La difunta mujer no sabía qué hacer en realidad. Cualquier cosa era buena, cualquier cosa era mala. Ambas respuestas más factibles tenían sus pros y sus contras y ambas le harían daño a Víctor en algún momento. Quizá un daño colateral, pero lo harían.
Víctor tomó a Emily de los hombros y la miró más directamente, con ambos ojos un poco tristes. El notaba que algo no estaba bien, pero no podía adivinar qué.
Emily tuvo que evaluar ambas situaciones en cuestión de segundos. Si se lo decía, cabía la posibilidad de que Víctor le creyera, pero no aseguraba que se quedaría con ella, solo que pensaría las cosas mejor. Además de que si no creía, lo más seguro es que acabarían por enojarse y Emily no estaba en condiciones de tener una discusión con él.
Sin embargo, si decidía quedarse callada, lo más seguro era que Víctor viviera o toda su vida sin darse cuenta de que su mujer le estaba entregando el corazón a alguien más, viviría un amor falso o Víctor se daría cuenta por sí mismo después y esto le haría un daño igualmente. No había una salida en la que Víctor no saliera lastimado, solo que unas eran más rápidas que las otras.
Además, de por medio había un bebé, el cual Victoria cargaba en su vientre y era hijo de Víctor, Emily no podría dejar a esa pequeña criatura sin un padre. Era simplemente demasiado cruel poner su amor por sobre ese niño, que de seguro cuando naciera, ella igualmente se encargaría de velar por su seguridad desde el cielo.
Emily suspiró hondo. Había tomado la decisión y sabía que era lo que iba a hacer. Era el momento, no podía dudar más.
—Víctor, hay algo que creo que debes saber.- Dijo firme, miró a Víctor a los ojos y de nuevo su seguridad se fue. Se veía preocupado, demasiado a decir verdad.
Emily otra vez entraba en duda, pero no debía ser así. Tenía que hacerlo, tenía que hacer lo correcto en aquella situación. No para ella, sino para su amado Víctor y para el niño que nacería en unos meses. Ambos debían estar bien y no debían vivir en el engaño.
—Y-yo... Yo descubrí algo. Quizá no me creas y no me importa, tienes que saberlo porque estás en tu derecho y no quiero que vivas en una hermosa y triste mentira, Víctor.- Emily quitó las manos de Víctor de sus hombros y le devolvió la mirada.- Descubrí a Victoria con el doctor mientras miraba al pozo. No estaban en una consulta o algo parecido... Estaban muy cercanos.-
—¿Cercanos?.- Interrumpió Víctor.- ¿Qué tan cercanos?.- Preguntó con rapidez, algo asustado aún.
—U-un beso. Los vi en medio de un beso...- Murmuró Emily.
-¿Un beso?.- Preguntó Víctor algo aturdido al escuchar aquello, simple y llanamente su mente no podía procesar lo que Emily acababa de decir.
El joven apartó la mirada de Emily y comenzó a buscar una explicación en el aire. Quizá de igual forma buscaba algo con que distraerse.
-No, no no.- Víctor tocó ligeramente su cabeza mientras su expresión cambiaba de una de preocupación a algo más parecido al terror, como si aquello que había dicho Emily lo hubiera hecho exaltarse de más.
—Víctor, sé que es algo difícil de aceptar... Pero escucha, yo...- Abruptamente Víctor interrumpió a Emily, cosa que no era propia del joven, ya que su característica principal era su tranquilidad.
—¡No!.- era como si una bestia hubiese salido por un momento de su interior.- No puedes mentor así, Emily.-
La difunta mujer frunció el seño ligeramente, pero intento calmarse al instante.
—¿En serio estás creyendo que estoy mintiendo, Víctor?.- Dijo aguantando la rabia interna. ¿A quien no le molesta que cuestionen sus palabras cuando sabe que está diciendo la verdad?.- No estoy mintiendo, sabes que no lo haría. ¡Creo que no he demostrado nada para que dudes de mis palabras!.- Concluyó.
—Quizá no, pero no tienes pruebas de lo que estás diciendo. Además de que hay muchos puntos que me pueden hacer creer que esto lo haces proque quieres que me quede aquí y eso es muy egoísta, Emily.- Dijo retomando un poco su tranquilidad, pero aún con notable enojó en su voz.
Emily se molestó aún más.
—¡Creo que hasta ahora no te he dado razones para que pienses eso! ¡Pero si prefieres pensar eso, busca la forma de volver tu solo y regresa con tu querida y amada Victoria!.- Exclamó Emily.
Hubo un silencio tan grande que casi se podía escuchar el corazón de Víctor latir a mil por hora y el muerto corazón de Emily romperse una vez más.
Sin dar paso a las lágrimas Emily tomó su vestido y lo levanto ligeramente para irse corriendo. Sentía un terrible dolor y en lo único que podía pensar era en llegar a su hogar y descansar, acostarse, dormir, desaparecer o lo que sea, solo estaba muy harta dea situación y sentía una molestia enorme con Víctor.
Víctor se quedó paralizado observando cómo la mujer se iba alejando lentamente. Se puso contra un muro y cayó resbalando su espalda por este mismo, tocando su cabeza con ambas manos y pensando en porqué había pasado lo que acababa de pasar.
Tal vez ahora la culpa lo consumía, tal vez Emily decía la verdad. Pero en realidad, ¿Como dudar de su amada Victoria? ¿Aquella que prometió cuidarlo y estar con él para siempre? Era impensable. Pero, ¿Y si Emily no mentía? ¿Y si en verdad Emily quería protegerlo de algo mayor? Víctor entonces habría actuado como un completo idiota. Algo dentro de él no lo dejaba estar tranquilo, Pero él no sabía que era.
Optó por irse también, pero no tenía a donde ir. No podía regresar a casa de Emily. La llamó mentirosa y la dejó irse sin más, ¿Qué derecho podía tener a estar con ella un momento más compartiendo el mismo espacio? Sería muy grosero de su parte, Víctor se sentía como un completo aprovechado.
Camino por un rato largo y se topó con el bosque, aquél donde ya habían pasado miles de cosas. Se tocó la frente y acomodó su cabello ligeramente para así proseguir con su caminata por el lugar.
Dió varios pasos y siguió hacia adelante por mucho tiempo, buscando un no sé qué que lo hiciera distraerse y no pensar en todo, pero era inevitable no pensar en algo que lo atormentaba en ese momento. Pensó en mil cosas y se dió cuenta de muchas otras.
Emily no podía ser egosita y muy seguramente no podía estar mintiendo, por una simple razón; ella siempre dejaba atrás todo por él. Su amor era tan grande que sin importar qué, ella estaba aún ahí para él y simplemente era incondicional de manera literal, ya que en muchas ocasiones el no podía regresarle el gran favor de ser tan linda y dulce con él.
Sin darse cuenta, Víctor tenía detrás de él a una mujer, que pese a estar muertas era de las mejores mujeres que el mundo pudo haber concebido, así como también una con un corazón tan grande que su amor podría traspasar las barreras de la muerte. Antes de poder siquiera pensar en algo más unas cuantas lágrimas comenzaron a correr de sus ojos y se detuvo en un árbol para sujetarse del mismo. Algo en si mismo se había activado automáticamente, era la auténtica tristeza. Había estado triste por muchísimas cosas en esos días, pero ahora estaba triste por algo más relacionado a Emily. El pensar en que la promesa que se hace al casarse que lo mantenía atado a Victoria no lo había permitido darse cuenta de quién era Emily y de qué tan grandiosa mujer era lo hizo sufrir, estar triste. Ahora se sentía como un tremendo estúpido.
Pero, ¿Que no amaba a Victoria? ¿Qué no deseaba más que nada estar con ella? ¿Qué no Victoria era otra gran mujer? ¿Por qué ahora Emily estaba ocupando la mayor parte de sus pensamientos y lo hacían sufrir? ¿Que estaba pasando? Víctor no podría responderse a sí mismo nada.
Había pasado tanto tiempo sin Victoria que ahora sentía como una normalidad el sentimiento de extrañarla. Por un segundo sintió que su realidad ahora era en donde estaba. Se sentía más apegado a Emily en ése momento que a cualquier otra persona que hubiese estado con él en el pasado.
El hombre tocó su corazón con una mano y con la otra limpió las lágrimas que aún caían de sus ojos. Tenía que tomar una decisión, o eso es lo que pensó en ese momento.
Se levantó de nuevo y con determinación comenzó a caminar de regreso al pueblo, pero iba tan distraído sintiéndose el rey del mundo que no se dió cuenta de que había una pequeña saliente en el bosque de muchos, muchos metros de caída.
Víctor se resbaló y cayó por un par de segundos, hasta sentir como su cuerpo sentía la adrenalina y como el suelo se iba acercando cada vez más.
Entonces, Víctor despertó.
Se encontraba en aquella camilla de hospital, con los ojos un poco abiertos, apenas y podía visualizar la puerta del lugar. No podía moverse, le era imposible. Se dió cuenta de que le pasó como la vez anterior, volvió a su hogar. Pero la diferencia ahora es que no podía moverse ni emitir ningún sonido. No podía gritarle a nadie que se encontraba ahí y mucho menos podía moverse y salir de la habitación para darle aviso a alguien. Sintió un poco de pánico, pero se vio desvanecido cuando a sus oídos llegó una voz familiar.
Victoria se encontraba en el pasillo, hablando con el doctor que lo cuidaba al parecer. Solo escuchaba murmullos fuera de la habitación, pero nada relevante en realidad. Quizá estaban hablando de su tratamiento o algo parecido. Entonces entraron. Víctor podía ver un poco de ellos, pero no todos en realidad. Su visión alcanzaba a ver apenas un poco del vestido de Victoria por la parte de la cintura y un poco más arriba, y apenas y un poco de lo mismo del doctor.
Sus oídos ahora escuchaban con claridad de lo que se estabas hablando.
—¿Entonces es lo que ha dicho su padre, señorita Victoria?.- Dijo aquel hombre con un poco de preocupación en la voz.
—Sí, doctor. Mi hijo necesita un padre.- Victoria se sostenía el vientre, el cual se veía más grande que antes, ya se veía como una mujer embarazada completamente.- Y también quiere que sea un hombre rico. No voy a mentirle, es lo que siempre busca él. Y si Víctor no puede ser su padre y no vuelve, entonces tenemos que buscar "en otra parte" en palabras de mi padre. Usted sabe que no está bien que una mujer esté sola.-
El doctos hizo un sonido con un poco de desconcierto.
—Yo no me negaría a su propuesta, puesto a que yo tengo un fuerte sentimiento hacia usted.- El doctor volvió a hacer el mismo sonido de hace unos momentos.- Pero si el joven Van Dort desierta, creo que tendremos un terrible problema.-
—Yo también he desarrollado grandes sentimientos hacia usted, doctor. Se ha encargado de mi más que nadie en estos meses. Y se lo agradezco tanto, me gustaría poder agradecerle para siempre.-
Víctor no podía creer lo que estaba escuchando. Emily no había mentido, todo el tiempo había estado diciendo la verdad al parecer. Su corazón se había roto. Había dejado ir a Emily y su adorada Victoria había Sido conquistada por alguien más, que parecía ser millones de veces mejor que él. Casi que podría llorar, pero no lo hizo porque su cuerpo no se lo permitía. Tenía tanta rabia que también podría golpear cosas, pero tampoco podía hacerlo. Su desesperación era tal que solo deseaba desaparecer en ese momento, no ir con Emily pero no quedarse ahí, solo irse, arrepentirse y ser un idiota en otro lado totalmente distinto. Sentía un fuerte dolor y no era capaz de dejar de sentirlo. Simplemente se estaba consumiendo por dentro.
De nuevo, de un momento a otro, su conciencia quedó en silencio. Desapareció de nuevo de ahí y despertó en el bosque, en un suelo lleno de tierra y hojas que lo cubrían también. Parecía que había estado días en ese estado.
Intento levantarse pero se sentía extraño, no con dolor, con algo más parecido a la fatiga. Cuando alzó su cabeza pudo ver a la imponente muerte parada frente a él. Sus ojos se quedaron como platos. Su corazón volvía a acelerarse. ¿Qué era lo que estaba pasando ahora?
—Supongo que ya es momento de volver a hablar, Van Dort.- Dijo la muerte, con un tono grave e imponente como lo es ella misma.