Daisy

By Bipolar_Soul

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Seis cartas ella dejo. Para sus cinco fieles amigos. ¿Qué tienen en común todos... More

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VI

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By Bipolar_Soul

Entre la fresca brisa de abril, se encuentran cinco personas con un mismo fin.  Aún no llega la sexta persona y todos con ansias la esperan para poder comenzar al fin.

A penas faltan siete minutos para las seis y a lo lejos, en el horizonte, se esconde el sol dejando tras el una magnífica mezcla de rosa, naranja y celeste.

Los segundos corren y se convierten en minutos, trayendo así el sexto rostro hasta allí.

Ambrose había llegado medía hora antes de lo acordado para asegurarse de que todo estuviera en orden.  Luego Nick y Jace, Anne, Tamara y por ultimo Isabelle.

Ambrose sabe todo lo que sucederá y no para de mover su pierna a causa del nerviosismo, ya que todas las miradas están en ella.  Mira su celular y el reloj marca las seis. «Es hora de comenzar» piensa, mostrando así una sonrisa

Un incómodo silencio se hace presente entre ellos porque a excepción de Ambrose, el resto no sabe del por qué están reunidos esta tarde.

La castaña da unos pasos alejándose del resto y decide dar cara y hablar por fin.

—Bien —dice observando uno de sus pies, el cual mueve sin cesar—, antes de que comiencen con sus preguntas del por qué están reunidos esta magnífica, pero descabellada tarde —hace una pequeña pausa dejando de mirar su zapato y observando a cada uno de los chicos—.  Debo informarles que tengo órdenes directas de parte de Daisy, así que yo estaré con ustedes en todo lo que sucederá allá arriba, ya que, por razones que se enterarán más adelante, ella no pudo venir —finaliza señalando la casa con su mirada para luego dedicarles una sonrisa.

Un poco confundidos, asienten a lo que Ambrose acaba de decir.  Ambrose se dirige justo en las escaleras que hay en el tronco del árbol, pero antes de comenzar a subir se detiene y habla, provocando así que Isabelle y Tamara choquen debido al repentino paro que hicieron.

—Lo siento —se disculpa con las chicas antes de comenzar—.  Antes de subir debo decirles que tengan mucho cuidado por dónde caminan.  Hay cosas en el suelo y nada, informarles que una vez allá arriba todo se vale.

—¿Qué quieres decir con que todo se vale? —interroga Tamara

—Quiero decir que se vale todo.  Se vale gritar, se vale enojar, tener miedo, sentirse confundido, ser impaciente, em... ¿reír? y lamentablemente llorar.  Quiero que se preparen para lo que sea y no se cohiban de hacer lo necesario para su bienestar o desahogo.  Como les dije,  estaré con ustedes en todo momento y no pienso dejarlos.

Todos están aterrados y sobretodo confusos.  Jace y Nick intercambian miradas y las tres chicas están agarradas de manos.

Comienzan a subir los siete escalones hasta llegar a la vieja casita y no puede faltar uno que otro comentario por parte de cada uno allí presente.

Ninguno esperaba ver tal cosa.  Esperaban un ambiente más desagradable, ya que hace mucho no se reúnen ahí, pero el ambiente era totalmente diferente. 

La vieja casa estaba totalmente cubierta de pintura color turquesa sumamente claro.  Gracias a Ambrose y a las instrucciones de Daisy, habia un gran camino de margaritas formando un gran círculo en el centro del lugar, junto a varias velas con olor a vainilla.  En el centro del círculo se encontraba un cuaderno, que muy pronto descubrirían qué había en el.

Asombrados, estaban asombrados.  No podían creer lo que estaban viendo.

—Oh Dioses, esto es increíble — Isabelle se hace sentir con gran entusiasmo.

—Rayos, no esperaba ver este lugar así —dice Anne

—Nosotros tampoco —dice Nick y su mirada se dirige a Jace

Ambrose les da unos segundos a que contemplen tal maravilla antes de comenzar a hablar.

—Ambrose, ¿tú hiciste todo esto? —interroga Tamara ganándose su atención

—Con ayuda de Jack.

—Wow, luce genial —Jace decide hablar.

—Bueno, es hora de comenzar —comienza Ambrose—. En el orden que sea mencionado su nombre, es el orden en el que se van a sentar de acuerdo a las manecillas del reloj —dice dirigiéndose al primer asiento, que lo distingue un pequeño círculo de margaritas, en el suelo—. Anne, Isabelle, Nick, Jace y Tamara— concluye haciéndose a un lado y espera a que todos tomen asiento.

—Oh rayos, estoy ansiosa —dice Anne

—Oh Dios y a penas estamos comenzando —Isabelle habla

Ambrose se dirige hacia el cuaderno que se encontraba en el centro del círculo y lo coge, luego sale del círculo, quedando de pie ante los chicos. Todos la miran muy atentos y uno que otro apretón de manos se hace notar.

—Bien, les diré todo de una vez y si tienen alguna duda me lo informan al finalizar. ¿Entendido? —todos asienten— Bien.  Como saben, Daisy, les dejo una carta ayer, la cual se supone que hayan traído —hace una pausa y mira a cada uno asegurándose así de que todos tengan su carta—.  También les pidió una margarita, pero sino lograron conseguirla no se preocupen porque hay demasiadas en el suelo—una que otra sonrisa se hace notar entre ellos—. Daisy dejó una carta en general.  Es decir, para todos ustedes y por eso están aquí.  La carta se divide en dos partes, la primera parte la lee un voluntario de ustedes y la segunda parte la leeré yo. Dicho esto... ¿Alguien quiere leer la carta voluntariamente?  Las instrucciones son simples, deben estar atentos y se debe leer corrido hasta el final para así poder leer la segunda parte. Oh, si me ven un poco distraída y buscando mi celular cada cinco minutos es que estoy esperando un mensaje sumamente importante.

Todos se miran entre sí, esperando a ese valiente que decida leer la carta.  Nadie dice nada, pero todas las miradas se dirigen a Tamara.  Ella está nerviosa, porque reconoce que algo no anda bien.  Isabelle y Anne se sienten de la misma manera, pero Isabelle piensa que un .1% saldrá bien.  Por otro lado, Jace y Nick, están seguros de que esto acabará mal.

—Joder —murmura Tamara con la intención de que nadie la haya escuchado, pero lamentablemente todos lo hicieron—, está bien, leeré— finaliza y alza su mirada para observar a Ambrose.

Ambrose le extiende la carta.  Tamara la observa varios segundos y realmente está dudando en leer y saber qué contiene.  Ellos saben que por parte de Daisy pueden esperar lo que sea y por eso están sumamente asustados. Tamara abre el sobre y saca la carta, la examina y ve que no se extiende demasiado.

Le dedica una fugaz mirada a cada uno y comienza a leer.

Vienes, 14 de abril de 2017

Hola chicos;

Antes de comenzar con mis cursilerías debo admitir que nada de esto sería posible sin Ambrose y Jack, aunque solamente en estos momentos solo Ambrose este presente.  Sé que no la conocen muy bien, pero confió plenamente en ella y por eso forma parte de esta gran travesía.

Bien... Básicamente ya les dije bastante en sus cartas individuales, pero en un arrebato de locura e incredulidad por lo que sucede, decidí hacerlo de esta manera.

Reunir a cada ser que ha formado gran parte de mi vida.  A cada ser importante como lo son ustedes.

Sí lograron venir todos, lo aprecio demasiado.  Sé que no es fácil sacar de su tiempo y venir a mi alocada reunión porque soy consiente de que tienen una vida y no todo gira alrededor de mí.  Sé que probablemente Nick y Jace los viernes tengan práctica o Anne este en su mundo de series.  Tal vez Tamara estuviera en un museo o Isabelle este haciendo una colección de ropa.  Así que gracias por sacar de su valioso tiempo y estar aquí.

Nada...  Si nunca se los he dicho en persona, ahora lo haré.

Estoy sumamente agradecida por cada uno de ustedes.  Cada uno es diferente, cada uno tiene su personalidad, su manera de ser.  Cada uno es tan diferente, pero todos son mis amigos.  Nunca me abandonaron y eso ha sido jodidamente fenomenal para mí.  Su amistad sobrepasa mis expectativas.  A ustedes, mis queridos amigos, los puedo llamar familia.

Ustedes merecen ser llamados mi familia y les agradezco con todo mi corazón.

Chicos, tendrán momentos difíciles, pero no dejen que esos momentos malos sean los que los definan.  Ustedes solo pueden definirse, no por lo que digan los demás sobre usted, no por lo que hizo, mucho menos por lo que hará.  Así que no dejen que cosas malas los definan porque solo uno mismo puede definirse.

Luchen por lo que quieran y jamás miren hacia atrás ni para coger un maldito impulso.  

Piensen en grande, sean grandes.  Sean soñadores y todo lo que se propongan lo lograrán.

Así que... Le toca a Ambrose leer la segunda parte de esta descabellada carta.

Una vez Tamara deja de leer, sus ojos se llenan de lágrimas, pero en ningún momento permite que ellas se desplacen por sus mejillas.

Jace tiene su cabeza escondida entre sus rodillas mientras que Isabelle mira a Nick preocupada y le da un leve apretón de manos. 

Anne no aparta la vista de Tamara y Ambrose deja escapar un leve suspiro lleno de tristeza e incredulidad.

Ambrose, que aún está de pie frente a ellos, revisa su celular y luego decide sentarse como indio y dirige su mirada hacia su zapato que comienza a moverse.

—Debo continuar... ¿puedo hacerlo?

Ambrose sigue mirando su zapato y Tamara habla.

—Hazlo.

Sin previo aviso comienza a leer.

Probablemente alguno de ustedes ya haya descifrado del por qué están aquí, ya que he dejado varías pistas en sus cartas, pero si aún no lo han hecho... Escuchen con atención.

Ambrose hizo un cuaderno de fotos, el cual tendrán el honor de ver al final de esta carta.  En el colocarán cada una de sus cartas en un sobre que habrá en la página que diga su nombre.  Luego de colocar sus cartas podrán ver las fotografías.  Deseo que ese cuaderno permanezca aquí, en nuestra guarida.  Cada uno de ustedes tiene permiso de visitar este lugar cuando se le antoje de ahora en adelante, de igual manera para observar el cuaderno.

Como mencioné antes... cada uno tiene su personalidad.  Cada uno tiene una cualidad que los distingue y los hace ser diferentes y únicos. 

Así que al ser mencionado su nombre, la margarita deben quemar.

1.  Anne, la chica segura de sí misma.  Segura en todo... ¡Enciende tu flor pequeña!

Las miradas caen en Anne.  Al instante Ambrose saca un encendedor de su bolsillo y se lo entrega.  Anne lo enciende de inmediato y observa como su flor se desvanece.  El encendedor es pasado a Isabelle y Ambrose vuelve a leer.

2.  Isabelle, la chica optimista.  Espero que tengas tu optimismo encendido en estos momentos ...  Tu margarita debes quemar.

Isabelle le dirige una fugaz mirada a Ambrose y enciende su margarita.

3.  Nick, el chico que se hace sentir por su gran sentido del humor. El payaso...  Oh Nick,  esa pequeña margarita debes encender.

Nick muestra una gran sonrisa y una vez que obtienen el encendedor su margarita en llamas está.

4.  Jace, el chico analítico.  ¿Has pensado cuáles son las probabilidades de que te partas la madre en ese deporte? Dios, son muchas, pero de seguro ya lo has hecho...  Esa margarita en llamas debe estar.

Jace enciende su flor y sin previo aviso la mano de Nick se hace presente en su hombro.  Observa a Ambrose y le muestra una pequeña sonrisa y ella imita su acto.

5.  Tamara, la chica creativa.  Arte, arte y arte, lo que corre por tus venas... Ahora tu flor debes encender.

Tamara enciende su flor y todos se observan entre sí.  Observan sus cenizas y luego observan a Ambrose, en señal de que comience a leer.

Oh rayos,  espero que no se hayan quemado.

Una vez mencionado su nombre y mi flor favorita hayan quemado... En libertad los he dejado.

Ahora estoy yo, la que antes era pelirroja... Su amiga enferma.

La chica a la cual la distingue su enfermedad.  El puto cáncer de mierda.

Chicos, la leucemia me fue diagnosticada a los seis años.  Me fue tratada por un tiempo, pero recaí. No es tan solo el maldito cáncer sino las segundas complicaciones por este. Tengo problemas del corazón y mierdas tras mierdas.

Estoy cansada, debilitada y realmente no sé cómo he sobrevivido todos estos años.  De lo que sí estoy segura es que es un milagro.  No soy un milagro.  Fui bendecida y Dios me mando el milagro.  Ustedes son mi milagro.  Tuve la oportunidad de ser feliz durante esta maldita travesía y fue gracias a ustedes.

Todos estos años de amistad han sido fantásticos.  Maravillosos.  Se los agradezco de corazón.

Siempre los amaré, pero ya es hora de partir. Nunca me abandonaron y realmente lamento tener que ser yo la que los abandone.

Mientras ustedes leen esto, yo estoy en cirugía. Una cirugía, la cual nunca les mencioné.

El cáncer me consumió y por complicaciones jamás habrá mejoría.

No sobreviviré porque siento que mi cuerpo ya no aguanta más.  Estoy cansada ya de esto, estoy hecha pedazos.  Cansada de fingir que hay mejoría y que al final sea todo lo contrario porque en realidad estoy en agonía.  Estoy exhausta.  Así que...

Es muy probable que en estos momento me estén declarando muerta.

Fui débil y no logré sobrevivir, pero les aseguro que luché con todas mis fuerzas para seguir con vida, pero lamentablemente fracasé.

Lo siento...

Lamento hacerlos pasar por esto.  Lamento arrancarles una pequeña parte de su corazón.  Lamento ser yo la causa de su agonía.  Lamento ser la causa por la cual alguno de ustedes cambie de ahora en adelante, pero se los suplico... No cambien por mí, al contrario, sean fuertes y juntos sobrelleven esta travesía.

Los amé con cada parte de mi ser, pero con mucho dolor, debo dejarlos ir. 

Ahora son libres... Libres de mí.

Siempre recuerden nuestro juramento
"Si estamos unidos, nada puede vencernos"

Juramos que nada nos vencería, pero esta lucha me venció.

Ahora los espero en mi funeral.

Se despide por siempre, Daisy

Al finalizar, aún sabiendo lo que sucedería jamás pensó que le afectaría demasiado pronunciar aquellas palabras que ella misma había escrito por petición de Daisy. Su mirada llena de lágrimas se dirige hacia Jace, quien al escuchar que Daisy estaba en cirugía y su insinuación de que estaba muerta, se levantó de golpe con lágrimas es sus mejillas. Un gran puñetazo fue con rapidez hacia la pared de madera que quedaba justo tras él, dejando así leves rasguños en sus nudillos.  Nick fue tras el enseguida y lo abrazo con todas sus fuerzas, ya que el también estaba derramando muchas lágrimas.  Todos quedaron sorprendidos por su gran puñetazo en la pared y Ambrose contuvo sus ganas de abrazarlo, ya que seguía las instrucciones de Daisy.  «Pase lo que pase, no pares de leer» esas fueron sus instrucciones.

Anne se encontraba abrazada de Isabelle. Ambas estaban aterradas y unas cuantas lágrimas recorrían sus mejillas.  Por otro lado, Tamara estaba destrozada. Sollozaba entre sus rodillas y las apretaba con todas sus fuerzas hacia ella. 

Una, dos y tres lágrimas lograron escapar por parte de Ambrose.  Ella igual estaba destrozada, sabía que todo ese plan iba a destrozarlos y así fue.  Ella había escrito esa carta, ya que Daisy se la había dictado, pero de igual manera, le afectó.

—Esto no puede estar pasando —logra decir Nick entre lágrimas dirigiéndose a Ambrose—. Dime que no es verdad, por favor.

Ambrose dirige su mirada al suelo y coloca sus manos sobre su cara. Tras unos segundos decide hablar.

—No lo sé —hace una pausa, saca su celular  y lo mira—.  Ese es el mensaje importante que estoy esperando.  Quiero creer que no es verdad, pero ella sonaba tan sincera.  Yo la vi, de nosotros fui la última que la vio y no sé qué pensar.

Jace y Nick se aproximan débilmente hacia Tamara y la abrazan.  Acto seguido Anne e Isabelle se aproximan también.  Todos se quedan abrazados por largos segundos que se convierten en largos minutos.

Ansiosa, Ambrose está ansiosa.  No deja de mirar su celular.  Decide abrir el cuaderno y colocar cada carta en su lugar pues sabe que nadie está de ánimos para hacerlo.  Duda unos segundos.  Al final decide acercarse a los chicos y le extiende el cuaderno.

—Ella quería que finalizaran con las fotografías.

Tamara coge el cuaderno y lo abre.  Anne e Isabelle no dudan un segundo y se incorporan para ver las fotografías.  Nick desea verlas, pero teme dejar solo a Jace.  Ambrose le hace gesto para que vea las fotografías y el accede.  Jace no tarda tanto en ponerse de pie y dirigirse a la ventana.

Trata de despejar su mente, pero las palabras de Daisy devoran su mente y las lágrimas salen sin dudar.  Ambrose se dirige hacia él y lo abraza y el sin dudarlo le devuelve el abrazo con todas sus fuerzas.

Varios murmuros se hacen notar mientras ven las fotografías, sin contar las infinitas lágrimas.

—N-no se supone que sea así —dice Jace al fin entre llantos, ya que, claramente, el aspiraba a tener algo más que una amistad con Daisy y eso estaba más que claro.

—Lo sé, Campeón —dice Ambrose casi en un susurro sin dejar de abrazarlo.

Permanecieron así varios minutos.  El resto vio las fotografías y cada uno se deja consumir por el gran silencio lleno de tristeza.

—Ambrose —la mirada de Ambrose se dirige hacia la suave voz, soltando a Jace con delicadeza— Gracias, gracias por todo.  No es fácil asimilar todo esto.  Nunca es fácil las cosas que esperamos de Daisy, pero esto— hace una pausa y deja escapar una pequeña sonrisa, pero aún varias lágrimas recorren sus mejillas sin contar el gran nudo que se formaba en su garganta—, esto es demasiado.  Esto es muy jodido y tú estás aquí con nosotros.  Daisy nos ha dado el privilegio de conocerte y debo darte las gracias.  Gracias porque tú fuiste su consuelo en toda esta jodida travesía.  En sus últimos días estuviste ahí presente— concluye y todos están de acuerdo con las palabras de Tamara.

Ambrose le da una gran sonrisa y hace un gesto para que todos se acerquen a ella.

—Oh mierda, vengan aquí— antes de que lleguen a ella, decide continuar—. No tienen que...

Es interrumpida por el pitido que emite su celular.

Uno, dos, tres y cuatro pitidos. 

Sin dudarlo coge su celular y abre los mensajes y a continuación queda sumamente asombrada por lo que acaba de leer. 

Todos la miran atenta, ya que ese podría ser el mensaje importante que Ambrose espera con ansias.

Aquel que logrará sacar de dudas a cada uno allí reunido.

El mismo que puede detener su agonía o lamentablemente el que puede destrozarlos aún más en cuestión de segundos.

Y sin previo aviso una Ambrose estupefacta se hace notar, dejando a todos perplejos por lo que acaba de pronunciar.

—¡Sobrevivió!

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