La hija del General

By JanetBeMont

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Después de siete años Jade Asher regresa a Prince George Virginia a pasar el verano con su padre deseando que... More

Sinopsis y Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Mi agradecimiento

"Capítulo especial"

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By JanetBeMont


La vista era simplemente espectacular, el cielo fusionado con el mar azul turquesa mientras el sol se guardaba en el horizonte transformaba en colores tornasol el atardecer. Las playas de Miami eran el lugar perfecto para su luna de miel: sol, arena suave, tibia y blanca, aguas color turquesa chocando contra la playa creando sonidos relajantes. El paraíso.

La brisa cálida de las olas del mar al romper contra la playa removió el cabello en su rostro, Jade cerró los ojos y aspiró el aroma salino que envolvía el ambiente.

Brazos fuertes rodearon su cintura desde atrás. Sonriendo, recargó la cabeza en el cálido pecho que la sostenía con amor. Rayder recargó la barbilla entre el cuello y hombro de ella. Ninguno de los dos imaginó que los niños que peleaban todo el tiempo y se hacían diabluras, al reencontrarse años más tarde terminarían enamorándose. El destino los unió y no podrían ser más felices juntos. Decir que estaban enamorados era poco, Jade estaba completamente loca por su soldado y él sentía lo mismo por su pecosa.

Contemplar el ocaso se había convertido en una especie de ritual no planeado, pero era un espectáculo que valía la pena disfrutar. En silencio, esperaron a que el sol finalmente se ocultara dando la entrada a la noche.

El hotel Cabana Beach Resort donde se hospedaron estaba frente a la playa, su cabaña era la suite nupcial, decorada con motivos náuticos, los muebles rústicos hacían especial y acogedora la pequeña choza de madera, no era un hotel cinco estrellas más estaban satisfechos de haber elegido un lugar sencillo, la ostentación estaba de sobra cuando lo único que querían era la compañía del otro y nada más.

—¿Listo? —giró su cuello para encontrarse con esos bellos ojos azules.

—Cuando quieras —le dio un beso en la base de la cabeza.

—¡Qué guapo! —vestía pantalón de lino color caqui, camisa blanca y zapatos estilo náutico.

—Y tú estás hermosa como siempre —llevaba puestos shorts negros, blusa de manta durazno y sandalias.

Miami tenía de todo, plazas comerciales, restaurantes, bares donde divertirse, aunque habían salido del hotel muy poco a decir verdad. Cuando les apetecía dar caminatas tenían a unos cuantos metros de distancia la playa, pero no tardaban mucho en regresar, las paredes de la cabaña eran su lugar y escondite favorito. Sin embargo, no querían perder la oportunidad de conocer más de Miami y decidieron dar un paseo nocturno por South Beach, después de cenar.

Dejaron la cabaña y fueron al restaurante del hotel, desde que llegaron todas las noches cenaban ahí, la comida era deliciosa, los platillos vegetarianos, ya que el hotel era del estilo naturalista que apostaba por el cuidado del medio ambiente y la vida animal. Como cada noche se sentaron en la misma mesa y esperaron a que Fanny, la mesera, los atendiera. Ordenaron ensalada de espinacas con fresas, frambuesas, moras y nuez picada, para beber agua de menta y de postre tarta de frutillas.

—¿Hablaste a casa? —preguntó Rayder.

—Sí, aproveché a llamar a todos.

—¿Qué noticias hay?

—Me contestó Clau, estuvimos platicando un rato, creo que se ha enamorado de Nate, aww ¿puedes creerlo? Mis mejores amigos flechados.

—Nathan Black, enamorado. No sé por qué me cuesta trabajo imaginarlo, siempre con cara de pocos amigos y con un ¡demonios! en la boca —rió.

—¡Que malo eres! Nate es gran ser humano, trabajador, honrado y mi amiga una gran mujer, ¡me alegra que estén enamorados! Después que hablé a la casa traté de comunicarme con él pero no lo localicé, ¡le dejé un mensaje avisándole que mañana es cumpleaños de Clau! —dio varias palmaditas de emoción.

—Dándole tips a Nate para que termine de conquistar a tu amiga. ¿Y con ella hablas de él? —entrecerró los ojos.

—Algo así, sí —sonrió traviesa— pero no es que sea entrometida, quiero que Claudia sea feliz y sé que Nathan puede hacerlo, solo les estoy dando una ayudadita desde la distancia.

—¿Se quedará en Virginia?

—No sé, no platicamos de eso —sacudió la cabeza tratando de sacar de su pensamiento las razones por las que estaba segura Claudia no podía quedarse. Prefirió no preocuparse por eso, ya se encargaría del asunto en cuando regresaran a Fort Lee.

—Esa cabecita tuya ya está planeando que hacer para se quede, ¿verdad?

Alzó los hombros —Puede ser, pero no puedo hablar al respecto, mi misión es súper secreta —susurró y le hizo un guiño.

—Créeme, prefiero no saber lo que estas tramando.

Arrugó la nariz —En ese caso te lo diré. Pienso hablar con Amelia, la mamá de Clau. Es un poquito difícil de tratar, pero con mis múltiples encantos logré me tuviera confianza. No desistiré hasta convencerla deje vivir a Clau en Prince George —afirmó con determinación.

—¿Es por su madre? Claudia no es menor de edad para que viva su vida dependiendo de lo que su madre ordene.

—Rayder, mi amor, mi vida, mi cielo. Te lo voy a poner fácil para que más o menos vislumbres como es la mamá de Clau, Sin ánimo ofender, tu mamá es la Madre Teresa de Calcuta en comparación con Amelia Chastain, el General es Papa Noel comparado a ella.

—¡Tanto así!

Asintió —Sí.

—Mucha suerte en tu misión súper secreta.

—Gracias, la voy a necesitar. Es casi una misión imposible pero tú y yo, agente Hunter, debemos lograrlo.

—¿¡Debemos!?

—¡Pues claro! ¿O no piensas ayudarme?

—Si me necesitas ahí estaré, agente pecosa.

—¡Gracias!

—¿Y del General averiguaste algo?

—No estaba en la casa, Gretita dijo que mi papá ha tenido mucho trabajo últimamente.

—Ves, nada porque estar preocupada.

Suspiró —Supongo exageré —guardó silencio— aun así me gustaría poder hablar con él, tiene una semana que trato de hacerlo y no lo consigo —no dijo más, sin embargo en su interior algo se removió sin saber cuál era la causa de su angustia.

Rayder la miró y supo que aunque no lo decía, seguía preocupada. Tomó su mano apretándola suavemente.

—Mi madre ha dicho lo mismo, que tienen trabajo y que tanto mi papá como el General se la pasan en el cuartel. No es raro, Jade, no te preocupes más —Rayder la miró cariñosamente tranquilizándola.

Dio un suspiro.

—Sí, tienes razón, mi amor —no quería arruinar su noche con preocupaciones sin fundamentos.

—Aquí tienen —la mesera colocó sobre la mesa el postre.

—¡Fanny! esta tarta se ve riquísima.

—De nada, Jade. Si necesitan algo más llámenme —sonrió y les dejó solos.

—Fue suerte encontrar este hotel. Desde que legamos hemos comido sano, rico y nutritivo.

—Jamás en la vida había consumido tanta fruta, no soy vegetariano pero no he extrañado comer carne.

—Consumir frutas es bueno, pero el cuerpo necesita proteína, en especial tú por el esfuerzo físico que haces todos los días.

—En especial estos, debo cuidar mi rendimiento —la miró coqueto.

—¡Señor Hunter! su rendimiento ha sido excepcionalmente satisfactorio estos días. Pero cuando regresemos y vuelvas al trabajo la comida correrá por mi cuenta y quiero alimentarte como se debe, mi capitán.

—No dudo que lo harás.

Después de cenar salieron a dar una caminata por Ocean Drive. La vida nocturna en el paseo marítimo era impresionante, la cantidad de gente que poblaba las calles paseando en una noche de diversión era incalculable, los restaurantes abarrotados, muchas discotecas donde bailar hasta el amanecer con sus puertas abiertas, las luces de neón iluminando los establecimientos y la música mezclándose una con otra al ir caminando daba la impresión de estar en una fiesta sin fin. Todo un espectáculo.

Rayder sostenía la mano a Jade con fuerza para no perderla porque la estrecha acera no alcanzaba para la aglomeración de personas que caminaban por calle y se hacía casi imposible ir al lado de ella. Un grupo de jóvenes muchachos que iban riendo y conversando alegres les pasaron al lado y accidentalmente un chico empujó a Jade al chocarle el hombro.

—¡Auch! —adolorida se llevó la mano al hombro.

—¡Ten más cuidado, hombre! —Rayder lo miró con ganas de fulminarlo ahí mismo pero no hizo nada más, sabía que no había sido adrede y era imposible entre tanta muchedumbre evitar los empujones.

—¡Perdón! —gritó el chico y siguió su camino.

—¿Estás bien? —preguntó Rayder preocupado.

—Sí, dolió un poco nada más. ¡No imaginaba que hubiera tantas personas!

—Esto es un caos. ¿Quieres que regresemos al hotel?

—¡No! No fue nada, hay que seguir.

Rayder pasó su brazo a lo largo de la espalda acercándola para protegerla y Jade lo abrazó de la cintura.

Continuaron recorriendo las calles hasta llegar a la Street 9, justo en la esquina se hallaba un club nocturno, letras de neón con el nombre del local, Flamingo's, y la imagen del animal rosa a un lado.

En otro anuncio leía Noche de Bachata, el sonido proveniente del interior era alegre, festivo e invitaba a pasar.

—¿Entramos?

—Amor, sabes que no soy bueno bailando, soy terrible.

—¡No eres tan malo! además recuerda que a mí sí se me da el baile, cualquier cosa yo te ayudo. Anda, di que sí, ¿sí? —hizo un puchero.

—Sabes que no puedo decir no a esa boquita de pato suplicante que pones cada que haces un puchero. Entremos, pero será mejor que cuides tus dedos, pie grande —bromeó.

—¡Jo! Cuida los tuyos, y mis pies no son tan grandes.

—Son enormes, y los adoro, en especial ese que tiene el anillo.

—Ya sé que te encantan —lo tomó de la mano— vamos.

El local era amplio, de dos niveles, la parte de arriba era una terraza, paredes pintadas de azul, mesas redondas de cristal con sillas de herrería, la barra en forma de círculo atendida por mujeres, una orquesta tocaba en vivo mientras varias parejas se movían al ritmo de la música en la pista de baile.

Encontraron una mesa vacía cerca del escenario y tomaron asiento, la mesera se acercó a tomar la orden, llamaba la atención su vestimenta, minifalda y top color fiusha y zapatillas de tacón alto, en una mano la libreta y en otra el bolígrafo.

—Bienvenidos a Flamingo's, qué van a tomar.

—Piña colada, sin alcohol —pidió Jade.

—Que sean dos —dijo Rayder.

—En un momento se las traigo.

—Gracias —respondieron.

—¿Piña colada?

—En casa las preparas y admito que gracias a ti me han empezado a gustar.

—Tío Joe me dio la receta, son deliciosas ¿verdad? Oh, ¡Mira a esa chica! —señaló a la pista de baile.

Bajita de estatura, piel dorada, cuerpo curvilíneo, el cabello recogido en una coleta alta, el maquillaje resaltado exageradamente iba acorde a su atuendo: vestido de tirantes de un amarillo brillante ceñido al cuerpo como una segunda piel, el escote bastante pronunciado mostraba sus grandes atributos, en la parte de la cintura le adornaban flequillos que al mover las caderas con sensualidad se removían danzantes a su ritmo. Jade notó que también había hombres, ellos vestían pantalón y chaleco en colores vistosos como las mujeres, lo que llamaba la atención era que no tenían camisa, todos, hombres y mujeres tenían buen cuerpo.

—Deben trabajar aquí —contestó Rayder.

—Pienso lo mismo. Son bailarines. Mira, están enseñando a bailar a los clientes —abrió los ojos como platos. —¿¡Rayder!?

—Oh, no. No —sacudió la cabeza.

—Sí, sí, sí. Tenemos que intentarlo. ¡Será divertido!

—A ti te gusta bailar, pero a mí no tanto.

—Vamos, no seas aguafiestas, tómalo como un reto. ¡Já! ¡Te reto a que bailes, Rayder Hunter!

—Un reto... —entrecerró los ojos— en un reto uno gana y el otro pierde ¿Qué gano yo si acepto? —cruzó sus brazos al pecho.

—¿Qué ganas tú?... —quedó pensativa por un momento, luego sonrió— si esta noche bailas conmigo entonces yo...ven, acércate, te lo diré al oído —acercó su boca a la oreja de Rayder— dejaré que tú lo pongas en.... —después de que le dijo su propuesta ambos estaban sonriendo. —¿Aceptas?

—Seré lo que tú quieras si prometes que esta noche tú... —alzó ambas cejas.

Jade hizo una cruz con el dedo en su corazón.

—Tienes mi palabra —se mojó los labios lascivamente— ¿trato hecho? —extendió la mano para cerrarlo.

—Sería un tonto si digo que no. Trato hecho —sellaron el trato con un apretón de manos.

La mesera llegó con sus bebidas.

—Un brindis —dijo Jade alzando su vaso— por nosotros, te amo, mi Capitán.

—Por nosotros —chocaron las bebidas— te amo, mi pecosa.

—Buenas noches, bienvenidos a Flamingo's —sonreía amable un hombre de unos cincuenta años, pelo canoso, camisa estilo hawaiano con palmeras grabadas y pantalón excesivamente apretado.

—Gracias —respondió Rayder.

—Permítanme presentarme, soy Don Santiago, el dueño de este palacio —dijo con aire pomposo. —Hoy es nuestra gran noche de bachata. ¿Saben cómo se baila?

—No, pero nos gustaría aprender —respondió Jade animada.

—Están en el lugar adecuado, hay bailarines profesionales para ustedes, si quieren intentarlo —sonrió al tiempo que hacía señas a una bailarina de cabello de ébano como la noche, el maquillaje y la vestimenta no difería de la otra chica que habían visto antes, excepto en el color del vestido, era rojo.

—Buenas noches —saludó con una enorme sonrisa la exuberante latina.

—Yenny, esta bella pareja quiere aprender cómo se baila, anda a enseñarles unos cuantos pasos.

—Será un placer. Soto está libre —indicó— él puede bailar con la señorita y yo con el joven —discretamente barrió con la mirada a Rayder.

—¡Soto! —gritó al hombre que estaba en la barra rodeado de varias mujeres.

—Para que soy bueno, Don.

—Trabajo, que más. Son nuestros mejores bailarines —dijo a Rayder y a Jade— ellos les enseñaran cómo se baila la bachata. Disfruten su noche en Flamingo's —miró a la barra— con su permiso, acabo de ver a un viejo amigo —se excusó y se fue.

—Hola, me llamo Yenny. ¿Primera vez que vienen a Flamingo's?

Ambos asintieron.

—La música es genial, justo pasábamos y llamó nuestra atención, por eso entramos —respondió Jade.

—¿Han bailado bachata antes?

—No.

—Escucharla es genial, bailarla es toda una experiencia —les dijo sonriendo.

—Soy muy, muy malo para el baile, debo advertirle —contó Rayder un tanto apenado.

—Seguro que exagera, pero déjeme asegurarle, todo el que baila conmigo aprende y le prometo que hoy saldrá por esa puerta sabiendo unos cuantos pasos de baile, guapo —le hizo un guiño, lo tomó por el antebrazo y prácticamente lo arrastró a la pista.

Jade abrió los ojos como platos cuando Rayder y la voluptuosa bailarina se iban, él giró la cabeza para verla, tenía una sonrisa burlona al tiempo que con la boca articuló las palabras sin emitir sonido diciendo "tú quisiste."

Su respuesta fue arrugar la nariz y sacarle la lengua.

La voz del bailarín la hizo desviar la mirada.

—Soy Pedro —se presentó.

Era bien parecido, tez apiñonada, cabello ondulado, ojos cafés, pestañas abundantes y largas, alto, cuerpo atlético, el acento extranjero era notorio.

—Hola, Pedro, me llamo Jade —extendió la mano, pero sus ojos se desviaban a hacia Rayder.

—¿Los acompañamos? —ofreció su brazo cortésmente.

—Sí, claro —Jade pasó su brazo y ambos fueron a la pista.

La orquesta tocaba una canción movida, rítmica, Jade vio bailar a una pareja claramente profesionales, se movían de una manera espectacular. Luego miró a Rayder, quieto como una estatua de mármol, con el ceño fruncido, atento a lo que le decía Yenny, tanto, que no se dio cuenta que estaban al lado de ellos hasta que le tocó el hombro.

—Como me dijiste una vez, ¡relájate y disfruta! —dijo Jade las risas.

—Ríete, pero que no se te olvide, me diste tu palabra.

—Ja ja ja. No lo he olvidado. ¡Esta noche! —le hizo un guiño y atendió a lo que Pedro le decía.

***♥***

—¿Nervioso? —preguntó Yenny.

—No tengo idea de por qué pero lo estoy. Las veces que he bailado han sido solo por ella —miró a Jade.

—¿Incluida esta?

—Definitivamente.

—El amor nos hace hacer lo impensable. Pero no tienes que sufrir, al menos no por bailar. Muéstrame tus manos —indicó— palmas arriba —Rayder lo hizo, ella puso sus manos sobre las de él— ahora daremos al mismo tiempo tres pasos al lado, empezando por la izquierda, así —hizo los movimientos al tiempo que contaba— uno, dos, tres, y de regreso, uno, dos, tres. Una vez más...

Rayder intentó seguirle los pasos mirando al piso, logró hacerlo después de varios intentos y unos cuantos pisotones a la pobre bailarina.

***♥***

—La bachata es un baile sensual, ya tú sabes, como el juego previo antes de...—Pedro enarcó una ceja.

—Ah ya, entiendo —respondió Jade entre risas.

La tomó por la cintura, ella colocó su brazo descansando su mano en el hombro.

—Tres pasos adelante y tres hacia atrás, empezaremos lento, ¿lista? Y, un, dos, tres, y, un, dos tres, y, un, dos, tres, y, un, dos, tres. ¡Lo haces bien!

—¡Gracias!

—No tan bien como tu novio.

Miró a Rayder luchando por mantener el ritmo mientras la bailarina intentaba enseñarle sin mucho éxito.

—No es mi novio —le mostró los anillos en su dedo anular. —Venimos a Miami de luna de miel.

—¡Recién casados! Chica, que espécimen más sublime te has enganchado, ¡está guapísimo! Aunque tiene dos pies izquierdos ¡Algún defecto debía tener! —hizo una mueca.

—Ja ja ja. Para mi es perfecto así, con todas sus imperfecciones. Lo amo y estoy loca por él.

—Y él por ti, ¡se nota! No te quita la mirada de encima. Si quieres, te enseño unos movimientos sexys para cuando bailen juntos se quede con la boca abierta.

—¡Sí, por favor!

***♥***

—Intenta no ponerte rígido, ¡A por Dios! Pareces un tronco gigante. Trata de relajarte.

—Lo siento —se disculpó.

—Vamos a intentarlo de nuevo. ¡Relax! guapo, que el baile es para disfrutarse. Este paso seguro que si te entra, pon atención, tres pasos hacia adelante y tres hacía atrás, uno, dos, tres, y,...¡AY! —cerró los ojos aguantándose el dolor y las ganas de llorar por el pisotón que le acomodó en el dedo chiquito del pie.

—¿¡Pero qué!?

—Creo que has matado mi pobre dedito, si...no creo haya sobrevivido...

No entendió ni una palabra que la bailarina dijo, estaba al pendiente de Jade, mirándola bailar tan ligera y sonriente con Pedro, demasiado cerca de ella para el gusto de Rayder. La forma que la mantenía sujeta por la cintura, él moviendo las caderas, casi pegándolas peligrosamente a las de su mujer lo hizo olvidarse de su propia instructora.

Apretando la mandíbula y frunciendo el ceño dijo a Yenny:

—Con permiso. Y perdona el pisotón.

—Tranquilo, que estoy acostumbrada —contestó y se fue cojeando y maldiciendo en otro idioma.

***♥***

—¿Lo hago bien? —preguntó Jade cuidando sus pasos.

—Jade, amiga, ¡eres la mejor alumna que he tenido!

—Aww Pedro, ¡qué lindo!

—Mmjumm —no escucharon el carraspeo que Rayder profirió para llamar su atención, entonces le tocó el hombro a Pedro. —Ya fue suficiente, ya aprendí. Ahora quisiera bailar con mi mujer —dijo con voz escueta.

—Por supuesto, caballero —respondió Pedro. —Bella dama —tomó la mano de Jade y le dio un beso en el dorso— un placer.

—Muchas gracias, Pedro.

La melodía terminó y todos aplaudieron

—¿Cómo te fue? —preguntó Jade.

—Bien.

—¿Sí?

—No. No aprendí nada. Me ha dicho que soy un tronco y otras cosas que no entendí porque la música está muy alta.

—Aww cielo, no le hagas caso a la fea esa. ¿Pero cómo ibas a aprender si en lugar de ponerle atención me estabas mirando a mí?

—Ese...Pedro, estaba muy cerca de ti.

—Mi amor, me estaba enseñando como bailar para ti. Además no tienes que estar celoso. Si Pedro estaba babeando por alguien no era por mí, era por ti. Es gay.

—Será el más gay de todos pero te estaba tocando de maneras que...

—Solo es baile —lo abrazó por la cintura —no te enceles, amor.

—Es cierto, solo es un baile pero no me gusta que otro tenga sus manos sobre mi mujer.

—Aww mi amor, que lindo tu puchero —le dio un beso tierno. —Lo has dicho bien, soy tu mujer, tuya solamente.

Otra canción comenzó, el ritmo era más lento, el sonido de las percusiones era suave al igual que los acordes de la guitarra, la joven cantante armonizaba con voz melódica.

♪ Sí, sabes que ya llevo un rato mirándote ♪

♪ Tengo que bailar contigo hoy ♪

♪ Vi que tu mirada ya estaba llamándome ♪

♪ Muéstrame el camino que yo voy ♪

—¿Quieres bailar conmigo, señora Hunter?

—Siempre —extendió sus brazos rodeando el cuello de Rayder.

♪ Tú, tú eres el imán y yo soy el metal ♪

♪ Me voy acercando y voy armando el plan ♪

♪ Solo con pensarlo se acelera el pulso ♪

—La bachata es como hacer el amor —susurró en su oído— la clave para bailar es confiar en la pareja. ¿Confías en mí?

—Te confiaría hasta mi vida.

—Y yo la mía.

Sin necesidad de que le dijera qué hacer Rayder colocó sus manos en los lugares correctos, deslizó sus manos recorriendo el torso de Jade hasta que llegó a su destino, en sus caderas.

—Despacito —susurró Jade mirándolo a los ojos —Quiero desnudarte a besos despacito.

La música compenetraba sus oídos al igual que en los otros sentidos, Rayder y Jade se envolvieron dentro del ritmo melodioso abandonándose a las sensaciones de sus cuerpos: en su piel, en el tacto, en el olor que sus cuerpos desprendían y en sus respiraciones descontrolándose en cada movimiento que hacían, comunicando sus sentimientos en un lenguaje no hablado.

Rayder la apretó contra su cuerpo, con Jade sentía una conexión especial, única. Conocía cada centímetro de ella y Jade cada centímetro de él, se tenían entera confianza y percibían cada movimiento del otro con intimidad, los dos enviándose mensajes expresados sin palabras con tanta fuerza y pasión que la piel entera se les erizaba.

Ella moviéndose peligrosamente cerca ondulando su cuerpo contra él lo llevaba al punto de casi perder el control, Rayder sintió la necesidad de moverse a su ritmo, acompañarla en ese vaivén idílico de cadera, y entrelazado al cuerpo de ella, la siguió sin vacilación.

Jade sintió la mano de Rayder bajo la blusa paseándose por su espalda sudorosa, estrechándola contra su pecho caliente y mojado, olía tan bien que su libido de por si excitado se disparó al instante, podía sentir su vientre rozando con la entrepierna firme de él y dio gracias que la música se tragara los gemidos que se le escapaban de la garganta.

Las caricias de Rayder hacían que su piel ardiera en deseo, su corazón latía al ritmo de la melodía. Era como hacer el amor con él en la pista de baile, entre toda esa gente ajena, sumergida en su propia historia de amor.

Ves ya tengo toda mi piel esperándote ♪

♪ Tengo al borde todo lo que soy ♪

♪ Y cómo te llevo hasta el punto de no volver ♪

♪ Pide lo que quieras te lo doy

—¿Te gusta el ritmo? —susurró Jade al oído.

—De repente se ha convertido en mi favorito —rieron. —Aunque me gustaría bailarla horizontalmente.

—¿Horizontalmente?

—En la cama, yo arriba de ti —dijo en su oído con voz gutural y necesitada mientras la apretaba contra su cuerpo.

♪ Pasito a pasito, suave suavecito ♪

♪ Nos vamos pegando, poquito ♪

♪ Hasta provocar tus gritos y que olvides tu apellido ♪

♪ Despacito ♪

Ninguno de los dos podía más, el baile caliente y seductor se había convertido en pasión y deseo y la querían llevar fuera de la pista de baile, a la cama.

—Regresemos a la cabaña, ahora.

Rayder le plantó un beso lleno de pasión y promesas, luego se la llevó de la mano, salieron de la pista y regresaron a su habitación.

***♥***

No encendieron las luces, el resplandor y brillantez de la luna llena filtrándose por la ventana abierta les daba la luz que necesitaban tornando el ambiente romántico.

—Hace rato hicimos un trato y es hora de cumplirlo —dijo Jade melosa.

—Olvídalo, estábamos jugando, no tienes que...

—Shh —pasó su dedo por los labios de Rayder— quiero hacerlo.

—¿Segura?

—Sí.

Al tiempo que se besaron, Jade le desabotonó la camisa lentamente, botón por botón descubriendo su pecho velludo, pasando las manos por su piel sudorosa y caliente, desabrochó la botonadura del pantalón y la cremallera mordiéndose los labios cuando los deslizó hacia abajo.

—Esta noche yo estoy al mando —dijo juguetona— y eso significa que... —lo empujó a la cama— tú te relajarás y disfrutarás.

—Como usted ordene.

—Muy bien.

Como haciendo un streap tease Jade comenzó a quitarse la ropa con movimientos sexys y lentos, primero la blusa, luego el short terminando en ropa interior negro con fino encaje en los bordes,

Rayder ni siquiera se atrevía a parpadear fascinado por los movimientos cadenciosos de su mujer, traviesa, sensual, provocadora, aumentando más el deseo, su entrepierna le punzaba ansiosa por enterrarse profundo en ella.

Jade subió a la cama a horcajadas sobre él, por mero instinto quiso tocarla, la tomó por la cadera estrechándola contra su pelvis, Jade entrelazó sus dedos con los de él y las llevó arriba de su cabeza sujetándolas para impedir que se moviera.

—Ah ah ah. No se vale tocar, aún.

Le dio un beso, sus lenguas se tocaron con vehemencia, luego, bajó por su cuello dejando lametones y besos mojados, siguió la senda haciendo escalada en su pecho, besando y mordisqueando sus pezones, lamiéndole los vellos, aspiró el aroma de su piel, era el mejor afrodisiaco y su sabor salado por el sudor la volvió loca, quería probarlo entero. El cuerpo de él se estremecía de pies a cabeza al sentir la lengua húmeda de Jade recorriendo su piel.

—Jade... —el sonido de su nombre en sus labios era gutural.

—Te deseo.

Rayder apoyó el torso en sus codos para verla y sin apartar sus miradas Jade siguió el camino, lo lamió desde su ombligo pasando por el "caminito de la felicidad" que la llevaría al sur, justo donde quería llegar, tomó con los dedos el elástico de los calzoncillos, él alzó levemente la cadera ayudándola y los deslizó por sus piernas arrojándolos al piso. La erección ya era evidente desde antes pero ver su hombría siempre era un deleite, se mordió los labios contemplando el cuerpo de su hombre desnudo rendido ante ella.

—Suculento manjar —se enjuagó los labios, se hincó entre las piernas abiertas de Rayder y le besó los muslos chupeteando la piel cerca de la ingle.

—¡Oh, Dios! —extasiado dejó caer su cabeza en la almohada cuando lo tocó.

Jade tomó el miembro duro y grueso con ambas manos y comenzó a acariciarlo de arriba abajo con movimientos circulares, una gota de líquido seminal salió de la punta resbalando por sus dedos y se los llevó a la boca para probarlo, percibiendo el leve sabor metálico.

Prosiguió masturbándole con las manos por un rato más, abandonada a las sensaciones y a la curiosidad, era la primera vez que le hacía una felación y quería hacerlo bien, al verle el rostro lo supo, iba por buen camino y estaba dispuesta a complacerlo, deseaba probarlo. Y se sintió poderosa, ella estaba al mando de la situación, pero al mismo tiempo estaba de rodillas ante él.

Rayder la observaba con los ojos oscuros, la respiración acelerada y su cuerpo agitándose bajo ella. La vio relamerse los labios después de probar su jugo, luego formó con la boca una gran O y acercó el rostro a su erección palpitante, Jade clavó la mirada en los ojos de él, luego metió el pene en su boca y lo chupó.

—Ohh....

No apartaba la mirada de la imagen erotizada y sensual de su mujer, la sensación de tener su verga en la húmeda y caliente boca de Jade mientras lo succionaba le nubló la razón agudizando vigorosamente el placer. Su respiración era descontrolada y de su garganta salían gemidos roncos.

Jade pasó la lengua desde la base hasta la punta lamiéndolo y chupándolo, lo volvió a meter en su boca, con la lengua trazaba círculos jugando con la punta gruesa y rosada, luego chupó con más presión.

—¿Te gusta así? —preguntó ella.

—Sí. No pares.

Combinando sus manos, el calor de su boca y su saliva el placer se disparó, el cuerpo de Rayder se estremeció con las oscilaciones que la lengua húmeda y las manos le hacían, Jade lo percibió y gimió con el pene dentro de su boca al tiempo que lo llevó más profundo, en respuesta él hizo lo propio, con la voz ronca y turbada gimió fuerte y raudo. Instintivamente movió las caderas un par de veces antes de sentir que estaba cerca de correrse.

—Estoy al borde, Jade.

Ella lo sacó de su boca y le dio un beso en la punta.

—Quiero que te vengas en mi boca, deseo probarte entero.

Y volvió a introducirlo en su boca, esta vez succionándolo con más vigor y más profundo, las manos con movimientos más acelerados, demandándole su premio.

No tardó mucho en recibirlo.

Rayder eyaculó como solo con ella lo hacía, su cuerpo entero se convulsionó al tiempo que expulsó el semen a chorros en la boca de Jade probando su sabor, tragándoselo casi todo, un hilo de semen resbaló por sus labios, con su dedo lo atrapó y se lo llevó a la boca.

—Mmm sabes dulce —dijo y subió a acompañarlo en la cama.

—¿Qué? —balbuceó aún afectado.

—Tu semen, sabe dulce, prueba —al besarse Rayder percibió el sabor azucarado.

—Es verdad, vaya, es la primera vez que...bueno...

—¿Lo pruebas? —Rayder asintió. —Nada mal para nuestra primera vez —sonrió —¿te gustó como lo hice?

—¿Que si me gustó? Ha sido...fantástico.

—Eres un suculento manjar en todo sentido.

—Soy tu suculento manjar y tú, eres el mío. Ahora me toca a mí recompensarte —deslizó la mano hacia abajo metiendo la mano en las braguitas acariciando la piel húmeda— estas muy mojada —se llevó los dedos a la boca y los chupó— también sabes dulce, quiero enterrarme en ti.

—Hazlo, quiero sentirte dentro de mí.

Comenzó a acariciarla, recorriéndole la piel suave de su cuerpo, Rayder desabrochó su sostén liberándola de la prenda mostrando sus pechos necesitados, duros y puntiagudos, los apretó delicadamente y se llevó uno a la boca mordiéndolo y succionando placenteramente. Luego en un movimiento certero la giró quedando Jade entre la cama y su cuerpo, siguió bajando lentamente, le quitó las bragas de un tirón, ella sintió el aliento caliente de él en su centro y cuando la beso dulcemente se retorció de placer agarrándose a la cabecera de la cama.

—Mmm...

—Quiero poseerte —dijo al tiempo que le separó las piernas.

—Soy tuya, hazme lo que quieras —ronroneo abriendo aún más las piernas para él.

Un último beso y se colocó entre sus muslos, apoyando el cuerpo sobre sus codos, Jade sintió la erección en su vientre, quería sentirlo dentro, impaciente, buscó con sus manos empuñándolo y llevando la punta suave y dura a su entrada, cuando lo tuvo en posición alzó las caderas ansiosa y él se enterró entero de una sola embestida haciéndola gemir. Rayder excitado y duro por segunda vez, comenzó a mecer las caderas contra ella.

Jade deslizó las manos por la espalda ancha, musculosa y sudada de Rayder descendiendo hasta sus nalgas, las tomó y las apretó friccionándose más contra él, luego envolvió las piernas a su cintura, alzando las caderas haciendo la penetración más profunda.

Sin dejar de moverse él se adueñó de su boca como un poseso y se besaron hasta que les faltó el aliento, y mirándose a los ojos con amor y pasión se dejaron llevar nuevamente.

Sus cuerpos calientes y empapados en sudor no dejaban de moverse en un ritmo delirante, él embestía una y otra vez sin descanso moviendo las caderas adelante y atrás, y ella recibía cada envite entre gemidos extasiados.

Jade apretó las piernas en la cintura de Rayder percibiendo la sensación de hormigueo en su entrepierna, una sacudida eléctrica la sorprendió recorriéndola de pies a cabeza estremeciéndose entera.

—Mm..mmm... —musitó al mismo tiempo que enterró las uñas en la espalda de él.

—Vamos, mi amor. Quiero sentirte.

Rayder sintió los músculos de Jade tensándose, temblando debajo de él y los dos se rindieron a disfrutar de las sensaciones que los invadieron, y entre jadeos y un respirar descontrolado llegó Jade al orgasmo apretándolo, succionándolo y él se derramó nuevamente dentro de ella.

—Ahh...ahhh..mmm... —se aferró abrazándolo con las piernas y sus brazos enterrando el rostro en el cuello de Rayder.

Permanecieron un largo rato con sus cuerpos enredados esperando a que sus corazones retomaran su ritmo calmado, estaban extasiados. Jade, debajo de Rayder, acariciaba con ternura el rostro sonrosado y sudado de su esposo, y él, no dejaba de proferirle besos lentos y cariñosos.

—Te amo, mi amor —susurró Jade.

—También te amo, mi pecosa —respondió a su mujer.

***♥***

Mis pastillas!!!

Tengo las manos heladas, lo juro!! emocionada de estar nuevamente en esta historia que me ha dado tantas alegrías!

Muchas de ustedes me pidieron saber un poco más de Rayder y Jade, la verdad también extrañaba mucho a esta parejita y bueno, el resultado aquí está. 

La idea de enlazar la historia de Clau & Nate con La hija del General fue fortuito y estoy feliz del resultado final, espero hayan disfrutado este capítulo especial.

A las chicas que aun no leen la nueva historia de Clau & Nate las invito, les prometo no se van a arrepentir! son los mismos personajes de La hija del General más nuevos integrantes, denle una oportunidad, les pido!!

Les recuerdo mi Instagram: 

señora lujuriosa de Cavill 

para las que adoran con locura a Henry, ahí encontrarán vídeos, fotos y más sobre suculento manjar y  también de las historias que escribo, serán bienvenidas!

Gracias por acompañarme hoy, ¡es un día especial para mí! gracias por sus votos y espero sus comentarios lujuriosos!!

¡Se les quiere!

Janet Be Mont.


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