Confianza

7.9K 454 21
                                    

Cuando me levante esta mañana me sentía agotada, cansada, adolorida y totalmente drenada de energía, toda la energía que había tenido ayer se había ido por la borda y ahora solo tenía un cuerpo hecho pedazos.

—¿Vas a salir a correr?— la voz de Anael me asusto ligeramente, no sabía que estaba despierta porque me estaba dando la espalda, note que su cabello se veía menos brillante cuando no estaba en su verdadera forma.

—No— conteste mientras me sentaba en el filo de la cama, cuando mis pies tocaron el piso un escalofrió me recorrió el cuerpo— pero creo que voy a salir a caminar.

La respuesta de Anael fue una risita y las siguiente palabras—  eso no es una gran diferencia— sonreí, tenía toda la razón.

Cuando me puse de pie mi visión se volvió borrosa, lo que me llevo a caer sobre la cama una vez más.

—¿Cambiaste de opinión?— pregunto ella.

—Para nada— respondí mientras volvía a ponerme de pie, esta vez logre mantenerme erguida mientras caminaba hacia la sala donde, como siempre, dejaba mis equipos de carrera, que en este momento me serviría de equipo de caminata, no me sentía lo suficientemente bien como para ir a cambiarme en los vestidores de la pista de carrera así que me dirige al baño de nuestro cuarto, encendí la luz, cerré la puerta y me comencé a cambiar.

El proceso fue dolorosamente lento, me tropecé más de una vez con mi pantalón de piyama y me coloque mi camiseta al revés antes de lograr colocármela de manera correcta.

Me lleve mi mano a mi cabello y me lo peine con mis dedos para luego amarrármelo en una cola alta pero esta me causo dolor de cabeza así que la deshice y deje que mi cabello cayera libre sobre mis hombros.

Me sentía un poco mejor mientras caminaba hacia la puerta que daba hacia el pasillo, pensé por un segundo volver a la cama y acurrucarme en las sabanas pero rechace aquella idea.

Mientras que salía al pasillo mi visión se volvió borrosa y mi respiración entrecortada.

Hubo un punto en el que me tuve que apoyar sobre una ventana, mi visión, aunque borrosa, me permitía ver el paisaje que provenía de la ventana en la cual estaba medio apoyada, respire un par de veces mientras miraba los árboles que rodeaban el campus.

-Árboles- algo en ellos me causaba miedo, como si algo estuviera vigilándome desde la oscuridad.

Árboles, eso era— el pensamiento llego rápidamente y se desvaneció igual de rápido pero eso no evito que las últimas imágenes de mi sueño quedaran calcadas en mi mente.

En el sueño, yo corría aterrado por algo que no podía ver, algo que corría entre las ramas de los arboles, había una manera de escapar y corrí hacia esta pero cuando estaba a punto de llegar… me desperté.

Sabía que parte del cansancio y el susto que sentía en aquel momento provenía de la pesadilla que había tenido hoy, pero sabía que había algo más detrás de mi cansancio.

Suspire mientras me volvía hacia el pasillo una vez más, sopese caminar hacia mi habitación pero las escaleras estaban más cercas.

Me tambalee un  par de veces antes de llegar a la primera grada que me llevaría al segundo piso, mis rodillas cedieron segundos antes de quedar sentada en las escaleras con mi cabeza apoyada sobre la pared que tenia al lado.

Cerré los ojos y mi respiración se volvió más pausada, quería dormirme en aquel momento pero me dolía cada hueso de mi cuerpo así que se me hizo imposible.

—¿Anya?— conocía muy bien esa voz pero en este momento no tenia energía para contestarle—¿Anya?— James volvió a llamarme, esta vez escuche como se acercaba.

Escuela de híbridosWhere stories live. Discover now