Mientras los profesores daban información sobre cuando serán los exámenes finales, Dilan no veía la hora de que ese timbre sonará y partir hacia la azotea donde sabía que Violet lo esperaba.
Por otro lado Justin no le quitaba la vista de encima a Sinaliz, desde el día del compartir en la azotea se notaba rara y un poco más distante de él. Lo encontraba algo raro e injusto, ya que le había costado mucho que ella se soltara un poco con él.
Cuando el timbre sonó, ambos chicos tomaron caminos diferentes; Justin detrás de la morena y Dilan directo a las escaleras. El frío lo sintió mucho antes de subir la última escalera, el chico decidió ponerse el abrigo que traía colgando en el hombre —pensó que no lo necesitaría—. La perrilla estaba casi congelada pero no lo sintió por la necesidad de encontrarse con la chica.
Ella estaba parada mirando el cielo nublado, traía un abrigo negro con capucha, la traía puesta sobre la cabeza y su pelo salía volando por uno de los lados. A él le pareció tan hermosa como un ángel, parecía que en cualquier momento alzaría sus alas al cielo y se iría volando, dejándolo solo.
Pero estaba ahí, ya entre sus brazos, Violet se volteó a verlo, le acarició la mejilla con cariño y ella decidió que ya era hora de hablar. El chico traía ojeras muy visibles y el cabello algo despeinado; ella se lo arreglo con los dedos y se decidió ya a hablar, pero el chico puso un dedo sobre los labios de la chica.
—Antes de todo... —tomo aire dejando escapar ese humo que siempre le parecía tan molesto cuando así frío—, quiero decirlo todo, sacar esto que he querido decirte desde que te vi dormir sobre tu pupitre, por que siento que si no lo digo ahora será muy tarde después —tomo las manos de la chica, las que estaban templorosas por el frío.
—Esta bien —acepto Violet. El chico beso las manos de la muchacha y le dió un poco de calor, a la chica le derritió esa acción tan dulce.
—Violet, sé que no nos conocemos mucho, en el poco tiempo que he estado junto a tí, puedo decir que eres la persona más humilde, bondadosa, dulce y llena de luz que he conocido. Amo todo de ti, desde lo que tienes dentro —puso su mano en el pecho de la chica y él hizo lo mismo, colocó una de las manos de Violet sobre su pecho y prosiguió—; hasta lo que eres por fuera. Me gusta tanto cuando me sonríes, sé que los fantasma y heridas del pasado no sanan tan fácilmente, pero quiero poder abrirme a la persona que amo. Te amo y no quiero pasar ni un solo momento más sin que lo sepas, no quiero pasar ni un solo día sin decírtelo, quiero que estes siempre a mi lado.
La chica lo miraba con los ojos brillosos y las mejillas con un color carmesí, Dilan tomo las mejillas de Violet entre sus manos y unas pequeñas lágrimas salieron de los ojos de la chica. El chico seco las mejillas de Violet con tanta paciencia y delicadeza que la chica cerró los ojos, sintiendo las delicadas caricias del chico sobre su rostro.
Sus ojos se abrieron, encontrándose con los de él y se perdió en el marrón de ellos.
El chico tomo de nuevo sus mejillas y unió sus labios por primera vez.
Era una sensación de paz infinita, ya no había frío, ni dolor ni angustia, no había más llanto, solo dulce, paz, felicidad, esperanza y sintieron que no querían soltarse nunca más.
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