CNCO - Más que un sueño [COMP...

By Airinworlds

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Cuando Irene es elegida por su jefe para escribir la historia sobre unos chicos jóvenes y talentosos, no pued... More

Parte 1 - Creer en lo imposible
Parte 2 - Más allá
Parte 3 - Ahora lloras tú
Parte 4 - Quisiera
Parte 5 - Todo cambió
Parte 6 - No entiendo
Parte 7 - Casi nada
Parte 8 - Volverte a ver
Parte 9 - Tu luz
Parte 10 - Primera cita
Parte 11 - Reggaetón lento
Parte 12 - Tan fácil
Parte 13 - Princesa
Parte 14 - Cien
Parte 15 - Devuélveme mi corazón
Parte 16 - Cometa
Parte 17 - Súbeme la radio
Parte 18 - Para enamorarte
Parte 19 - Hey DJ
Parte 20 - Creo en ti
Parte 21 - Coleccionista de canciones
Parte 22 - Contigo
Parte 24 - Tienes que creer en mí
Parte 25 - Peligro
Parte 26 - Fuiste tú
Parte 27 - Odio
Parte 28 - Quédate
Parte 29 - Que lloro
NOTICIAS IMPORTANTES
Parte 30 - Volví a nacer
Parte 31 - Kilómetros
Parte 32 - Bendita tu luz
Parte 33 - La temperatura
Parte 34 - Propuesta indecente
Parte 35 - El perdedor
Parte 36 - Calentura
Parte 37 - Bailando por ahí
VÍDEO REACCIÓN
Parte 38 - Espacio sideral
Parte 39 - Víveme
Parte 40 - Aunque ahora estés con él
Parte 41 - Hablé de ti
Parte 42 - Adrenalina
Parte 43 - Aquí estoy yo
Parte 44 - Tú me quemas
Parte 45 - Cuando me enamoro
Parte 46 - Me voy enamorando
Parte 47 - Mamita
Parte 48 - Hoy tengo ganas de ti
Parte 49 - Creer en lo imposible
Parte 50 - Que se sienta el deseo
Parte 51 - El perdón
VÍDEO REACCIÓN 2
Parte 52 - Nota de amor
Epílogo

Parte 23 - Tranquila

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By Airinworlds

El sobre daba vueltas entre mis dedos. Lo miraba de vez en cuando para luego volver a mirar hacia el techo. Mi cabeza subía y bajaba al ritmo del pecho de Christopher. Pasó una mano por mi pelo, acariciándome con ternura. Cerré un instante los ojos y posé la carta sobre mi estómago. Estiré mis brazos por encima de mi cabeza hasta llegar a su cuello y se lo acaricié con la punta de mis dedos. Entrelazó los suyos con los míos y me besó el dorso de la mano con un leve roce de los labios.

–Ábrela ya –me apremió Joel sentado a los pies de la cama–. Dejaros de cariños y ábrela ya –tenía las piernas dobladas bajo su cuerpo y me miraba con los ojos abiertos, expectante.

–¿Aún te lo sigues pensando? –Escuché la voz de Erick a mi izquierda, un poco lejana.

–Si queréis nos vamos y os dejamos solos –Richard soltó una carcajada al decir aquello.

Con un leve gruñido, me incorporé, haciendo que la carta cayera sobre las sábanas arrugadas, entre mis piernas. Apoyé las manos sobre la cama y suspiré. No quería ni mirarla. Cada vez que lo hacía, mi estómago se encogía. Temía encontrarme algo que no me gustara. ¿Y si, como había dicho Zabdiel, era alguna carta de alguna fan agradeciéndome el estar con los chicos? Pero nadie sabía lo que estaba haciendo realmente con ellos, así que no tenían nada que agradecerme. Lo único que podía ser era una carta de alguien a quien no le gustaba la idea de que pasara tanto tiempo con ellos. Me habían intentado animar, quitándole importancia a todo aquello; pero yo no estaba nada tranquila. Alargué una mano hacia la carta y la cogí con dos dedos. Miré a mí alrededor. Joel, sentado frente a mí, estaba inclinado ligeramente hacia adelante. Richard se encontraba sentado en la silla de ruedas que había en el escritorio, detrás de Joel. Ercik y Zabdiel estaban sentados en la cama de al lado. El más pequeño estaba apoyado contra la pared, los brazos cruzados sobre el pecho. El segundo estaba inclinado hacia adelante con los codos sobre las rodillas y las manos entrelazadas, mirándome con atención. Christopher se incorporó y asomó la cabeza por encima de mi hombro. Me pegué el sobre contra el pecho y me separé de él, quedando de espaldas al ventanal, de frente a ellos. Mis manos temblaron cuando empezaron a rasgar el fino papel blanco. Mi corazón latía a gran velocidad. Las sienes me dolían a cada palpitación. Exhalé un suspiro cuando la carta se abrió por completo. Cogí aire antes de mirar dentro. No pude distinguir muy bien lo que había. Me pareció ver una imagen grabada en papel, algo borrosa. Fruncí el ceño mientras introducía dos dedos con cuidado en el interior y agarraba lo que había dentro. Con el ceño fruncido, observé la fotografía que tenía delante. Era yo con un hombre que no conocía. Tenía la tez morena, ojos demasiado negros y cejas muy espesas, tanto que parecían juntarse en el entrecejo. Estábamos en medio de una pista de baile. La imagen estaba borrosa por las luces brillantes que nos rodeaban, pero se podía ver con claridad cómo ese hombre rodeaba mi cintura con una mano y estaba completamente pegado a mi espalda con sus labios rozando mi cuello. Mi rostro estaba relajado y sonriente, demasiado sonriente. Mis ojos cerrados mientras una mano se agarraba a la nuca de mi acompañante. El estómago se me contrajo y me tapé la boca, intentando controlar las náuseas que se habían apoderado de mí. ¿Quién había hecho aquella foto? ¿Por qué la había hecho? ¿Qué ganaba con todo aquello? Mis manos empezaron a temblar sin control. Bajé la imagen hasta taparla contra mi rodilla. Fue entonces cuando me fijé en que había algo escrito en la parte de atrás con rotulador negro. Unas letras finas y torcidas se extendían a lo largo de la blanca superficie. Sin alzar el papel para que los chicos no pudieran ver qué tenía entre mis manos, leí lo que ponía. El corazón se me detuvo durante un segundo que se me hizo interminable. Los ojos se me anegaron en lágrimas, pero intenté contenerlas, no quería que los chicos me vieran llorar. Me froté los ojos con el dorso de la mano y volví a leer las letras en negro:

Los chicos deberían saber qué es lo que haces a sus espaldas. ¿Saben realmente con quién están? Aléjate de ellos ya. O esta foto saldrá a la luz.

Tapé el texto con la mano y me quedé contemplando la pared que tenía en frente, con la mirada perdida. ¿Por qué estaba pasando aquello? Creí que ya todo había terminado o, por lo menos que me dejarían relativamente en paz. Ya no me importaba lo que pudieran decir en las redes, ni los vídeos que subieran ni las fotos. Había aprendido a olvidarme de ello. Pero aquello era demasiado. ¿Me estaban amenazando para que dejara a los chicos? ¿Cómo habían llegado a ese punto? ¿Tan mal les parecía que estuviera con ellos? Me tapé la cara con una mano y entreabrí la boca para coger aire. Sentía que me faltaba. ¿Y si después de esto llegaban a más? ¿Y si el siguiente paso era hacerme daño o ir a por familia? ¿Hasta dónde estaban dispuestas a llegar? Alcé la cabeza a gran velocidad cuando noté que alguien me quitaba de un tirón la foto que tenía entre mi mano y mi pierna. En mi rostro se reflejó el terror cuando vi que había sido Christopher quien la había cogido.

–No, Chris –casi grité, abalanzándome sobre él, pero se levantó de la cama a gran velocidad, alejándose de mí.

Estiré una mano en un vano intento de detenerle, pero ya estaba leyendo el breve texto que había en la parte de atrás. Lo miraba con el ceño fruncido. ¿Qué pensaría? ¿Le daría credibilidad a lo que decía? ¿Qué pensaría al ver la foto? Le había contado lo que había pasado aquella noche, pero la foto era demasiado comprometida. ¿Y si pensaba que había pasado algo más? La imagen parecía mucho más de lo que era, ¿o no? La verdad es que aquella noche la tenía borrosa. ¿Y si había pasado algo más de lo que recordaba? Esperaba que no.

–¿Este es el chavo aquel de la fiesta? –Observaba la foto con la boca torcida–. Es bien feo –soltó una carcajada mientras se sentaba a mi lado y me rodeaba los hombros con un brazo–. No fue nada. Solo su primera amenaza.

Pasó el papel a Richard que hizo lo mismo, miró la fotografía y después la giró para leer lo que ponía. Negó lentamente con la cabeza mientras se lo pasaba a Erick.

–¿Solo mi primera amenaza? –Me giré hacia Christopher con el ceño fruncido–. Es algo más que eso, ¿no crees? –Me dolió un poco que pareciera importarle tan poco el hecho de que me hubieran amenazado con alejarme de ellos, de él.

–Bella, en algún momento tenían que llegar –dijo Zabdiel mirándome con los ojos abiertos e inclinado hacia adelante–. No te preocupes, es algo bien feo pero mejor no darle más importancia –movió la mano de un lado a otro.

– ¿Cómo no le voy a dar importancia? –Me giré hacia él con la cara descompuesta por la incertidumbre, no podía creer que les diera tan igual lo que estaba pasando–. ¿Y si tienen más fotos? ¿Y si salen a la luz? No quiero que se vean, que vean eso de mí.

–¿Y qué vas a hacer entonces? –Joel me miraba con los ojos abiertos, apoyando la barbilla en su puño–. ¿Te vas a ir? ¿Vas a hacer lo que dice aquí? –Cogió el papel y miró de reojo el texto para luego alzar de nuevo la cabeza con una ceja alzada.

–No... no me voy a ir... –Respondí agachando la cabeza.

–¿Entonces? No te queda otra que dejarlo estar y ya –se encogió de hombros, frunciendo los labios.

–Joelo tiene razón –dijo Erick acercándose hasta Christopher y sentándose a su lado–. Si no vas a hacer lo que dice, publicará las fotos. Así que lo mejor es que no le hagas caso. Hagas lo que hagas, terminarán saliendo a la luz.

–Pero tú no vas a parar de darle vueltas, ¿verdad? –Christopher me alzó la barbilla, mirándome con los ojos entornados al tiempo que se echaba hacia atrás, apoyando la cabeza en el hombro de Erick.

Negué lentamente, sentándome sobre mis piernas flexionadas y suspirando con fuerza. Joel soltó la fotografía a mi lado y me miró a través de sus largas pestañas.

–¿Por qué darle más vueltas? –Se tiró en la cama cuan largo era, estirando los brazos por encima de su cabeza.

–En verdad es una tontería pensarlo mucho –Richard se reclinó en la silla, echando la cabeza hacia atrás, mirando hacia el techo.

–Ya, vale –dije algo exasperada alzando los brazos por encima de mi cabeza–. Captada indirecta –solté un largo suspiro–. Procuraré no pensarlo mucho y ya está –dejé caer los brazos, dejándolos lacios sobre mi regazo.

Ellos parecían tan tranquilos. Ni si quiera se habían inmutado con la imagen que acababan de ver. ¿Cómo hacían para que todo pareciera tan fácil? Christopher apenas se había inmutado, incluso había bromeado sobre el hombre que bailaba conmigo. ¿Le daba igual o estaba fingiendo delante de los chicos? Pero estaba tranquilo, apoyado contra Erick, mirando su móvil y riéndose. ¿Cómo iba a poder olvidar lo que acababa de pasar? Iba a ser muy complicado. Pero los chicos tenían razón en una cosa, no iba a hacer lo que me pedían. Primero porque tenía que cumplir con el contrato; segundo y lo más importante, no quería separarme ellos. Era así de sencillo. Tenía que mentalizarme de que esto iba a ser así siempre y más cuando volviera a mi rutina. Ya no tendría a Héctor para ayudarme si estaba en algún apuro. Tenía que estar preparada para lo que se me venía encima. Volví a suspirar, dejando caer mis hombros.

–¿Chicos? –La voz de Renato al final del pasillo nos sobresaltó–. Habéis dejado la puerta abierta.

Apareció en la esquina de la habitación y se quedó allí plantado, mirándonos uno por uno hasta terminar en mí. Pasó su mirada hasta el papel que había a mi lado, bocabajo. Antes de darme tiempo a reaccionar, Joel lo cogió y se lo entregó.

–No es nada nuevo –contestó Richard colocando las manos detrás de la nuca.

–¿Esto era lo del sobre? –Los chicos asintieron mientras yo notaba cómo mis mejillas se enrojecían–. Bueno, no es algo en lo que podamos intervenir –me miró por encima de la montura de sus gafas–. ¿Así que de fiesta? –Una media sonrisa apareció en su rostro–. ¿Los chicos no te acompañaron? Es raro.

–Bueno, quería salir a despejarme –me encogí de hombros.

Si Renato supiera el verdadero motivo por el que me fui probablemente no haría ninguna broma al respecto. Probablemente tendríamos una larga charla en la que no saldrían cosas buenas. Un escalofrío recorrió mi espalda al pensar en las consecuencias que tendría si Renato supiera lo que había entre Christopher y yo. Sin darme apenas cuenta, me retiré un poco de él de manera instintiva, esperando que Renato no se diera cuenta de lo que acababa de hacer.

–¿Vas a hacer lo que te piden? –Me miró con los ojos entornados.

–No lo sé –me encogí de hombros, mirándome las manos–. ¿Qué debería hacer?

–Nada –Renato alzó la cabeza mientras arrugaba el papel, aplastando la imagen junto con su mensaje–. Que hagan lo que quieran. Ahí no podemos hacer nada y lo que piden es algo imposible. Así que no le des más importancia. Y si hay más fotos pues... no tenemos nada que hacer –me dedicó una sonrisa antes de dar una palmada–. Bueno, dejemos este tema en el olvido, no podemos hacer nada y vamos a trabajar cada uno en lo suyo. ¡Arriba!

Los chicos empezaron a levantarse uno a uno mientras se estiraban cuan largos eran. Me senté al borde de la cama para atarme los zapatos. Christopher se echó sobre mí, apoyando la cabeza en el centro de mis omoplatos y me abrazó.

–Ya verás que todo se pasará –me dio un beso en el hombro y se puso en pie.

–Vamos, vamos –nos apremió Renato–. Siempre tarde.

Entre risas salimos del cuarto y nos fuimos cada uno a nuestras tareas. Los chicos salieron a ensayar el concierto que tenían esa noche mientras que yo tendría que ir a escribir. Se me presentaba un largo día por delante donde tendría que hacer un gran esfuerzo por no pensar en todo lo que estaba pasando. Pero iba a ser muy difícil. No podía parar de darle vueltas, sobre todo a una pregunta que me traía de cabeza: ¿quién había sido? Se me ocurrió una idea aunque un poco descabellada. En vez de pulsar el botón del undécimo piso, le di al del hall. Cuando bajé del ascensor, me dirigí directamente hacia el mostrador de la recepción. Había un hombre de pelo blanco con traje azul. Me observó a través de sus gafas sin montura. Sus ojos azul cristalino me miraron de arriba abajo.

–¿Señorita Irene? –Me saludó antes de que pudiera decir nada–. ¿Deseaba algo?

Se me hacía muy raro que me llamaran así. Sobre todo me extrañaba tanto que supieran quién era cuando solo me habían visto un par de veces con los chicos; pero Renato siempre dejaba claro quiénes formábamos parte del equipo y quiénes no para que no hubiera problemas por si alguien quería entrar sin que nadie lo notara.

–Ayer por la mañana dejaron una carta a mi nombre –comencé a decir después de recuperar la calma. Hablar de aquello me hacía recordar lo que había visto hacía unos minutos–. Me preguntaba si recuerda quién había sido –me quedé mirándolo con las cejas alzadas, expectante a sus palabras. Por un lado deseaba que me dijera que sí, que sabía exactamente quién había sido; pero por otro no, de ese modo todo quedaría en una anécdota y ya está, dejaría de darle vueltas al tema.

–Sí, fue una chica –contestó el recepcionista mirando hacia el techo, intentando recordar–. No dijo su nombre. Solo entró y dijo que le entregáramos ese sobre.

–¿Y... recuerda cómo era? –Pregunté a media voz.

–Era una chica morena, un poco más baja que usted. La piel morena y ojos verdes –el recepcionista se encogió de hombros–. No puedo decirle más. Iba con una capucha negra cubriéndole el pelo. Era una chica normal como otra cualquiera.

Tras agradecerle la información, me dirigí hacia el ascensor cabizbaja. No había sido el resultado que esperaba. Chicas así había muchas y seguramente casi todas las que entraban allí preguntando por los chicos serían muy parecidas. Suspiré levemente y pulsé el botón del ascensor. ¿Quién se había tomado tantas molestias para dejarme aquel sobre? ¿Por qué motivo había sentido la necesidad de dármelo? ¿De verdad esperaba que cumpliera con lo que me había pedido? Aquello era frustrante. ¿Y si tenía más fotos comprometidas y salían a la luz? ¿Qué dirían las CNCOwners al verme en aquel estado? ¿Pensarían que era una mala influencia para los chicos? ¿Me odiarían? ¿O se alegrarían que saliera de fiesta sin ellos? Subí al ascensor y me dirigí hacia mi planta. Tenía que escribir, pero mi mente estaba en otro sitio y sabía que me sería muy complicado concentrarme en el libro. Salí del ascensor y saqué la tarjeta del bolsillo trasero, estaba a punto de meterla en la ranura, cuando una voz familiar dijo mi nombre.

–Irene –me volví hacia Renato que aparecía por el hueco de las escaleras–. Te estaba buscando –se dirigió hacia mí y me colocó las manos sobre los hombros cuando llegó a mi altura–. ¿Cómo te encuentras?

–Supongo que bien –me encogí de hombros mirando hacia el suelo–. Tengo una sensación extraña en el estómago. Temo que la amenaza sea real y todo se complique más de lo que ya está.

–No te preocupes por eso, de verdad –Renato me alzó el rostro colocando un dedo bajo mi barbilla–. A medida que vayan descubriendo cosas de tu pasado, habrá mucha gente que con tal de hacerte daño o conseguir cosas de ti, empezarán a hacer circular fotos tuyas que encuentren por ahí, vídeos que hayas subido. Cualquier cosa que les sirva para ponerte en un aprieto –me dedicó una media sonrisa de disculpa–. Es lo que tiene empezar a ser una cara conocida. Tiene sus consecuencias, por eso debes olvidar cuanto antes este incidente porque, probablemente, a partir de ahora te lleguen muchas más amenazas de este tipo o gente que empiece a utilizar tu pasado para hacerte daño. Incluso puede que gente que sea cercana a ti o que creías que eran amigos tuyos hagan lo que sea para llamar la atención de las fans y tener su momento de gloria.

Mi cuerpo se tensó al escuchar aquello. Era algo en lo que no había pensado. ¿De verdad mis amigos serían capaces de hacer eso? ¿Venderían mi intimidad por hacerse un nombre? No, no lo creía posible, ¿o sí? Mi respiración empezó a acelerarse con el solo hecho de pensar que alguien pudiera enterarse de cualquier cosa de mi pasado. Siempre había intentado llevar una vida normal, pero había tenido mis pequeños fallos, como todo el mundo. Había amigos que sabían cosas de mí que nadie más conocía. ¿Serían capaces de sacar todo aquello a la luz por el simple hecho de tener su momento de gloria?

–Irene, tranquilízate –Renato me apretó los antebrazos con suavidad para hacerme volver a la realidad–. Si te lo digo es para que te vayas haciendo a la idea. Cuando pedí a los chicos que te presentaran sabía que intentarían acercarse a ti como fuera. Es cierto que no pensé que llegarían a amenazarte; pero estaba dentro de mis posibilidades –me miró directamente a los ojos con las cejas alzadas–. En parte esto es culpa mía, así que te pido perdón por las consecuencias que haya podido tener mi decisión de sacar tu rostro a la luz.

–No, Renato, no es culpa tuya –negué con la cabeza, abrumada por sus palabras. En su rostro podía ver reflejada la preocupación. Nunca creí que Renato podría decirme aquello.

–Puede que sí o puede que no –suspiró levemente–. No sé si la decisión que tomé en su momento fue la adecuada, pero los chicos deseaban de verdad que te quedaras con nosotros, así que estuve pensando en todas las posibilidades que había para que los de arriba no tomaran demasiadas represalias contra ti –sonreí al escuchar aquellas palabras. No sabía que los chicos habían hecho tanto por que me quedara cuando pasó todo lo referente a las fotos con Zabdiel–. Me pareció la única manera de hacer ver a las fans que eras una más de nuestra familia y no la supuesta novia de Zabdiel. Creí que si los chicos te presentaban y explicaban por encima quién eras, serviría para reducir un poco el efecto que causaron aquellas fotos –me soltó y apoyó la espalda contra la pared, frotándose la frente con la mano–. Al principio parecía funcionar, pero, como siempre, querían saber más y más sobre ti, así que todo ha vuelto a desmadrarse un poco, aunque no tanto. Hasta ahora –me miró de reojo–. Esa amenaza... no me preocupa tanto porque no sales con los chicos y eres libre de hacer con tu vida lo quieras; pero me preocupa que corras algún tipo de peligro físico o mental.

Me quedé observando a Renato con la boca abierta. No sabía hasta qué punto se preocupaba por mí. Sabía que, aunque los chicos le sacaran de quicio muy a menudo, hacía todo lo que estaba en su mano y más por ellos para que estuvieran todo lo bien que pudieran. Les daba vía libre mientras no hicieran ninguna tontería de la que pudieran arrepentirse y siempre cuidaba que las fans pudieran disfrutar de ellos por muy cansados que estuvieran ese día. Pero lo que no sabía era que yo también entraba dentro de sus planes, que mi seguridad le importara tanto como la de los chicos. Sonreí ampliamente bajo la extrañada mirada de Renato.

–¿De verdad creías que te iba a dejar sola en todo esto? –Me devolvió la sonrisa, separándose de la pared y girándose hacia mí–. Cuando fui a rescatarte a aquel hostal no solo fui porque los chicos me lo pidieran; si no porque realmente temía por ti.

–¿Y por qué nunca me lo has dicho? –Lo miré con la boca torcida.

–Porque delante de los chicos sigo siendo tu jefe. Si ven que te trato diferente, perderé su respeto.

–¿Más? –Lo miré con una ceja alzada y una mano puesta sobre mi cadera–. Si ya hacen lo que quieren contigo –le saqué la lengua.

–No hagas que me arrepienta de lo que acabo de decir –alzó su dedo índice y lo movió de arriba abajo mientras me miraba por encima de la pasta negra de sus gafas.

Para mi sorpresa se acercó hasta mí y me abrazó. Pocas veces había visto a Renato mostrar afecto por alguien del equipo de los chicos; pero tenía razón cuando decía que si lo mostraba delante de todos, probablemente muchos dejarían de tomarle en serio. No era mucho más mayor que yo y, sin embargo, estaba al mando de un grupo de chicos adolescentes con las hormonas revolucionadas, dirigiéndolos y organizándolos para que todo saliera según lo planeado. Y seguramente desde arriba lo presionarían para que todo saliera a la perfección. Que no se colaran imágenes íntimas de los chicos, que no se supieran sus posibles trapos sucios, que las fans no se sobrepasaran con ellos y, además de todo eso, tenía que organizar todas las entrevistas y hacer que los chicos llegaran a tiempo a todas ellas. Eso era lo más complicado ya que a la mayoría de ellos se les pegaban las sábanas por las mañanas. Él también estaba lejos de su familia, viajando sin parar y trabajando las veinticuatro horas del día sin descanso y su trabajo era el que menos se veía. Era cierto que muchas CNCOwners le mostraban su apoyo, pero tenía la sensación de que se merecía mucho más. Sin él los chicos estarían muy perdidos. De repente me sentí muy culpable por lo que estábamos haciendo Christopher y yo. Cuando Renato hacía todo lo posible porque los chicos estuvieran bien y que no tuvieran ningún problema, Christopher y yo nos estábamos saltando la única norma que Renato me había recalcado: no estar con ninguno de los chicos. Solté aire por la nariz al tiempo que Renato se separaba de mí.

–¿Sigues preocupada? –Me preguntó al verme cabizbaja.

–Es que aún me tengo que hacer a la idea de que todo esto está pasando de verdad –dije una mentira a medias. Estaba preocupada por la amenaza, pero también por el hecho de estar ocultándole a Renato nuestro secreto–. Supongo que está muy reciente y que hasta que no pase un tiempo, no me olvidaré de esto.

–Cuanto antes lo olvides, mejor –me guiñó un ojo.

–Ya, lo sé –suspiré con fuerza–. Bueno, hay una parte positiva de todo esto.

–¿Cuál?

–Que si las fans ven esas fotos, estarán más que seguras que no estoy con ninguno de los chicos –saqué la lengua e introduje la tarjeta en la cerradura.

Cuando escuché el clic tan familiar, empujé la puerta, pero no me dio tiempo a entrar antes de que Renato me agarrara por el cuello y me atrajera hacia él para revolverme el pelo. Lo empujé con fuerza para alejarlo de mí entre risas mientras me peinaba para devolver cada pelo a su sitio.

–Esta noche no vienes al concierto, ¿no? –Me dijo al tiempo que me soltaba.

–No, hoy prefiero quedarme aquí y escribir un poco.

–De acuerdo. Nos iremos temprano para hacer la última prueba de sonido, así que hasta mañana podrás descansar de todos nosotros –me dedicó una última sonrisa y se despidió de mí inclinando levemente la cabeza.

Cuando lo vi meterse en el ascensor, cerré mi puerta y me quedé apoyada contra ella, pensativa. Quería escribir. De repente me habían venido muchas ideas a la cabeza a raíz de la conversación con Renato. Tenía que aprovechar aquel momento de inspiración antes de que se echara a perder. Lo mejor de aquello era que durante el rato que estuviera escribiendo me olvidaría por un instante de la carta, de la chica de ojos verdes y del pequeño secreto entre Christopher y yo. No quería pensar más en todo aquello.

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HOY

Larita: Cómo es que me estás hablando por wassap? 1:18

Yo: Porque tenemos muchas cosas de las que hablar y no quiero que ma y pa se gasten un dineral 1:18

Larita: Ni Zabdiel, no? 1:18

Yo: Es verdad, Zabdiel también, no Larita?   1:18

Yo: 😏 1:19

Larita: Que quieres decir con eso? 1:19

Yo: Pues que un pajarito me ha dicho que estáis teniendo algo casi serio 1:19

Larita: Este niño... 😦 1:19

Larita: Ya te lo ha contado, no? 1:19

Yo: Pues claro! Creías que no me iba a decir nada? 😤 1:20

Larita: Perdona pero tu tampoco me has contado nada sobre Christopher ¬¬ 1:20

Yo: Bueeeno... estaba esperando el momento... 1:20

Larita: Ya, claro 1:20

Larita: Y cuando iba a ser eso exactamente? 1:20

Yo: Cuando estuviera segura que no te molestaría 😪 1:21

Larita: Molestarme? Yo? Por que? Porque estuvo con otra para olvidarse de ti? 1:21

Yo: Que no pasó nada entre ellos 😦 1:21

Larita: Seguraaaa???? 1:21

Yo: No, pero confío en su palabra 1:20

Larita: Bueno, tu sabras 1:20

Yo: Cambiando de tema 1:23

Yo: Cómo es que Zab y tú estáis intentando algo serio? 1:23

Larita: Si seguro que te lo habra contado el 1:23

Yo: Sí, pero quiero que me digas tú 1:23

Laria: Pues la ultima noche estuvimos hablando durante mucho rato y... nos besamos largo y tendido 🙈 1:23

Yo: Y ya está? Solo hablasteis? 1:24

Larita: Si, no paso nada mas ¬¬ 1:24

Yo: Vale, vale 😝 1:24

Larita: Y tu que? Como va ese romance tan rato que me llevas? 1:24

Yo: Raro por qué? 1:25

Larita: Yo que se! Ahora si, ahora no... 1:25

Larita: Ahora al fin estais juntos despues de la que liasteis? 1:25

Yo: Algo así... 1:25

Yo: Estamos juntos pero no como novios, solo estamos viviendo el momento, ya está 1:25

Larita: No entiendo 1:25

Yo: Que nos gustamos y estamos juntos hasta que esto dure 1:25

Yo: En algún momento me tendré que ir y lo sabemos, así que disfrutamos el momento y ya está 1:26

Larita: Ay... no se que decirte 1:26

Yo: Alégrate por mí, con eso me basta 1:26

Laria: Entonces estas bien? 1:26

Yo: Sí, muy bien 😊 1:26

Larita: Me alegro entonces 1:28

Larita: Y oye, como es que estas con el movil de Zabdi? No tenian concierto? 1:28

Yo: Sí, pero yo no he ido 1:28

Yo: Me he quedado escribiendo y por la tarde le dije a Zab que quería hablar contigo 1:29

Yo: Me dijo que podía quedarme el teléfono, como él no iba a usarlo hasta que volvieran que le daba igual, que se fiaba de 😜 1:29

Yo: Ahora le registraré el móvil en busca de alguna amante o de fotos indecentes 😏 1:29

Larita: Que tonta que eres xD 1:30

Larita: Y como es que hoy no has ido al concierto? 1:30

Yo: Porque son los teloneros de Pitbull y Enrique y para quedarme allí viéndolos que sabes que no me gustan, para qué voy a estar dos horas allí sentada sin hacer nada? 1:30

Yo: Que disfruten ellos del concierto mientras yo hablo contigo 😊 1:30

Larita: Que pelota que eres 1:30

Yo: Na, solo sincera 😘 1:31

Larita: Calla ya -.- 1:31

Yo: Por cierto... tengo una cosa que contarte... 1:31

Larita: Cuenta, cuenta 1:31

Yo: Ayer el recepcionista del hotel me dio una carta que habían dejado a mi nombre 1:31

Larita: Un admirador secreto??? 1:32

Yo: Ojalá 1:32

Larita: Entonces? 1:32

Yo: Esta mañana la abrí con los chicos y era una foto de cuando salí por Chile de fiesta, aquella noche fatídica... 1:32

Larita: Aja... 1:33

Yo: Era alguien que me había enviado una amenaza 1:33

Yo: Me decía que si no quería que nadie supiera cómo era de verdad, que me alejara de los chicos...😔 1:33

Yo: Nana? 1:35

Larita: 😬😬😬😬 1:40

Yo: No te preocupes, todo está bien 1:40

Yo: Renato ha hablado conmigo y me ha dicho que no me preocupe, que es algo normal 1:41

Larita: A ti nadie te amenaza siendo mi hermana, entendido? 1:41

Larita: Como me entere de quien ha sido la cojo de los pelos y la reboleo 1:41

Yo: jajajajaja 1:42

Yo: Qué loca ereees!! 1:42

Larita: De loca nada que con mi hermana nadie se mete y mucho menos le amenaza 1:42

Yo: Bueno, tampoco ha sido para tanto 1:42

Yo: Ya te digo, los chicos no le han dado importancia y Renato me ha dicho que no piense mucho en ello que aunque saliera algo más a la luz no se puede hacer nada con cosas del pasado 1:43

Yo: A partir de ahora la gente querrá buscar en mi pasado y conocer más de mí y si he subido cosas de las que ahora me pudiera arrepentir ya no se puede hacer nada, todo eso está ahí dando vueltas 1:43

Yo: Así que no le voy a dar más vueltas, quien haya sido no va a conseguir lo que quiere 1:43

Yo: Nana? 1:45

Yo: Seguro que te has cabreado 😦 1:47

Yo: Nana! Que los chicos están a punto de venir y quiero hablar contigooo!! 1:50

Larita: Nene... 1:53

Yo: Dime gorda 1:53

Larita: No sé si decírtelo o no... 1:53

Yo: El qué? Qué ha pasado? 1:53

Yo: Alguien ha subido ya las fotos de cuando salí de fiesta? 1:54

Larita: No es eso... eso ya no me preocupa tanto, si Renato dice que está bien, confiare en el 1:54

Larita: Pero que sepas que cuando me entere de quien ha sido esa niñata espero que se busque un agujero en lo mas profundo de la tierra porque me la voy a cargar 1:54

Yo: jajajajaja 1:54

Yo: Pobre chica!! No sé para qué quiero a Héctor!! 1:55

Yo: Entonces qué ha pasado? 1:55

Larita: No se si tendra importancia, pero... 1:55

Larita: La chica con la que se supone que estuvo Chris era de Chile? 1:56

Yo: Sí, por? 1:56

Larita: Porque hay una chica de ese país que ha subido hace poco una foto con alguien que se supone que es Chris... 1:56

Yo: Y qué pasa? 1:56

Larita: No se le ve la cara pero... el cuerpo se parece mucho al de el... 1:57

Yo: Bueno, ha estado con otras chicas antes, a lo mejor es alguna que ya estuvo con él y ha subido la foto ahora 2:00

Larita: Eso espero, si no voy a tener que matar a alguien mas a parte de la chica de la amenaza... 2:00

Yo: Espero que no!! 2:01

Yo: jajajaja 2:01

Larita: Te paso la foto por si quieres echarle un vistazo a ver qué te parece a ti 2:01

Yo: No hace falta Nana, no quiero ver eso  2:03

Larita:


                                                                                                                                         2:05


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INSTA: cncoplusultra


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