explicar así que por favor entra— dijo mientras señalaba mi aula.

Había acertado… aunque no entendía porque me llevarían a un aula de clase en estos momentos.

—Está bien— dije mientras caminaba hacia el aula, tan pronto pude ver a través del gran ventanal a las personas que estaban dentro del lugar, sentí mi sangre tornarse helada de los nervios.

Dentro se encontraban los directores y mi tía de pie viendo fijamente a un muy golpeado Johan que estaba amarrado a una silla.

—¡Johan!— nunca me había preocupado mucho por ese hombre pero verlo en esa condición era inaceptable.

Entre en mi aula e ignore por completo a todos los que se encontraban ahí, lleve mis manos a la herida abierta que Johan tenía en su mejilla, era profunda y para mi sorpresa, una cortada impecable y recta.

—¿Qué te paso?— dije de primero, él no contesto por lo que tuve que dirigirme a las personas que en este momento veía como desconocidos—¡¿Qué les pasa?!— les grite con todas mis fuerzas—¿Por qué le hicieron eso?

Mi tía mostro una expresión de dolor y preocupación pero no hablo, en cambio los directores tomaron el control— Anya siéntate— yo los mire por unos segundos, ambos tenían la mirada fija en mi rostro lo cual los hacía ver intimidantes.

Pero no lo suficiente como para que les hiciera caso—Lo que quieran decirme lo pueden hacer mientras estoy de pie— dije mientras llamaba mis poderes, chispas azules comenzaron a salir de mis palmas segundos después.

—Cálmate niña— la voz de Johan se escuchaba como un susurro al final de mi rango auditivo.

—¡Quieres que me calme!— dije mientras me volteaba a verlo, los demás quedaron totalmente olvidados— ¡Acabo de cumplir una meta que no creí posible!— las chispas se convirtieron en llamas que oscilaban cada vez que una palabra salía de mi boca— ¡y ellos simplemente ignoran que todo lo que hago es por el bien de todos!... y de colmo tu no haces nada al respecto— cuando dije lo ultimo la lámpara del aula se hizo trizas, no estaba controlando bien mis poderes, y en realidad no me importaba.

Me iba a voltear para reclamarle también a los directores pero cuando estaba a punto de hacerlo la voz de mi tía cortó mi idea con un solo y escalofriante grito.

—¡Anya ya basta, no ves que lo estas empeorando todo!— dijo ella mientras un par de lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas.

—Tía— las chispas que hace unos segundos habían salido de mis manos desaparecieron de un solo movimiento, por el rabillo del ojo podía ver a James y a los directores con la mirada fija en mis poderes… había olvidado que ellos no sabían nada de cómo los había conseguido y tampoco era algo que quisiera decir.

Es que transformarse es algo muy personal para nosotros, no nos gusta ser vistos en nuestras verdaderas formas en público a menos que sea necesario—

Las palabras de Anael aun resonaban en mi oído, ahora le daba la razón, el accidente, el acantilado, mi muerte… todo eso no lo quería contar… era demasiado personal.

Cuando lo pensé por mucho tiempo me di cuenta que ya le había dicho a Liam y a Johan sobre lo ocurrido pero eso tal vez había pasado porque en aquello momentos no había terminado de procesar lo que estaba ocurriendo, ahora que me encontraba devuelta en el campus y que realmente sabia todo al detalle, me daba casi asco pensar en contárselo a alguien.

—Siéntate— me pidió mientras yo pensaba en cómo comportarme en este momento, poco a poco mis músculos fueron trabajando por su propia cuenta,  al final se rindieron y me encontré sentada al lado de Johan, viento fijamente a mi tía.

—Veo que ya estas más tranquila— comento la directora Rowan mientras daba un paso hacia mi— ahora te explicaremos el porqué de todo lo que estamos haciendo y de seguro nos darás la razón.

No podía creer todo lo que me acababan de decir, me parecía absurdo… totalmente absurdo— por ello tendrás que quedarte tranquila hasta que sepamos qué fue lo que ocurrió, aunque claro tu también podrás testificar— dijo la directora Rowan.

—Como se les puede ocurrir eso— dije para mí misma aunque en voz alta— esa es la teoría más estúpida que he escuchado en toda mi vida— fui lo más sincera que pude con ellos.

—No podemos descartar nada Anya, acuérdate que estuviste en contacto visual dos veces con diferentes demonios, aunque fuera difícil de lograrse ellos te pueden estar controlando para que trabajes con ellos… nosotros no podemos confiar en nadie que no seamos nosotros— dijo seriamente el director Dante.

 —Pero yo nunca les haría daño a ustedes, yo solo me fui porque necesitaba progresar, no me quería quedar estancada como la humana que era en aquel momento…— dije mientras alzaba una mano y dejaba que fuera envuelta por fuego azul— y lo logre, así que por favor créanme, yo no me escape para decirle a los demonios como encontrar el campus.

—Ya dijimos lo que vamos a hacer, por mientras se le será prohibido a todo alumno hablar contigo— no podía creerlo— ahora iras a tu nuevo cuarto, en el cual estarás hasta que testifiques— dijo la directora Rowan— esperamos que te comportes hasta que todo se aclare.

—Esperen ¿qué harán con Johan?, no van a seguir hiriéndolo ¿verdad?— dije mientras las llamas de mis manos desaparecían en una nube de chispas.

Por primera vez en horas escuche a James reírse, de tal manera que quebró mi corazón, acaso se estaba burlando de mi pregunta.

—¿Qué es tan gracioso?— dije mientras me ponía de pie, intentando mantenerme tranquila pero sin lograrlo.

—Que no te das cuenta que quien hizo esas heridas fue tu tía y no mis padres— tenía que estar bromeando, James tenía que estar bromeando.

Voltee a ver a mi tía quien estaba ligeramente ruborizada, esperaba que de vergüenza— ¿Tía?— la llame para que hablara.

—Esto no tiene que ver nada contigo Anya— dijo mi tía con firmeza y fue en ese momento que vi sus ojos, llenos de un sentimiento que había conocido segundos atrás por la reacción de James, la separación. Memorias, instantes y momentos se atropellaron en mi mirada haciendo que todo tuviera sentido por un par de segundos.

—No puede ser tu— dije mientras volteaba a ver  a Johan— ¿tu anduviste con mi tía?— las palabras salieron en un susurro, la habitación quedo en un completo silencio mientras Johan conectaba miradas conmigo y me decía una respuesta sin ni siquiera abrir la boca— pero porque se separa…— antes de que pudiera terminar la frase el director Adelgrieff interrumpió la charla.

—James llévala a su cuarto— James se acercó a mí y si decir una sola palabra me llevo del brazo hasta la puerta, yo no despegue la mirada de mi llorosa tía hasta que la ventana del aula desapareció en el pasillo.

Mientras caminábamos al tercer piso del ala mayor no podía dejar de pensar que mi caminata hacia mi nueva habitación era una versión macabra de mi llegada al campus, la primera vez que había venido, todo era nuevo, colorido, todos me querían conocer. Ahora todos me repudiaban y mi único acompañante ni siquiera me hablaba, en ese momento desee tener a Annie o a Derek a mi lado.

—¿Cómo está Anael?— pregunte mientras subíamos las escaleras, paso otro tramo de escaleras y no había señal de respuesta.

—¿Cómo esta Derek? Ya se reconciliaron ¿verdad?— dije mientras recordaba una de mis últimas memorias antes del gran escape.

James me volvió a ignorar, era como estar hablándole a una pared así que hice lo único que se me ocurrió, avance hasta quedar frente a él y me quede ahí.

—¡No me piensas hablar James!— le grite— ¡No puede ser que tú también creas que yo estoy trabajando para los malos en esto, eso es absurdo, para que me herirían entonces!— él ni se inmuto mantuvo su postura y luego alzo una ceja.

Fue ese gesto el que me recordó las palabras de su madre.

— Por mientras se le será prohibido a todo alumno hablar contigo—

—¿Es enserio vas a seguir la regla de que nadie me podrá hablar?— esta vez hable más tranquila, tal vez de esa manera obtendría otro gesto de su parte.

Pero mi plan no funciono en lo absoluto, lo único que me gane fue un James que me rodeo antes de seguir subiendo por las escaleras.

—Espera James— dije mientras que lo alcanzaba en el tercer piso en donde vi a alguien que me saco una sonrisa del rostro.

Ahí de pie, estaba la adorable señora Appleby con un lindo vestido verde y delantal rojo envolviendo su cuerpo— Señora Appleby, hola— dije mientras llegaba al lado de James y le mostraba la sonrisa mas despampanante que había tenido en la últimas horas a la única Hsiesma del colegio.

Pareció que le hubiera hablado a la pared porque ella ni se inmuto, solo miro fijamente a James mientras este le indicaba a que habitación tenía que llevarme.

—«Esto es como una pesadilla»— pensé mientras la señora Appleby aceptaba la llave de manos del daempiro y comenzaba a caminar por el ala de mujeres, ya que no tenía sentido hablar o intentar comenzar una conversación me conforme con caminar al lado de Hsiesma en silencio.

El pasillo ahora me parecía pálido y casi inhumano, no había ni una sola alma en todo el lugar y por lo que podía pensar solo éramos James, los directores, mi tía, Joshua Bright, la señora Appleby y yo, los únicos seres que andábamos caminando por este lugar que parecía más una ciudad fantasma que un campus.

—«Tal vez están en la cafetería»— pensó la parte buena y divertida de mi mente mientras que la parte mas pesimista literalmente me gritaba— «¡Nadie te quiere ver Anya, ni siquiera Anael te está buscando, aunque de nuevo… nadie te puede hablar!»— definitivamente el ambiente oscuro y monótono que había tomado el campus desde mi regreso no estaba ayudando a mis pensamientos.

Un simple objeto fue el que me saco de mi divagadora mente.

La puerta azul marino.

—¿Quién pinto la puerta?—

—Tu compañera de cuarto, la joven Anael Graham—

La puerta apareció y desapareció ante mi vista mientras seguíamos caminando por el pasillo, por suerte no tardamos mucho en llegar a mi nueva habitación.

Una habitación estándar con la puerta blanca y promesas de horas de aburrimiento por venir.

Antes de que Appleby se fuera yo hice lo único que se me ocurrió hacer— Appleby si no es mucho… ¿me podrías conseguir un lápiz y un cuaderno?, ya sabes, para pasar el tiempo— deje que las palabras flotaran en el aire antes de entrar en mi nueva habitación y ser encerrada en esta.

Cuando la puerta estuvo cerrada a mis espaldas me deslice por esta hasta quedar sentada en el suelo de la sala.

Mientras los minutos pasaban no podía dejar de pensar que este bien podía haber sido el día que vine al campus por primera vez si no me hubiera llevado bien con James, si nunca hubiera conocido a Derek, si nunca hubiera sido la compañera de cuarto de Anael, si mi tía me hubiera dejado en el olvido después de que llegáramos… si los últimos meses nunca hubieran existido.

Mi única distracción durante horas fue la ventana que tenia vista libre a las hectáreas de árboles que habían en el campus, creí que cuando volviera al campus no iba a querer salir de este pero me equivoque, ahora lo único que añoraba era poder caminar afuera de esta habitación que se había convertido en mi infierno personal.

El horizonte se volvió más oscuro al pasar el tiempo, creí haber perdido la esperanza de que mi pedido fuera escuchado cuando un milagro ocurrió.

Por debajo de la puerta fue introducido un pequeño paquete que para mí era una señal de esperanza.

Agarre el paquete y lo abrí en dos rápidos movimientos, entonces me encontré con unas cinco hojas en blanco, un lápiz de grafito y una simple nota que los acompañaba.

Anya me alegra tanto que estés de vuelta… aun no estás perdonada por haberte ido sin decirme nada, pero me alegra que estés bien, pero no te perdono del todo. Escuche que habías vuelto y quise ir a verte pero no me dejaron, escuche tu pedido a Appleby, conseguí el lápiz pero no el cuaderno. También escuche que no se nos está permitido hablarte o nos van a sancionar, no sé de qué manera, no importa vamos a ver como hago para comunicarnos.

Cuídate, Annie.

Sonreí mientras agarraba el lápiz en mis manos, era hora de distraerme.

La mañana siguiente me percate que había dormido en el piso, no había tenido las energías ni las ganas para irme a la cama.

Joshua Bright había comentado que había tratado lo mejor posible mi envenenamiento no que lo había erradicado, ahora comprendía el porqué de sus palabras. Cada vez que me movió un ataque de nauseas o mareos me atacaba, esto hizo mi noche mucho más miserable de lo que había pensado.

Me levante de mala gana, agarre mis escritos de la noche pasada e intente caminar hacia el cuarto pero no había dado ni dos pasos cuando alguien toco la puerta de mi nueva habitación y la abrió de un fluido movimiento.

Deje las hojas de papel en la mesa de la sala y camine hacia el pasillo, no me importaba lo desaliñada que me viera porque estaba más interesada por ver quién me había abierto la puerta.

Cuando finalmente salí al pasillo y vi hacia las escaleras logre ver el pelo negro de la directora Rowan desapareciendo en la distancia.

—«Supongo que esto significa que es hora de desayunar»—pensé mientras cerraba la puerta del cuarto y mi dirigía a la cafetería haciendo un gran esfuerzo en el proceso.

Era para echarse a reír, ver a todos sentados en las mesas del fondo de la cafetería y dejando una fila de mesas separándome de ellos. Busque rostros conocidos y solo me encontré con la mirada fija de James observándome entre los rostros de desconocidos.

Tenía mucha hambre así que me acerque a la barra en donde estaba la señora Appleby— buenos días— le dije aunque ella no me contesto. En cambio solo me paso un vaso plástico lleno de un liquido rosado que parecía yogurt— ¿Qué es esto?— pregunte mientras agarraba la extraña bebida, Appleby sonrió, lo cual me alegro, y me paso una pequeña nota.

La abrí y leí el contenido con detenimiento.

Querida Anya.

Esta bebida ayudara a terminar tu tratamiento contra el envenenamiento, tómatela toda, así el tratamiento actuara de manera más rápida.

Atte: Joshua Bright

Sonreí, quería que James viera que aunque nadie me hablara, y aunque no pudiera ver a mis amigos iba a ser fuerte hasta que ya no pudiera más.

Lleve el vaso hacia mi boca y apenas di un sorbo a la bebida sentí como las nauseas comenzaban a surgir.

Estaba a punto de vomitar por el asquerosos sabor a acero de la bebida cuando una ráfaga de viento desapareció mis nauseas de la sorpresa.

En medio de la cafetería apareció un portal que brillaba con colores dorados y rojizos. Mientras la magia se acumulaba en un punto del círculo mágico una figura apareció a través de esta.

Mi batido cayó en el piso, olvidado hace mucho mientras me lanzaba sobre Liam, quien me atrapo y me abrazo como si no nos hubiéramos visto desde hace años, aunque la verdad es que nuestra despedida no había durado nada.

—¿Me extrañaste?— pregunto él cuando el portal se cerró a su espalda, por el rabillo de ojo podía ver a todo el mundo de pie mirando detenidamente el numerito que acabábamos de armar.

—Mucho, en especial desde que nadie me puede hablar por orden de los directores— dije mientras que me alejaba de él, lágrima en los ojos.

—Eso es excelente porque a mí las ordenes de los directores no me dan ni frio ni calor— yo sonreí, hablar con alguien me hacía falta.

—¿Qué haces aquí? Pensé que este no era un lugar para un mercenario como tu— dije con seriedad.

—Vine a dejarte esto— dijo mientras me pasaba un bolso azul oscuro desgarrado, me eche a llorar en ese preciso instante, con las manos temblorosas abrí el bolso y encontré un destornillador, una linterna hecha pedazos, ropa mojada y al fondo un papel mojado.

Estaba sollozando cuando agarre el papel entre mis manos y lo abrí… sobre la hoja ya no habían palabras, solo tinta escurrida y un recuerdo de mis primeros recuerdos en el campus.

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